El pasado jueves 15 de octubre 2020 el Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios y Coordinador del Socorro de Emergencia de la ONU Mark Lowcock ofreció un discurso vehemente y devastador en el que advirtió de que 4 millones de yemeníes que recíbían ayuda humanitaria han dejado de recibirla debido al déficit de las contribuciones donantes y que este país podría estar a punto de sumirse en una hambruna generalizada. En Yemen existe ya una malnutrición generalizada provocada por la guerra y más recientemente por la crisis económica debida a la pandemia de coronavirus.
La catástrofe humanitaria de Yemen se debe en gran medida a la guerra que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) emprendieron contra este país en 2015 con el respaldo incondicional del gobierno Trump. Es un guerra estadounidense y los estadounidenses tienen las manos manchadas de sangre yemení. Una tercera parte de las infraestructuras de Yemen han sido destruidas, la mayoría de ellas debido a los ataques aéreos saudíes y de los EAU, y han muerto más de 100.000 personas.
Este año los EAU, dirigidos por Mohammed Bin Zayed, no están dando nada de ayuda a Yemen a pesar de que su invasión ha provocado muchos de los problemas a los que se enfrenta el país. Mark Lowcock también mencionó a los saudíes y kuwaitíes, y estos ofrecieron nuevas donaciones. Los kuwaitíes ofrecieron 20 millones de dólares. Pero la ayuda ha disminuido y ha pasado de financiar más de un 60 % de las contribuciones que se necesita a solo un 42 %.
Mark Lowcock afirmó: “Las agencias de ayuda ahora solo llegan a unos 9 millones de personas al mes en Yemen, lo que supone un descenso respecto a los más de 13 millones de personas a las que se llegaba a principios de año. ¿Qué ocurrirá con los 4 millones de personas a las que ya no podemos ayudar por falta de dinero? Antes señalé que se está cerrando la ventana para prevenir el hambre en Yemen”.
Lowcock informó de que los problemas del país están empeorando en varios frentes. El gobierno nacionalista de Abd-Rabbo Mansour Hadi, respaldado por Arabia Saudí, lleva tiempo disputando a los hutis insurgentes, o Ayudantes de Dios, el puerto de Hodeidah, que es clave para aprovisionar al norte del país. Los combatientes del gobierno han impedido que se descargue gasolina, es de suponer que para tratar de impedir que hutis puedan utilizar vehículos blindados. Los hutis son guerrillas locales pertenecientes a la rama chií zaidí del Islam. Aunque a menudo se afirma que están apoyados por Irán, este país no está muy implicado en Yemen y los hutis tienen reivindicaciones árabes. El armamento de alta tecnología por valor de miles de millones de dólares que se vende a los saudíes y a los EAU para ser utilizado contra Yemen hacen parecer nimias las pequeñas contribuciones iraníes a los hutis. Los zaidíes a menudo cree que Arabia Saudí trata de dominarlos y convertirlos a su intolerante secta wahabí.
Lowcock afirmó que “en septiembre solo entraron en Hudaydah 20.000 toneladas métricas de combustible comercial, la tercera cifra más baja registrada y un 76 % menos que en agosto. Actualmente 20 buques de combustible comercial están a la espera de entrar en el puerto y descargar el equivalente a tres meses de importaciones”.
El problema es que no son solo los hutis quienes carecen de combustible, sino también la población en general, que lo necesita para ir al mercado en coche o al hospital cuando enferma, y los agricultores que lo necesitan para llevar sus cosechas a las ciudades.
Así mismo, la condición de canasta de divisas del país ha provocado que la cotización del rial yemení descienda a 850 por dólar, un mínimo histórico. Esta tasa de cambio hace imposible que muchos yemeníes puedan permitirse importar, cuando gran parte de los alimentos y otros productos básicos del país son importados.
Las hambrunas no suelen estar provocadas por una carencia total de alimentos, sino porque sus precios son demasiado altos para que la población los pueda pagar. Si el gobierno nacionalista no logra encontrar una forma de devolver su valor al rial, gran cantidad de personas podría morir de hambre.
La guerra también está empeorando, a pesar del intercambio de prisioneros de esta semana entre los hutis y los nacionalistas. Lowcock advirtió que “actualmente hay 47 líneas de frente activas en todo Yemen, la mayor cantidad registrada nunca. En las últimas semanas los peores enfrentamientos han tenido lugar en Hudaydah, Marib y Al Jawf”.
Este año los combates obligaron a desplazarse de sus hogares a otras 150.000 personas, un 80 % de ellas a refugios para personas sin hogar, con lo que el total de personas desplazadas en todo el país asciende a un millón. El país tiene una población de unos 30 millones de personas.
El mes pasado la ONU anunció que se había visto obligada a recortar drásticamente la ayuda a 300 instalaciones médicas en Yemen, cuando en la primavera verano de este año se canceló una tercera parte de los programas de ayuda humanitaria.
Juan Cole es el fundador y director de Informed Comment. Es profesor de historia Richard P. Mitchell en la Universidad de Michigan. Entre otros libros, es autor de Muhammad: Prophet of Peace amid the Clash of Empires y The Rubaiyat of Omar Khayyam. Se le puede seguir en Twitter en @jricole o en el Facebook de Informed Comment
Fuente: https://www.juancole.com/2020/10/america-complicit-starvation.html
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