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Las guerras de Israel

Una invasión vista desde otros ángulos

Fuentes: Rebelión

En la víspera de la invasión israelí al Líbano, confluyeron varios acontecimientos cuyo repaso puede contribuir a descifrar la compleja realidad de Oriente Medio. Dos semanas antes, suceden dos hechos significativos. El acuerdo entre el primer ministro palestino, Ismail Haniya, de Hamas, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abbas, sobre el llamado […]

En la víspera de la invasión israelí al Líbano, confluyeron varios acontecimientos cuyo repaso puede contribuir a descifrar la compleja realidad de Oriente Medio.

Dos semanas antes, suceden dos hechos significativos. El acuerdo entre el primer ministro palestino, Ismail Haniya, de Hamas, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abbas, sobre el llamado Documento de los Prisioneros, un texto redactado por los presos más destacados palestinos en las cárceles israelíes, que además de pedir el fin de las hostilidades entre diferentes facciones palestinas, defendían la creación de un Estado palestino en las fronteras previas a la guerra de 1967, reconociendo de este modo e implícitamente el Estado de Israel. Segundo, la decisión de Abbas, -y a pesar de la oposición de Hamas-, en someter este punto a un referéndum, previsto para el pasado 26 de julio. Es obvio que el presidente para convocar una arriesgada consulta, tenía la firme convicción de que el «sí» al reconocimiento del Estado hebreo» iba a ganar.

De este modo, estaríamos ante un nuevo panorama político en el que por un lado el Hamas político demostraba posiciones flexibles, y por otro el propio pueblo palestino, por el cansancio o por el enquistamiento de la situación, iba a optar por el pragmatismo. Sin embargo, el ala militar de Hamas, con sede en Líbano y dirigido por Khaled el Mashaal, el exiliado líder palestino, se puso duramente tanto a aquel acuerdo como al referéndum. Días después esta facción de Hamas ataca un puesto de vigilancia israelí y rapta un saldado. ¿Es que pretendía provocar una reacción israelí y abortar el proceso de la normalización en las relaciones de ambas partes?

La gravedad de la crisis creada invitó al presidente egipcio Hosni Mubarak mediar entre Hamas y el ejecutivo Israelí para intercambiar los presos. Curiosamente justo antes de que los acuerdos conseguidos se hicieran públicos, la milicia libanesa de Hezbollah -aliada de Hamas-, captura dos soldados israelíes en una incursión militar. ¿Es posible que Hezbollah pretendiera neutralizar la mediación egipcia?

Sea como fuere, ninguna de las dos organizaciones se imaginaba que Israel iba a utilizar estos incidentes para llevar adelante sus propios planes expansionistas en la zona.

Hace meses que los mandatarios hebreos tienen bloqueadas todas las vías de acceso a la franja de Gaza, e impiden la importación de incluso de alimentos básicos como la harina, provocando según la ONU una crisis humanitaria. Tampoco habían dejado de exhibir su amenaza militar. La matanza de los civiles en una playa de la franja de Gaza, fue otro mensaje al pueblo palestino de que deben elegir entre «morir y marcharse». Estas medidas, al servicio del plan de la desarabizacion de Israel ya viene dando resultados deseados. Desde la segunda intifada miles de palestinos han abandonado su tierra.

Una vez neutralizando el gobierno palestino, e insistiendo en su incapacidad de ser un interlocutor válido (y por ello habría que imponerle una paz unilateral), el siguiente paso de Israel sería eliminar a Hezbollah. Con el asesinato del ex primer ministro libanés Rafigh Hariri y Siria bajo la sospecha, la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU, le exigía a este país la retirada de sus fuerzas militares del Líbano, y preveía el desarme de aquella milicia chiita. La primera exigencia ya se ha cumplido, pero, ¿Quién debía o podía desarmar a Hezbollah? Una intervención del ejército libanés provocaría otra guerra civil. Entonces, ¿Los ejércitos de la OTAN? con Irak en el trasfondo, estos no quisieran entrar en lo que podría ser otro nido de abejas. La única fuerza posiblemente capaz de realizar esa arriesgada tarea era el ejercito israelí, a quien solo le faltaba el pretexto, que ahora ya lo tiene. Aunque, quizás por el momento prefiera que una fuerza de interposición se instale en el sur del Líbano, y además de hacerse cargo de Hezbollah, dejara fuera del control del gobierno del Libanés, el sur de su propio país. Un extraño cambio de postura, puesto que Israel siempre ha estado en contra de la presencia una fuerza multinacional en el sur del Líbano.

Incidentes que han servido a Israel para desviar la atención publica internacional de la grave situación humanitaria en Gaza, desacreditar al gobierno de Hamas, debilitar al Estado Libanés e implicar a Siria y a Irán como patrocinadores del terrorismo.

· Justamente Irán ha sido el otro gran perdedor causado por esta situación. La crisis del Líbano tapó el acuerdo de los G8 reunidos en San Petersburgo y el envío del expediente nuclear iraní al Consejo de Seguridad de la ONU. EEUU e Israel no han escatimado esfuerzos para implicarle al régimen de Irán en esta guerra. De nada ha servido que Seyed Hasan Nasrolah, secretario General de Hezbolha desmienta tal implicación ni que el gobierno iraní. Ni tampoco que, ante los rumores que afirmaban que los soldados raptados iban a ser trasladados a Irán, las autoridades de este país advirtieran que Teherán no tiene ni quiere nada que ver con estos hechos. .

La Administración Bush, por su parte, ha sacado su propio provecho político de esta situación, razón por la cual no tiene ninguna prisa para apagar este fuego. La crisis actual, al colocar el caos iraquí en un segundo plano le permite respirar algo, y de paso, le prepara el terreno- al acosar a Hamas y Siria y desarmar a Hezbollah- para una futura agresión militar a Irán.

Palestina, Líbano, Siria, Irak e Irán. ¿Se trata de las piezas de un mismo puzzle? El plan de crear el Gran Israel en perspectiva.

Nazanín Amirian es periodista iraní