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Un recorrido por tierras emergentes

Fuentes: Biodiversidadla.org

Traducido del portugués para Rebelión por Susana Merino

Según el Deutsche Bank un recorrido por tierras agrícolas llevó a inversores extranjeros a adquirir, por lo menos 83 millones de hectáreas en países en desarrollo entre 2000 y 2010.

Brasil es uno de los objetivos de la codicia extranjera liderada por China, Arabia Saudí, Catar, Bahréin y los inversores estadounidenses. Las compras de tierras brasileñas alcanzaron un total de 2,6 millones de hectáreas en ese período. Para los bancos el objetivo de los inversores es garantizarse el acceso a los alimentos y al agua.

Un recorrido por tierras agrícolas llevó a los inversores extranjeros a comprar por lo menos 83 millones de hectáreas en países en desarrollo en el período 2000/2010, de acuerdo con el análisis del Deutsche Bank basado en datos de Land Matrix, una base pública de datos sobre negocios de este tipo.

Pero al mismo tiempo lo hicieron inversores brasileños que también compraron tierras en África, especialmente en Sudán, con el propósito de sembrar soja, algodón y otros productos agrícolas, pero las preferencias son seguir apostando fichas a los países vecinos, Paraguay y Bolivia. Las inversiones globales se basan en tendencias a largo plazo como las del creciente consumo de alimentos y combustibles es un escenario de limitadas disponibilidades de tierras cultivables, agua y energía. De acuerdo con el banco alemán el objetivo de esos inversores es asegurarse el acceso a los alimentos y al agua además de obtener beneficios financieros como activo alternativo. Gran parte de la producción de esas tierras se destina a la exportación.

Dos tercios de los países objeto de estas transacciones tendrán un aumento del consumo de agua de más del 12% debido a estas grandes compras de tierras.

Ante la falta de transparencia de este tipo de inversiones el banco considera «confiables» por lo menos la mitad de las transacciones registradas, lo que significa que los extranjeros han comprado 32,7 millones de hectáreas, o sea el equivalente a la suma de los territorios de Alemania, Bélgica y Holanda, el 7% de las tierras agrícolas del planeta.

El estudio pone de relieve que si entre los inversores privados se destacan los estadounidenses, entre los estatales son los del Golfo Pérsico. Pero últimamente los que aumentaron sus compras en el exterior son países como China (en gran parte estatales), Brasil, Suráfrica y la India, entre los emergentes asiáticos. El amplio desarrollo de los emergentes también se considera un síntoma de las nuevas tendencias de las relaciones Sur-Sur.

Para el Deutsche Bank, las inversiones privadas en agricultura en otros países tiene sentido, ya que hasta 2050 se necesitará invertir en promedio unos 83.000 millones de dólares anuales para aumentar la producción actual en un 50%.

En África las compras realizadas por extranjeros entre 2000 y 2010 equivalen al 4,8% de las tierras agrícolas del continente, es decir un área equivalente a Kenia. En América Latina los extranjeros han comprado, según dicho estudio un 1,25% de las tierras agrícolas mientras que en Asia el porcentaje es del 1,1%.

La mayoría de los objetivos de esas transacciones, son los países exportadores de alimentos en bruto, con gobiernos débiles en el sector tierras y otros problemas como la corrupción.

El banco señala «significativos riesgos» asociados a las inversiones en tierras agrícolas. El principal desafío es el respeto de los derechos económicos y sociales de las poblaciones locales, así como la preservación de la sostenibilidad ambiental.

Pero para el Deutsche hay evidencias de que también pueden funcionar modelos de cooperación entre inversores y pequeños agricultores, un ejemplo es la garantía de compra de la producción. De acuerdo con esa institución, las asociaciones como esas pueden beneficiar a la productividad y reducir la pobreza sin tener que transferir las tierras necesariamente.

Para los financistas, dice el banco, las inversiones en tierras agrícolas son atractivas por varios motivos. Comenzando por la buena perspectiva de lucro a largo plazo ante el previsto incremento de la demanda de alimentos y a la subida de los precios. La renta varía dependiendo de la región y del tipo de renta y puede llegar a un 20% en África y hasta un 30% en Brasil.

Como consecuencia de la escasez de tierras -y a pesar de las limitaciones de adquisición de tierras a los extranjeros en Brasil- los precios están subiendo. Algunos negocios como la captación de carbono y otros servicios ambientales (biodiversidad, disponibilidad y calidad del agua etc.) pueden encarecer todavía más esos valores.

La compra de tierras en países en desarrollo de África y América Latina tienen como origen básico el intento de los grandes mercados consumidores de asegurarse la materia prima agrícola para su consumo doméstico. Pero lo que posibilita las grandes compras en esos continentes son los precios de la tierra.

En los EE.UU., donde no existen restricciones para la compra por extranjeros, los precios de la hectárea cultivable oscilan entre 10.000 y 20.000 dólares según la región. Lo mismo sucede en Europa. En ese rango de precios los réditos de la inversión en tierras agrícolas se reduce mucho, dirigiendo inevitablemente la vista de los inversores a países más baratos, explicó Jonathan Lassers, presidente del Ariel Investmetn Management de Uruguay, en un reciente seminario sobre el tema celebrado en Singapur.

De acuerdo con Lassers el arrendamiento de tierras de calidad, por ejemplo en Ucrania, es de 100 dólares por hectárea, y en Polonia y Rumania de 200 dólares por hectárea.

En Brasil existen restricciones en la compra de tierras por extranjeros, la organización de control determina que su participación en propiedades rurales debe ser inferior al 50%. La limitación quita liquidez al mercado pero los precios están en alza. Según Vicente Ferraz, director técnico del Informe económico-FNP la hectárea llega a costar 16.300 reales en Santa Catarina, 3.000 en Bahía y 4.000 en Mato Grosso.

Reportaje de Assis Moreira publicado en el periódico Valor el 16 de noviembre de 2012.

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Uma_corrida_por_terras_de_emergentes

rCR