Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Michael Oren
The Atlantic ha publicado un artículo favorable sobre la posible ascensión de Avigdor Lieberman a primer ministro, que vive en un asentamiento ilegal y ha pedido que se transfieran palestinos de Israel porque son potencialmente desleales al Estado judío.
El autor, Michael Oren, exembajador israelí en los Estados Unidos, finge estar horrorizado por los comentarios racistas de Lieberman y luego, una o dos frases después, las justifica una y otra vez.
Entonces, The Atlantic está permitiendo que un político que fue ministro en el gobierno de Netanyahu publique este año lo que se disfraza de periodismo analítico sobre un líder de partido de derecha, pero es propaganda, el clásico hasbará israelí, que nos explica el mundo.
El conflicto de intereses es tan masivo que resulta una farsa. Es como si un exfuncionario de Trump que aún apoya sus políticas escribiera un artículo analítico sobre el tema de la inmigración.
El objetivo de Oren aquí es transparente. Hacer que el racismo israelí sea comprensible y justificable. Pero los lectores deben prepararse, ya que los medios de comunicación van por ese camino. Sí, es la ley Jim Crow, pero Israel no tiene otra opción.
Aquí hay algunos extractos que muestran el trabajo de Oren para vender a Lieberman. Lieberman es un hombre complejo pero justo, solo quiere «una mayor lealtad» de los palestinos.
[Él] podría ser un socio constructivo para cualquier plan de paz de la Administración de Trump. El éxito electoral de Lieberman significaría un Israel que exigiría una mayor lealtad de sus ciudadanos árabes y el servicio militar de los judíos ortodoxos, un Israel que lucha en un frente mínimamente y un Israel que puede reconciliarse con los palestinos.
Sí, es cierto que Lieberman ha adoptado ideas racistas. Pero eso se debe a que el difunto encuestador Arthur Finkelstein le aconsejó elegir «un enemigo que la mayoría de la gente odia y enfóquense en eso». Entonces, «Lieberman eligió a los ciudadanos árabes de Israel». Observe cómo Oren gira y lo hace justificable:
Sus carteles de la campaña de 2009 mostraban a Lieberman con el ceño fruncido ante el eslogan incendiario «Él habla árabe», mostrando poder, lo que insinúa que ese era el único idioma que los palestinos entendían. Acusó a los políticos árabes antisionistas de traición: «Su lugar está en la cárcel, no la Knéset» y exigió juramentos de lealtad de los árabes israelíes y la pena de muerte para los terroristas palestinos.
Ese populismo, brutal incluso para los estándares israelíes, le valió a Lieberman una reputación internacional de racista. La vista de cada cartel y cada llamada a juramentos de lealtad, me hizo estremecer. Sin embargo el mensaje de Lieberman resonó en un número significativo de israelíes hartos de los miembros árabes de la Knesset que se oponían abiertamente al Estado judío y toleraban la violencia contra él. El público en general estaba desesperado por encontrar formas de disuadir el terror continuo. Incluso si su retórica los repelía, compartieron en silencio muchos de sus sentimientos…
Entonces Israel se enfrentó a una quinta columna. Los israelíes estaban sujetos a la campaña de terror de la Segunda Intifada. Y por cierto: israelíes siempre significa israelíes judíos. Oren nunca habla por los ciudadanos palestinos.
En medio de la segunda Intifada, durante la cual 1.000 de sus conciudadanos fueron asesinados por bombarderos palestinos, los israelíes no estaban de humor para transigir.
Oren nunca menciona a las miles de víctimas palestinas de la violencia israelí. La palabra ocupación no aparece en el artículo. Conoció a Lieberman en 2009, cuando se convirtió en embajador y era Ministro de Asuntos Exteriores. Lieberman no era racista. Eso fue solo táctica. Debajo del «supuesto odio» había un hombre mundano y confiable.
La persona que conocí esa noche era notablemente diferente de su personalidad pública: curiosa sobre mi pasado, respetuosa e irónica. No dio indicios de su supuesto odio hacia los árabes ni de ninguna actitud de extrema derecha, que comencé a sospechar que eran convicciones menos arraigadas que las herramientas políticas oportunistas. Con el tiempo llegaría a conocer a Lieberman como ese político raro que retuvo el mismo personal dedicado durante muchos años y que siempre estuvo a la altura de su palabra…
Y la izquierda judía no es mejor que la derecha cuando se trata de transferir palestinos. La idea de Lieberman es «lógica y justa». Porque los palestinos son un «semillero de sedición».
Lieberman describió el Triángulo [donde viven varios cientos de miles de palestinos] como un semillero de sedición y recordó que la izquierda israelí propuso transferir a los 200.000 árabes de Jerusalén Oriental al control palestino a pesar de que la mayoría de ellos preferían permanecer dentro de Israel. A pesar de toda la controversia que despertó, la idea de Lieberman conmocionó a muchos israelíes que lo vieron como lógico y justo. Después de todo, 9.000 colonos habían sido desarraigados recientemente de Gaza…
Lieberman es un hombre reflexivo. En 2015, Oren estaba en la Knéset cuando oyó hablar de sus ideas acerca de cómo enfrentarse a Hamás en la franja de Gaza.
Al escuchar el testimonio a puerta cerrada de Lieberman ante el Comité de Asuntos Exteriores y Defensa, me impresionó su dominio de los complejos problemas de seguridad. Mis colegas de todos los espectros políticos estuvieron de acuerdo…
Usted n unca sabría que dos millones de palestinos viven en Gaza en una prisión al aire libre. Al final, Lieberman es otro israelí inteligente y capaz de actuar. Ya no marcha contra el racismo. Todo estará bien.
[Su] campaña está dirigida a profesionales de Tel Aviv. Al ir a sus trabajos de alta tecnología fuera de la ciudad, ven carteles publicitarios con el rostro todavía ceñudo de Lieberman pero con un eslogan diferente, éste en inglés. «Haga que Israel vuelva a ser normal», dice, en una referencia clara al presidente Trump.
El objetivo de Oren aquí es oficial y transparente. Como Israel es un país racista, hazlo comprensible y justificable. Hay un excelente momento privilegiado en el artículo. En septiembre de 2009, Lieberman y Oren tuvieron una sesión de fotos con el presidente Obama y Netanyahu en la ONU y luego se subieron al carro.
«Soy pesimista», dijo [el asesor de seguridad nacional Uzi] Arad, preocupado por la posibilidad de una presión estadounidense intensificada sobre Israel. «Algo vendrá de esto». Lieberman respondió riendo: «Soy optimista. Nada ocurrirá».
Y nada ocurrió debido al poder del lobby de Israel en los Estados Unidos. Esta pieza es solo una evidencia más de su poder. Por cierto, el editor deTheAtlántic es Jeffrey Goldberg, quien sirvió en el ejército israelí y una vez dijo que J Street era percibido como una puñaladaen la espalda a Israel cuando apoyó el acuerdo con Irán.
Phil Weiss y Donald Johnson son escritores de Nueva York y colaboradores regulares de este sitio.
Fuente: https://mondoweiss.net/2019/08/michael-normalizes-atlantic/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.