Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Un documento abierto después de 60 años revela las intenciones secretas del Gobierno israelí detrás de la imposición de un Gobierno militar a los ciudadanos árabes del país en 1948 no para mejorar la seguridad, sino para garantizar el control judío de la tierra
Árabes en espera de un control de seguridad en Kfar Qasem durante la Guerra de la Independencia. GPO
El organismo de defensa de Israel se ha esforzado durante años por ocultar la documentación histórica en varios archivos de todo el país, como se reveló en un artículo en Haaretz en julio pasado.
Ese artículo, que siguió a un estudio realizado por el Instituto Akevot para la Investigación de Conflictos Israelí-Palestina, señaló que durante cerca de 20 años el personal de Malmab, el departamento secreto de seguridad del Ministerio de Defensa -(el nombre es un acrónimo hebreo para «dirección de seguridad del establecimiento de defensa»)- había estado visitando archivos públicos y privados y obligando a sus directores a analizar documentos relacionados con la historia de Israel, con especial énfasis en el conflicto árabe-israelí. Esto se hizo sin autorización legal. El artículo provocó furor y decenas de investigadores e historiadores instaron al ministro de Defensa de ese momento, Benjamin Netanyahu, a detener la actividad ilegal clandestina. La apelación no recibió respuesta.
¿Qué tipo de documentos ordenó Malmab a los directores que escondieran en las cajas fuertes de sus archivos? Los muchos y variados ejemplos incluyen: prolíferos archivos mantenidos por el Gobierno militar bajo el cual los ciudadanos árabes de Israel vivieron durante 18 años; testimonios sobre el saqueo y la destrucción de aldeas árabes durante la Guerra de la Independencia; comentarios de los ministros del gabinete sobre la situación de los refugiados árabes, después de esa guerra; evidencias de actos de expulsión y testimonios sobre campamentos establecidos para cautivos; información sobre el proyecto nuclear de Israel; documentos relacionados con diversos temas de política exterior e incluso una carta enviada por el poeta y sobreviviente del Holocausto Abba Kovner sobre sus propios sentimientos antiárabes.
No está claro si Malmab ha reducido su acción en los archivos desde que se publicó el artículo. Sin embargo se puede decir que durante los últimos seis meses se han reabierto archivos que Malmab ordenó cerrar previamente, lo que aumenta nuestro conocimiento de la historia de los dos pueblos que comparten esta tierra. Aunque ninguno tiene un significado histórico trascendental, estos son documentos importantes que arrojan luz sobre aspectos significativos de varios eventos.
Uno de esos documentos es un código secreto de un informe elaborado por el Comité Ratner designado por el Gobierno a principios de 1956. El documento, restaurado del olvido en una caja fuerte en el Centro de Investigación y Documentación de Yad Yaari en Givat Haviva, se titula «Acuerdo de seguridad y la cuestión de la tierra».
La importancia de la información incluida en el códice se puede ver dentro del contexto de la historia del gobierno militar impuesto a los árabes de Israel en 1948, solo unos meses después de la independencia, y abolido en 1966. Había alrededor de 156.000 árabes en Israel al final de la guerra. Tras el acuerdo de armisticio con Jordania (abril de 1949) y la anexión del Triángulo -una concentración de localidades árabes en el centro de Israel, 27 aldeas, desde Kafr Qasem en el sur hasta Umm al-Fahm en el norte- también cayeron bajo la jurisdicción del Gobierno militar.
Administrativamente este territorio se dividió en tres regiones: norte, centro (Triángulo) y Negev. El sesenta por ciento de los ciudadanos árabes de Israel vivía en Galilea, el 20 por ciento en el Triángulo y el resto en el Negev y en varias de las llamadas ciudades mixtas, como Haifa y Acre. En la práctica, alrededor del 85 por ciento de todos los ciudadanos árabes estaban bajo el Gobierno militar, sujetos a toques de queda y regulaciones que les exigían obtener un permiso de viaje antes de abandonar su área de residencia.
El Gobierno militar se basó en el Reglamento de Defensa (de emergencia), promulgado en 1945 por las autoridades británicas e invocado por Israel para facilitar la supervisión del movimiento y el asentamiento de sus ciudadanos árabes y para evitar su regreso a las áreas capturadas por las fuerzas judías en la guerra de la independencia. Se dijo al público judío que el propósito del Gobierno militar era disuadir las acciones hostiles contra el Estado por parte de sus ciudadanos árabes. En la práctica, sin embargo, solo exacerbó la enemistad entre los dos pueblos.
El apéndice secreto. Describía al Gobierno militar como una herramienta en la lucha contra los «intrusos» árabes.
El Gobierno militar, un episodio feo en la historia israelí, fue objeto de severas críticas en ese momento, no solo por parte de ciertos miembros de la comunidad judía. Varios partidos, tanto de izquierda como de derecha, Ahdut Ha’avodah, Mapam, el Partido Comunista y Herut (precursor del Likud), se opusieron, cada uno por sus propios motivos, a su imposición. Una razón para la oposición fue que ya a principios de la década de 1950 el servicio de seguridad Shin Bet había concluido que los ciudadanos árabes del país no representaban ningún tipo de riesgo para la seguridad.
En el Mapai, el partido gobernante (precursor del laborismo) la opinión también estaba dividida. El comité estatal dirigido por el profesor Yohanan Ratner, general retirado y arquitecto, fue el segundo organismo designado para considerar si el Gobierno militar era necesario. El primero, convocado por el primer ministro David Ben-Gurion en 1949, había decidido dejar el statu quo en su lugar. En febrero de 1956 los tres miembros del Comité Ratner llegaron a la conclusión unánime de que «el Gobierno militar se ha reducido todo lo posible y no hay lugar para una nueva reducción». Que esta fue probablemente una conclusión inevitable está atestiguado por un comentario hecho en público por un miembro de ese panel, Daniel Auster (alcalde de Jerusalén hasta 1950): «De los 200.000 árabes y otras minorías que ahora residen en Israel, no encontramos uno que sea leal al Estado.
Acción secreta
Unos años más tarde, a principios de la década de 1960, cuando aumentó la presión para abolir el Gobierno militar, Ben-Gurion explicó que todavía era esencial para evitar una insurrección de los árabes del país. La existencia del Estado depende de la presencia del Gobierno militar, sostuvo, aunque no mencionó la oposición del organismo de seguridad. Sin embargo, gradualmente se hizo evidente que lo que realmente interesaba a los defensores del Gobierno no era la seguridad sino el control sobre la tierra. Eso fue facilitado por el Artículo 125 del Reglamento de Defensa (de emergencia) de 1945, en virtud del cual un comandante militar puede emitir una orden para cerrar «cualquier área o lugar».
En 1962, en una reunión cerrada de la dirección de Mapai, Ben-Gurion declaró que sin el artículo 125 «no habriamos podido hacer lo que hicimos» en el Negev y Galilea. «El norte de Galilea es judenrein [vacío de judíos]», advirtió. «Nos encontraremos en esa situación durante muchos años si no evitamos, por medio del Artículo 125, por la fuerza administrativa y la fuerza militar, el ingreso a áreas prohibidas. Y a los ojos de los árabes, estas áreas prohibidas son suyas. Porque la tierra de Ayalon [valle] es tierra árabe».
A pesar de la lógica inherente de este argumento, existen pocos testimonios sobre las motivaciones nacionalistas latentes del Gobierno militar. Por un lado hubo un entendimiento tácito, raramente violado, de que este no era un tema de discusión pública. El apéndice secreto del informe del Comité Ratner, que se encuentra en los archivos de Yaari y en los archivos del Estado, y que se publica aquí por primera vez, es muy esclarecedor sobre los verdaderos motivos que guiaron a los líderes del país.
Según el panel, el ejército por sí solo no podía salvaguardar las tierras del Estado: solo el asentamiento judío («asentamiento de seguridad», como se le llamaba) podía hacerlo a largo plazo. Por lo tanto era esencial establecer asentamientos judíos en las tres zonas geográficas supervisadas por el Gobierno militar. Los miembros del comité acordaron que tal proceso, sin embargo, sería largo. Y entre tanto los ciudadanos árabes desarraigados en la guerra querían regresar a sus hogares, algo que no podía evitarse mediante la legislación. Desde el punto de vista de los redactores del códice, «la laxitud [por parte de los árabes] en la toma de estas áreas se debe principalmente al hecho de que estas áreas fueron cerradas por el Gobierno militar bajo su supervisión». Agregaron que solo «la vigilancia de los representantes del Gobierno militar impidió en gran medida la ilegalidad más grave con respecto a la toma de tierras». En otras palabras, fue ese Gobierno el que evitó que los árabes regresaran a sus tierras.
Los autores del informe también se opusieron a una decisión tomada por Pinhas Lavon, una figura importante de Mapai que se opuso al Gobierno militar y que reemplazó a Ben-Gurion como ministro de Defensa a principios de 1954 (pero renunció un año después durante el llamado asunto de Lavon, que involucró una operación encubierta en Egipto que salió mal). Lavon canceló la decisión previa de dividir Galilea en 46 áreas separadas y cerradas en las que los árabes necesitaban un permiso para moverse de una a otra. Una división en tres o cuatro zonas sería suficiente, en su opinión, y facilitaría la vida de los ciudadanos árabes. Los miembros del comité se opusieron rotundamente a esto, argumentando que había permitido a los árabes un movimiento excesivamente libre, por lo que se «aumentó la toma de control de las tierras del Estado».
El Comité Ratner superó el mandato oficial que recibió tras su nombramiento a fines de 1955. Su códice secreto también incluye recomendaciones detalladas para enmendar las leyes de propiedad, particularmente del estatuto otomano de 1858. Este último estipulaba que cualquier persona, judía o árabe, que residía en la tierra por 10 años consecutivos tenía derecho a retenerla permanentemente. Ahora, ocho años después de la fundación de Israel, el comité estaba preocupado de que dos años más tarde mucha tierra se perdiera y se transfiriera a los ciudadanos árabes. Su recomendación, entonces, era abolir el plazo de permanecer en esas tierras.
El texto del codicilo secreto muestra inequívocamente que una tarea importante del Gobierno militar era actuar como un medio para controlar las tierras del Estado hasta que se pudiera regularizar su condición permanente y hasta que, con el apoyo del Estado, el asentamiento judío pudiera comenzar en áreas anteriormente árabes. Por lo tanto, una de las conclusiones del Comité: «Hasta la estabilización de los asentamientos de seguridad en las pocas áreas de reserva que aún pueden establecerse, es esencial mantener el Gobierno militar en estos lugares y fortalecer su aparato… para que el Gobierno militar pueda garantizar, directa e indirectamente, que las tierras no están perdidas para el Estado».
El panel describió al Gobierno militar como una herramienta en la lucha contra los «intrusos» árabes y agregó que sin el gobierno militar «muchas más áreas pueden perderse para el Estado». En una reprimenda al Estado, el Comité señaló que el Gobierno militar sufría de «laxitud conocida… como resultado de las críticas que recibían».
Publicadas en parte en ese momento (sin la sección secreta), las recomendaciones del Comité Ratner provocaron considerables críticas públicas y gubernamentales. Ben-Gurion, quien recibió una copia del informe en febrero de 1956, bloqueó la discusión durante meses debido a desacuerdos dentro del Gobierno. La Guerra del Sinaí, que estalló en octubre de 1956, hizo que se mantuviera fuera de la agenda por un período aún más largo. En última instancia, el informe nunca fue presentado al Gobierno para su aprobación, pero sirvió de base para la política de los años siguientes. En 1958 otro comité, encabezado por el Ministro de Justicia Pinhas Rosen, sugirió cambios de gran alcance en el Gobierno militar, proponiendo efectivamente su abolición casi total. No es sorprendente saber que el gabinete mantuvo largas discusiones en 1959 sobre si publicar o no las recomendaciones del comité Rosen.
¿Por qué el Estado continuó ocultando un informe que se escribió hace más de seis décadas? La explicación podría estar en una sesión del gabinete en julio de 1959, en la que el ministro de Educación, Zalman Aranne, declaró que «entre las conclusiones hay algunas que son políticas». En otras palabras, la seguridad no tuvo nada que ver con eso. Añadió: «La cosa debe hacerse, pero no revelarse, como judaizar Galilea, por ejemplo».
Quizás sea apropiado aquí recordar las palabras de Yehiel Horev, el exdirector del Malmab, quien admitió en una entrevista de Haaretz en julio pasado que el establecimiento de Defensa simplemente está tratando de obstaculizar a los historiadores. «Cuando el Estado impone la confidencialidad, el trabajo publicado se estrecha… Si alguien escribe que el caballo es negro y el caballo no está, no se puede demostrar que es realmente negro».
Adam Raz, colaborador de Haaretz, es historiador, investigador en el Instituto Akevot para la investigación de conflictos entre israelíes y palestinos y autor del libro « KafrQasemMassacre: A Political Biography» , publicado en hebreo y árabe.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.