El plan al que vengo haciendo referencia desde la parte primera de este artículo, ha sido construido entre cuatro paredes. Entre el círculo íntimo de Donald Trump – que incluye lógicamente a su yerno Jared Kushner– y Tel Aviv, donde la figura de Benjamín Netanyahu se impone incluso sobre los sectores más ultrarreaccionarios de Israel.
En este plan, igualmente, se ha contado con el conocimiento y aprobación tácita de dos gobiernos tan genuflexos como traidores a la causa palestina: El gobierno egipcio presidido por Abdelfatah al Sisi y la tarea de gendarme contra el pueblo palestino de Gaza en el control del paso fronterizo de Rafah. La Monarquía saudí, donde destaca Mohamad bin Salman, como ejecutor de todas las políticas pro imperialistas en Oriente Medio, que incluye la agresión contra Yemen desde marzo del año 2015, su intervención en la guerra en Libia y su apoyo a los grupos terroristas que atacan a Siria. Por tanto, difícilmente alguien que incluso tenga un déficit de neuronas podría denominar Acuerdo a este plan impositivo.
Es un plan belicista, que implica seguir usurpando las tierras palestinas, su cultura, vestuario, comida, música, denominar con nombres hebreros las aldeas y pueblos ocupados de tal forma de demoler piedra por piedra cualquier vestigio palestino, ya sea en la Palestina Histórica, aquella ocupada desde el año 1948, como aquellas zonas que han se han ido ocupando desde la guerra del año 1967. Las huestes sionistas se preparan a dar el asalto final a las aspiraciones y derechos palestinos. El corrupto primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu en concordancia con el ex jefe del estado mayor del Ejército ocupante, Benny Gantz, en reunión con su partido, el Likud, sostiene que Israel no puede perder la oportunidad histórica de anexar Cisjordania. Esto en la idea de llevar adelante esa idea necia y peligrosa del Gran Israel. Sus palabras los delatan ¡oportunistas!
El Plan Dalet no ha Terminado
El régimen cívico-militar sionista, aprovechando la pandemia por el Covid 19, incrementa el poder destructor de su propia versión del patógeno, llevando a cabo el proceso de sionización de Al Quds. Esto, como parte del objetivo general de invisibilizar aún más al pueblo palestino y finalmente exterminarlos, como fue planteado ya en el Plan Dalet surgido en las filas del extremismo de los líderes de colonos extranjeros de creencia judía, tras la Resolución N.º 181 de diciembre de 1947 donde planificó la “protección” de lo que consideraban serían sus futuras fronteras, tras el proceso de limpieza étnica, expulsión, exterminio de la población palestina, destrucción de villas y urbanizaciones palestinas.
Este plan fue implementado, bajo el silencio obsequioso de Gran Bretaña, que aún ejercía el mandato sobre Palestina, por las fuerzas paramilitares Irgún, Haganah, Lehi. Estos terroristas, en el mes de marzo del año 1947 comenzarían sus ataques para así garantizar el control de aquellas áreas que supuestamente el plan de partición les otorgaría. La masacre de Deir Yassin es un ejemplo de estos actos extremistas, que meses antes de la proclamación de la entidad sionista, ya habían comenzado la limpieza étnica en Palestina. Masacre unida a una política de terror utilizando medios de comunicación como las radios, llamando a la población palestina a abandonar sus hogares so pena de sufrir el destino de sus hermanos de Deir Yassin, como sucedió también en Ein Al Zeitune.
Entre el 13 de marzo al 15 de mayo de 1947 dos centenares de villas palestinas (en la denominada Palestina histórica, aquella ocupada desde el año 1948 por el sionismo) fueron desalojadas por los extremistas de las bandas de colonos terroristas de creencia judía. Las ciudades de Tabariyyah, Haifa, Safat, Beisan, Jaffa y Akka cayeron en manos de este ávido extremismo, que ocupó suelo palestino aún antes de la llamada guerra del año 1948 y antes que cualquier soldado árabe haya pisado Palestina, para enfrentar al bandidaje ocupante y colonizador. Prueba clara de la falsificación histórica y los mitos fundacionales construidos por el sionismo.
Nada de lo descrito, nada de lo determinado por los organismos internacionales, ni de aquello que la historia señala respecto a la ocupación, colonización, expolio y crímenes cometidos por el sionismo ha bastado para condenar a este régimen y aplicar las leyes que la propia “comunidad internacional se ha dotado”. Por ejemplo, ocupar la Carta de las Naciones Unidas y su capítulo VII con referencia a considerar al régimen israelí como una amenaza a la paz y con ello aplicar el articulado que permita sancionarlo, bloquear el espacio aéreo, que usurpa para impedir que siga atacando a Palestina y sus vecinos. Detener a sus líderes políticos y militares bajo las acusaciones comprobadas de crímenes de guerra. Aplicar sanciones económicas, políticas, diplomáticas, militares como las que se llevaron a cabo contra el régimen de apartheid en Sudáfrica y que fueron minado el poder de ese racismo. Crear una fuerza internacional de interposición que obligue al respeto de los derechos humanos del pueblo palestino y se trabaje internacionalmente por un tribunal que juzgue al sionismo y sus crímenes.
Israel sostiene que va a seguir con su proceso de usurpación de tierras palestinas en Cisjordania, en el valle del Jordán y en los territorios al Norte del mar Muerto y los países del mundo frente a esta clara declaración criminal simplemente emiten palabras de condena tibias, sin mayor fuerza. Palabras de buena crianza para no acusarlos cómplices activos de los criminales sionistas. Declaraciones timoratas que garantizan la impunidad de estos colonos afincados en suelo palestino, declaraciones medrosas sin efecto concreto alguno, como ha sido tradicional por parte de la ONU y la Unión Europea, por ejemplo. La ONU, Francia, Alemania, la Liga árabe han instado a Israel a renunciar a “las medidas unilaterales” contra Palestina, advirtiendo que el plan de anexarse partes de Cisjordania es ilegal.
Pero…sabemos que es ilegal. Sabemos con claridad que las hordas israelíes no respetan el derecho internacional, que la impunidad es parte de su conducta habitual, que la protección del imperialismo les da el combustible para agredir a quien le venga en ganas, fabricar armas nucleares así no haya firmado el Tratado de no Proliferación Nuclear y disponga de al menos 200 artefactos de destrucción masiva. Una entidad infame que se ha cobrado decenas de miles de víctimas palestinas, que ha creado dos grandes campos de concentración, como son Gaza y Cisjordania. Un régimen victimario que se viste aún, después de 80 años del ropaje de víctima, cuando es claramente el agresor, el torturador, el criminal que chantajea al mundo con un genocidio cuyas culpas las ha pagado el pueblo palestino a costa de su sangre, sus muertos y la pérdida importante de sus territorios, sin haber tenido arte ni parte en los crímenes cometidos contra alemanes, polacos, franceses, holandeses, de creencia judía, eslavos, homosexuales, personas con discapacidad física y mental, cristianos, militantes de partidos de izquierda, entre otros.
El criminal es además un falsificador
Un sionismo que ha usufructuado de esa criminal “solución final” que sufrieron europeos de creencia judía, preconizada por el nacionalsocialismo, que a fines de los años 50 comienza recién a referir el nombre de Holocausto, convirtiéndolo en una industria como ha señalado Norman Finkeslstein. Un hijo de padre y madre prisioneros en campos de concentración del Tercer Reich y que sin embargo es capaz de mostrar la degradación moral de la entidad sionista a través de su libro “la Industria del Holocausto” (1). Un régimen falsificador de la historia, creador de mitos, que incluso roba la historia del pueblo y la tierra que ocupa, sus costumbres, su vestuario, arqueología, sus comidas, canciones.
Un sionismo que se viste con el ropaje de considerarse un pueblo semita cuando sus ancestros hay que encontrarlos en Europa y en Jazaria. Una etnocracia sin fronteras como suelen definirse en materia de sus mitos fundacionales. Una ideología sionista que ha aprovechado la religiosidad de los judíos para generar una historia construida por “talentosos reconstructores del pasado, cuya imaginación fértil inventó, en base a fragmentos de memoria religiosa, judía y cristina, un encadenamiento genealógico continuo”, como lo expresa el historiador israelí, nacido en Austria, Shlomo Sand. Un historiador que ha causado enorme polémica entre la casta dirigente israelí y en aquellos ciegos, sordos y mudos que prefieren inventarse una historia que reconocer que han sido partícipes de un proceso de ocupación y colonización a costa de un pueblo al cual han masacrado.
Para Sand en los años 80 del siglo XX (2) esa “historia oficial sionista” sufre un enorme remezón, que hace temblar los mitos fundacionales según lo señala en su libro “La invención del pueblo judío”. “Los descubrimientos de la nueva arqueología contradicen la posibilidad de un gran éxodo en el siglo XIII antes de nuestra era. Del mismo modo, Moisés no pudo liberar a los hebreos de Egipto y conducirlos hacia la «tierra prometida», por la sencilla razón de que en esa época «la tierra prometida» estaba en manos de los egipcios. Además, no se observa ninguna huella de una revuelta de esclavos en el reinado de los faraones, ni de una conquista rápida del país de Canaán por parte de un elemento extranjero. Tampoco existe signo o recuerdo del suntuoso reino de David y Salomón”.
Para este historiador israelí, “Los descubrimientos de la década transcurrida muestran la existencia, en esa época, de dos pequeños reinos: Israel, el más poderoso, y Judea. Los habitantes de esta última tampoco sufrieron el exilio en el siglo VI antes de nuestra era: sólo sus elites políticas e intelectuales debieron instalarse en Babilonia. De este encuentro decisivo con los cultos persas nació el monoteísmo judío. En cuanto al exilio del año 70 de nuestra era, ¿se produjo efectivamente? Paradójicamente, este «hecho fundacional» en la historia de los judíos, que origina la «diáspora», no dio lugar a la menor obra de investigación. Y por una razón muy prosaica: los romanos nunca expulsaron a ningún pueblo en la región oriental del Mediterráneo”.
Al constatar que nos encontramos ante una entidad criminal, que ha hecho de estos 72 años una vida dedicada al pillaje, la ocupación, colonización, usurpación, expolio y exterminio del pueblo palestino. Un régimen que no ha cumplido con ninguna resolución de los cuerpos y organismos internacionales con que se dotaron los países, justamente para evitar las causas y efectos de la Segunda guerra mundial, donde 60 millones de seres humanos fueron asesinados y otras decenas de millones heridos, entre ellos millones de hombres y mujeres connacionales de los países en guerra de creencia judía pero también cristianos, musulmanes, razas diversas consideradas inferiores tanto por alemanes como por japoneses.
Y hoy, si día a día nos llegan informaciones del asesinato de hombres y mujeres (entre ellos numerosos niños) la detención indiscriminada de aquellos que se movilizan por la defensa de su tierra. La demolición de viviendas palestinas, construcción de más y más de este muro vergonzoso que genera guetos y apartheid. Si día a día vemos como la soldadesca destruye cultivos, arranca olivos, detiene en forma brutal a aquellos que quieren orar en sus sitios sagrados. Si cada día que pasa el número de asentamientos con colonos extranjeros armados hasta los dientes se instalan en forma descontrolada en tierras cisjordanas, robando las mejores tierras y acuíferos palestinos. Si tenemos claro que todo esto sucede a contrapelo del derecho internacional, ¿por qué no actuamos y eliminamos de una vez esta ideología criminal llamada sionismo?
Esa claridad ha quedado en la sola protesta, con excepciones de aquellos que ofrendan día a día su vida bajo los conceptos de autodeterminación, dignidad, libertad. No queda otro camino que actuar con firmeza contra el sionismo, con todo el peso legal que esta “comunidad internacional” ha tomado contra países a los cuales, por mucho menos, los ha invadido, creado espacios aéreos segregados, que ha sacado gobiernos, llevado tropas de las naciones Unidas o Coaliciones internacionales para la defensa de lo que llaman democracia, derecho humanitario y protección civil. ¿Dónde están esas razones cuando se trata de Palestina? Hay que actuar con hechos concretos aunque ello implique una lluvia de misiles contra los centros militares de este régimen que se acostumbró a que disparar, bombardear, asesinar sin que exista una devolución proporcionada.
Por eso este régimen cobarde y vil ataca al pueblo palestino pues el desequilibrio militar les permite actuar sobre terreno seguro pues bien saben que cuando tienen que enfrentar a comandos armados la cobardía los sobrecoge y termina pidiendo que intervenga la ONU para solicitar ceses al fuego. Así lo hicieron cuando tuvieron que abandonar el Líbano el año 2000, en la guerra de los 33 días contra Hezbola el año 2006 que significó una derrota que hasta el día de hoy los aterra. Así ha sido cuando tienen que enfrentar a los milicianos palestinos armados. El sionismo es una ideología de cobardes, que sobrevive bajo el manto protector de Estados Unidos y los cabildeos que le proporcionan armas, dinero e impunidad.
Insisto, cuando se trata del régimen israelí. No basta una protesta atractiva desde el punto de vista comunicacional pero sin esencia, ni fondo ni decisión. Tal es el ejemplo de Francia que ha instado a Israel a que no siga con sus “medidas unilaterales respecto a Cisjordania” y que cualquier anexión no quedará sin respuesta”. ¿Qué hará Francia, desplegar su flota naval e instalarse frente a las costas levantinas de Palestina ocupadas por Israel y bloquear las naves de guerra sionistas? ¿Francia ocupará las bases militares que tiene en Djibouti, como también en Oriente Medio para presionar al régimen sionista que no siga con sus crímenes? ¿Atacará Francia los centros de mando militar sionistas como lo hizo en Libia para derrocar a Gadafi bajo los supuestos de defender a los ciudadanos libios de la violación de sus derechos humanos?
El canciller francés, Jean-Yves Le Drian, en un intercambio telefónico mantenido el martes con su par egipcio, Sameh Shukri – un Egipto más cercano a Israel que a Palestina – describió como unilaterales las medidas que pretende tomar Israel. Bien sabe Francia que de unilaterales, nada. No se toman medida desde Tel Aviv sin que cuente con el beneplácito del régimen cívico-militar estadounidense. Más concreto y honesto con el tema que atañe a Palestina y su ocupación fue la opinión dada por Jean Paul Lecoq, miembro de la Asamblea Nacional de Francia, quien afirmó: “dejemos de ser fuertes con los débiles y débiles con los fuertes y como primer acto simbólico pero de importancia es reconocer inmediatamente el Estado palestino”.
Un Estado palestino declarado el día 29 de noviembre del año 2012, por la Asamblea general de las Naciones Unidas como Estado Observador no Miembro, reafirmando el derecho inalienable de Palestina a tener un territorio bajo las fronteras definidas antes de la guerra del año 1967. Un Estado reconocido como tal por 135 países y que sin embargo aún no obtiene su autodeterminación, en un hecho que debe llenar de vergüenza y oprobio a las Naciones Unidas, que a 72 años de la proclamación de la entidad sionista siguen sin combatir la impunidad de la que goza para cometer sus crímenes a costa del pueblo palestino. Agredir a los países vecinos a este régimen y devenir en un Virus que sólo ocasiona dolor y muerte en el Levante Mediterráneo sin que se tomen las medidas para su total erradicación.
www.segundopaso.es
- https://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=10030. La industria del holocausto, de Norman G. Finkelstein, judío, quita la sábana que hay sobre los cadáveres de judíos asesinados en Alemania nazi para que sepamos quienes son los gusanos que viven a costa de sus cuerpos. Frente a las continuas campañas de venta de libros que explotan el holocausto de forma desvergonzada y lastimera, con la finalidad de difundir una idea de persecución exclusiva sobre los judíos, – últimamente hay alguno que no hacen más que anunciar en los medios de mayor difusión, por algo es, formando el anuncio con adjetivos como emocionante y apasionante, añadiendo la palabra holocausto, anzuelo para lectores inocentes-.
- https://mondodiplo.com/como-se-inevnto-el-pueblo-judio ¿Constituyen los judíos un pueblo? Un historiador israelí da una nueva respuesta a esta vieja pregunta. Contrariamente a la idea preconcebida, la diáspora no nació de la expulsión de los hebreos de Palestina, sino de las conversiones sucesivas en el norte de África, en el sur de Europa y en Oriente Próximo. Esto hace tambalear uno de los pilares del pensamiento sionista, el que querría que los judíos fueran los descendientes del reino de David y no –¡Dios nos coja confesados!– los herederos de los guerreros beréberes o de los caballeros jazares.