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Entrevista a Francisco Báez Baquet sobre la industria criminal del amianto

«Mi mayor deseo para 2017 es que Estados Unidos termine de asumir, de una vez por todas, una verdadera prohibición del amianto»

Fuentes: Rebelión

Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado […]

Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado y destacado su obra

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Nos habíamos quedado aquí. Esta es una información que nos ha llegado a través de Antonio Bernardo Reyes: https://www.theguardian.com/world/2016/dec/08/k2-corporate-spy-infiltrated-anti-asbestos-campaign-court-told Su comentario: «Al margen de la batalla legal, que seguirá su propio curso, estimo necesario e imprescindible una campaña de pública denuncia, a nivel mundial, ante este miserable comportamiento, que por otra parte no es nada nuevo (recordemos, por ejemplo, lo sucedido en el macro-litigio de las víctimas de Casale Monferrato)». Una campaña a nivel mundial, ¿sobre qué? ¿Cómo se organiza una campaña a nivel mundial?  

Es evidente que la denuncia debe de señalar el uso del engaño y del ocultamiento para haber sometido a espionaje, durante cuatro años, a quien indiscutiblemente ha estado haciendo más por la universalización de la prohibición del amianto: Laurie Kazan-Allen, líder del IBAS (International Ban Asbestos Secretariat).

Espionaje, huelga decirlo, demandado y financiado por quienes son los responsables, en su condición de propietarios y/o de directivos, de la criminal industria del asbesto, a estas alturas en las que ya nadie puede alegar ignorancia sobre los letales efectos de su mercancía, si es que alguna vez llegó a haber tal supuesto desconocimiento.

Tal campaña de universal denuncia, en realidad no precisaría de ser organizada. Bastaría con que se pronunciasen todas las asociaciones de víctimas del asbesto, todas las organizaciones nacionales Ban Asbestos, y todos los activistas y expertos concernidos por el problema; singularmente, los científicos comprometidos con la causa, y de reconocido prestigio.

¿Nos cita algunos nombres de este último colectivo? ¿Hay muchos científicos concernidos por el tema en el mundo? ¿Y en nuestro país?

A riesgo de incluir a alguno ya fallecido, y por lo tanto de ahora ya imposible adhesión a ninguna causa, citaría, por ejemplo, a:

Guadalupe Aguilar Madrid, Eduardo Algranti, Jacques Ameille, Valeria Ascoli, los hermanos Claudio y Tomasso Bianchi, Franco Carnevale, Bruce W. Case, Barry I. Castleman, Andrew Churg, Pietro Comba, Hermano Albuquerque de Castro, Eva Delgado Rosas, John M. Dement, Paola de Nardo, Paul De Vuyst, Ronald F. Dodson, David S. Egilman, Murray M. Finkelstein, Morris Greenberg, Gunnar Hillerdal, Michael Huncharek, Bengt Järvholm, Marie-Claude Jaurand, Tushar K. Joshi, David W. Kamp, Kaye H. Kilburn, Takumi Kishimoto, Joseph LaDou, Philip J. Landrigan, Arthur M. Langer, Richard A. Lemen, Corrado Magnani, Cesare Maltoni, Alessandro Marinaccio, Daniela Marsili, Jock McCulloch, Carolina Mensi, Enzo Merler, Dario Mirabelli, Brooke T. Mossman, Arthur William Musk, Muriel L. Newhouse, William J. Nicholson, Eun-Kee Park, Julian Peto, Alison Reid, Victor L. Roggli, Joachim Schneider, David A. Schwartz, Leslie Thomas Stayner, Yasunosuke Suzuki, Neonila Szeszenia-Dabrowska, Ken Takahashi, Benedetto Terracini, Annie Thebaud-Mony, Antti Tossavainen, Geoffrey Tweedale, Linda Waldman, Laura S. Welch, Hans-Joachim Woitowitz, y finalmente, de forma colectiva, el Collegium Ramazzini.

Por lo que respecta a los españoles, citaría a los doctores Inmaculada Alfageme Michavila, Enrique Y. Bichatchi Agay, Jaume Ferrer Sancho, Montserrat García Gómez, Isabel Isidro Montes, María Antonia Juretschke Moragues, Gonzalo López-Abente Ortega, Cristina Martínez González, Alfredo Menéndez Navarro, Ramón Orriols, Cesar Picado Vallés, Carlos Piñeiro Díaz, Francisco Rodríguez Panadero, José Antonio Rodríguez Portal, Roberto Rodríguez Roisín, José María Roel Valdés, Magdalena Rosell-Murphy, José Miguel Sanz Anquela, Francisco Segarra Obiol, Josep Tarrés Olivella, María Isabel Velasco García, María Victoria Villena Garrido, Antoni Xaubet.

Si de alguno me olvidé, perdón yo aquí ya le pido, que intencionado no fue.

Una carta que firma usted:

«Estimados Sres. Garzón y Sarrión:

Me tomo la libertad de dirigirme a ustedes, en su calidad de destacados dirigentes de I.U., gracias a la amabilidad de nuestro común amigo el profesor Salvador López Arnal, que ha tenido la deferencia de facilitarme sus respectivas direcciones de correo electrónico.

El motivo, no es otro que el reiterar por mi parte el ofrecimiento, que en mi propio nombre, y en el de un selecto elenco de activistas y/o expertos sobre el grave problema del amianto en España, y también a niveles europeo y mundial, formulé al Sr. Meyer, en 10 de julio de 2013, para suministrarle informaciones, asesoramientos e iniciativas, que le permitieran, a su vez, hacer uso de todo ello, en su actividad política.

Desafortunadamente, sólo recibí una única respuesta, ese mismo día, firmada por el Sr. Miguel Ángel de Porras, de la oficina del Sr. Meyer, ciertamente receptiva a ese ofrecimiento, pero, sin embargo, mis sucesivas comunicaciones, de fechas 10 de julio de 2013, 8 de septiembre de 2013, 15 de enero de 2014, y 16 de febrero de 2014, no recibieron respuesta alguna, con lo cual terminé por considerar que, por cualesquiera que fuesen los motivos, el ofrecimiento parecía haber perdido interés para I.U., pese a haber sido una organización política con un evidente protagonismo, en nuestro país y en las instituciones europeas, en el asunto.

A día de hoy, por mi parte, con unas 80 publicaciones -libros y artículos-, conferencias, etc., sobre esta cuestión, sin embargo, lo cierto y verdad, es que a estas alturas en España se siguen formulando las mismas reivindicaciones que ya se manejaban a partir del impulso inicial que supuso, respectivamente, la primera legislación específica, la creación de una «Comisión Nacional del Amianto», y la prohibición del amianto en nuestro país, sin que después ese impulso inicial, éste se haya visto culminado con una lógica continuidad, de tal suerte, que si comparamos nuestra legislación, con la imperante en los países de nuestro entorno europeo occidental, la diferencia, en contra nuestra, es abrumadora, y cada vez el abismo de distancia es mayor, porque aquí seguimos en el más absoluto inmovilismo.

La situación es altamente calamitosa, un formidable problema de salud pública y medioambiental, y las víctimas, tanto las ocupacionales como las afectadas en razón de convivencia en el mismo domicilio con trabajadores del amianto, o en virtud de la vecindad del hogar respecto de los focos industriales de contaminación (astilleros, zonas portuarias con sus muelles de descarga, fábricas de textiles de amianto, fábricas de amianto-cemento, etc.), siguen sufriendo las carencias de cobertura institucional y de insuficiencia normativa, con sangrantes injusticias en unos tribunales que con demasiada frecuencia exhiben las más peregrinas excusas para negarles la justa indemnización de la que -qué menos-, deberían de poder alcanzar.

Me gustaría que mi reiterado ofrecimiento tuviera alguna tangible utilidad.

Muchas gracias por su amable atención.»

¿Le han dicho alguna cosa? ¿Le han respondido?

Sí he obtenido respuesta, y receptividad hacia mi ofrecimiento. Se abre así la posibilidad de una vía de comunicación y de colaboración con una organización política, como es el caso de Izquierda Unida. Eso, con carácter general. Por lo que a mí respecta, y llegado el momento oportuno, ofreceré unas propuestas concretas de posibles iniciativas políticas, relativas a la problemática del asbesto.

Otra carta de usted:

Estimada Fernanda:

Estoy muy interesado en tener un conocimiento lo más directo y exhaustivo posible, del caso, mencionado en el último boletín de CAOVA, del caso de muerte por placas pleurales, de Josafá Pedro Dos Santos, que trabajó en la mina de Eternit en Osasco.

Si se me confirma que esta información es así, tal cual se dice, tendré que modificar mi propia visión, mi propia perspectiva, acerca de la letalidad de las placas pleurales. Creo que, de haber sucedido así, habrá sido a causa de insuficiencia respiratoria.

Por favor, infórmame de todo lo que puedas.

Un abrazo. Paco Báez

¿Por qué tanto interés?

Porque no es habitual que una muerte sea específicamente relacionada con las placas pleurales. Yo supongo que eso haya podido venir por la vía de la restricción respiratoria, por atrapamiento del pulmón -el llamado «pulmón encarcelado»-, y tratando de confirmar tal hipótesis mía, en cualquier caso me interesa conocer los detalles de un caso que parece contradecir la asunción generalizada de que las placas pleurales no son una patología mortal, aunque excepcionalmente hayan podido ser determinantes de un caso de suicidio, por el intenso dolor soportado, y en contraposición al carácter asintomático o paucisintomático que generalmente es atribuido a las placas pleurales.

De momento, al menos, no he obtenido respuesta.

¿Me he olvidado de alguna noticia importante de estas últimas semanas?

Yo diría que sí, al menos desde mi personal óptica. En Italia existen del orden de unas doscientas disposiciones legales, relativas al amianto. Ese dato pone de manifiesto la abismal distancia que nos separa de la atención institucional y legislativa que al asbesto dedican naciones de nuestro entorno europeo occidental, como es el caso citado, pero que también lo es el de Francia, el Reino Unido, etc.

Pues bien, ahora el Senado italiano se dispone a tramitar una única ley, que venga a sustituir a todo ese amplio corpus legislativo. Como quiera que en España, y en relación con el asbesto, no hace falta «inventar la pólvora», porque ya está más que inventada por doquier, a nosotros ese resumen italiano nos vendrá muy bien, cuando el texto nos llegue, como se me ha prometido, para poder elaborar nuestra propia transposición, haciendo aquí nuestras propias propuestas, tanto legislativas como de creación de las necesarias instituciones de atención y seguimiento de las consecuencias derivadas del pasado uso del amianto y de la permanencia del mismo en las instalaciones en las que se lo instaló. Relacione lo antedicho, con lo que he manifestado antes, en relación con Izquierda Unida.

¿Lo más importante de la lucha contra la industria criminal en este 2016?

Desgraciadamente, no se avanza en lo relativo a la incorporación de nuevos países al bloque de los prohibicionistas del amianto. Ha habido un amago por parte de Colombia, que no ha prosperado, aunque no se trate de un capítulo definitivamente cerrado, pues se sigue batallando por tratar de revertir esa nefasta decisión.

Su mayor deseo para este nuevo 2017 en este ámbito.

Que Estados Unidos, nación que ya para entonces estará presidida por el señor Trump, termine de asumir, de una vez por todas, una verdadera prohibición del amianto, lo cual, indudablemente, tendría un «efecto dominó» sobre otras naciones de su vecindad más o menos inmediata. Por desgracia, eso no es lo previsible, si se atiende, por ejemplo, a lo manifestado en mi trabajo: «Donald Trump y el asbesto» / «Rebelión», 17/11/2016 /  http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219253HYPERLINK «http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219253&titular=donald-trump-y-el-asbesto-«&HYPERLINK «http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219253&titular=donald-trump-y-el-asbesto-«titular=donald-trump-y-el-asbesto-  

Buenas fiestas admirado amigo. Lo mejor par 2017. Para usted y para todos los que combaten contra esta industria criminal.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.