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Tribalismo en la Península Arábiga

Un asunto de familia

Fuentes: Jadaliyya

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Pasando por la Península Arábiga y llegando hasta bien dentro del Norte de África, existe un lazo común que une a los árabe-parlantes. Posiblemente tiene una importancia solo comparable con la religión y el lenguaje. Museos en todo el Golfo exhiben orgullosamente mapas de linaje que ilustran los árboles genealógicos de los miembros dirigentes, vinculándolos mediante líneas y fotos de siglos pasados hasta llegar al actual líder. Importantes instituciones financieras, en Dubái y Bahréin exhiben en sus oficinas mapas a gran escala que detallan los destacados miembros de las familias gobernantes de los Estados del Golfo y sus afiliaciones maritales, gubernamentales, y empresariales. El tribalismo en Arabia moderna está sano y salvo. En este artículo, destaco algunos eventos para ilustrar cómo los que detienen el poder en el Golfo y la Península Arábiga utilizan el tribalismo, y cómo, a veces, es utilizado contra ellos.

El tribalismo será televisado

El centenario fenómeno de la diplomacia tribal se sigue manifestando en el mundo árabe moderno de la televisión satelital así como en la definición de la política entre los Estados vecinos del Golfo. En el verano de 2010, por ejemplo, Elaph, un popular portal de noticias de propiedad saudí, presentó una historia sobre lo que consideró como intentos del emir de Qatar Jeque Hamad bin Khalifa Al Thani de «restaurar la gloria a su antepasado». Ese antepasado, Al-Qa’qa’ ibn ‘Amr Al Tamimi, es un legendario guerrero árabe que ayudó a difundir el Islam en el Levante. Fue presentado heroicamente en una telenovela Ramadán en treinta y dos episodios. El emir, cuyo hijo más joven también se llama Al-Qa’qa’, supuestamente apoyó la gran producción en la televisión con unos ocho millones de dólares. Elaph citó al analista saudí Abdullah al-Shammari, quien afirmó que había otros motivos tras el financiamiento de ese show televisivo: «Todos sabemos que la tribu Bani Ramim no tiene un líder, a diferencia de las (tribus de) Shammar, ‘Anaza, y otras. Por eso Al Thani [el emir de Qatar] busca su liderazgo, especialmente porque es mayor y más amplio que otros». La lógica dice ya que los Bani Tamim, que provienen de Najd en Arabia Saudí central y cuyos descendientes incluyen a los Al Thanis de Qatar, no tienen un líder, el manto está vacante.

Hubo otros casos en los que la política tribal llegó a la pequeña pantalla. Después de quejas de dos influyentes tribus saudíes en septiembre de 2008, una telenovela por 2,5 millones de dólares sobre los conflictos tribales de al-Awaji de 1750 y 1830 -producida por la televisión de Abu Dhabi- fue retirada del espacio. The National también informó que solo una semana antes otra telenovela llamada Finjan al-Dam, cuya trama giraba alrededor de conflictos tribales del Siglo XIX, debía ser emitida por MBC de propiedad saudí, pero fue abruptamente cancelada.

Por otra parte, el emirato de Abu Dhabi se hizo querer por millones en la Península Arábiga después que lanzó la competencia Poeta de millones que premiaba a individuos por dominar con maestría la poesía de Bedouin Nabati. El popular show televisivo preservaba dialectos y vocabulario tribales de una manera considerada respetuosa por sus tradiciones y cultura, aunque una serie de mujeres participantes fueron sometidas a presiones tribales e incluso a amenazas de muerte.

La conexión ‘Anaza

Actualmente, las dinastías gobernantes de Arabia Saudí, Bahréin, y Kuwait pertenecen todas a los ‘Anaza de Arabia central. La tribu ‘Anaza es una de las tribus arábigas más grandes y más antiguas. Sus miembros pueden ser rastreados a los compañeros del profeta Muhammad, y sus descendientes se pueden encontrar en toda la Península Arábiga, así como en Irán y Turquía no-árabes. En 1891, la gobernante tribu Al Rashid de Hai’l exilió a la familia de Abdul Aziz Ibn Saud, fundador de la moderna Arabia Saudí, hacia sus primos ‘Anaza en Kuwait. Abdul Aziz, de solo quince años en la época, estuvo allí durante once años antes de volver con sus fuerzas a Riad y capturarla de la familia Al Rashid en una sangrienta batalla. Casi exactamente un siglo después, cuando las fuerzas de Sadam Hussein invadieron Kuwait, los Al Saud devolvieron el favor ofreciendo refugio a la familia gobernante kuwaití cuando fue forzada al exilio durante la ocupación iraquí. De la misma manera, cuando el régimen de Al Khalifa en Bahréin estuvo en peligro en la primavera de 2011, Arabia Saudí envió tropas al reino isleño -junto a los Emiratos Árabes Unidos (EAU)- como parte de las Fuerzas de Escudo de la Península. Tres meses después, uno de los hijos del rey bahreiní, Jeque Khalid Bin Hamad, se comprometió con la hija del rey saudí Abdullah. Otro de sus hijos, Jeque Nasser, hermano de Jeque Khalid de madre saudí, ya se había casado con la hija del gobernante de Dubái y primer ministro de los EAU en 2009. El vasto alcance de la tribu ‘Anaza en todo el mundo árabe no puede ser sobrestimado. Hacia el fin de 2010, el ex dictador libio Muamar Gadafi afirmó en una cumbre árabe que él también pertenecía a la tribu ‘Anaza pero sus antepasados habían abandonado Arabia debido a una disputa. Si fuera verdad, significaría que era pariente lejano de varias familias gobernantes del Golfo.

Incidentes recientes ilustran la manera delicada con la cual hay que manejar las relaciones tribales, rápidamente y con cuidado. En 2003, por ejemplo, Talal Al Rashid de la familia Shammar, un conocido poeta y descendiente de la familia Al Rashid -rivales históricos de los Al Saud- murió en una emboscada en Argelia. El difunto príncipe heredero saudí

Sultan Bin Abdul Aziz envió de inmediato un avión privado para transportar el cuerpo de Talal de vuelta a Arabia Saudí como señal de respeto y tal vez incluso para disipar diversas teorías conspirativas que circulaban en línea. En otro caso, el cuñado del primer ministro de los EAU, rey Abdullah de Jordania -cuya familia había gobernado la región otomana de Hejaz y después los breves reinos de Iraq y Siria- tuvo problemas con tribus en su propio país el año pasado. De una manera inusualmente pública, una carta abierta firmada por treinta y seis representantes de las principales tribus beduinas, acusó a la reina Rania de corrupción, provocando un fuerte desmentido de la monarquía.

Aparte de fortalecer los lazos, los matrimonios tribales a menudo van a la par con eventos financieros. Es común que miembros de familias gobernantes del Golfo se casen con miembros de acaudaladas familias de comerciantes en un matrimonio que preserva la paz y la riqueza. Estos matrimonios también se extienden más allá de las fronteras nacionales, como lo ilustran los casos mencionados en Bahréin. A mediados de los años sesenta, el ex gobernante de Qatar, Jeque Ahmed bin Ali Al Thani (depuesto por su primo, quien por su parte fue depuesto por su hijo, el actual emir), se casó con la hija del ex gobernante de Dubái (y hermana del actual gobernante y primer ministro de los EAU). A pesar de reservas regionales, fue introducida una unión monetaria interestatal del golfo llamada Dubái-Qatar Riyal el 21 de marzo de 1966 y duró bastante tiempo después de la formación de los EAU en 1971. Vínculos familiares y la colaboración económica están profundamente ligados: a menudo lo uno es causado por lo otro. Actualmente en el Golfo, el fenómeno de los matrimonios entre familias gobernantes interestatales continúa con la joven generación, trayendo consigo seguridad económica mientras fortalece los lazos políticos entre las familias.

Los EAU: Tribalismo al cuadrado

Los EAU son un ecosistema de redes tribales y de alianzas exclusivas. Las familias gobernantes de Abu Dhabi y Dubái pertenecen a la Casa de Falahi y a la Casa de Falasi respectivamente, ambas ramas de la tribu Bani Yas de Arabia meridional. Las familias se dividieron en 1833 cuando Jeque Maktoum bin Butti Al Falasi dirigió a 3.600 individuos de la isla Abu Dhabi en una caminata de 120 kilómetros por la costa del Golfo a las fronteras del sur del emirato de Sharjah (de donde provengo). Las familias gobernantes de

Sharjah y del emirato al extremo norte de Ras Al Khaimah, que son primos directos, están aún más estrechamente conectadas. Una red de estrechos matrimonios familiares mixtos también conecta sin excepción a todos los miembros de las familias gobernantes de los EAU. Ante la continua ausencia de instituciones federales verosímiles, esta red de matrimonios mixtos ha sido pasada por alto como un elemento que sin duda ha contribuido a la supervivencia de los EAU como federación durante las últimas cuatro décadas.

El tribalismo en los EAU fue evidente en recientes elecciones parlamentarias amañadas que estaban tan sesgadas a favor de lazos familiares que no era poco común leer de votantes que declararon orgullosamente que solo votaron por miembros de su familia y nadie más. De hecho, en Abu Dhabi, el mayor de los siete emiratos, miembros de la tribu al-Ameri conquistaron tres de los cuatro escaños parlamentarios disponibles. Puede haber sido el resultado de la estrategia peculiar seguida por las autoridades de loa EAU en las cuales seleccionaron cuidadosamente un doce por ciento de la población para que eligiera la mitad de los cuarenta miembros del Consejo Federal Nacional. Resultados tan sesgados pueden privar de derechos a los que tratan de empoderar más a la población nacional en los EAU, un país naciente que necesita instituciones federales más fuertes, para que demanden más participación en los asuntos gubernamentales. En las elecciones municipales de Arabia Saudí en septiembre de 2011, apareció un modelo semejante en el cual candidatos tribales formaron alianzas con los de otros distritos. Este fenómeno asegura que candidatos que provienen de una afiliación tribal, por cualificados o competentes que sean, no tengan una probabilidad justa de presentarse a puestos elegidos.

Mientras los EAU estaban procesando a cinco activistas por la reforma por insultar a los dirigentes del país, miles de ciudadanos repletaron carpas colocadas tradicionalmente para matrimonios o funerales para escuchar a sus dirigentes tribales mientras prometían fidelidad al presidente de los EAU. The National informó que miembros de las tribus «distribuían insignias, la bandera nacional y medallones con la efigie de Jeque Khalifa, presidente de los EAU». Una mujer que habló con el periódico dijo: «Vivimos aquí en los EAU como tribus y nuestro líder es un jeque. La realización de elecciones libres y más emiratíes elegidos no cambiará nuestras vidas de todos los días.» De la misma manera, Gulf News, basado en Dubái informó que miembros de varias tribus, incluida la Al Shuhooh -a la cual pertenece el más destacado de los activistas arrestados, Ahmed Mansoor,- se reunieron para «mostrar solidaridad y apoyo para el gobierno». Gulf News también informó que «la mayoría de las tribus en el emirato de Abu Dhabi» había acordado presentar una demanda contra los activistas. Pregunté a Mansoor, quien fue denunciado por dirigentes de su propia tribu, sobre el motivo por el cual nunca utiliza su afiliación tribal. Me informó que «no le gusta fomentar el tribalismo» y que, como activista por los derechos humanos, «le gustaría que la gente se tratara mutuamente de un modo más abstracto» ya que el nombre de una tribu «orienta a la gente aquí».

Antes del importante proceso, los EAU iniciaron una controvertida campaña para «cambiar y unificar las designaciones de tribus según la nueva lista» siguiendo directivas del Ministerio del Interior. La mayoría de las objeciones se formularon en los medios sociales, ya que se trataba de un decreto oficial que no podía ser criticado en los medios públicos. Familias cuyos nombres sonaban parecidos, como ser Al Abdul y Al Abduli, supuestamente debían ser agrupadas. Objeciones a semejantes acciones provienen del hecho de que una familia es de origen árabe beduino y la otra de origen persa. Sin embargo, los EAU no son el primer Estado árabe que altera los nombres de familias; en 1959, el ex presidente Burguiba de Túnez inició un ejercicio similar, aunque se permitió más flexibilidad a los ciudadanos en el cambio de sus nombres tribales. Durante 2011, foros de los medios sociales en los EAU informaron que los cambios de nombres tribales no eran tan significativos como se esperaba, lo que puede ser un gesto de conocimiento y aprecio a las tribus por mostrar lealtad al gobierno.

Tribu contra religión

Es muy simplista que los observadores políticos declaren que los seis gobiernos árabes del Golfo están unidos solo debido a la naturaleza suní de los regímenes. En realidad, los lazos destacados anteriormente ilustran que el tribalismo juega un papel importante en esas relaciones. Históricamente, de hecho, las familias gobernantes de la Península Arábiga se apoyaron mutuamente sin tener en cuenta las sectas religiosas.

Uno de los lazos más fuertes entre dos familias en el Golfo fue la de la suní Al Sabah de Kuwait y la chií Al Kaabi del semi-Estado de Arabistán en la región Al-Ahwaz, en lo que es actualmente la provincia sudoccidental Khuzestan de Irán. Durante su reino (1897 a 1925), Jeque Khazal, el emir árabe de Arabistán, estuvo en constante contacto con los jefes tribales de Basora (suníes y chiíes), Kuwait y Arabia Saudí. De hecho, había propuesto una alianza árabe ante lo que veía como una creciente amenaza persa. Las relaciones siguieron siendo tensas durante más de un siglo entre los Bani Kaab de al-Ahwaz y los Al Sabah después de una batalla en 1783. Solo fueron fortalecidas en la era de Jeque Khazal Al Kaabi. De hecho, Jeque Mubarak Al Kabeer de Kuwait concedió a Jeque Khazal una parcela de primera en Dasman, donde este último construyó un palacio que sobrevivió a la invasión de las fuerzas iraquíes en 1990. El gobierno kuwaití actualmente está renovando la casa de Jeque Khazal y la convertirá en un museo. Según informes, Irán destruyó en 2010 el palacio al-Faylia de Jeque Khazal, cuya familia fue expulsada a Kuwait en 1925.

En Yemen, al otro lado de la Península Arábiga, estalló una guerra en los años sesenta entre los realistas -respaldados por Arabia Saudí y Jordania- y los republicanos respaldados por Egipto. El tribalismo también triunfó sobre la religión en esta guerra por encargo, cuando Arabia Saudí apoyó a Imam Mohammed al-Badr del reino Mutawakkilite de Yemen, quien pertenecía a una secta chií conocida como Zaidiyyah, por sobre su correligionario, el suní

Jamal Abdul Nasser de Egipto.

Además, la familia gobernante del Sultanato de Omán, a la que los Estados Árabes del Golfo prometieron diez mil millones de dólares en marzo de 2011 después de agitación en la población civil, adhiere a la secta Ibadí del Islam, que no es ni suní ni chií, mientras en Iraq, tribus como los Jiburi y los Shammar tienen miembros suníes y chiíes. Los Shammar, a los cuales pertenecía Fahda bint Asi Al Shuraim, madre del rey saudí Abdullah, y quienes afirman que son 1,5 millones en Iraq, se extienden tan lejos en la Península Arábiga como Yemen y los EAU. En 2004, Jeque Ghazi Ajil al-Yawar, uno de los jefes de la tribu Shammar, quien estuvo un tiempo en Arabia Saudí en los años ochenta, fue nombrado presidente interino de Iraq. En 2004, Jeque Al Yawar también fue el primer presidente iraquí que visitó Kuwait desde la Guerra del Golfo de 1991. Después del nombramiento de

Al Yawar, la revista Salon publicó un informe titulado «El hombre de Arabia Saudí en Bagdad» y calificó el hecho de «una de las pocas acciones hábiles de la Casa Blanca». No es sorprendente que Riad haya felicitado a Jeque Al Yawar por su nombramiento, tal vez la última vez que lo haya hecho hacia algún líder iraquí.

Las tribus de Arabia central también mostraron un grado de pragmatismo que ha faltado en los últimos años, un fenómeno que puede haber sido una reacción exagerada ante la percepción de una amenaza de globalización. En medio del mundo machista de Arabia tribal, una mujer fue nombrada por los ancianos tribales para mantener la paz entre dos de las mayores y más poderosas tribus de la Península: Al Rashid y Shammar. Después de la muerte de su esposo, jefe tribal, Fatima Al Zamil gobernó la provincia de Ha’il desde 1911 a 1914 como administradora de la propiedad de su nieto menor como albacea de ambas tribus.

La afiliación tribal, sin embargo, también puede ser motivo de discriminación respecto a puestos de trabajo y oportunidades en la región, así como instrumento de castigo colectivo. En 2005, antes de un acercamiento saudí-qatarí, este último expulsó a miles de miembros del clan Al Ghafran de la tribu Al Murrah hacia Arabia Saudí después de despojarlos de su ciudadanía, obligándolos a buscar refugio en la región oriental Al-Ahsa del reino.

Gobernanza mediante tribalismo

La gobernanza tribal en la Península Arábiga involucra actualmente la asignación de ciertos puestos gubernamentales conocidos como «portafolios soberanos» a miembros de la familia. Esos portafolios incluyen defensa, asuntos exteriores, seguridad, inteligencia, el ministerio del interior, y el cargo de primer ministro.

Este sistema prácticamente asegura la fidelidad y lealtad total hacia el líder tribal, tiene precedencia sobre la competencia, y debilita la meritocracia. Incluso dentro de las familias gobernantes, los miembros cuyas madres son de afiliación no tribal o extranjera pocas veces llegan a la prominencia, aunque hay excepciones. Personalmente encontré mucha crítica en línea y en persona después de la publicación de un artículo sobre las contribuciones de destacados ciudadanos de los EAU de antecedentes mixtos, de los que se me dijo que no eran «ciudadanos normales».

También he notado en un artículo en Gulf News cómo, durante el auge económico de los años 2000, dirigentes tribales en el Golfo desatendieron sus deberes históricos como ser encontrar a ciudadanos en sus majalis y escuchar sus demandas, y en su lugar pasaron más tiempo en las salas de los consejos de administración en busca de beneficios materiales. La cultura tribal de majalis o dewaniya llegó a ser tan importante en los Estados del Golfo que fue una de las rampas de lanzamiento del movimiento de la sociedad civil en Estados como Kuwait, donde la práctica consuetudinaria está ahora semi-institucionalizada. En Kuwait, el emir no solo realiza visitas regulares al majalis tribal sino también lo hacen funcionarios extranjeros, como el difunto príncipe heredero saudí y ministro de defensa Sultan Bin Abdul Aziz quien realizó una visita privada a esas reuniones tribales en 2007. Como en Kuwait, es común que los dirigentes y ciudadanos tribales en el resto de la región juren también lealtad a los dirigentes del Golfo. El último ejemplo fue después del nombramiento de Nayef bin Abdul Aziz como príncipe heredero saudí después de la muerte de su hermano Sultan. Conforme a las costumbres tribales, se invitó a los ciudadanos a jurar lealtad al príncipe heredero Nayef en persona y por encargo frente a gobernadores provinciales, que son usualmente miembros de la familia gobernante Al Saud.

Gregory Gause, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Vermont, ha argumentado en su última publicación sobre Arabia Saudí que los Al Saud se basan en fuertes vínculos históricos a tribus arábigas centrales junto al movimiento wahabí y la vasta riqueza del petróleo para crear y mantener el apoyo en el reino. Gause atribuye la relativa estabilidad de Arabia Saudí durante los levantamientos árabes a las fuerzas de seguridad «que son reclutadas desproporcionadamente (aunque no exclusivamente) de tribus y áreas que el régimen considera particularmente leales». La lealtad tribal sigue siendo empleada incluso dentro de las fronteras estatales como instrumento para controlar a poblaciones cuando el criterio para la ciudadanía en un Estado moderno debería ser medido enteramente siguiendo otros criterios. Además, el politólogo saudí Khalid Al Dakhil dijo a Reuters que tardará algunas décadas antes de que desaparezca el tribalismo y que el Estado «utiliza mecanismos tribales con fines políticos».

Conclusión

Las conexiones tribales en la región formaron otrora una poderosa fuerza de resistencia a las potencias coloniales y contribuyeron a una identidad árabe peninsular colectiva. Históricamente, esta red formada a través de afiliaciones tribales aseguró un manto de confianza entre sus miembros que fue vital para su supervivencia. Hoy en día, sin embargo, es probable que el tribalismo solo venga después de la religión como el mayor obstáculo en el camino a un Estado civil y democrático en la Península Arábiga. Últimamente, el tribalismo ha sido un componente de la así llamada teoría del excepcionalismo de las monarquías de los Estados del Golfo que han capeado los levantamientos árabes utilizando diversos medios.

El tribalismo margina efectivamente a ciudadanos no tribales o naturalizados en estos países. Semejante individuos «irregulares» nunca pueden ser integrados verdaderamente a las sociedades tribales, incluso después de décadas de matrimonios mixtos. A diferencia, digamos, de un partido político o movimiento social al que se puede integrar un ciudadano, una red tribal es exclusiva hacia los que no tienen un apellido específico.

El tribalismo también debilita las afiliaciones sociales y políticas alternativas, como ser el secularismo, el liberalismo, el socialismo, e incluso el islamismo, que ya existen en la región de una u otra manera. Mirando hacia el futuro, es probable que el tribalismo plantee un desafío a los Estados de la Península en su esfuerzo por ir más allá de ser «naciones en desarrollo». La lealtad a los dirigentes de Estados que solo existen desde hace algunas décadas puede llegar a ser cuestionada, sea por gobiernos o por rivales, siendo que las tribus árabes han trascendido durante siglos las fronteras artificiales impuestas por las potencias imperiales. Tal vez su mayor desventaja es que el tribalismo es una especie de club de elite al que los extraños nunca pueden pertenecer verdaderamente. Aunque no se puede negar, ni debiera ser negado, es aconsejable que los países de la Península Arábiga no aviven las llamas del tribalismo, si verdaderamente quieren construir un Estado civil moderno.

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Sultan Sooud Al Qassemi es comentarista sobre asuntos árabes. Al-Qassemi enseñó historia de Medio Oriente y empresariado como profesor en Dubái Men’s College. Es comentarista frecuente sobre temas políticos, sociales y económicos en la región. Sus artículos han aparecido también en publicaciones internacionales como The New York Times, The Financial Times, Foreign Policy, Open Democracy, The Independent, The Guardian, The National, y Gulf News.

Fuente: http://www.jadaliyya.com/pages/index/4198/tribalism-in-the-arabian-peninsula_its-a-family-af