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Palestina

La maldición de Mohamed Dahlan

Fuentes: Al-Jazeera

«Hemos hecho esfuerzos recíprocos con nuestros hermanos de Hamas para devolver la esperanza al pueblo heroico de Gaza», ha declarado Mohammed Dahlan a los diputados palestinos reunidos en Gaza el jueves 27 de julio. Se expresaba por satélite desde su lugar de residencia actual en los Emiratos Árabes Unidos. El público ha aplaudido. Ciertamente, Gaza […]

«Hemos hecho esfuerzos recíprocos con nuestros hermanos de Hamas para devolver la esperanza al pueblo heroico de Gaza», ha declarado Mohammed Dahlan a los diputados palestinos reunidos en Gaza el jueves 27 de julio. Se expresaba por satélite desde su lugar de residencia actual en los Emiratos Árabes Unidos.

El público ha aplaudido. Ciertamente, Gaza ha sido presionada sin límites a fin de que su pueblo realmente heroico acabe por perder la esperanza. Pero el hecho de que fuera Dahlan quien pronunciara estas palabras parecía extraño. Más extraño aún era que entre el público se encontraran los principales responsables de Hamas.

Dahlan, que había sido alabado por George W. Bush y fue elegido por los neoconservadores americanos para fomentar un golpe de Estado contra el gobierno elegido de Hamas en Gaza en 2007, parece haber logrado finalmente abrirse un camino en la política palestina. Pero lo que es chocante, sin embargo, es que la siniestra vuelta de Dahlan no sea facilitada por ningún otro grupo, sino por su «archi-enemigo»: Hamas.

Es fácil denunciar tales cambios de actitud incriminando a la naturaleza de la política, siempre egoísta, «pragmática» y a menudo brutal, pero la realidad es mucho más compleja y trágica. Gaza está asediada desde hace más de un decenio. El asedio israelí comenzó en 2006 cuando Hamas ganó en las elecciones legislativas, una victoria sin discusión, enviando a Fatah, la principal facción de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) a la oposición por primera vez desde su creación en los años 1960.

Mostrando así su incapacidad para comprender o aceptar el proceso democrático, Fatah atacó a su rival Hamas e hizo todo lo que pudo para minar su poder emergente.

Pero fue sobre todo Israel, apoyado por los Estados Unidos, quien rechazó con vehemencia la elección de la mayoría de los palestinos. En algunos meses, Israel puso en pie un bloqueo de Gaza, el centro de apoyo popular de Hamas, mientras que los Estados Unidos bloqueaban una ayuda financiera destinada a los palestinos, invitando a sus aliados a hacer lo mismo.

Hamas no tenía ya otra opción que formar un gobierno en solitario. Para proteger sus instituciones políticas, el movimiento creó igualmente su propia fuerza de policía del Ministerio del Interior. Lo que tuvo por efecto que sonaran aún con más fuerza las sirenas de alarma…

Mimado por los neoconservadores para derrocar a Hamas

Mohammed Dahlan, el jefe de Fatah en Gaza, fue elegido para llevar a cabo la misión de derrocar a Hamas. Esta decisión fue tomada por el responsable del Consejo de Seguridad Nacional de W. Bush, Elliot Abrams.

Luego, los neocons lanzaron una campaña para construir un «Nuevo Medio Oriente», cuya conclusión fue la invasión americana de Irak en 2003 y la «diplomacia» agresiva en la región de la Secretaria de Estado Condolezza Rice.

El gobierno de los Estados Unidos estaba impaciente por mostrar que sus violentas aventuras militares en Medio Oriente acabarían por traer una estabilidad política gracias a una «iniciativa por la Democracia» apadrinada por los Estados Unidos.

La victoria electoral de Hamas fue un golpe muy duro para los esfuerzos de la administración Bush. El grupo islámico que defendió la resistencia armada y rechazó el consenso de Washington y su visión proisraelí en Medio Oriente, planteó a Washington un dilema sin precedentes.

El hombre seleccionado para contrarrestar la democracia palestina fue Dahlan. Era una opción evidente, puesto que Dahlan, una especie de «señor de la guerra», tenía excelentes relaciones con Israel, tenía una fuerte posición en el seno de Fatah y estaba profundamente ligado a las diversas agencias de información árabes. Dirigía hasta 10 agencias de seguridad en Gaza, principalmente dedicadas a la represión de la disidencia. Muchas de las personas encarceladas y torturadas por las fuerzas de Dahlan -que eran financiadas y formadas en el marco de un programa gestionado por el teniente general americano Keith Dayton – eran partisanos y combatientes, así como responsables políticos, del movimiento de Hamas.

El plan fue un fracaso total. En el espacio de algunos días durante el verano de 2007, Hamas derrotó a las fuerzas de Dahlan y, hasta hoy, mantiene su control de Gaza.

Dahlan buscó primero un refugio en Cisjordania, pero se enfrentó rápidamente al expresidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Huyó de Ramalá en 2010, tras haber sido acusado por su propio partido de corrupción y de una tentativa de golpe de Estado.

Durante los siete últimos años, Dahlan ha vivido en los Emiratos Árabes Unidos y se ha convertido en alguien muy cercano al príncipe heredero de Abu Dhabi, Mohammad bin Zayed.

Aunque Dahlan hubiera comenzado a acumular una gran fortuna en Gaza antes de su exilio en 2006, ésta no tiene comparación posible con la que ha acumulado posteriormente en los Emiratos Árabes Unidos.

Entrevistándole para el New York Times el pasado noviembre, Peter Baker no podía dejar de maravillarse desde el comienzo de su artículo titulado «El ascenso de Muhammad Dahlan, una batalla por procuración por la legitimidad» de la riqueza exhibida por Dahlan.

«Su espaciosa casa aquí en Abu Dhab, dispone de sofás de piel, de techos en forma de bóveda y enormes lámparas. La piscina en un segundo plano, parece extenderse hasta la vía navegable que brilla al sol», declaraba Baker.

En ese momento, y hasta hoy, decenas de miles de palestinos en Gaza se encontraban sin techo como consecuencia de la guerra israelí del verano de 2014 sobre el territorio asediado. Algunos meses antes, las Naciones Unidas habían calificado Gaza como «invivible».

Todo esto parecía como algo sin importancia para Dahlan, que ha utilizado los fondos árabes para dividir aún más las ya fracturadas filas palestinas y para finalmente explotar la necesidad de Hamas de sobrevivir cuando Israel y Egipto se esfuerzan por ponerle de rodillas.

Una alianza con un Hamas debilitado

En un movimiento, concebido con la ayuda y el apoyo de varios gobiernos árabes, entre ellos Egipto, Dahlan logró explotar la distancia existente entre Hamas y Fatah a la vez que se presentaba como el salvador de la Gaza agonizante.

Descartado de la lista de los principales dirigentes de Fatah, está resuelto a imponerse a los palestinos gracias a una alianza con un Hamas debilitado.

El movimiento de resistencia ha logrado superar varias guerras israelíes, pero el bloqueo israelo-egipcio se ha mostrado casi imposible de gestionar. Dos millones de palestinos en Gaza sufren interrupciones mortales de electricidad, falta de alimentos, de agua potable, de medicamentos y de carburantes, por no hablar de la libertad de movimientos.

En mayo pasado, la AP de Ramalá redujo considerablemente los salarios de sus empleados en el territorio asediado y bloqueó sus pagos a la sociedad israelí que proporciona un aprovisionamiento limitado de electricidad a Gaza.

Mientras que Israel, los dirigentes palestinos y árabes están unidos en su voluntad de hacer rendirse a Gaza, Dahlan ha llegado allí, proclamando una gran generosidad apadrinada por los árabes, ofreciendo dinero, electricidad y diversos suministros esenciales.

Por supuesto, ha buscado un precio político a cambio: un acuerdo de reparto del poder.

En junio, una delegación de Hamas ha visitado El Cairo para reunirse con Dahlan con Egipto como padrino. La delegación de Hamas estaba dirigida por el recién elegido responsable de Hamas Yahya Sinwar, que ha pasado 20 años en las prisiones israelíes y organizó la resistencia armada contra el ocupante israelí. Sinwar ha acordado con Dahlan una especie de «memorándum» que daría al «señor de la guerra» exiliado una posición de dirigente en Gaza, a cambio de una decisión egipcia de abrir la frontera de Rafah que une la franja de Gaza al desierto del Sinaí.

De forma esperada, el acuerdo de reparto de poder de Gaza irrita a Abbas y sus partidarios, que apuestan por la incapacidad de Hamas y de Dahlan de disponer de suficientes fondos para levantar el territorio terriblemente empobrecido.

Pero teniendo en cuenta el apoyo de ricos países árabes y la plena cooperación de Egipto, el acuerdo tiene posibilidades de éxito a corto plazo.

La frontera de Rafah debería ser abierta el próximo mes, y será pronto construida una central eléctrica del lado egipcio de la frontera. Una vez terminada en el espacio de 18 meses, los cortes de electricidad de Gaza, que duran hasta 22 horas, podrían ser considerablemente reducidos.

Sin embargo, muy probablemente van a surgir conflictos.

Hacer algo nuevo con lo viejo

Confiando en su fuerte base de apoyo en Gaza, Hamas piensa poder manejar aún a Dahlan y sus proyectos de poner fin, por lo menos, a la resistencia en Gaza. Un vistazo sobre la historia de Fatah sugiere otra salida. En efecto, los acuerdos de Oslo en 1993 fueron la conclusión de años de presión, de manipulacion financiera y de intimidación sobre Yasser Arafat y sus partidarios.

En último análisis, el pueblo palestino no ha ganado nada y todo lo que queda de Fatah, hoy, son consignas vacías. Presionado y debilitado por Israel y los países árabes, Hamas sigue el mismo camino.

Algunos analistas sugieren que el juego político actual intenta relanzar una vieja fórmula que preveía un Estado palestino en Gaza y ciertas partes del desierto del Sinaí, donde serían instalados de forma definitiva numerosos refugiados palestinos.

Aunque el pueblo palestino y sus dirigentes hayan rechazado en el pasado este tipo de planes, Israel y sus aliados árabes podrían esperar que Gaza esté demasiado debilitada y los palestinos demasiado divididos para rechazar estos proyectos.

Sin embargo, es probable que tal cálculo sea también falso.

Dahlan ha fracasado en varias ocasiones en el pasado en su voluntad de someter a Gaza, de tomar el control de la AP expulsando a un Abbas acabado físicamente, entre otros complots. ¿Por qué esta vez sería diferente?

Además, en sus momentos más críticos, el pueblo palestino se ha mostrado siempre suficientemente fuerte como para vencer toda tentativa de ceder sus derechos, incluyendo su Derecho al Retorno.

En cuanto a Hamas, no debe reproducir el fracaso sufrido por Fatah. Palestina es más amplia y más preciosa que esos dos movimientos, y va más allá de sus ambiciones políticas y sus cálculos.

Ciertamente, la situación vivida por Hamas y Gaza es grave. Pero no puede haber ninguna justificación moral para vender los derechos, las esperanzas y las aspiraciones del pueblo palestino, frente a las ambiciones arrogantes de un señor de la guerra obsesionado por sus intereses personales y los de sus ricos patrocinadores árabes.

Ramzy Baroud escribe sobre Medio Oriente desde hace más de 20 años. Es cronista internacional, consultor de medios, autor de varios libros y fundador de PalestineChronicle.com. Su último libro, Résistant en Palestine -Une histoire vraie de Gaza (versión francesa), puede pedirse en Demi-Lune (http://www.editionsdemilune.com/resistant-en-palestine-p-49.html). Su libro La Segunda Intifada (versión francesa) está disponible en Scribest (http://href=/) Su página personal es http://www.ramzybaroud.net/

Artículo publicado el 30 de julio de 2017 en Al-Jazeera. Traducido de la versión publicada el 2/08/2017 en http://chroniquepalestine.com/gaza-malediction-mohammed-dahlan/

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur