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350 presos viven en condiciones inhumanas en una prisión de Arizona por cruzar la frontera ilegalmente

Fuentes: BBC

Vea el video en otra ventana ¿Cómo obtener flash? Parece el set de una película, pero se trata de Tent City (Ciudad de Carpas), una cárcel de carpas al aire libre para cientos de inmigrantes indocumentados inaugurada el mes pasado en Arizona, Estados Unidos. Al ingresar a este desértico campo cercado y plagado de carpas […]

Vea el video en otra ventana

¿Cómo obtener flash?

Parece el set de una película, pero se trata de Tent City (Ciudad de Carpas), una cárcel de carpas al aire libre para cientos de inmigrantes indocumentados inaugurada el mes pasado en Arizona, Estados Unidos.

Al ingresar a este desértico campo cercado y plagado de carpas los reclusos nos miran con desprecio. Están vestidos con uniformes a rayas y se sabe que la ropa interior que les da la prisión es de color rosa.

Su actitud se debe quizás a que al lado mio está el jefe de la cárcel, Joe Arpaio. Un hombre de contextura grande, de 76 años y que viste un traje negro con camisa morada. No parece perturbado por las malas miradas.

Arpaio, se autodefine como el «sheriff más duro de EE.UU.». Es el jefe de policía del condado de Maricopa que incluye Phoenix, la capital del estado y una de las ciudades más importantes del país.

Y también es la estrella de un reality show de la cadena de Televisión Fox. El programa se llama «Sonría…está arrestado». Empezó a emitirse en diciembre pasado y consiste en filmar detenciones de criminales que fueron atraídos con artimañas.

Humillante

«¿Por qué no les gusta, si duermen en estas carpas tan bonitas?», le dijo Arpaio a BBC Mundo en el interior de una de las carpas, rodeado de presos quienes luchaban por presentarle sus quejas.

«Nuestros hombres y mujeres están luchando por nuestro país en Irak y viven en carpas, ¿cuál es el problema que los criminales de acá vivan en carpas?», adujo.

Pero sus argumentos no parecieron convencer.

«Es humillante, no nos hacen caso cuando nos enfermamos, la comida es asquerosa, casi siempre está podrida», dijo un joven mexicano, quien prefirió no ser nombrado por temor a represalias.

«Hace mucho frío de noche, hay mucha plaga de ratones. No tenemos nada que hacer todo el día, hasta cerraron eso hace tres días», agregó otro recluso señalando hacia un pequeño rectángulo rodeado de una verja y que no es más grande que la mitad de un campo de fútbol sala.

Pena y gloria

Cerca de 350 reos habitan esta prisión, en su mayoría latinoamericanos, sobre todo de México y Centroamérica, aunque también hay algunos asiáticos y europeos.

Cumplen condenas que van desde un día hasta un año por diversos delitos estatales tras lo cual son deportados. Entre ellos, violar una ley de Arizona de 2005 que considera criminales a quienes cruzan la frontera ilegalmente.

Arpaio insiste en que su trabajo no es cuestionar las leyes, sino aplicarlas con mano dura. Una postura muy popular en este estado fronterizo con México, como refleja que hace poco fuera reelegido sheriff por quinta vez consecutiva con 55% de los votos.

Sin embargo, sus detractores le acusan de abusar de los presos y le consideran el peor exponente del sistema de detención de inmigrantes indocumentados de EE.UU., un sistema por el que pasan unas 300.000 personas cada año, en su mayoría latinoamericanos, y más de la mitad de ellos acaba en prisiones gestionadas por sheriffs locales como Arpaio.

Rasgos racistas

Pero las quejas contra Arpaio no sólo se deben a Tent City.

El Departamento de Justicia de EE.UU. inició la semana pasada una investigación contra Arpaio por denuncias de que sus agentes arrestaron a personas por su color de piel con la excusa de haber cometido infracciones menores de tráfico.

Según la demanda, los subalternos del sheriff usan este método para detectar a inmigrantes indocumentados y poder así deportarlos.

Sus detractores le acusan además de intimidar a sus opositores, incluyendo un reportero local quien supuestamente fue confrontado en las oficinas del registro estatal mientras intentaba investigar al sheriff.

«¡Hasta a mí me detuvo! Tiene a todos aquí amedrentados», exclamó, en conversación con BBC Mundo, Dan Pochoda, director de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).

Más delincuencia

No obstante, la acusación que más parece dolerle es que haya bajado la guardia en la lucha contra la delincuencia al obsesionarse con la inmigración ilegal.

Calle en El Mirage En El Mirage dejó buenos y malos recuerdos.

Arpaio niega lo niega y defiende que la delincuencia en su condado ha bajado en los últimos tiempos. Y destaca que el año pasado arrestó a 1.800 traficantes de personas (conocidos popularmente como coyotes).

Pero esto no se refleja en las cifras de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) para 2006 y 2007. En ellas los índices en el condado de Maricopa, lejos de haberse reducido, aumentaron en un 20%, mientras que en el estado de Arizona en su conjunto disminuyeron un 2%.

Para aclarar este punto BBC Mundo visitó El Mirage, una ciudad dormitorio en las afueras de Phoenix formada por casas bajas y amplias avenidas en mitad del desierto.

En 2005, la ciudad decidió subcontratar las tareas policiales a la oficina del sheriff. Sin embargo, cuando recuperó el control de la seguridad dos años después, salió a la luz que decenas de delitos sexuales y asaltos graves prácticamente no habían sido investigados.

«Estos casos debían de haberse resuelto. Ahora nosotros nos hemos hecho cargo de ellos, pero a veces es imposible reconstruir lo ocurrido», le dijo a BBC Mundo el jefe policial de la ciudad, Michael Frazier.

Buenos recuerdos

Pese a ello, los lugareños conservan un buen recuerdo de la presencia del sheriff en la ciudad.

«Los agentes del sheriff no paraban de asaltar casas donde traficaban con drogas, parecían conejos saltando de agujero en agujero», dijo Cristal González, de 26 años.

«Aquí había muchas drogas y bandas. Ahora ves más policía, responden más rápido, pero el gran cambio ocurrió con el sheriff», aseguró Frank Sobarzo, recolector de basura de 51 años que estuvo preso en la prisión de Arpaio.

De vuelta en Tent City, Arpaio se mostró orgulloso de su trabajo y desafiante frente a las críticas.

«Estoy marcando una diferencia, sin duda, yo y mi gente estamos teniendo éxito, lo demuestra que la gente nos siga apoyando», afirmó. «Yo sirvo a los ciudadanos, ¡no trabajo para ningún congresista, burócrata o gobierno! Soy un sheriff elegido popularmente así que nada va a cambiar».