Traducido de inglés para Rebelión por J. M.
A simple vista podría parecer que Arabia Saudí e Israel son los peores enemigos. Y de hecho nunca han tenido relaciones diplomáticas.
Después de todo, los saudíes han defendido la causa de los palestinos, oprimidos por los israelíes. Los israelíes dicen que están sitiados por extremistas musulmanes y muchos de estos extremistas están motivados por la ideología intolerante wahabí, nacida y desarrollada en Arabia Saudí.
Pero por debajo de las apariencias estos dos viejos enemigos en realidad tienen mucho en común. De hecho, en el Medio Oriente contemporáneo, se han convertido en los más extraños compañeros de cama.
Los rumores sobre la relación en ciernes han circulado en los últimos años. En 2015 algunos exfuncionarios saudíes e israelíes confirmaron que habían mantenido una serie de reuniones de alto nivel para discutir sobre preocupaciones comunes, como la creciente influencia de Irán en Irak, Siria, Yemen y Líbano, así como el programa de enriquecimiento nuclear de Irán. Shimon Shapira, un representante israelí que participó en reuniones secretas con los saudíes, lo expresó así: «Hemos descubierto que tenemos los mismos problemas, los mismos desafíos y algunas de las mismas respuestas».
El 5 de mayo el exjefe de inteligencia saudí, el príncipe Turki bin Faisal, y el mayor general retirado, el israelí Yaakov Amidror, hablaron juntos en un evento en Washington organizado por el Instituto Washington para Política de Oriente Próximo -el ala política del lobby pro israelí, AIPAC-. El evento, transmitido en línea en directo, mostró que Arabia Saudí e Israel finalmente salieron del armario. Y juntos.
He aquí algunos rasgos que Arabia Saudí e Israel tienen en común:
Opresión
Ambos oprimen a los grupos no dominantes que viven dentro de sus fronteras. Israel oprime a los palestinos, construye asentamientos en sus tierras y sus pueblos están circundados por muros de segregación y por soldados fuertemente armados. Arabia Saudí ha puesto en marcha un sistema político y judicial que oprime a todos los que no son suníes (como chiíes y no musulmanes), así como a las mujeres y a los millones de trabajadores inmigrantes.
Ambas naciones responden a los disidentes políticos de forma similar, utilizando fuerza excesiva, la detención arbitraria e indefinida, la intimidación y la tortura.
Agresión
Tanto Israel como Arabia Saudí han invadido tierras vecinas matando a miles de civiles. Israel ha invadido y bombardeado recurrentemente Gaza desde 2008. En 2014 solo el ejército israelí mató a 2.104 personas -la mayoría de ellas civiles- destruyó 17.200 viviendas y dejó a 475.000 personas en condiciones de emergencia.
Por su parte los saudíes han interferido en los asuntos internos del vecino Yemen. En marzo de 2015 se puso en marcha una campaña perversa de bombardeo dirigida a los rebeldes chiíes en el país. Hasta ahora han matado a más de 6.000 yemeníes, la mayoría civiles. Han bombardeado mercados, escuelas, hospitales, residencias y fiestas de boda causando el desplazamiento de más de 2,5 millones de personas.
Además ambos usan armas prohibidas internacionalmente: Israel utilizó fósforo blanco en Gaza y los saudíes han utilizado bombas de racimo en Yemen.
Discriminación religiosa
La religión juega un papel clave en la política de ambas naciones.
Israel se considera la patria del pueblo judío y las leyes fundamentales de Israel, que funcionan en lugar de una constitución, definen al país como Estado judío. Los judíos tienen tratos preferenciales, como el derecho a emigrar a Israel desde cualquier lugar y convertirse automáticamente en ciudadanos del Estado mientras los musulmanes se enfrentan a la discriminación diaria y son tratados como ciudadanos de segunda clase.
En Arabia Saudí La Meca es la ciudad santa de los musulmanes y el reino saudí se considera el centro mundial del islam. Sólo los musulmanes pueden convertirse en ciudadanos de Arabia Saudí y los no musulmanes son tratados como ciudadanos de segunda clase.
Exportaciones para la violencia
Ambos países exportan «productos» que promueven la violencia. Israel es un importante exportador de armas y las fuerzas israelíes a menudo entrenan a policías de otros países -entre ellos Estados Unidos- en técnicas represivas. Los saudíes exportan la ideología extremista suní llamada wahabismo a todo el Oriente Medio y el norte de África. El wahabismo es la base ideológica de Al Qaeda y del Dáesh.
Odio a Irán
Más que cualquier otra cosa, es el odio compartido a Irán el que sitúa a estos adversarios juntos. Ambos consideran Irán una amenaza existencial y le temen por su creciente influencia en la región. Ambos se opusieron al acuerdo nuclear con Irán, que fue una gran victoria para la diplomacia sobre la guerra, y comparten la determinación de frenar el acercamiento de Estados Unidos a Irán.
Apoyo al golpe en Egipto
Ambas naciones apoyaron el golpe militar en Egipto dirigido por el general Abdul Fattah el Sisi, que derrocó un gobierno elegido democráticamente y dio lugar a una ola brutal de represión que puso a 40.000 disidentes en la cárcel. Los saudíes han intervenido con miles de millones de dólares para llenar las arcas del régimen de Sisi y Egipto ha colaborado con Israel en el continuo asedio de Gaza.
La intervención en Siria
Tanto Israel como Arabia Saudí están más preocupados por el derrocamiento del régimen sirio de Bashar al-Assad (alineado con Irán) que de derrotar al Dáesh. A tal fin han apoyado a grupos extremistas en Siria, como el Frente Nusra, que es una filial de al-Qaeda.
Los saudíes han enviado armas y dinero a Nusra. Por su parte Israel ha tratado a los combatientes heridos de Nusra en hospitales israelíes para luego enviarlos de vuelta a la batalla contra el ejército sirio. Israel también mató a asesores libaneses e iraníes que ayudaban al Gobierno de Assad en la lucha contra Al Nusra.
Jóvenes presos políticos
Ambas naciones encierran a miles de presos políticos, entre ellos menores de edad. En febrero de 2016 Israel tenía en prisión a 6.204 palestinos, 438 menores de edad. Muchos de esos menores están presos por arrojar piedras a los soldados israelíes. Los saudíes han decapitado a menores de edad y en la actualidad tienen tres presos que esperan su ejecución, detenidos en protestas no violentas por ser jóvenes.
Fuertes grupos de presión en Washington
Ambos gastan muchos millones de dólares para influir en la política de Estados Unidos.
El Gobierno israelí cuenta con el respaldo del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense Israelí, a menudo considerado el grupo de presión política exterior más influyente en los Estados Unidos.
Los saudíes han hecho más que empezar su propia versión llamada SAPRAC -Comité de Asuntos de Relaciones Públicas de Arabia Saudí con los EE.UU.- Por años han estado comprando influencia mediante la contratación de influyentes relaciones públicos y bufetes de abogados, como el Grupo Podesta, y donaciones a la Fundación Clinton, la Fundación Carter y a centros de investigación y universidades de la Ivy League.
Alianzas con los Estados Unidos
Por último ambos países son aliados a largo plazo de los Estados Unidos. Una secuencia de administraciones de Estados Unidos ha apoyado a Israel desde su fundación en 1948 y también ha apoyado a una serie de reyes de Arabia Saudí desde la fundación de la nación en 1932.
Los EE.UU. han ayudado a garantizar la seguridad de ambas naciones. Los contribuyentes estadounidenses aportan más de 3.000 millones de dólares al año para apoyar a los militares israelíes. El ejército de Estados Unidos protege el Golfo Pérsico para la realeza saudí y Arabia Saudí es el principal comprador de armas estadounidenses.
Algunos dicen que es bueno para Israel y Arabia Saudí enterrar el hacha de guerra y encontrar un terreno común. Pero la paz en Oriente Medio no será promovida por las causas por las que están unidos.
En lugar de ello Israel tiene que hacer la paz con los palestinos y Arabia Saudí tiene que llegar a un acuerdo con Irán. De lo contrario la colusión entre Israel y Arabia Saudí sólo será un abrazo mortal que causa más angustia a la región.
Medea Benjamin es cofundadora del grupo de paz CODEPINK y de la organización Global Exchange por los derechos humanos. Twitter @MedeaBenjamin.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.