Ayer me tocaba llamar por teléfono por la mañana a mi amigo Neira Vilas, el motivo era para invitarlo a formar parte del Comité Gallego que se está impulsando por el 50 aniversario de la muerte del Che Guevara. Desde hace varios meses habíamos previsto que le filmaría, para contarme su etapa en Cuba, trabajando […]
Ayer me tocaba llamar por teléfono por la mañana a mi amigo Neira Vilas, el motivo era para invitarlo a formar parte del Comité Gallego que se está impulsando por el 50 aniversario de la muerte del Che Guevara. Desde hace varios meses habíamos previsto que le filmaría, para contarme su etapa en Cuba, trabajando a las órdenes del Che en el Ministerio de Industria. También habíamos quedado que me entregaría las copias de las cartas, que el padre del Che don Ernesto Guevara Linch, le dio con la promesa de no difundirlas mientras el viviera. Una llamada telefónica durante la mañana me informaba de su muerte, cuando estaba hablando de literatura con Cesar Cunqueiro, justo de las coincidencias literarias del gran poeta cubano José Lezama Lima y la poesía de su padre Álvaro Cunqueiro.
NEIRA VILAS Y LA REVOLUCIÓN CUBANA
Durante los años previos al triunfo de la revolución, el Movimiento 26 de Julio constituyó una delegación en Buenos Aires que funcionaba en el Centro Orensano. El responsable de este comité era el exiliado cubano Santiago Riera, y del cual participaba, Anisia Miranda (cubana de origen gallego) y Rafael Granados, contando con el apoyo de Neira Vilas. Según nos relata el autor de Memorias dun neno labrego los integrantes del Movimiento 26 de Julio tenían una estrecha relación con los nacionalistas gallegos de Buenos Aires. Según el escritor ambos grupos patrióticos tenían muchas cosas en común, que generaban simpatías mutuas. Mientras tanto, Luis Seoane decía por aquellos tiempos en su programa radiofónico Galicia Emigrante: «…En estos días en que un hijo de gallegos, Fidel Castro, al que le acompañan en su estado mayor guerrilleros gallegos, lucha por la libertad de Cuba, uno de los países de América, como en el caso de Argentina y Uruguay, llevan con amor en lo más entrañable de su corazón». Un hijo de gallegos, Fidel Castro, se juega su vida por la libertad de su pueblo sin ayuda de nadie, como no sea de su propio pueblo, y ante la indiferencia de la mayoría de los gobiernos de América. Solo con el aliento para su gesta de la prensa y la adhesión moral – ¿qué otra cosa podrían ofrecer?- de los intelectuales. En esa isla que llamaron en frase bastante cursi «la perla de las Antillas, que fue explorada por el navegante gallego Ocampo, donde Evelino de Compostela alcanzó la fama de santidad y donde tantos ilustres hijos de Galicia tuvieron acción destacada. Donde vivieron y sufrieron tantos desterrados gallegos, como el gran poeta Curros Enríquez, y nacieron tantas bellas obras que fecundaron el pensamiento galaico, como las primeras ediciones de Cantares gallegos de Rosalía, o la Historia de Galicia de Murguía, se vuelve a teñir de sangre gallega. De hijos y nietos de gallegos. Porque de Galicia y no de otras partes es la mayor cantidad de sangre que en estos días, como siempre, como hace sesenta años, riega el suelo de Cuba». (4 de mayo de 1958).
NEIRA VILAS ENTUSIASTA DIFUSOR DE LA REVOLUCIÓN EN MARCHA
En el mes de agosto de 1958 Neira Vilas edita en el periódico Lugo del Centro Lucense de Buenos Aires un poema bajo el título «Fidel Castro». El poema está dedicado a Santiago Riera, un exiliado cubano que residió una temporada en Buenos Aires y que desarrolló una intensa campaña de difusión sobre los objetivos del Movimiento 26 de Julio.
FIDEL CASTRO
Personaje de acero que provees
anhelos de Justicia y Libertad;
héroe gigante de ejemplar bravura;
fuerza y voluntad de genial titán.
Fidel, tu nombre es por sí un destino
que fácilmente cumpliendo estás,
pues eres fiel a la Patria donde naciste
como pocos lo fueron jamás.
Tu apellido noble y trascendente
está indicando un símbolo augural;
Castro fue doña Constanza de Arias,
y Castro la digna Inés de Portugal.
Castro los Lemos, don Pedro y don Fernando,
y Castro Rosalía, Tórtola impar
que clamó justicia a los cuatro vientos
cuando vio a su pueblo encadenado.
Vienes de raza, Fidel, que no doblega:
sangre gallega en tus venas hay:
eres heredero en esencia de un gran pueblo
dispuesto siempre a defender su suelo.
Cuando entran las legiones de Octavio Augusto
en nuestra Tierra, en fiero vendaval,
los guerrero gallegos no se rinden:
se van al monte Medulio a pelear.
Y allí sitiados, ya sin esperanza,
una agorera noche de lunar
se mataron entre sí, serenamente,
antes de entregarse con vida.
Valientes como aquellos son tus hombres
prestos a perecer si hace falta,
porque prefieren a vivir esclavos
cambiar la vida en sacra libertad.
Medulio también es Sierra Maestra
donde luchan con fe los buenos cubanos;
pero el ejército vil del nuevo César
nunca jamás, Fidel, os vencerá.
Xosé Neira Vilas
TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN
El 1 de enero de 1959 Fidel Castro, al frente del movimiento 26 de Julio con el apoyo de la inmensa mayoría de la población, derrota al dictador Batista. La noticia conmueve al mundo e ilusiona a una América Latina postergada. Mientras en Cuba la población seguía celebrando la revolución victoriosa, en la Argentina se recibían con fervor las noticias llegadas desde la isla. El 9 de enero de ese mismo año se festejó el XVI Aniversario del Centro Lucense de Buenos Aires. En el Hogar Gallego de la calle Belgrano se dieron cita varios centenares de socios en una cena de confraternización. A la hora de los discursos su presidente el señor Manuel Fernández después de hablar de la historia del centro hizo alusión al triunfo de la revolución cubana. Opinión Galega recogió parte del discurso de Fernández: «hizo referencia a Cuba, recuperada para la libertad, y al jefe de la revolución, Fidel Castro, de estirpe gallega, señalando la presencia en la mesa del señor Gonzalo Castro, tío del jefe cubano. El señor Fernández fue calurosamente aplaudido y felicitado». Un día después, el 10 y 11 de enero se reunieron los dirigentes más destacados del nacionalismo gallego del Río de la Plata en una Conferencia Interplatense de las Hermandades Gallegas.
La cita fue en el Centro Pontevedrés de Buenos Aires con la presencia del Consejo de Galicia. Estaban en representación del gobierno gallego en el exilio Antón Alonso Ríos, Ramón Suárez Pícallo y Elpidio Villaverde. La Conferencia fue abierta por el presidente de las Hermandades Alfonso Fernández Prol y entre los delegados estaban entre otros: Rodolfo Prada, Gervasio Paz Lestón, Lois Guede, X. Lema Novo, Xosé Benito Abraira, Manuel Puente, Ramón de Valenzuela, Xosé Neira Vilas, Antón Suárez Dopazo e Indalecio Tizón. Al día siguiente en la sesión de clausura se tomó el siguiente acuerdo: «Rendir homenaje a la república de Cuba con motivo de su liberación de la dictadura y comunicar el acuerdo al heroico jefe de la revolución Fidel Castro por medio de la Embajada de Cuba en Buenos Aires». El periódico Lugo del Centro Lucense de Buenos Aires señalaba en la portada del mes de enero de 1959: «La república de Cuba tiene para los gallegos una significación especial entre los países de Hispanoamérica, por la gran corriente inmigratoria de nuestros paisanos y la consecuente influencia que eso determinó en nuestras costumbres, en las actividades de todo tipo y en todas las formas de vida de ese país. El hecho de que el heroico jefe de la revolución sea hijo de padre y madre gallegos – lucenses, para ser más precisos -es una demostración elocuente de tal influencia y contribuye a exaltar nuestro grado de simpatía, por cuanto representa, tanto por el esfuerzo tenaz de su lucha como por los principios que animan y orientan la configuración del prototipo de nuestra estirpe…» Pocos meses después del triunfo de la revolución, Xosé Neira Vilas señaló en un artículo en Opinión Galega, bajo el título «Fidel Castro: Retoño Gallego» en referencia al paso de Fidel por Buenos Aires: «El héroe de Sierra Maestra estuvo hace algunos días en Buenos Aires. Todavía nos parece mentira. Durante dos años largos, los cables trajeron noticias -bien pocas por cierto, debido a la censura- sobre la lucha armada del Movimiento 26 de Julio en la provincia de oriente, que después se extendió a Camagüey, Las Villas, Matanzas, hasta derribar una de las más feroces tiranías de esta sufrida América. Fidel Castro es un auténtico líder de la libertad. Hombre joven, generoso, valiente, que después de defender los derechos de los pobres, de los explotados desde su bufete de abogado, cuando la situación se hace más significativa bajo la bota criminal de Batista, abandona su profesión para dedicarse a una acción romántica, que después del prolongado calvario habría de echar por tierra la tiranía. El pueblo de Cuba siguió y sigue a Fidel. Es un pueblo maravilloso. Son los hijos y los nietos de aquellos mambises que después de prolongada y cruenta lucha contra las fuerzas del ya caduco imperio español, lograron la independencia de la Isla. Cuando encarcelan a Fidel a raíz del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, al preguntársele quién había sido el inspirador de aquel hecho, responde sin titubeos: José Martí. Y en Buenos Aires, ante preguntas malintencionadas, contesta: «No dependemos de ningún dogma; solo abrazamos un «ismo»: el cubanismo». Parece mentira. Fidel está frente a nosotros. Todos quieren verlo. Lo agarran, le piden autógrafos, algunos más supersticiosos quieren tocar su uniforme. Y de repente alguien, un fornido y resuelto anciano pugna por acercarse a él: es don Gonzalo Castro, gallego, hermano del padre de Fidel, que lleva muchos años en la Argentina. Tío y sobrino se abrazan, y de entre el murmullo de voces surge la del héroe que dice: -Iré mañana a comer contigo, a condición de que me hagas caldo gallego-.
Nosotros, como gallegos, como amantes de la libertad, como identificados con la causa cubana -no podremos contener la emoción y la alegría que nos produce la presencia de este hombre excepcional que lleva nuestra misma sangre y que hoy es el más auténtico líder popular del Continente. Desde estas líneas manifestamos a Fidel Castro y al magnífico pueblo cubano, fiel custodio de la revolución, no solo nuestra simpatía y nuestra adhesión, sino también nuestro agradecimiento, pues no dudamos de las consecuencias favorables que derivarán del ejemplo del Movimiento 26 de Julio como llamada de atención a otros pueblos oprimidos, entre ellos Galicia. En mayo de ese mismo año Neira Vilas escribe otro artículo en el periódico Lugo que saldrá en la portada del periódico bajo el título «Fidel Castro y la Revolución». En él dirá: «La revolución cubana es una llamada de atención a los pueblos oprimidos. Un ejemplo de patriotismo y coraje. Un desafío a toda forma de dictadura». El 30 de mayo de 1960 Arturo Cuadrado señalaba en el periódico Galicia de la Federación de Sociedades Gallegas: «Y ahora Cuba. Fidel Castro es hijo de gallegos. Es muy reciente la historia para contarla. Lo mejor es vivirla…» Con la posterior crisis de los misiles y la declaración por parte de Fidel Castro de la República Socialista de Cuba, los apoyos de la colectividad se fueron reduciendo a los sectores comunistas o nacionalistas de izquierda, localizados en la Federación de Sociedades Gallegas. Neira Villas y su compañera Anisia Miranda no dudan de viajar A Cuba y radicarse en aquel país. Allí vivirá una parte importante de su vida, comprometidos con la revolución cubana.
A mi amigo Xosé Neira Vilas ¡hasta la Victoria siempre!
SINTESIS DATOS BIOGRAFICOS:
Xosé Neira Vilas (Gres, Vilar de Cruces, Pontevedra, 1928 – 27 de noviembre 2015), narrador, ensayista, periodista investigador de la emigración y poeta en lengua gallega.
Emigró a Buenos Aires en 1949. Se casó con la escritora cubana Anisia Miranda, hija de gallegos, y se trasladó a Cuba, donde desarrolló su labor literaria. Tras treinta y un años en la isla caribeña, ya jubilados, regresaron a Galicia en 1994 para vivir en Gres donde dirigieron la Fundación Xosé Neira Vilas. Fue miembro numerario de la Real Academia Galega, Doctor Honoris Causa por las Universidades de A Coruña y La Habana, Premio de la Crítica Española (narrativa) y premio de la Crítica Gallega (ensayo). Le fueron concedidas las medallas Castelao, Padrón de Honra y Celanova Casa dos Poetas.
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