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Una académica israelí denuncia que los libros de texto son sesgados

Fuentes: The Observer

Traducido para Rebelión por Loles Oliván

Presentación

Omar Barghouti

Una lúcida investigación llevada a cabo por un respetado académico israelí confirma lo que los investigadores palestinos han sabido desde siempre: que la cultura israelí predominante de racismo fanático, fundamentalismo, de apoyo a los crímenes de guerra, y apartheid contra los palestinos es esencialmente el producto de un sistema educativo que adoctrina a los y las estudiantes judíos israelíes en valores coloniales militantes y el racismo extremo que los convierte en «monstruos» una vez que llegan al servicio militar.

Quienes consideran esto como una aberración del sionismo parece que no cuentan con la suficiente comprensión sobre lo que es realmente el sionismo y el papel central que ha jugado en tanto que ideología claramente racista para justificar la limpieza étnica y la dominación racista sobre los palestinos.

Así pues, no debe extrañar que en medio de la masacre israelí en Gaza en 2008-2009, una encuesta de opinión de la Universidad de Tel Aviv (publicada por el Jerusalem Post a principios de enero de 2009) a judíos israelíes mostrase un impresionante respaldo del 94% al ataque a pesar de conocer absolutamente el enorme sufrimiento que se estaba infligiendo a 1.5 millones de palestinos encerrados en la «cárcel» de Gaza y la destrucción masiva de su infraestructura civil.

Extracto del siguiente artículo:

    Una pregunta que preocupa a muchas personas es cómo explicar el cruel comportamiento de los soldados israelíes hacia los palestinos, la indiferencia hacia el sufrimiento humano, el infligir sufrimiento. La gente se pregunta cómo esos encantadores chicos y chicas judíos se convierten en monstruos una vez que se visten de uniforme. Creo que la razón principal está en el sistema educativo. Por ello, quise analizar de qué modo los libros de texto representan a los palestinos.

Como en todo sistema colonial, solo la presión firme y eficaz desde el interior y desde el exterior puede poner fin a esa espiral de criminalidad, impunidad y racismo no explicitado. Se necesita más Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) para poner fin a la ocupación, al colonialismo y al apartheid. Al margen de los beneficios evidentes para los palestinos que han venido sufriendo durante más de seis décadas de este triple sistema de opresión israelí, el fin de dicho sistema bien podría transformar a la mayoría de los israelíes de monstruos coloniales en seres humanos normales.

Omar Barghouti

Una académica israelí denuncia que los libros de texto son sesgados Nurit Peled Elhanan, académica israelí, madre y política radical, describe una imagen de filas de alumnos judíos volcados en sus libros de texto para aprender acerca de sus vecinos palestinos. Pero afirma que nunca se refieren a estos como palestinos si no es en el contexto del terrorismo. Se les llama árabes. «El árabe montado en un camello vestido como Ali Babá». Se les describe como viles, desviados y delincuentes; gentes que no pagan los impuestos, que viven al margen del Estado y que no quieren desarrollarse», afirma. La única representación que se hace de ellos es como refugiados, campesinos primitivos y terroristas. Nunca se muestra a un palestino niño, médico, maestro, ingeniero, o agricultor moderno». Peled-Elhanan, profesora de Lengua y Educación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha estudiado el contenido de los libros de texto israelíes durante los últimos cinco años y su informe titulado Palestine in Israeli School Books: Ideology and Propaganda in Education [Los palestinos en los libros de texto israelíes] será publicado este mes en Inglaterra. Describe lo que la autora considera racismo -pero más que eso, un racismo que prepara a los jóvenes israelíes para su servicio militar obligatorio. «La gente no sabe realmente lo que los niños y niñas aprenden en los libros de texto», sostiene. «Una cuestión que preocupa a muchas personas es cómo explicar el cruel comportamiento de los soldados israelíes hacia los palestinos, la indiferencia hacia el sufrimiento humano, el infligir sufrimiento. La gente se pregunta cómo esos encantadores chicos y chicas judíos se convierten en monstruos una vez que se visten de uniforme. Creo que la razón principal está en el sistema educativo. Por ello, quise analizar de qué modo los libros de texto representan a los palestinos». Denuncia que en «centenares» de libros no ha encontrado ni una sola fotografía que represente a un árabe como una «persona normal». El hallazgo más relevante en los libros de texto que ha estudiado -todos autorizados por el Ministerio de Educación- se refiere a la narrativa histórica de los sucesos de 1948, el año en que Israel libró una guerra para establecer un Estado independiente y en el que cientos de miles de palestinos huyeron del conflicto que sobrevino. El asesinato de palestinos se describe como algo que era necesario para la supervivencia del recién nacido Estado judío, denuncia. «No es que se nieguen las masacres sino que en los libros de texto israelíes se representan como algo que a largo plazo fue bueno para el Estado judío. Por ejemplo, Deir Yasin (un pueblo palestino que existía antes de 1948 próximo a Jerusalén) se cometió una matanza horrorosa a manos de los soldados israelíes. Los libros de texto dicen que esa masacre hizo que los árabes huyesen masivamente de Israel y permitió el establecimiento de un Estado de mayoría judía. Así que fue para bien. Quizá fuera desafortunada pero a largo plazo las consecuencias fueron positivas». Afirma que los niños y las niñas crecen para server en el ejército e interiorizar el mensaje de que los palestinos «son gente de cuyas vidas se puede prescindir con impunidad. Y no solo eso sino que hay que disminuir su número».

Peled-Elhanan enfoca su tema de estudio desde un referente político radical. Es la hija de un famoso general, Matti Peled, que llegó a convencerse de que el futuro de Israel dependía de una paz digna con los palestinos. Tras abandonar el ejército, se convirtió en un miembro activo del movimiento por la paz. En los años 80 dibujó un cartel que promovía un acuerdo pacífico para el conflicto que mostraba a su pequeña nieta, la única hija de Peled-Elhanan, Smadar.

El mensaje era que todos los niños merecen un futuro mejor. Entonces, en 1997, a la edad de 13 años, Smadar resultó asesinada por un palestino que se auto inmoló en un ataque mientras compraba en Jerusalén. Peled-Elhanana declina referirse a la muerte de su hija más allá de referirse algunas veces a «la tragedia».

En aquel momento declaró que ello fortalecía su creencia de que sin un arreglo al conflicto y sin la coexistencia pacífica con los palestinos morirían aún más niños. «Los ataques terroristas como este son consecuencia directa de la opresión, de la esclavitud, de la humillación y del estado de asedio impuesto a los palestinos». Afirmó a los periodistas de TV al poco de la muerte de su hija.

Sus radicales puntos de vista han tenido un coste profesional. «Los profesores universitarios dejaron de invitarme a dar conferencias. I cuando las doy, la reacción más habitual es «usted es antisionista». Cualquiera que cuestione la narrativa dominante en el Israel de hoy en día, dice, es acusado de lo mismo. Espera que su libro se publique en hebrero pero está resignada a que será obviado por muchos de la corriente política dominante. Ante la pregunta de si los libros de texto palestinos reflejan también ciertos dogmas, Peled Elhanan afirma que en ellos se distingue entre sionistas y judíos. «Introducen esa distinción en todo momento. Están contra los sionistas, no contra los judíos». Pero admite que la enseñanza sobre el holocausto en las escuelas palestinas es «un problema», «Algunos maestros palestinos rechazan enseñar el holocausto en tanto los israelíes no enseñen la Nakba (la Catástrofe palestina de 1948)».

Probablemente no es extraño que alguien con esas opiniones radicales como Peled Elhanana sea profundamente pesimista sobre el futuro de su país. El cambio, afirma, solo se producirá «cuando Estados Unidos deje de proporcionar un millón de dólares diarios para el mantenimiento del régimen de ocupación, racismo y supremacía».

Sostiene que en el interior de Israel «solo veo el camino al fascismo. Hay 5.5 millones de palestinos controlados por Israel que vienen un terrible apartheid sin derechos civiles ni humanos. Y hay otra mitad que es judía que está igualmente perdiendo sus derechos por momentos», dice en referencia a una serie de iniciativas para restringir el derecho de los israelíes a protestar y criticar al gobierno.

Rechaza a la izquierda israelí por haber sido siempre pequeña y tímida, pero especialmente en la actualidad. «Nunca ha habido una verdadera izquierda en este país». Cree que el sistema educativo ayuda a perpetuar un sistema injusto, antidemocrático e insostenible».

«Todo lo que hacen, desde las guarderías hasta el curso 12, alimenta en todas las formas posibles, mediante la literatura, las canciones, las vacaciones y los juegos chovinistas nociones patrióticas».

Fuente: http://www.guardian.co.uk/world/2011/aug/07/israeli-school-racism-claim