Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García.
Según evidencia sacada a la luz de los archivos de la EPA (Agencia de Protección Ambiental) de Estados Unidos, se ha comprobado que desde 1981 Monsanto era completamente consciente del potencial cancerígeno del glifosato en mamíferos.
Recientemente, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo público un informe en el que el glifosato (el principal componente del herbicida Roundup) fue clasificado como «posible cancerígeno» en seres humanos y como «suficientemente demostrado» por su genotoxicidad en animales1. Este anuncio del cambio de categoría a toxicidad 2A recibió vasta cobertura en los medios de todo el mundo haciendo que Monsanto pasara al modo «limitación de daños». La corporación reclamó la retractación del informe ¡a pesar de que todavía no había sido publicado! Como estaba previsto, la respuesta más furiosa fue la de la industria liderada por la Fuerza de Tareas del Glifosato2. Esta fuerza de tareas también patrocinó una nota de «refutación»3 publicada en una revista y firmada por un grupo de escritores con fuertes vínculos con la industria biotecnológica; debido al sesgo muy claro mostrado en este documento (que sugiere que el glifosato no es un potencial carcinógeno en seres humanos) recibió poca atención hasta que fue cuidadosamente analizado por un equipo de investigadores independientes4.
Mientras Monsanto insistía en su protesta acerca de que el glifosato y el Roundup efectivamente son inocuos5 si se utilizan según las instrucciones a pesar de la evidencia acumulada que indica lo contrario, el Colectivo GM Free Cymru inició una búsqueda en los registros de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) con el objeto de averiguar todo lo que se sabía sobre el glifosato en el momento de la primera categorización. Esto pasó después de las primeras investigaciones realizadas por Sustainable Pulse que pusieron de manifiesto un súbito cambio en la visión que en 1991 la EPA tenía de la toxicidad. Lo que se descubrió fue muy revelador. En el periodo 1978-1986, hubo muchos experimentos con animales (ratas, ratones y perros) diseñados para verificar la toxicidad aguda y crónica del glifosato realizados para Monsanto en laboratorios como BioDynamics Inc. y presentados a la EPA para su estudio. Dos de esos informes están relacionados con estudios de la reproducción de ratas durante tres generaciones6, 7; hay otro que se titula «A Lifetime Feeding Study Of Glyphosate In Rats»8 (Estudio del glifosato en la alimentación de ratas durante toda su vida); pero, al igual que otros estudios más antiguos, eran y todavía lo son, tratados como secretos comerciales y no son de libre acceso al escrutinio independiente. Esto en sí mismo parece indicar que esos estudios contienen información que Monsanto continúa deseando que no sea examinado por expertos en toxicología. También es muy preocupante que la EPA accediera a las acostumbradas exigencias de secretismo atendiendo a los pretextos más nimios.
Sin embargo, algunos memorandos, tanto archivados como accesibles, de la EPA emitidos en los primeros años ochenta dan algunas indicaciones sobre el contenido de los estudios hechos con ratas9. Aunque los estudios son anteriores a la adopción de criterios internacionales para los ensayos y los estándares de la GLP, sugieren la presencia de importante daño hepático en las ratas del estudio de tres generaciones; la incidencia de dilatación tubular en el hígado era más alta en todos los grupos de ratas tratadas en comparación con los controles. La dilatación tubular y la nefrosis estaban también asociadas a fibrosis intersticial en todos los grupos del ensayo; en algunos de los lúmenes, los investigadores encontraron material amorfo y restos celulares. Menos de un tercio de las ratas de control mostraban señales de dilatación tubular. En los resultados de este estudio con ratas, las alteraciones de la mucosa vesicular eran significativas debido a que los metabolitos, concentrados por los riñones, habían derivado en hiperplasia que podía considerarse como un paso muy temprano y necesario para el inicio de tumores. En 1981, la EPA estaba preocupada por la posible morbilidad grave de estas señales y al principio se negó a extender un dictamen de «no se ha observado un efecto adverso» (NOEL, por sus siglas en inglés) y pidió más información e investigación adicional. En su Adenda de 1982, Monsanto presentó pruebas que minimizaban los efectos y confundían la información; sobre esa base, la EPA aceptó que era improbable que el glifosato fuera peligroso. No obstante, Monsanto sabía que el examen de la información sobre los estudios era una amenaza potencial para sus ambiciones comerciales, y a esto se debe que solicitara que los documentos de la investigación concernida fuesen retenidos y tratados como Secreto Comercial. Por lo tanto, no hubo escrutinio independiente y eficaz. Monsanto y la EPA fueron cómplices en mantener esa documentación lejos de la valoración de expertos imparciales, a pesar de la evidencia de daños (está claro que la EPA estaba pensando en los efectos cancerígenos; en 1981 ya sabía que el glifosato causaba crecimiento tumoral y enfermedad renal pero desestimó los hallazgos hechos como si fueran «un misterio» para poder extender el NOEL del producto químico y llevarlo al mercado).
La dosis de glifosato utilizada en la alimentación en los estudios con ratas era 100 veces menor a la empleada en estudios posteriores con ratones9. No está claro por qué esas dosis tan pequeñas fueron decididas por Monsanto y aceptadas por la EPA, aunque se sospecha que los estudios fueron manipulados o diseñados para evitar indicios de daño orgánico. En su memorando de mayo de 1986, la EPA comentó que eran dosis muy bajas y dijo que ninguna de las dosis utilizadas en los ensayos estaba siquiera cerca de la «dosis máxima tolerada» (MTD, por sus siglas en inglés). Entonces, la Comisión de Revisión de la Oncogenicidad por los Pares dijo: «Con dosis cercanas a la MTD, los tumores podían haberse inducido». Se pidió la repetición del estudio con ratas. Sin embargo, BioDynamics (que realizó la investigación para Monsanto) utilizó datos extraídos de tres estudios no relacionados hechos internamente como controles históricos para crear «ruido experimental» y minimizar la importancia de los resultados en el experimento.
En un estudio con ratones con la más alta dosis ensayada llevado a cabo en 1983 por BioDynamics Inc. para Monsanto10, hubo un ligero incremento de incidencia de adenomas (tumores benignos) tubulares en riñones entre los machos. Se encontraron tumores malignos en el grupo de las dosis más altas. Sin embargo, «según la opinión de dos patólogos que revisaron los ensayos, los tumores no estaban relacionados con el tratamiento». Entre otros efectos había hipertrofia centrilobular, necrosis de células hepáticas, nefritis intersticial crónica, basofilia celular en epitelio tubular e hipertrofia en las hembras. La comisión de la EPA determinó que había una «débil respuesta oncogenética», por lo tanto una sugestiva evidencia temprana de malignidad. Se pidió la opinión del panel consultivo de la EPA; el panel dijo que los datos eran dudosos y recomendaron más estudios con ratones y ratas. En 1985 se publicó un nuevo informe. Estos titubeos se debían en parte a la extendida -aunque falsa- creencia que tenía la EPA de que los efectos fisiológicos estaban relacionados con la cuantía de las dosis, es decir, cuanta más alta fuera la dosis, mayores serían los efectos.
Aunque hace 35 años los estados precancerosos no estaban del todo entendidos y de que en esos momentos se pensaba que los adenomas corticales en los riñones no eran peligrosos, la evidencia surgida de los memorandos es que Monsanto, BioDynamics Inc. y las comisiones la EPA involucradas tenían plena conciencia -probablemente desde antes de 1981- del potencial carcinógeno del glifosato cuando era consumido por mamíferos. En los memorandos hay referencias a muchos experimentos «secretos» más con animales y revisiones de datos que solo sirven para confundir a los reguladores con información adicional del todo conflictiva. De este modo, la EPA aceptó públicamente las garantías de seguridad dadas por el jefe de seguridad de productos de Monsanto, Robert W. Street, y confirmó la validación del producto para ser utilizado en el campo11. Pero, según un memorando emitido por la EPA unos años más tarde (en 1991), sus propios expertos admitían entre bambalinas que desde antes de 1985 ya sabían que el glifosato provocaba tumores en páncreas, tiroides y riñones.
En el sitio web de la EPA (la última actualización es del 31 de octubre de 2014) se hace referencia a cinco estudios de Monsanto realizados entre 1980 y 1985; vale la pena hacer notar que esos estudios no se han hecho públicos bajo la luz del conocimiento actual sobre tumores malignos y estados precancerosos12. Tampoco han sido vueltos a visitar o reinterpretados por Monsanto ni la EPA, a pesar de que un estudio con ratas de 1981 y otro con ratones de 1983 se mencionan en la revisión hecha por Greim et al (2015)3. Según la conclusión de que el glifosato «no era clasificable como carcinógeno en seres humanos», nada ha cambiado desde 1990 en los consejos de la EPA sobre este producto químico. Dadas la última evaluación de la OMS y la abundancia de documentos científicos relacionados con el daño a la salud asociado con el glifosato13 la actitud de la EPA huele a complacencia e incluso a incompetencia.
En una conversación con GM-Free Cymru, el doctor Brian John dice: «La evidencia muestra que en 1981 tanto Monsanto como la EPA estaban enterados de los tumores malignos y estados precancerosos [aparecidos] en las pruebas con animales a los que se les administró pequeñas dosis de glifosato en experimentos secretos de alimentación. A pesar de que en esa época las comisiones de la EPA expresaron su preocupación, más tarde esas preocupaciones fueron eliminadas por la presión de datos conflictivos presentados por Monsanto, algunos de los cuales implican el empleo inadecuado de control de datos históricos de dudosa calidad. Ninguno de esos estudios está disponible para el examen independiente14. Esta situación es en sí misma escandalosa. En esta materia, ha habido un prolongado y cínico ocultamiento15. El glifosato es un «probable carcinógeno para seres humanos», como la ha confirmado ahora el grupo de trabajo de la OMS y, más allá de cualquier protesta proveniente de Monsanto o de la EPA, tanto una como la otra son completamente conscientes desde hace por lo menos 35 años de que provoca cáncer. Si se hubiera actuado según el principio precautorio en lugar de cerrar los ojos a la mala praxis científica16, el glifosato nunca habría sido autorizado y podrían haberse salvado miles de vidas».
El doctor Stanley Ewen, académico retirado en patología, dice: «El glifosato ha sido involucrado por el IARC en la carcinogenia en seres humanos; lo notable es que tan tempranamente como en 1981, ya se señaló que el glifosato estaba asociado con alteraciones neoplásicas en experimentos con ratones. Este hallazgo nunca se dio a conocer por el proceso regulador; por lo tanto, es posible esperar el incremento de malignidad en seres humanos en los registros de los próximos años. John Little (en una comunicación personal) ha dado cuenta de un inesperado y alarmante recrudecimiento del 56 por ciento en la malignidad en Inglaterra en los menores de 65 en los últimos 10 años. Presumiblemente, la presencia de glifosato en orina entre los ingleses es similar a los niveles registrados en Alemania; por lo tanto, todo el mundo está en riesgo. El efecto del glifosato en el tejido endócrino como las mamas y la próstata, o incluso en la placenta, es al menos perjudicial; es probable que un aumento de la incidencia de neoplasias endócrinas aparezca en las estadísticas nacionales. La fuerza de tareas del glifosato niega que el glifosato tenga algo que ver con la aparición de tumores malignos en seres humanos a pesar de que tiene conocimiento de muchos informes sobre linfomas y adenomas en pituitarias en experimentos con animales que han recibido dosis de glifosato. Por otra parte, en un encuentro reciente en el palacio de Westminster, el profesor Don Huber ha advertido de las graves consecuencias sanitarias si no se para el empleo desenfrenado del glifosato. Estoy seguro de que la ocultación de los resultados de los experimentos de 1981 ha aumentado el riesgo mundial de malignidad».
El profesor Vyvyan Howard, toxicopatólogo, dice: «La campaña por la transparencia en los ensayos de fármacos está adquiriendo intensidad y logrando respuestas legislativas en la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá. Es probable que se consiga que todos los ensayos con drogas autorizadas sean de dominio público. Yo opino que lo mismo debe suceder con los agroquímicos. La exposición a los fármacos, al menos, es voluntaria y en un contexto de consentimiento informado. Existen varios estudios controlados por biólogos que demuestran la generalización de exposición al glifosato de poblaciones humanas sin que medie el consentimiento informado. En mi opinión, dado el alto nivel de desconfianza relacionado con la autorización de este herbicida y la aparición de evidencia epidemiológica sobre sus efectos negativos no puede haber justificación alguna para mantener en secreto los estudios toxicológicos utilizados para extender esa autorización. Deben ser de dominio público».
El doctor Anthony Samsel, investigador científico, dice: «Los estudios que Monsanto mantiene como secreto comercial muestran importante incidencia de tumores celulares y crecimiento tumoral en múltiples órganos y tejidos de los animales sujetos a ensayo. También muestran significativa fibrosis intersticial en riñones incluyendo efectos, particularmente en la pituitaria, las glándulas mamarias, el hígado y la piel. El glifosato afecta sustancialmente a los pulmones en forma de enfermedad respiratoria crónica. El glifosato tiene una relación inversa con la dosis y aparentemente sus efectos dependen en gran medida del pH. En 1980, como conclusión de las evaluaciones realizadas en sus múltiples estudios en el largo plazo, tanto Monsanto como la EPA conocían los efectos deletéreos de este producto químico, pero la EPA escondió esos hallazgos declarándolos ‘secretos comerciales’. Durante décadas, Monsanto ha estado mintiendo y ocultando la verdad sobre la nocividad del glifosato para la salud pública y el medio ambiente. El aumento de muchas enfermedades crónicas observado desde su introducción en la industria alimentaria continúa produciéndose a medida que crece su utilización. El producto comercial Roundup, herbicida a base de glifosato de Monsanto, tiene una ubicua presencia en forma de residuos en los alimentos directamente asociados con los cultivos en los que se emplea. Todos los países deben actuar juntos contra Monsanto y otras empresas químicas que continúan destruyendo la biosfera. Los seres humanos formamos parte de esa biosfera y estamos todos conectados a ella. Lo que afecta a uno de sus elementos nos afecta a todos nosotros».
Notas:
1. Carcinogenicity of tetrachlorvinphos, parathion, malathion, diazinon, and glyphosate (2015) Kathryn Z Guyton, Dana Loomis, Yann Grosse, Fatiha El Ghissassi, Lamia Benbrahim-Tallaa, Neela Guha, Chiara Scoccianti, Heidi Mattock, Kurt Straif, en nombre de la IARC, Lyon, Francia.
The Lancet Oncol 2015. Publicado online el 20 de marzo de 2015 http://dx.doi.org/10.1016/S1470-2045(15)70134-8
International Agency for Research on Cancer 16 Volumen 112: Some organophosphate insecticides and herbicides: tetrachlorvinphos, parathion, malathion, diazinon and glyphosate. IARC Working Group. Lyon; 3-10 de marzo de 2015. IARC Monogr Eval Carcinog Risk Chem Hum (en prensa).
2. «Monsanto seeks retraction for report linking herbicide to cancer», Carey Gillam, Reuters http://www.reuters.com/article/2015/03/24/us-monsanto-herbicide-idUSKBN0MK2GF20150324
La respuesta de la asociación de la industria de los pesticidas está aquí:
3. Helmut Greim, David Saltmiras, Volker Mostert y Christian Strupp (2015) Artículo de revista: «Evaluation of carcinogenic potential of the herbicide glyphosate, drawing on tumor incidence data from fourteen chronic/carcinogenicity rodent studies», en Crit Rev Toxicol, 2015; versión online: 1-24 DOI: 10.3109/10408444.2014.1003423.
4. No solo se trata de que este documento haya sido redactado por autores muy vinculados con la industria; además; los 14 estudios sobre carcinogenia evaluados son monografías de la industria cuidadosamente seleccionadas que no han sido revisadas por colegas ni publicadas en las principales revistas científicas. Todos los estudios han sido realizados por clientes (como Monsanto) que tendrían enormes repercusiones comerciales en caso de haberse informado de algo «inconveniente» cuando el glifosato ya estaba utilizándose en todo el mundo. Por lo tanto, la posibilidad de fraude y manipulación de información no puede ser descartada. Los 14 estudios son secretos y no pueden ser examinados por expertos en toxicología independientes. El hecho de que el artículo en cuestión reproduce (en forma de material suplementario online) una serie de tablas y conjuntos de informaciones es insustancial dado que la información no sirve para nada en ausencia de explicaciones claras de los protocolos de los laboratorios y las prácticas de los equipos de investigación involucrados.
5. http://www.monsanto.com/glyphosate/pages/is-glyphosate-safe.aspx
6. «A Three-Generation Reproduction Study in Rats with Glyphosate» Informe final; Bio/dynamics Project No. 77-2063; 31 de marzo de 1981.
7. «Addendum to Pathology Report for a Three-Generation Reproduction Study in Rats with Glyphosate». R.D. #374; Informe especial MSL-1724; 6 de julio de 1982.
8. «A Lifetime Feeding Study of Glyphosate in Rats» Informe de GR Lankas y GK Hogan, de BioDynamics para Monsanto. Project #77-2062, 1981: MRID 00093879.
9. Memorandos de la EPA en archivo entre 1982 y 1986:
Se puede acceder a los memorandos EPA de 1991 vía:
10. Knezevich, AL y Hogan, GK (1983) «A Chronic Feeding study of Glyphosate (Roundup Technical) in Mice». Project No 77-2061. BioDynamics Inc para Monsanto. Accession No #251007-251014, documento no disponible pero citado por el memorando de 1986 de la EPA.
Estudio de seguimiento: McConnel, R. «A chronic feeding study of glyphosate (Roundup technical) in mice: pathology report on additional kidney sections».
11. El primer registro del glifosato para uso en la agricultura lo hizo la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (USEPA, por sus siglas en inglés) en 1974; después de varias revisiones, la registración fue completada en 1993 (CASRN 1071-83-6). La primera categorización del glifosato fue como C (posible carcinógeno humano) sobre la base de una alta incidencia de tumores renales en ratones. Después de una revisión independiente de las muestras, la clasificación cambió a D debido a la escasa importancia e incertidumbre estadística de los efectos relacionados con el tratamiento.
http://www.epa.gov/iris/subst/0057.htm
12. Empresa Monsanto. 1981a. MRID No. 0081674, 00105995. Disponible en la EPA. Escribir a FOI, EPA, Washington DC 20460.
Empresa Monsanto. 1981b. MRID No. 00093879. Disponible en la EPA. Escribir a FOI, EPA, Washington DC 20460.
Empresa Monsanto. 1985. MRID No. 00153374. Disponible en la EPA. Escribir a FOI, EPA, Washington DC 20460.
Empresa Monsanto. 1980a. MRID No. 00046362. Disponible en la EPA. Escribir a FOI, EPA, Washington DC 20460.
Empresa Monsanto. 1980b. MRID No. 00046363. Disponible en la EPA. Escribir a FOI, EPA, Washington DC 20460.
13. http://www.i-sis.org.uk/Scandal_of_Glyphosate_Reassessment_in_Europe.php
Estudios clave que muestran los efectos tóxicos del glifosato y el Roundup. Capítulo 4 de GMO Myths and Truths
http://earthopensource.org/earth-open-source-reports/gmo-myths-and-truths-2nd-edition/
Antoniou, M. et al. «Teratogenic Effects of Glyphosate-Based Herbicides: Divergence of Regulatory Decisions from Scientific Evidence», en J Environ Anal Toxicol 2012, S: 4
http://dx.doi.org/10.4172/2161-0525.S4-006
http://www.earthopensource.org/files/pdfs/Roundup-and-birth-defects/RoundupandBirthDefectsv5.pdf
14. Después de haberse dicho esto, Monsanto permitió el acceso a algunos de los últimos informes seleccionados a investigadores escogidos (Greim et al, 2015). Aun así, no existe la certeza de que esos informes escogidos estén disponibles en su totalidad para un detallado escrutinio independiente, incluso pensando que no hay justificación posible para argumentar «secreto comercial», cuando la patente estadounidense del glifosato caducó en el 2000.
15. http://sustainablepulse.com/2015/03/26/who-glyphosate-report-ends-thirty-year-cancer-cover-up/
En 1985, el panel de la EPA evaluó por primera vez el potencial carcinógeno del glifosato; el documento emitido se tituló Toxicology Branch Ad Hoc Committee. Después de eso, la comisión categorizó el glifosato como carcinógeno Clase C debido a su potencial carcinógeno. En 1991, la EPA modificó la clasificación y puso el glifosato en la Clase E basada en su «probada no carcinogenia para seres humanos». Curiosamente, este cambio de categoría del glifosato se dio en coincidencia con el periodo en el que Monsanto estaba desarrollando el primer grupo de organismos [vegetales] genéticamente modificados resistentes al Roundup-Ready, cuyo principio activo es el glifosato. No era la primara vez que se permitía que los criterios comerciales se impusieran a las preocupaciones por la salud pública.
Las categorías establecidas por la EPA por su potencial cancerígeno son:
Grupo A: Carcinógeno para seres humanos
Grupo B: Probable carcinógeno para seres humanos
Grupo C: Podría indicar un potencial carcinógeno
Group D: Información inadecuada para establecer potencial cancerígeno
Group E: Es improbable que sea un carcinógeno para seres humanos
16. Wikipedia 2012: Memorandos internos de la EPA documentan fraude en
1983. Científicos de EPA sobre la posición pública de la EPA: «Nuestra opinión es que cuando vemos información sospechosa debemos proteger la salud pública. Desgraciadamente, la EPA no ha adoptado este prudente punto de vista en sus dictámenes sobre el potencial cancerígenos del glifosato».
«No hay estudios disponibles para la evaluación de la carcinogenia del Roundup ni otros productos entre cuyos componentes está el glifosato. Sin esos ensayos es imposible determinar la carcinogenia de los productos con glifosato.»
«Las pruebas destinadas a determinar si el glifosato cumple con los requisitos para su categorización han estado asociadas con prácticas fraudulentas.»
«No se ha informado de innumerables muertes de ratas y ratones.»
«Las tablas de datos han sido fabricadas»
«La falsificación de datos es algo rutinario»
Fuente: http://www.gmfreecymru.org/documents/monsanto_knew_of_glyphosate.html