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2022 es el 50 aniversario del informe “Los límites del crecimiento”

Fuentes: Rebelión

Artículo basado en la ponencia que presenté el 4 de abril de 2013, para el curso organizado por la Fundación Lelio & Lisi Basso (ROMA) titulado “Alternativa a la crisis: por una reflexión en torno al tema del decrecimiento”.

En este año entrante 2022 se cumple medio siglo de la aparición del informe difundido por el Club de Roma titulado “Los límites del crecimiento”. Era un informe dirigido por Donella H. Medows, una mujer tenía que ser la que la alzara la voz de alarma sobre la necesidad imperiosa de atender a los cuidados de nuestra madre la tierra. Fue un alegato en contra del crecimiento, una voz de alarma sobre los límites del crecimiento económico que tanto está dañando al planeta.

Manías intensificadas por el neoliberalismo global en contra de los límites del crecimiento

Pero el neoliberalismo primero y en neoliberalismo global después, en lugar de preocuparse en poner remedio, con su poder mediático continuó y aceleró la introducción en nuestro imaginario cinco manías que impiden escuchar este agobiante grito de aviso de los limites del crecimiento.

A continuación voy a exponer estas cinco manías impuestas.

– Primera manía. El consumismo-productivismo que son esquilmadores y contaminadores  de toda la superficie terrestre, de toda la biosfera.

– Segunda manía. El competitivismo del ganador sobre el perdedor, que obliga al crecimiento continuo y a la hiperexplotación de la humanidad y de la naturaleza.

– Tercera manía. La acumulación ciega de plusvalía en forma de PIB y por encima de la atención a las verdaderas necesidades humanas.  

– Cuarta manía. Es la enfermedad mental de “la manía de la hegemonía”.

– Quinta manía. La obsesión por la acumulación innecesaria y desorbitada de riqueza en beneficio solamente de la oligarquía.

Pero hoy en día, tal y como ha avanzado ya el estado de degradación de la biosfera y el más que amenazante aviso del cambio climático, después de cincuenta años no podemos esperar otro medio siglo más sin hacer nada si de verdad queremos salvar este planeta Tierra de su total hecatombe ecológica. Por esto ya está siendo urgente descolonizar nuestro imaginario rompiendo cuanto antes estas cinco potentes manías mencionadas.

Aguda crisis del crecimiento

Mucho se viene hablando de la crisis económica que el mundo padece, sobre todo desde el año 2008. Pero es que no se trata sólo de una crisis económica, es toda una multicrisis compuesta, al menos, por 13 crisis concatenadas que enumero a continuación:

1. Crisis financiera, 2. Crisis de la economía real, 3. Crisis social, 4. Crisis de la “agricultura moderna”, también llamada, agroquímica, agroindustria o agronegocio,  5, Crisis alimentaria, 6. Crisis territorial, por ejemplo el medio rural vaciado o la desertificación, 7. Crisis de la diversidad cultural, 8. Crisis del poder soberano de los pueblos, 9. Crisis democrática, 10. Crisis de valores, 11. Crisis de la información y comunicación, 12. Crisis del habla, por ejemple invasión de anglicismos y deterioro general de la lengua de vida, por ejemplo a las contracciones en los mensajes de internet, 13. Crisis ecológica.

Además podemos considerar subcrisis ecológicas. Estas son:

Subcrisis climática, subcrisis energética, subcrisis de recursos renovables y no renovables, subcrisis de los ecosistemas, subcrisis de la biodiversidad, subcrisis de la belleza ambiental, subcrisis de la degradación urbana y artística.

Y esta multicrisis necesita ser analizada en toda su complejidad y en los diferentes aspectos de cada una de sus trece crisis.

Desde luego la solución no puede encontrarse, de ningún modo, por el camino que están siguiendo las organizaciones internacionales (Reserva Federal Norteamericana, FMI, BM, OMC, etc.), las grandes corporaciones y los gobiernos lacayos que quieren solucionar la catástrofe del crecimiento con más crecimiento y lo hacen sin percatarse de que el propio crecimiento es, en sí, la crisis.

Las verdaderas soluciones a esta multicrisis serán el decrecimiento feliz en el Primer Mundo y el crecimiento mesurado y transitorio en los otros mundos.

En contrapartida, tenemos que considerar que la única solución a esta crisis en los países del Primer Mundo es un decrecimiento feliz, pero en los otros mundos (lo que en mi trilogía denomino Segundo, Tercero, Cuarto, Quinto y Sexto Mundos) [2] será necesario, por el contrario, un crecimiento mesurado y transitorio. En cualquier caso, deberá ser un crecimiento que poco o nada tendrá que ver con el crecimiento oligárquico crematístico y sí mucho que ver con el crecimiento social y el crecimiento de los cuidados ecológicos de la biosfera y de las personas que son parte de ella.

Pero estas dos aplicaciones del decrecimiento feliz y el crecimiento mesurado y transitorio no se pueden hacer de forma repentina, de la noche a la mañana. Tendrán que hacerse de forma gradual y mesurada, en una etapa de transición, en cuyo final deberán converger dichos decrecimiento feliz y crecimiento mesurado en algo parecido a un crecimiento cero, como el que preconizaban en su día los estancacionistas. La gran duda es si dado lo acelerado de la multicrisis tendremos tiempo para actuar antes de que sobrevengan el cambio climático irreversible y el colapso final.

Y al hablar de mesurado debemos tener en consideración la importancia clave que tiene la palabra mesura (para mí la palabra más importante del diccionario). En efecto, es una palabra que nos puede indicar la medida y el equilibrio de cualquier actividad humana. Es decir, nos puede indicar cuáles son las verdaderas acciones de producción-consumo-desarrollo, que se encuentran en contraposición de las acciones tan en boga en el sistema como son productivismo-consumismo-desarrollismo.

El crecimiento mesurado y transitorio

Y en este punto se nos plantea preguntarnos ¿qué es lo que considero en mis textos como crecimiento mesurado y transitorio? Pues podemos considerarlo definido teniendo en cuenta el siguiente decálogo:

1. ¿Será un crecimiento real o será un crecimiento financiero?

Pues será un crecimiento real, que potencie únicamente los bienes de uso y no los bienes de cambio, ya que estos últimos son los del tipo de la nefasta especulación de la economía financiera que termina produciendo burbujas, profundas crisis y el colapso final.

2. ¿Será un crecimiento ecocéntrico?

Pues sí. Es decir, deberá asegurar que no deteriore la biosfera y que además el respeto a la misma sea igual de importante que el respeto a la persona humana, ya que ella forma parte de la biosfera.

3. ¿Será un crecimiento sostenible y transitorio?

En efecto, deberá garantizar la sostenibilidad del consumo necesario para la población actual y que, a su vez, preserve los recursos necesarios para el consumo de las indefinidas generaciones venideras.

4. ¿Qué pasa con la huella ecológica?

No sobrepasará el límite máximo de la huella ecológica. No debe suponer el comienzo de una regresión y deterioro de la producción natural en la biosfera. Es decir, en ningún caso debe de sobrepasarse la capacidad de carga de la biosfera.

5. ¿Consumo o consumismo?

Además estará basado en el consumo. O sea, basado:

– Por una parte, en la creación de una deseable sociedad de consumo que debe mantener reducido a cero el consumismo innecesario y proporcionar los consumos indispensables a todos.

– Por otra parte, también estará basada en la negación total de la sociedad del consumismo de pseudonecesidades. Es decir, de productos y de objetos innecesarios. Producir pseudonecesidades deberá constituir un delito mayor y muy condenable.

6. Debe ser un crecimiento local, a lo sumo regional. Local para que evite la formación de macroempresas exportadoras a grandes distancias, que siempre van cargadas de infinidad de intermediarios parásitos y enormes gastos energéticos en desplazamientos de productos que originan una acelerada contaminación atmosférica, que destruyen empleos y que imposibilitan las actividades diversas, autónomas, creativas y recreativas.

7. ¿Quién debe crecer?

Debe ser un crecimiento distributivo que reduzca las diferencias sociales, estableciendo un salario y renta personal mínimo y máximo y los mayores salarios serán sólo para los trabajos peligrosos y para los trabajos nobles (trabajos de cuidados, los agrarios de los campesinos ecológicos, etc.).

8. ¿Qué tipo de desarrollo generará este crecimiento?

Debe estar destinado al desarrollo humano, lo que presupone dar prioridad a las personas por encima de los objetos,  de las rentabilidades y por encima de la acumulación de PIB.

9. ¿Generará productos estándar y pensamiento único?

Defenderá la diversidad de producción, se cambiarán los policultivos contra los monocultivos, se establecerán los multipolios sustituyendo a los monopolios y se hará en defensa del pequeño agricultor ecológico y el agricultor urbano, se establecerá la diversidad cultural y la biodiversidad, muchas veces ligada a la anterior.

10. Será de apoyo mutuo

Un apoyo mutuo y de convivencialidad  entre todos, ¡Todos!

Es indudable (según se desprende de su propia denominación) que este crecimiento sólo podrá ser transitorio. Esto es, deberá pasar al final de su etapa transitoria a un crecimiento cero, cuando las necesidades básicas de los otros mundos estén satisfechas.

La grave confusión entre consumo y mercantilismo

Después de esta retahíla quería detenerme un poco en los conceptos mercantilismo y consumo.

Pues hay quien confunde el consumo con el mercantilismo, pero es un hecho que las plantas “consumen” oxígeno, agua, materia orgánica, etc., pese a todo en ellas el mercantilismo es cero.

El consumo es indispensable para la vida, sin flujo de materia y energía no puede haber vida.

El consumismo tiene mucho que ver con el mercantilismo  y la pseudonecesidad

Y la necesidad es el motivo del consumo, como por ejemplo el consumo de las plantas.

Según el DRAE consumir es: en la acepción 1. “Destruir, extinguir”,  en la acepción 2. “Utilizar comestibles u otros bienes para satisfacer necesidades o deseos”.

Desde el punto de vista capitalista la acepción 2. es acorde con el sistema, pues la DRAE es una institución al servicio del sistema capitalista, que tiene la misión de hacer confundir las necesidades y deseos con las pseudonecesidades y los pseudodeseos, el consumo con el consumismo y todo porque resulta acorde con una visión mercantilista y porque es rentable.

Es más acertada la acepción 1. Según ella consumir es “Destruir, extinguir”, y es que al consumir desde el punto de vista del capitalismo en su mayor medida lo que se hace es destruir y extinguir. Aunque en realidad, lo que destruye y extingue no es el consumo, sino el consumismo, es decir el consumo de pseudonecesidades.

Y es que los ecosistemas consumen y en su consumo no destruyen, por el contrario crean diversidad que, en realidad, es la verdadera riqueza.

En consecuencia, hablar de sociedad de consumo es un grave error, porque consumir es creativo y el consumismo de pseudonecesidades es destructivo. Para hablar correctamente de esta sociedad consumista del neoliberalismo global, había que llamarla peyorativamente “sociedad consumista” y no meliorativamente “sociedad de consumo”, como se viene haciendo constantemente.

El mercantilismo lo que hace es reducir el contenido de la palabra consumo, tomando la parte por el todo, así reduciéndola a sólo el consumismo centrado básicamente en lo crematístico y mercantil, mutila el concepto de consumo que es mucho más amplio y que no es suicida como lo es el consumismo.

Debe ser prioritaria la reducción drástica de la jornada laboral

Sentado todo esto, hay que decir que para lograr deseables y sanos consumos, desarrollos y producciones, habrá que pensar, como primordial acción, en una drástica reducción de la jornada laboral, pero sin que tenga por qué afectar demasiado a los salarios. Los cuales podrán ser compensados con la riqueza añadida por el aumento de la eficiencia de las maquinas. A esta reducción de jornada laboral se le dará prioridad por encima de la obtención y acumulación de PIB.

Porque, precisamente, esta obsesión por la acumulación del PIB es el motor que genera el productivismo-consumismo-desarrollismo y todo esto catapultado por un incomprensible mantenimiento de la jornada laboral, cuando resulta que gracias a la tecnología y las maquinas la generación de productos se está multiplicando acelerada y desorbitadamente. Este hecho está pidiendo a gritos la reducción de la jornada laboral.

Si reducimos la jornada laboral conseguiremos de una sola tacada un conjunto de efectos beneficiosos para la sociedad humana y para la biosfera, que en definitiva no es otra cosa que la casa común donde todos vivimos. Tales efectos beneficiosos serán:

– Muchas menos explotación absurda del hombre y mucho menos trabajo enajenado.

– Menos productivismo de pseudonecesidades innecesarias pero esquilmantes y contaminantes. 

– Menos consumismo alienante, generador de una insatisfacción constante y de infelicidad.

– Menos desempleo si estas pocas horas de trabajo enajenado se distribuyen entre todos, como forzosamente debe ser esta reducción de la jornada laboral.

– Menos agotamiento de recursos naturales, que ya son limitados y próximos a su extinción.

– Menos contaminación del aire agua y suelo, con lo que en definitiva evitaremos un ya próximo cambio climático apocalíptico y un estado de degradación ecológico irreversible.

En este sentido Franco Berardi, en su escrito titulado Trabajo cero, se expresa de la siguiente forma: “¿Por qué una menor necesidad de trabajo humano en la producción social tiene que considerarse una desgracia, cuando deberíamos considerarla una bendición? ¡Donde se da una posibilidad vemos un peligro!”

Y esto tal vez suceda porque todo el edificio de la sociedad moderna está construido sobre la base de la  economía capitalista”.   Es urgente salirse del sistema.

El terrible engaño de las medias verdades

Y para terminar quiero decir que no soy economista y menos aún economista de esta economía clásica y retrógrada que perdura inalterada desde el siglo XVIII. Pero sin ser economista se entiende perfectamente que es una falacia eso que dicen ese tipo de economistas.  Eso de que “el crecimiento económico es bueno para la economía”. Y es una falacia porque es una frase incompleta. Para que fuera una frase completa (y no una falacia oculta) deberían de decir “el crecimiento económico es bueno para la economía de una reducida oligarquía”.

Pero esto que llaman crecimiento económico, para la inmensa mayoría no es más que un decrecimiento infeliz. Porque la riqueza acumulada por el crecimiento oligarca no cae del cielo como el maná, si no del decrecimiento económico, social y vital de una inmensa mayoría. Cuando hablaba  Kennedy de su “Alianza para el progreso” también era un enunciado incompleto y falaz, pues para que este enunciado fuese completo y no falaz tenía que haber hablado de  “Alianza para el progreso de EEUU, para su usura y para el retroceso y la creación de la deuda eterna del patio trasero de USA”. 

Nota:

[2] -Julio García Camarero, “El crecimiento mata y genera crisis terminal”, La Catarata, 2009, Madrid.

  -Julio García Camarero, “El decrecimiento feliz y el desarrollo humano”, La Catarata, 2010, Madrid.

  -Julio García Camarero, “El crecimiento mesurado y transitorio en el Sur”, La Catarata, 2013, Madrid.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.