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24 tesis sobre la situación en Euskal Herria

Fuentes: La Haine

La izquierda abertzale siempre ha tenido como una de sus señas de identidad supeditar el electoralismo parlamentario a sus objetivos políticos, a su estrategia de movilización de masas y a la activación permanente de su militancia ADVERTENCIA: El grueso de este artículo fue escrito hace algo más de un mes a petición de la revista […]

La izquierda abertzale siempre ha tenido como una de sus señas de identidad supeditar el electoralismo parlamentario a sus objetivos políticos, a su estrategia de movilización de masas y a la activación permanente de su militancia

ADVERTENCIA: El grueso de este artículo fue escrito hace algo más de un mes a petición de la revista gallega Abrente, integrada en la izquierda independentista de aquella nación que lo ha editado en su lengua nacional. Los acontecimientos ocurridos durante este tiempo no hacen sino confirmar lo aquí escrito. Tras haber hablado con los compañeros gallegos y realizados algunos añadidos para adaptarlo a los diferentes y más amplios segmentos de lectoras y lectores de muchos más pueblos, lo presentamos ahora al debate internacional.

1.El tiempo transcurrido desde noviembre de 2004 cuando la presentación pública de la Propuesta de Anoeta, ha confirmado la existencia de una profunda crisis en la unidad del Estado español debido a la tendencia al alza de las reivindicaciones nacionales de pueblos no españoles anexionados militarmente en el pasado. No se puede especular sobre qué hubiera ocurrido y cómo hubieran reaccionado las diversas fuerzas vascas y españolas ante la Propuesta de Anoeta si no hubiese existido dicha crisis de dominación española, porque existe una conexión dialéctica entre ella y la capacidad de la izquierda abertzale para agravarla, dentro de un proceso más general de progresiva concienciación de otros pueblos no españoles.

2.La enorme manifestación en Barcelona de hace poco tiempo en defensa de sus derechos nacionales; la alianza entre el PSG y BNG en Galiza para vencer al PP que ha reabierto el problema del Estatuto gallego; las tensiones internas dentro de la CEOE por los efectos en la patronal española de los procesos catalán y vasco; las presiones para no aceptar la definición de Andalucía como nación en la reforma de este estatuto; los problemas en la reforma del Senado, de la deuda sanitaria y autonómica, etc.; los ásperos debates entre Comunidades Autonómicas por el problema creciente del agua; la tendencia al alza de los sentimiento nacionales y regionales-fuertes en la juventud de los pueblos oprimidos, éstas y otras cuestiones muestran la crisis interna del Estado en este tema.

3.Partiendo de aquí, la situación vasca actual se caracteriza por haber tomado una orientación diferente al resto de las reivindicaciones nacionales en el Estado, que mayoritariamente se mueven en la perspectiva de negociar mejoras estatutarias. Es cierto que las izquierdas independentistas de esos pueblos llevan otro rumbo y que luchan directamente por la práctica del derecho de autodeterminación pero por ahora, y pese a sus meritorios esfuerzos, no tienen aún la fuerza suficiente como para lograr un salto cualitativo en sus pueblos respectivos, salto del estatutismo más o menos exigente al independentismo en cuanto tal.

4.También es cierto que, ahora mismo, la izquierda abertzale no plantea obtener la independencia, el socialismo y la reuskaldunización mañana a la madrugada, pero, siendo esto cierto, su praxis actual no es autonomista, sino que va encaminada a la conquista de dos reivindicaciones básicas que se mueven en un plano totalmente diferente: el reconocimiento de Euskal Herria como sujeto político cuya voluntad libremente expresada debe ser respetada por los Estados, y el reconocimiento de su unidad territorial. Podríamos decir que mientras las reivindicaciones estatutistas plantean cómo reordenar las celdas de la cárcel de pueblos que es el Estado español, la reivindicación actual de la izquierda abertzale plantea cómo abrir la puerta de la cárcel para que el Pueblo Vasco pueda salir de ella, y también las naciones que lo deseen.

5.Recordemos que en la Propuesta de Anoeta de noviembre de 2004 se especificaban dos ejes paralelos pero de incuestionable influencia mutua en el avance del proceso de resolución: uno entre ETA y el Gobierno de Madrid en lo que atañe a la desmilitarización multilateral del conflicto armado y de sus consecuencias, eje de esencia transcendencia política quiérase o no reconocerlo; y otro entre las fuerzas políticas, movimientos populares, sociales y sindicatos vascos en todo lo que atañe a los contenidos políticos de una propuesta consensuada para la resolución democrática del conflicto.

6.La izquierda abertzale tiene este segundo objetivo no por capricho sino por estrategia y porque, además, coincide con la tendencia de fondo de nuestro pueblo que, pese a los diferentes ritmos de avance entre sus territorios, va dando pasos en esa dirección. Nos encontramos ante la interacción de tres factores dentro de una totalidad: la evolución de esa tendencia de fondo hacia la soberanía; la acción de la militancia independentista dentro de esa tendencia, reforzándola; y las acciones también dentro de ella de las diferentes fuerzas sociopolíticas, sobre todo de las fuerzas principales en el bloque etatalista, PSOE y PP, además del PSF y la UMP en el Estado francés, y la estatutista, PNV. Es lo que denominamos la triangulación del espacio político vasco

7.La conexión profunda entre la izquierda abertzale y la tendencia hacia la soberanía se realiza en y mediante la propuesta de la mesa de negociación entre las diversas fuerzas políticas, sociales y sindicales existentes en Euskal Herria. Se trata de dar cuerpo oficial a una dinámica que va calando y extendiéndose en cada vez más problemas cotidianos, superando los obstáculos levantados no hace mucho tanto por la represión del PP, que la mantiene el PSOE, como por el apoyo de los autonomistas y regionalistas.

8.Estos obstáculos llegan a ser de una brutalidad típica de dictaduras. Por ejemplo, el sistema carcelario de exterminio psicofísico, que recientemente ha aumentado el número de sus víctimas con las muertes de Igor Angulo y Roberto Sainz. Otras veces se expresan mediante la politización de la justicia española y la judicialización de la política con sus secuelas de procesamientos y encarcelamientos, o de libertades provisionales dependientes de fianzas millonarias. También con provocaciones crueles de la Ertzaintza contra derechos y sentimientos profundos de nuestro pueblo, sin olvidar las declaraciones de altos responsables del PNV justificando la represión española. Todo esto agravado por una presión mediática desquiciada en medio del silencio pasivo cuando no colaborador de lo que antaño fue la intelectualidad progresista española.

9.Una revisión crítica y autocrítica de las experiencias anteriores en las que se habían producido treguas e intentos de acuerdo (Argel en 1989 y Lizarra-Garazi en 1998, por citar las más importantes), pese a todas las diferencias innegables entre ellas, confirma una especie de lección histórica que ha traído por la calle de la amargura a Madrid y al PNV: que es imposible exterminar a la izquierda abertzale, que es imposible acabar policialmente con ETA y que, para mayor desgracia de los unionistas y de sus peones vascos, simultáneamente ha ido creciendo el apoyo social a una solución negociada.

10.A partir de aquí, excepto el PP-UPN, el resto de fuerzas que habían apostado por la destrucción o al menos por la paralización definitiva de la izquierda abertzale se enfrentan a la necesidad de reorientar parcial o totalmente su estrategia porque, con diferencias, ven, primero, que aumenta la demanda de soberanía y que dentro de ésta, la opción independentista tiende al alza; segundo, que ha quedado confirmado de nuevo que la izquierda abertzale es una fuerza estructural y estructurante capaz de mantenerse activa bajo las peores represiones y de crecer de nuevo al superarlas; y, tercero, que la síntesis de estos dos puntos más la táctica abertzale de mantener múltiples conversaciones discretas, puede hacer que aquél partido que no quiera sumarse al proceso quede apartado de él en el futuro.

11.Además, y como razón básica, la demostrada vitalidad de ETA y los rumores de todo signo sobre sus posibles contactos con el Gobierno, al margen de que sean reales o no, aumentan la importancia de los tres puntos porque ya no se trata de procesos que caminan aislados entre sí, sino que forman una unidad en paralero que hace que se refuercen mutuamente. Quienes quieran separarse de esta dinámica corren el serio riesgo de no disfrutar de una porción de gloria cuando se vayan solucionando los problemas, a no ser que consigan paralizarla e imponer una salida falsa, es decir, reeditar un nuevo estatuto.

12.Este es el mayor riesgo existente en la actualidad: que el PSOE y el PNV opten por una vía tramposa con dos caras. Una, la más aparente, consistiría en dar una imagen de voluntad de resolver las formas más externas del conflicto, buscando desactivar la movilización popular, marear a la gente, cansarla mientras que, en secreto, desarrollar la otra cara, la negociación a la baja con el PSOE para reformar en algo el vigente estatuto de forma que parezca que se ha conseguido algo substancialmente nuevo. Una vez cerrado el pacto, se daría carpetazo al proceso de resolución del conflicto y de avance democrático amenazando abiertamente a la izquierda abertzale: o aceptas lo que hemos pactado con Madrid o te machacamos.

13.Básicamente, esta fue la opción del PNV hace un cuarto de siglo, cuando aceptó la descentralización administrativa impuesta por Madrid con el nombre de «estatuto». Después, con variaciones, ha sido siempre su opción cada vez que la lucha popular ha forzado la posibilidad de una negociación con el Estado, y en estos momentos siempre hasta ahora el PNV ha optado por obstruir, frenar y hacer fracasar la solución negociada, aun sabiendo los costos y sacrificios humanos que su decisión acarrearía. No apoyó el proceso en Argel en 1989 y rompió el Acuerdo Lizarra-Garazi en 1999, al constatar que la única opción política que se fortalecía en contra de sus intereses era la izquierda abertzale que adoptaba una forma cada día más clara de alternativa de poder en Euskal Herria. Hasta ahora, el PNV siempre ha convertido en beneficio económico propio el dolor ajeno provocado por su colaboracionismo, y hoy lo sigue haciendo, tal y como hemos podido constatar estos últimos meses de la mano de su presidente, Josu Jon Imaz y de su ministro del Interior, Javier Balza.

14.Actualmente los factores arriba enunciados presionan con más fuerza que antes para avanzar en la vía resolutiva mediante la participación popular, social y sindical. Sin embargo esto es un riesgo para los partidos institucionales que tienen miedo a dar la voz al pueblo. No sólo están acostumbrados a hacer política al margen del pueblo, sino que ni siquiera disponen de organizaciones de base algo efectivas para influir en la autoorganización popular. Durante más de veinticinco años, estos partidos han vivido de la política oficial y para los intereses de sus respectivas burguesías, la española en el caso del PSOE y del PP, y la autonomista en el caso del PNV.

15.Es cierto que el PNV, PSOE y en menor medida EA, tienen sedes en barrios y pueblos, y algunas ONG,s para trampear dinero público, pero carecen además de una militancia acostumbrada a la acción diaria en una política popular visible en la calle y sobre todo relacionada internamente con los movimientos populares y sociales, excepto las reuniones periódicas de sus burocracias en sus sedes locales. Los sindicatos que pueden defender sus intereses como UGT y CCOO tampoco saben qué es eso de militancia popular, y, para mayor desgracia del PNV, el sindicato ELA, que antes estaba bajo su férreo control, funciona ahora por libre. EA lo tiene peor, pero al menos está en algunos niveles de debate colectivo e insinúa un esfuerzo por empezar a hacer política práctica, y es IU la que peor parada sale en esta cuestión decisiva para el futuro del proceso.

16.Su debilidad en bases militantes preparadas es efecto de su opción estratégica por la política burguesa y colaboracionista. Si en todo sistema democrático-burgués es extremadamente difícil por no decir imposible compatibilizar durante largo tiempo el parlamentarismo burocrático con la existencia de una bases militantes activas e incrustadas en los movimientos populares y en la lucha sindical, si esto es muy difícil, lo es mucho más aún en el régimen español vigilado por una monarquía militar inaccesible al control de la pseudodemocracia existente.

17.La política institucionalista, parlamentarista y colaboracionista necesita militantes obedientes, dóciles y dispuestos a lanzarse contra su propio pueblo en defensa de los intereses de la clase dominante, a la que sirve su partido. Estos partidos no han dudado en depurar y expulsar a los militantes que no aceptaban traicionar sus principios. Cuando tienen sindicatos propios que son sus anclajes en las masas, también los han expurgado sin piedad. A cada nueva claudicación en los principios se produce una nueva depuración de las bases que se niegan a seguir cediendo. De hecho, todo indica que la actual dirección del PNV está preparando un cambio organizativo interno que reducirá aún más los derechos de sus bases para incidir en y controlar a la dirección, que verá ampliados sus poderes para imponer la tesis de la cosoberanía.

18.Desde antes incluso de la «democracia» los principales partidos reformistas iniciaron la depuración de sus sectores izquierdistas y la captación de arribistas, amorfos y hasta antiguos franquistas, limpieza interna y adaptación externa vital para lo que iban a realizar. Las manifestaciones de finales de los ’70 contra la izquierda abertzale apenas hubieran sido posibles sin estos cambios. Pero para su desgracia, la autoorganización obrera y popular no desapareció y se recompuso con dificultades, pero dio nuevos pasos hasta llegar a la situación actual en la que la reivindicación soberanista e independentista crece empujada por fuerzas internas al pueblo trabajador, la mayoría amplia de la población. En estas condiciones, es un hecho cierto la debilidad de estos partidos para incidir en el meollo interno de la vida colectiva, lo que les lleva a multiplicar sus apariciones en prensa.

19.Por tanto, tienen limitaciones e intereses que les empujan a rechazar, retrasar o condicionar en lo posible, según los casos, la práctica sostenida con la militancia de la izquierda abertzale y con los movimientos populares, sociales, etc., además de con los sindicatos. Lo que nos interesa aquí es insistir en la esencia política y económica de dichos intereses, porque irán en aumento en la medida en que avance el proceso y les obligue a posicionarse en uno u otro sentido. Están atenazados entre sus intereses corporativos, burocráticos y de partido, por un lado, y la creciente presión popular que exige cada vez más avanzar conjuntamente hasta donde sea posible en un esfuerzo común por resolver el conflicto causado por la ocupación española.

20.Es por esto que la salida actual de algunos de ellos es la de desplazar la atención pública hacia los rumores, desmentidos, filtraciones interesadas y mentiras descaradas sobre los posibles contactos entre ETA y el Gobierno. Exigen una y otra vez, cada segundo, que ETA de el paso último, pero ellos no hacen nada o muy poco por impulsar los acuerdos entre las fuerzas vascas. El PNV es el más hipócrita, el más interesado en retrasar y sobre todo estancar los avances de los que hablamos porque sabe que cuanto más se profundice en esa dinámica más difícil va a tener su negociación privada y secreta con el PSOE en Madrid.

21.Por su parte, el PSOE sabe que tiene que dar una solución al mal llamado «problema vasco» para asegurar su reelección y para avanzar en la solución de la crisis española, lo que le lleva a realizar un esfuerzo mayor que el del PNV, pero aumentando incluso la represión y el castigo a los prisioneros para acallar las críticas del PP en el Estado y debilitar a la izquierda abertzale cara al futuro, o así lo pretende. Tiene que hacer malabarismos entre estos dos extremos, pero el tiempo puede acabársele porque va a ser casi imposible para estos partidos electoralistas y parlamentaristas seguir avanzando en esta senda una vez se haya abierto la veda electoral en 2007.

22.En cuanto a la política del Gobierno francés y de las fuerzas políticas que lo vienen ocupando estas últimas décadas, sea el PSF o la UMP, siempre ha sido apoyar la iniciativa del Gobierno de Madrid, independientemente que lo gestione el PSOE o el PP. Su participación en la represión del movimiento independentista vasco a pasado de ser un colaboracionista con la autoridades españolas, a ser estos últimos años un agente directo de la represión con iniciativa e interés propio, sobre todo desde el momento que constata que existe un claro avance de la conciencia nacional e identitaria en Iparralde que reivindica la creación de una institución propia para esa parte del territorio vasco, así como la oficialidad de la lengua vasca e instituciones económicas propias que posibiliten acuerdos transfronterizos inter-estatales, pero internos a Euskal Herria. Hoy por hoy, está por ver si esa ecuación sigue funcionando o no ante la posibilidad que el Gobierno español avance en la resolución democrática del conflicto vasco. Todo parece indicar, que con posición propia, el Gobierno francés no solo no se opondrá a esa iniciativa española, sino que, con intereses propios, readecuara la suya.

23.Sin embargo, esto no es problema para la izquierda abertzale que siempre ha tenido como una de sus señas de identidad supeditar el electoralismo parlamentario a sus objetivos políticos, a su estrategia de movilización de masas y a la activación permanente de su militancia. Coherente con ello, está advirtiendo cada vez con mayor énfasis de que todo el proceso puede irse al traste si no se avanza en los contactos y acuerdos tanto en el ámbito de la desmilitarización entre ETA y los gobiernos español y francés, así como a nivel político entre los partidos, los movimientos sociales y populares y los sindicatos. Todo ello, como no, con el acompañamiento internacional necesario en iniciativas de este tipo.

24.Los últimos sucesos, como el encarcelamiento de importantes dirigentes de la Izquierda Abertzale por parte del juez Grande Marlaska, nos recuerdan el encarcelamiento en vísperas del Acuerdo de Lizarra Garazi de toda la Mesa Nacional de Herri Batasuna. En el año 1997, el Gobierno español dirigido por José María Aznar quiso impedir con ello la concreción del nuevo escenario, incluso clasificó de trampa la tregua de ETA. Hoy, cuando la posibilidad de avanzar en el proceso de resolución democrática es más real que nunca, el PSOE intenta presentar a la opinión pública española una imagen de la Izquierda Abertzale acosada y debilitada con la clara intención de buscar un acuerdo a la baja, además de intentar despistar a la Izquierda Abertzale. Tal y como manifestó Pernando Barrena a la salida de la Audiencia Nacional, el proceso es hoy por hoy, imparable, aunque según la actitud de las fuerzas españolas, francesas y del PNV, puede ser más largo, más duro y más difícil.