La madre de todos los problemas regionales, surgida en el S.XX en Palestina como resultado del proceso de ocupación sionista, (que hoy sigue vigoroso y firmemente activo en su plan expoliador), tiene en el mes de junio otra amarga fecha desde hace 50 años. El resultado de esa confrontación aceleró gravemente el avance de la […]
La madre de todos los problemas regionales, surgida en el S.XX en Palestina como resultado del proceso de ocupación sionista, (que hoy sigue vigoroso y firmemente activo en su plan expoliador), tiene en el mes de junio otra amarga fecha desde hace 50 años.
El resultado de esa confrontación aceleró gravemente el avance de la siempre impune ocupación colonial del sionismo en Palestina, a la vez que dejó como saldo adicional la ilegal ocupación del Golán sirio y las granjas de Shebaa libanesas.
Efemérides tan significativas como esta, hacen necesario recurrir a la memoria para encontrar en el pasado cercano, claves que fomenten la comprensión del caótico presente regional.
La zona del Levante, también conocida como Creciente Fértil, o Siria histórica, ha sufrido principalmente merced a su condición geo-estratégica, un devenir de siglos de opresión y agresión extranjera, que salvo escasas excepciones, no han dado tregua a la voluntad de su pueblo de dirigir su destino sin interferencias externas.
Estos se han manifestado a través de un nefasto tándem iniciado con 400 años de opresión otomana (1520-1920), y seguidos desde hace 100 años por la partición neocolonial de la entre-guerra, iniciada con el delineamiento inicial del Acuerdo de Sykes-Picot (1916) y finalizada con la conclusión de la segunda guerra (1945), para llegar a un proceso de surgimiento de los actuales Estados de la región.
Pero esos jóvenes Estados del Mashriq, merced a la mencionada histórica condición geo-estratégica regional, han tenido que vivir también luego bajo los designios del péndulo bipolar internacional impuesto por la llamada «guerra fría».
A su vez, el fin de la presencia colonial franco-británica en el Levante, no se produjo sin dejar un nuevo quiste de conflicto y opresión para los hijos de la tierra y estos nuevos Estados nacientes.
El máximo exponente de ello es la lucha del pueblo palestino, víctima de un derrotero de dolor y agresión que es el pan de cada día, mientras siguen avanzando impunemente los planes de limpieza étnica y expoliación de su milenaria patria, a manos del extremismo sionista del régimen de Tel Aviv.
Y es este mismo quiste injertado en la región el que sigue siendo centro de toda la problemática de desestabilización que desde 2011 ha vivido no solo el Mashriq, sino también Egipto y el Magreb árabe, bajo la falacia de la llamada «primavera» que desde los centros de poder de occidente ha buscado cambiar rápidamente de un plumazo los liderazgos no serviles a sus intereses.
El Mashriq comenzó a transitar este último doloroso capítulo desde la invasión de Irak en 2003, que a partir de la presencia estadounidense maximizó la implantación regional del «caos permanente» con la nueva herramienta del terrorismo extremista criminal de agrupaciones como DAESH y afines.
Así es como este nuevo caos implantado, ha tenido como su más desangrada víctima a la República Árabe Siria, ultimo bastión de la resistencia nacional y secular, que a la fecha sigue heroicamente resistiendo todo plan desmembrador de su soberanía e integridad territorial.
¿Que nos depara el futuro?
A la luz de la historia es inevitable conjeturar que las potencias internacionales y sus serviles aliados regionales seguirán utilizando todos sus recursos para sostener y agudizar el cuadro de caos, destrucción y posible cantonización en el Mashriq.
Pero si deseamos en los futuros aniversarios de junio del ’67 no seguir forzados a describir una realidad hija del abuso, la expoliación y la injusticia, es necesario sostener la lucha por la dignidad, la soberanía y el respeto entre los Estados y los pueblos.
Para ello es imprescindible hoy exigir firmemente la condena de los opresores y criminales, y con ello la restitución del principal valor resolutorio de todo conflicto e inequidad, aquel que los poderosos y los impunes gustan de vapulear: la Justicia.
¡Justicia para Palestina, el Golán y Shebaa! ¡Justicia para Irak! ¡Justicia para Siria!
Fuente original: http://www.diariosiriolibanes.com.ar/Opinion/Editorial/50-A%C3%B1os-y-otros-tantos-pidiendo-Justicia