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Violencia y criminalidad capitalistas

Fuentes: Rebelión

En otro acto de brutal violencia estatal, un agente de policía de la ciudad de North Charleston en el estado de Carolina del Sur, asesinó a sangre fría a un hombre afroamericano desarmado mientras éste se alejaba del agente policiaco. La víctima, Walter Scott, un trabajador de 50 años de edad, fue detenido por una […]

En otro acto de brutal violencia estatal, un agente de policía de la ciudad de North Charleston en el estado de Carolina del Sur, asesinó a sangre fría a un hombre afroamericano desarmado mientras éste se alejaba del agente policiaco. La víctima, Walter Scott, un trabajador de 50 años de edad, fue detenido por una luz rota en su auto antes de que recibiera cinco disparos en la espalda. Este caso es aún más horrífico, aunque de ninguna manera fuera de lo común, debido al intento por parte de la policía de encubrir su brutal crimen.

En el relato original del agente, éste afirmaba sentirse amenazado por Scott quien, según el policía, trató de agarrar su pistola taser durante un altercado. Sin embargo, un vídeo capturado por el teléfono celular de Feidin Santana, un hombre de 23 años procedente de la República Dominicana, no sólo desmintió el relato del policía al revelar el brutal asesinato, sino también mostró el intento de encubrir el crimen salvaje.

La completa bancarrota moral de la policía como institución dentro de la sociedad capitalista se paseaba desnuda por la cámara de Santana mientras grababa al policía disparar ocho veces sin piedad ni aviso a Scott, registrar su cuerpo mientras yacía cara hacia abajo en el suelo, esposarlo y regresar al lugar de la discusión inicial para entonces recoger lo que parece la pistola taser que se había caído y colocarla al lado del cuerpo de la víctima mientras agonizaba. En una entrevista televisada de CNN el testigo, Santana, afirmó que el agente tenía el control de la situación en todo momento y, de hecho, disparó a Scott con su pistola taser antes de descargar las balas letales de su arma de fuego. Santana también refutó la afirmación de otros agentes que llegaron a la escena de que se le dieron los primeros auxilios a la víctima mientras yacía moribundo.

La militarización de una fuerza policíaca cada vez más fascista en la sociedad capitalista es una expresión de la creciente preocupación de la clase dominante. En medio de la extrema polarización entre los que tienen y los que no, los capitalistas buscan no solamente blindarse para mantener su dominación de clases, sino criminalizar la misma pobreza que engendra su sistema. Sin embargo, lo que este más reciente ejemplo demuestra es que el principal perpetrador de la violencia y la criminalidad es el sistema capitalista. La violencia de Estado, llevada a cabo en la forma de guerras entre rivales capitalistas así como la represión interna de las masas trabajadoras dentro de cada nación capitalista, es sólo la más evidente manifestación de esta violencia criminal.

Cada día, el capitalismo condena a la inmensa mayoría de la humanidad a condiciones inhumanas. No sólo les priva de las necesidades de la vida, sino los obliga a vivir una existencia precaria y muchas veces salvaje en la que, a fin de sobrevivir, se tiene que llevar a cabo actos de desesperación. Esta es una forma de violencia aún más penetrante y criminal que los capitalistas imponen a la masa de trabajadores y pobres cada día. Entonces, le dan rienda suelta a su brazo represivo para impartir la «justicia burguesa» a los pobres mientras que sus aparatos de propaganda inculpan a las mismas víctimas de su sistema. Al mismo tiempo, los crímenes y la violencia perpetrados por los capitalistas a nombre de las ganancias continúan con impunidad.

 

La publicidad dada a este más reciente ejemplo de violencia y criminalidad capitalistas ha desatado los ya muy comunes llamados liberales para reformas tales como la introducción de cámaras corporales y mayor diversidad de la fuerza policíaca. La realidad, sin embargo, es que a pesar de la proliferación de actitudes racistas entre muchos agentes de la represión estatal, la violencia sancionada por la clase dominante está dirigida a todos los pobres sin excepción. El creciente odio hacia la policía entre los pobres e incluso muchos elementos relativamente mejor acomodados de la clase obrera en EEUU, trasciende las comunidades ‘de color’. Es una respuesta a lo que sólo puede ser descrito como un permanente estado de sitio que existe en las comunidades pobres dentro de los centros del capitalismo. Es otra expresión más del deterioro social de la sociedad capitalista.

 Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.