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Una forma sutil de corrupción

Fuentes: Progreso Semanal

Cuando en el 2010 escribí sobre la corrupción y me ocurrió lo que todos saben, fue inevitable que se preocuparan mucho. No se entendió nunca, como era posible tomar una medida política del carácter de la que se ejecuto, ante la denuncia que se hacía. Aquello escritos, como se dice, atravesaron el vendaval de las […]

Cuando en el 2010 escribí sobre la corrupción y me ocurrió lo que todos saben, fue inevitable que se preocuparan mucho. No se entendió nunca, como era posible tomar una medida política del carácter de la que se ejecuto, ante la denuncia que se hacía.

Aquello escritos, como se dice, atravesaron el vendaval de las incomprensiones y hoy hemos avanzado en ese tipo de críticas. Nuestra máxima Dirección Política, consecuentemente con lo que había venido diciendo desde que tomo el mando, la acuño: Corrupción es equivalente a Contrarrevolución. Todos los revolucionarios respiramos profundamente descansados. El asumir la crítica era una realidad y nadie estaba en el derecho de acallarla.

Pero debemos continuar avanzando. Una masa importante de nuestros intelectuales revolucionarios asume valientemente la crítica de nuestras realidades, como ha sugerido Raúl, pero aun no es posible sentir a fondo y confiadamente, que están haciendo lo que deben, aunque estén convencidos de ello.

Aun cierta burocracia acecha, sin desaprovechar la oportunidad de decirnos a esos intelectuales de que estamos equivocados, que al parecer las cosas no pueden ser tal y como Raúl nos ha dicho. Mientras que todos los que asumimos la crítica de nuestra sociedad, estamos, junto con Raúl, convencidos de que es el único modo de salvar el proceso.

Que querría decir Raúl Castro con que «corrupción es equivalente a contrarrevolución». Sin dudas tal afirmación es dolorosamente abarcadora. Porque encierra entre otros los peligros siguientes:

– En primer lugar, que el que se corrompe, ya se paso al enemigo.

– Trata de desprestigiar el discurso político de la Revolución en su momento más crítico.

– Da elementos para que se diga que no son todos los que están ni están todos los que son. Lo cual como un ataque directo a la dirigencia del País, atenta contra todo proceso que pretenda hacer avanzar la remodelación económica, realizar los ajustes sociales necesarios y lograr el cambio de mentalidad.

– En medio de la difícil situación material que vive el País, da un ejemplo funesto de cómo solucionar mi problema individual.

– Quien se corrompe es prácticamente imposible que mantenga otros valores, por lo cual, el siguiente paso es colaborar con quienes le facilitan su labor, corrompiendo a otros y poniéndolos a todos al servicio de la subversión.

Pero existe una forma más sutil encubierta de corrupción, que medra entre nosotros, y que no pocos le restan importancia, porque la practican sistemáticamente o porque no la ven con el grado de peligrosidad con que miran la de los altos funcionarios.

Se trata de una corrupción de poca monta materialmente, practicada de a poco, de manera directa entre funcionarios de bajo nivel, que poseyendo la posibilidad de mover ciertos recursos, los intercambian como si se tratara de un simple trueque de mercancías.

Se trata del funcionario, que administra una cafetería y le consigue los dulces y la cerveza al amigo que va a celebrar los 15 de la hija, mientras que este último, administrador de una fábrica, le suministra las lozas y el cemento que el primero necesita para levantar una habitación adicional. Un simple intercambio entre dos. Donde no media dinero sino bienes y en el que no pocos se hacen los de la «vista gorda», esperando que le llegue su turno de practicarlo también. Vía por la cual, de manera ilegal, se escapan una increíble cantidad de recursos, cuyo destino debiera ser el comercio con la población. Este tipo de corrupción no es menos nociva que la otra, debido a las razones siguientes:

– Su poco valor monetario la hace aparecer como simples favores de amigo. Lo que se ha popularizado bajo el término de «resolver».

– Por lo general, en el centro de trabajo, se trata de algo que casi todos dominan, pero que dejan pasar. Porqué no les importa, por temor a la represalia o porque piensan que un dia les puede tocar.

– Tiende a crear un nivel de compromiso entre los que administran y el resto de los trabajadores, que pueden considerarse en el derecho de disfrutar de esas ventajas ilegales en algún momento.

– Es muy fácil de ocultar dentro de la contabilidad y los controles económicos.

– Al no mediar dinero la peligrosidad de su práctica es bastante reducida.

– No obstante, el grado de corrupción de este modelo de su ejercicio, corroe la autoridad hasta de las propias organizaciones políticas en el centro de trabajo.

Luego con la corrupción, en todas sus características de práctica y niveles, estamos ante un fenómeno, que solo es posible derrotarlo, si todos los sectores sociales participan, declarándole una guerra generalizada que perfeccione la conciencia de lo que ella significa y provea a todos los instrumentos para combatirla. Ello significa, transparencia informativa, discusión abierta y dotar a todos de la confianza de que la crítica oportuna y eficiente siempre será bien recibida.

Esteban Morales, destacado académico cubano, fundador y director durante 18 años del Centro de Estudios Sobre Estados Unidos (CESEU) de la Universidad de La Habana, universidad de la cual ha sido decano de la facultad de Humanidades.

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=5060:una-forma-sutil-de-corrupcion&catid=4:en-cuba&Itemid=3