Miles se movilizan en Wisconsin y en todos los Estados Unidos para oponerse a los gobernadores conservadores que están atacando los derechos de negociación colectiva de nuestros funcionarios públicos. Y la gente que ha salido a las calles no es sólo la que pertenece al sindicato del sector público. ¿Por qué? ¿Por qué tantas personas […]
Miles se movilizan en Wisconsin y en todos los Estados Unidos para oponerse a los gobernadores conservadores que están atacando los derechos de negociación colectiva de nuestros funcionarios públicos. Y la gente que ha salido a las calles no es sólo la que pertenece al sindicato del sector público.
¿Por qué? ¿Por qué tantas personas que no son parte de un sindicato están tan comprometidas con la protección de la función de los trabajadores organizados en nuestro gobierno y nuestra economía?
1. Las economías débiles necesitan más demanda: Nuestra economía está luchando y nuestros presupuestos estatales están afligidos por el aumento del desempleo, y la caída de los precios de la vivienda han reducido la demanda económica. El debilitamiento de la capacidad de todos los trabajadores de negociar un salario justo y unas jubilaciones seguras sólo debilitará aún más la demanda, perjudicando a la economía en general.
2. Las normas fuertes fortalecen a la clase media. Cuando los trabajadores del sector público pueden negociar un salario justo, lugares de trabajo saludables y jubilaciones seguras hay presión sobre los directores ejecutivos del sector privado a hacer lo mismo, o se arriesgan a perder los talentos que se van al sector público. Hacer que el trabajo en el sector público sea menos atractivo no ayuda a mejorar lo sueldos del sector privado. Tenemos que elevar el nivel, no bajarlo.
3. Un sueldo decente en el gobierno significa gobierno decente. Casi todo el mundo quiere que nuestros gobiernos federales, estatales y locales funcionen eficazmente. Esto significa ser capaces de atraer a trabajadores calificados y productivos con remuneraciones justas, lugares de trabajo saludables y jubilaciones seguras, todos los cuales se perderán si los trabajadores públicos pierden su capacidad de negociar sus paquetes de compensaciones.
4. Los empleados públicos no son el problema. Estudio tras estudio ha demostrado que los empleados públicos no reciben compensaciones extravagantes, y que los problemas con los sistemas estatales de pensiones han sido exagerados en gran medida. Los presupuestos del Estado están sufriendo una recesión económica causada por la imprudencia de los especuladores en Wall Street, recortes de impuestos para los más ricos y el evitamiento de impuestos por parte de las corporaciones. El déficit previsto de las prestaciones de jubilación pública se deriva sobre todo de la subida de los costos de atención de salud gracias a las aseguradoras privadas, y al mal desempeño de las inversiones de los fondos de pensiones, a su vez gracias a la desregulación de las firmas de Wall Street.
Por otra parte, los funcionarios públicos en Wisconsin y otros lugares han dicho en repetidas ocasiones que están dispuestos a hacer concesiones sobre las remuneraciones y los beneficios. A diferencia de los ejecutivos corporativos más conservadores, han demostrado su voluntad de compartir los sacrificios. Lo que no podemos negociar es su derecho a negociar.
5. La búsqueda de chivos expiatorios permite escaparse a los culpables. Multimillonarios de derecha como los hermanos Koch están invirtiendo millones en un esfuerzo nacional para quebrar a los sindicatos de empleados públicos. ¿Por qué se molestan? Porque si logran que la mayoría de gente culpe a los empleados públicos por los males económicos de la nación, nadie cuestionará a las empresas irresponsables ni obligará a los ultra-ricos a hacer sacrificios, en la forma de un aumento de los impuestos y regulaciones más estrictas.