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2050, con alarma y sin alarmismos: grandes amenazas… ¿y una gran desesperanza?

Un «A sangre fría» sobre el cambio climático

Fuentes: Rebelión

. Observación: las predicciones de los estudiosos de clima no aspiran a predecir el tiempo metereológico que hará dentro de 50 o 60 años en una localidad concreta y en una determinada semana sino de identificar los rasgos generales y calcular los cambios del clima de la Tierra y sus posibles manifestaciones en la medida […]

. Observación: las predicciones de los estudiosos de clima no aspiran a predecir el tiempo metereológico que hará dentro de 50 o 60 años en una localidad concreta y en una determinada semana sino de identificar los rasgos generales y calcular los cambios del clima de la Tierra y sus posibles manifestaciones en la medida en que se vayan acumulando más o menos gases del efecto invernadero en la atmósfera (posibilidad correctora y falsadora por tanto). Predicción asentada desde las coordenadas anteriores: la precipitación media global dentro de 50 años aumentará entre un 5% (escenario más favorable por menor concentración de gases del efecto invernadero) y un 15% (escenario más desfavorable). Con ello, zonas húmedas con más precipitaciones, zonas áridas con menos.

. Observación 2: Desde que la Humanidad empezó a quemar gas natural, carbón y petróleo en grandes cantidades, el CO2 ha pasado de 280 a 385 ppm (el mismo nivel de incremento experimentado por la Tierra en el paso de las edades de hielo a los períodos cálidos). El CO2 es responsable del 70% del calentamiento producido por la actividad humana, frente al 13% del metano. El crecimiento agrícola, la explotación de la tierra y la producción, procesamiento y trasporte de todo lo que consumimos están cambiando el clima: 1998 fue el año más caluroso que se había conocido hasta el momento; entre 1998 y 2013 se han registrado los diez años más calurosos. El clima, para la supervivencia no salvaje ni terrorífica de nuestra especie, nos tiene que ser afable.

. Observación 3: Manuel de Castro, catedrático de Física de la Universidad de Castilla-La Mancha: «A mediados de siglo las evidencias del cambio climático, en aspectos que ahora pueden no ser visibles, serán incontestables. Dentro de 50 años no habrá climaescépticos puesto que hará tiempo que las evidencias del calentamiento global antropogénico habrán llegado a ser absolutamente incontestables»[1] Las evidencias actuales del cambio climático en los océanos son: subida del nivel de las aguas; calentamiento del agua; acidificación (con ello: impacto en los corales y en todas las especies marinas).

. El cambio no será uniforme en todo el planeta: entre un 20% y un 70% menos días de frío intenso respecto en las latitudes altas. Latitudes medias: aumento entre un 30% y un 250% del número -¡la horquilla es enorme!- de días de calor realmente alto.

. Subida del nivel medio del mar para 2050: entre 24 y 29 cm (desde 1900 hasta el momento ha sido de unos 20 cm).

. Contexto político-económico: muchos países no tienen ni tendrán (según todos los indicios actuales) capacidad para poner en marcha medidas de adaptación y protección que eviten los impactos más adversos. Las desigualdades sociales y entre naciones harán más acto de presencia.

. En España, la subida del nivel del mar de algunas provincias en torno a 2050 puede suponer un coste equivalente entre 0,5 y 3% del PIB. Predicción de Iñigo Losada, director de Investigación del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria: la disminución llegará al 10% del PIB a finales de siglo.

. La temperatura seguirá aumentando: será entre 1 y 2 grados centígrados más alta en función de la cantidad de gases del efecto invernadero que se emitan (desde la época preindustrial, 1780, hasta ahora la temperatura media del planeta ha subido 0,8 grados).

. La Tierra, por supuesto, ha sufrido cambios climáticos en el pasado: ninguno tan rápido como el actual. La segunda novedad: el cambio actual se debe a la actividad humana.

. Escenario posible en el Ártico (influencia de la temperatura del aire y del mar) a mediados de siglo XXI: un océano libre de hielo en verano (pérdida del 90% de la superficie helada), con importantes rutas de navegación y transporte marino, así como grandes puertos e infraestructuras asociadas. Muchas especies vivas asociadas al hábitat del hielo -según Carlos Duarte, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC-UIB)- «como el oso polar, focas, morsas y algas, se encontrarán en un estado crítico de conservación o se habrán extinguido.» En verano de 2012, alcanzó un mínimo histórico: equivalente al nivel de superficie helada marina que los climatólogos no esperaban hasta 2080 (predicciones, por tanto, que no abonan el peor de los escenarios).

. Groenlandia, 2012: el área afectada por el deshielo de la superficie de los glaciares se extendió del 40-50% al 95%, un incremento pues de prácticamente el 100%. Si esta gran isla perdiera todo su hielo el nivel del mar subiría 7 metros en los próximos 300 años.

. Número de buques que cruzaron el Ártico en 2014: 300 (hicieron por primera vez la ruta buques mercantes y de turismo en el año 2010). A mediados de siglo, las industrias mineras y de petróleo y de gas operarán de forma rutinaria en la región y de allí procederá seguramente el 25% de los recursos globales de estas materias primas.

. El cambio de albedo (la radiación solar que refleja) asociada a la pérdida de hielo marino es responsable de un 25% del calentamiento a escala global constatado durante 30 años.

. La Antártida (la temperatura del mar, al ser un continente, actúa en los hielos costeros, adelgazándolos y socavando la porción costera): la pérdida de los glaciares de la zona occidental del continente ya ha comenzado y es irreversible (trabajo publicado recientemente en Science) y será uno de los principales contribuyentes a la subida del mar en las décadas y siglos venideros. La fusión de todo el hielo acumulado podría provocar la elevación del mar de 1,2 metros (el proceso seguirá a un ritmo moderado y acelerará a partir de 200 a 500 años). Pérdidas detectadas entre 2010 y 2013: 134.300 de toneladas,. 3.000 millones y 23.000 millones en la Antártida occidental, oriental y Penínsul Antártida respectivamente.

. Amazonia: deforestación acelerada, extensa degradación de las selvas amazónicas por las interacciones entre el clima y los cambios del uso de la tierra, aceleración por incendios de alta intensidad asociados a los fenómenos metereológicos extremos.

. Península Ibérica: inviernos más suaves (los días fríos serán menos frecuentes), los veranos serán más tórridos, las precipitaciones serán menos abundantes entre abril y octubre; el aumento del nivel del mar afectará sobre todo a la costa (notable en el delta del Ebro, zonas bajas como la desembocadura del Guadalquivir o Huelva; en puertos e infraestructuras costeras; se perderán las playas encajadas en las costas del Cantábrico y de la Costa Brava; más habituales que ahora las grandes y dañinas tormentas de la costa norte española.

. Pérdida de habitabilidad en islas como las Malvinas o varias del Pacífico: por áreas sumergidas o por salinización de los acuíferos. Deltas afectados; playas y costas de todo el mundo.

. Aumento de los trópicos hacia zonas más altas arrastrando sus condiciones de vientos secos y desiertos: desde 1979 hasta el momento el cinturón atmosférico tropical se ha ensanchado entre 225 y 530 km sumando el efecto de ambos hemisferios. La fase más intensa de tifones y huracanes tropicales se desplazará con el ensanchamiento.

. Europa: aumento del riesgo de inundaciones catastróficas en el interior; costas con inundaciones más frecuentes; se reducirá la cubierta de nieve de las latitudes altas y los glaciares de las zonas montañosas. Se reducirá la productividad de las cosechas en el sur del continente. Pérdida de especies animales y vegetales.

. América Latina: reemplazo de a selva tropical por la sabana en la Amazonía oriental con alto riesgo de pérdida de la biodiversidad y extinciones de especies de muchas áreas tropicales; cambio de disponibilidad de agua dulce para consumo humano, agricultura y generación de energía.

. África: hacia el final de esta década entre 75 y 220 millones de personas expuestas a la escasez del agua dulce.

. Asia: se reducirá la disponibilidad de agua dulce hacia 2050: extensas áreas costeras estarán en peligro por inundaciones y en algunas regiones sequías.

. América del Norte: disminución de las nieves en las regiones montañosas occidentales; un incremento de entre el 5 y el 20% de las precipitaciones en las regiones agrícolas (efecto favorable) e incremento de la intensidad y frecuencia de las olas de calor.

Notas:

[1] Conjunto de datos y observaciones tomadas de Richard Heinberg El final del crecimiento, Barcelona, El Viejo Topo, 2014; Jorge Riechmann, El socialismo solo puede llegar en bicicleta, Madrid, Los Libros de la Catarata; Jonathan Neale, Cómo detener el calentamiento global y cambiar el mundo, Barcelona, El Viejo Topo, 2009; Alicia Rivera, «Un planeta muy cambiado en 2050», «Antártida, el difícil continente aislado», El País, 21 de mayo de 2014. 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes