En estos días, la ciudad santa de Karbalá acoge a millones de peregrinos de diversas partes del mundo, para conmemorar en forma masiva la ceremonia del luto de Arbain – cuyo significado es 40 en árabe – representando así los cuarenta días de luto desde la Ashura en el mes santo de Muharram. Una conmemoración […]
En estos días, la ciudad santa de Karbalá acoge a millones de peregrinos de diversas partes del mundo, para conmemorar en forma masiva la ceremonia del luto de Arbain – cuyo significado es 40 en árabe – representando así los cuarenta días de luto desde la Ashura en el mes santo de Muharram. Una conmemoración que se da en un marco político regional complejo, con agresiones a diversos países musulmanes entre ellos, Siria, Irak, Afganistán, Yemen y la crónica ocupación de los territorios de Palestina.
Eppur si muove – y sin embargo se mueve – es una frase que la tradición científica atribuye al astrónomo italiano Galileo Galilei, obligado por la Inquisición Católica a abjurar de la Teoría Heliocéntrica del mundo y con ello desechar su escrito científico establecido en el «Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo ptolemaico y copernicano». Una idea que ya el Islam, según nos señala en su texto «La Civilización del islam» el intelectual Ricardo H.S Elia, había tratado con rigor «efectivamente, hacia el año mil, cuando en la Europa Cristiana se predecía el fin del mundo y la ignorancia y la superstición reinaban por doquier, al Biruni calculó el radio de la tierra y demostró que nuestro planeta giraba alrededor del sol…633 años después, el astrónomo italiano galileo Galilei (1564-1642) a los setenta años de edad debió comparecer ante un tribunal de la Inquisición y pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina – entre otras cuestiones el movimiento de la tierra». Abjuración que tendría una satisfacción póstuma para la memoria del científico italiano cuando 359 años, 4 meses y 9 días después de la sentencia de la inquisición el fallecido papa Juan Pablo II pidió perdón por la sentencia.
Sin duda, si consideramos el valor simbólico de la frase atribuida a Galileo sintetiza en ello la tenacidad, el vigor, la fuerza y la voluntad de enfrentar las más terribles pruebas, amenazas, exigencias y temores en pos de un ideal, de una creencia y sobre todo de la justeza de un actuar. Hoy, en el año 2016 occidental y el 1437 del calendario islámico en específico en el día 20 de Safar, el mundo musulmán y en especial millones de Chiitas se preparan para conmemorar Arbain, que se observa 40 días después del Día de Ashura – es decir la conmemoración del martirio del Nieto del profeta Muhammad, el tercer Iman de los Chiitas: El Iman Husayn ibn Ali y sus seguidores.
En un artículo publicado en las páginas de Islamoriente hace exactamente un año, cercano a Arbaín, sustenté la idea de la importancia del recuerdo histórico como ejemplo del valor del sacrificio para construir un futuro. Por ello recordar – volver a pasar por el corazón que es la raíz etimológica de este verbo resulta fundamental – recordar que tras el asesinato de Ali ibn Abi Talib, yerno de profeta Mahoma, cuarto califa y primer Imam chií, los seguidores del asesinado Imam proclaman a su hijo Hasan como nuevo califa. El gobernador de Siria, Muawiya ibn Abu Sufian, fundador de la Dinastía de los Omeya, pacta con Hasan un tratado que evitara más derramamiento de sangre manteniendo su mandato en Siria, con la promesa de devolver el mando a Hasan en el futuro. Ocho años después de esta acción, Hasan es envenenado por órdenes de Muawiya, en la ciudad santa islámica de Medina. Todo ello en el marco de la designación del hijo de Muawiya, Yazid como sucesor, traicionando así la promesa efectuada a Hasan y violando las normas islámicas y consideradas inaceptables por la Umma.
El hermano del envenenado Hasan, Hussein ibn Ali, nieto del profeta e hijo de Ali y Fátima -hija del Profeta- decide, bajo la proclamación de los habitantes de Kufa – denominados Shiatu Ali «los seguidores de Ali» – tomar el poder como único califa en clara oposición a Yazid quien instruyó al gobernador de la ciudad de Medina, Walid, para que forzará a Husayn a aliarse con su dinastía. Husayn se negó a tal pretensión exclamando: «Cualquiera parecido a mí, no aceptará a nadie parecido a Yazid como gobernante».
Husayn, acompañado de 72 fieles, junto a sus respectivas familias dan comienzo a su marcha hacia la ciudad de Kufa, para asumir el califato y encabezar así la oposición al segundo Califa Omeya Yazid, que representaba la imagen viva del gobernante injusto y alejado de la línea de moral islámica. A pesar de los llamados de sus seguidores a no acudir con sus familias a Kufa, Husayn, convencido de la justeza de sus planteamientos y conducta responde antes de partir a su destino, «»… La muerte es ciertamente para la humanidad, al igual que la traza del collar en el cuello de las mujeres jóvenes. Soy un enamorado de mis ancestros como el entusiasmo de Jacob a José… Todos, quienes vayan a dar tributo de su sangre para nuestro bien y estén preparados para encontrarse con Alá, deben partir con nosotros…»
Yazid envía contra Husayn, en el segundo día de Muharram, una fuerza militar conformada por 40 mil hombres destinado a impedir el paso de Husayn a Kufa, quien logra llegar a la planicie de Karbalá, a pocos kilómetros de la ciudad de destino. Al día siguiente, el Ejército de Yazid cerca el campamento de Husein aislándolo de todo suministro de agua, tratando de rendirlos por la sed en días de un sol abrasador. Tras varios días de negociaciones, con los seguidores de Ali padeciendo una sed extrema, entre el 9 y el 10 día de Muharram se desencadena la batalla final.
En la noche anterior a la batalla, Husayn reunió a sus hombres para recordarles que como hombres libres, eran también libres de abandonar el campamento, protegidos por las sombras de la noche o de otro modo afrontarían una muerte segura junto a él. Ninguno de los hombres de Husayn lo abandonó. Husayn, sobre su caballo Zuljenah, comandó las fuerzas de su menguado pero valeroso ejército en una lucha desigual. Husayn y 72 de sus seguidores murieron con él en Karbalá en un sacrificio que lo signa como el mártir por excelencia del mundo chií.
Hoy, en pleno siglo XXI, cuarenta día después de Ashura, cuarenta día después del martirio del Tercer Imam de los Chiíes, el Imam Husayn, millones de creyentes, venidos de todos los confines del planeta encamina sus paso hacia la ciudad santa de Karbalá en Irak en una peregrinación que sitúa a Arbain como una de las reuniones anuales más importantes y masivas del mundo en un solo lugar. Simbolizando en este viaje y las conmemoraciones en la ciudad, la postura y conducta inquebrantable de situar la verdad sobre la mentira y la lucha de la humanidad contra todo aquello que signifique injusticia, tiranía y opresión. Arbain es un día de dolor, un día de duelo pero también de reflexión. Es un día de conmemoración de ideales de la humanidad representados por Husayn: libertad, igualdad, lucha contra el despotismo, la constante lucha contra la opresión y la falsedad.
Una jornada donde los conceptos de recuerdo, duelo y reflexión se imponen por sobre cualquier otra consideración que no sea tener en cuerpo y alma el recuerdo del martirio del Iman Husayn, familia y seguidores a manos del Ejército de Yazid. Arbain signa un hito dentro del movimiento de Karbalá pues Ahlul Bait – la gente de la casa del profeta Muhammad – volvió a la tierra de Karbalá, visitó el sitio y la tumba donde el Imán Husayn fue martirizado y fue enterrado, junto a la familia y amigos que ofrendaron la vida por la causa justa del Islam – tan contraria a aquellos que como Daesh, Al Qaeda, fath al Sham, Boko Haram u otros desvirtúan la fe que conmueve a 1.600 millones de creyentes y que Occidente tan hábilmente ha sabido explotar. Con Arbain se realza el papel de los 72 justos en aquella batalla que se grabó a fuego en la historia del Islam.
Camino a Karbalá navega un rio humano, que desborda los cuatro puntos cardinales teniendo como centro el santuario del Iman Husayn Ibn Ali. Millones de chiitas, principalmente, que tras varios días de caminata vestidos de negro, armados de banderas al viento con imágenes del Iman Husayn y coreando canciones alusivas a Arbain, golpeándose el pecho enfocan su mirada y su andar a Karbalá en una ceremonia considerada la mayor reunión anual de musulmanes en el mundo.
El dispositivo de seguridad es intenso, considerando la amenaza que representa para estos peregrinos el actuar y las posibilidades de atentados de grupos extremistas takfiri que operan en la región y que han sometido a su bandidaje a diversos países de la zona, entre ellos Siria y el propio Irak. A pesar de ello, las imágenes de las personas que acuden en masa a visitar la ciudad santa de Karbalá muestra ese poder de resistencia, voluntad, vigor, fuerza y tenacidad que el propio Iman Husayn tuvo en vida y que lo llevó a enfrentar sin temor, pues su causa era justa, a un número infinitamente superior de enemigos.
Estamos en un año complejo, en un escenario regional donde se ha intensificado el actuar de los enemigos del islam y de la libertad de los pueblos, donde las acciones terroristas golpean diariamente a las sociedades de Oriente Medio, sobre todo en Siria e Irak, donde no cesa la política agresiva y criminal del wahabismo contra el pueblo de Yemen y la política genocida de la entidad sionista contra el pueblo palestino. Además de la participación de potencias extrarregionales en la lucha contra los grupos salafistas en Oriente Medio pero que implican el objetivo de fragmentar y dividir a los países bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo. En ese marco complejo, peligrosos, difícil es que se desarrolla la multitudinaria ceremonia religiosa del Día de Arbaín.
Hoy, en el mes de Safar, a punto de cumplir cuarenta días de luto tras Ashura, Karbalá es un río colectivo de millones de seres humanos, que a pesar de las guerras, la agresión y el terror salafista es capaz de elevar sus plegarias ante el ejemplo de fortaleza, lucha contra la opresión, la justeza y la verdad que el martirio del Imam Husayn representa. Unido a un ejercicio espiritual que distingue a los chiitas pero del cual no se restan otras creencias, que son invitadas a conmemorar valores universales representados por el Imam Husayn.
En Arbain se conmemoran valores universales y en ese plano le valor de la vida, de la dignidad como seres humanos se eleva sobre cualquier ideología terrorista, sobre cualquier política hegemónica, sobre cualquier sanción y bloqueos contra los pueblos. Ashura, así como Arbain son faros dentro de la oscuridad que algunos quieren propagar en el mundo. Por ello a pesar de las fuerzas en contrario, a pesar de las mentes y las políticas siniestras, a pesar de aquellos que se quieren oponer a la felicidad de los pueblos Ashura, Arbain, el ejemplo de Husayn, a pesar de todo EPPUR SI MUOVE y aquellos que no van en ese movimiento, que no creen en la justeza de las acciones encaminadas a lograr la satisfacción de nuestros pueblos la historia los arrollará.
Fuente original: http://islamoriente.com/node/145214
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