Recomiendo:
2

Conclusiones del Sexto Pleno de la Dirección Nacional del ELN de Colombia

Hegemonía e imperialismo

Fuentes: Rebelión

Hace 55 años el Señor George Kennan -Director del Departamento de Estado Planificación Política de Estados Unidos, en 1948 afirmó: «Tenemos aproximadamente el 60 por ciento de las riquezas del mundo, pero sólo el 6,3 por ciento de su población. En estas circunstancias no podemos dejar de ser objeto de envidia y de resentimiento. Nuestra […]

Hace 55 años el Señor George Kennan -Director del Departamento de Estado Planificación Política de Estados Unidos, en 1948 afirmó:

«Tenemos aproximadamente el 60 por ciento de las riquezas del mundo, pero sólo el 6,3 por ciento de su población. En estas circunstancias no podemos dejar de ser objeto de envidia y de resentimiento. Nuestra verdadera tarea para los años venideros es crear un modelo de relaciones que nos permita mantener esta disparidad».

Era en ese entonces, hoy es cerca del 75 por ciento.

El mercado mundial es insuficiente para continuar con su crecimiento descomunal las transnacionales de bandera gringa, quienes se han ido apropiando del mercado gracias al avance tecnológico, son los más favorecidos por la acumulación de capital logrado en la expropiación y sobre todo por la imposición imperial aprovechando la condición de súper potencia única. El botín para nuevos repartos del mundo no está agotado. Aún existen importantes reservas extranjeras en Asia, África y América Latina que son motivo de codicia y apropiación por parte de los EEUU, la UE y el Japón.

El actual reparto del mundo es un freno molesto al desarrollo de sus transnacionales que hoy exigen nuevas condiciones para continuar el crecimiento desbocado; el orden internacional a pesar de ser favorable en muchos aspectos no satisface los propósitos expansionistas a mediano plazo. Cada vez es mas frecuente que cuando un organismo internacional no se pliega totalmente a sus intereses lo desconoce, como acaba de ocurrir con La ONU en la última guerra invasora de Irak.

La estrategia de los EEUU a nivel mundial se expresa en torno a tres (3) propósitos: impedir el surgimiento de otra súper potencia competidora, establecer las condiciones favorables al desarrollo sin límite de sus transnacionales y conservar el poderío militar que le permita concretar los dos primeros cometidos.

Lo que se está dando actualmente en el mundo expresado en las agresiones militares, los chantajes políticos y sobornos económicos; y la violación a la institucionalidad internacional construida durante varios años, es resultado de la estrategia imperialista en marcha.

Así las cosas, la hegemonía imperialista buscó el control de la economía capitalista mundial y sus trasnacionales, el control público de los estados, la imposición de sus leyes por encima al ordenamiento jurídico internacional y la agresión militar como forma superior de imposición del terror sobre los pueblos y naciones.

De acuerdo con esta estrategia las prioridades del Imperialismo están desplazadas hacia el Asia y el Oriente Medio. En la línea de atajar el desarrollo de China como la nueva súper potencia del siglo XXI, controlar el desarrollo de las transnacionales europeas y evitar que la UE se convierta en otra potencia que le haga competencia.

No es gratuito que los EEUU cacen camorra a Corea del Norte fronteriza con China, haya invadido a Afganistán y establezca bases militares en los países vecinos de la ex-Unión soviética. Estos movimientos le dan ventaja estratégica sobre su potencial enemigo al colocarse en sus fronteras y apropiarse de los recursos energéticos de los países vecinos y sobre todo del oleoducto trascaucásico por donde pasa cerca del 35 por ciento del petróleo mundial.

Las guerras en el Oriente Medio hay que mirarlas dentro de tres (3) aristas: la una reforzar el poderío y expansión de Israel, su principal aliado y contener las luchas de los pueblos árabes. La otra es el control de mas del 66 por ciento de las reservas mundiales de petróleo ubicados en la región (que es la principal); y la tercera, estrechar, arrebatarle mercados a la UE y obstaculizar el posicionamiento del euro como moneda en las transacciones petroleras, que ya empezaba a darse.

Si bien los planes de Bush pretendían fortalecerse con la invasión a Irak, al igual que a las trasnacionales norteamericanas, el tiro le salio por la culata: El imperialismo enfrenta el mayor reto militar en su historia agresora y no es exagerado afirmar que en Irak viene sufriendo pérdidas similares a las de Vietnam. Los norteamericanos exigen de manera creciente el retiro de las tropas de suelo Iraqués y la mayoría que acompaña al candidato demócrata John Kerry no es tanto por legitimidad de su propuesta de gobierno (que en lo interno poco se diferencia de la republicana), sino por su compromiso de bajarle intensidad al discurso guerrerista de Bush. Irak es un polvorín y una daga clavada en el corazón de la campaña reeleccionista Republicana.

No obstante, luego de la Convención de los Republicanos (1 al 3 de Septiembre del 2004) donde se respalda a Bush como candidato del partido para enfrentar a Kerry; se notó un importante avance conservador en las diversas encuestas realizadas.

Es de esperar que la balanza se incline finalmente por el candidato que no solo interpreta la opinión mayoritaria del pueblo norteamericano en contra de la guerra; sino que garantice la estabilidad económica y los derechos civiles, bastiones determinantes en el pensamiento político norteamericano.

Si tenemos en cuenta que en la década del 90 del pasado siglo se nos quiso imponer el neoliberalismo como condición sin la cual no era posible el desarrollo de los países hoy, años después, podemos afirmar que este fracaso como proyecto de construcción de humanidad sumió a la mayoría de los pueblos del mundo a formas de vida propias de la edad media. Pese a ello, el neoliberalismo sigue siendo el modelo de dominación predominante a nivel mundial, por tanto la lucha diaria y continua de los pueblos y naciones contra este perverso enemigo es la clave de próximas victorias.

Contradicciones con la Unión Europea

Lo anterior explica en buena parte la posición de algunos países industrializados amigos de los EEUU, que rechazaron la guerra a Irak. Francia, Alemania, Canadá y Bélgica, además de Rusia y China hicieron quedar en minoría en el Consejo de Seguridad de la ONU la propuesta de los EEUU pidiendo el aval para declarar la guerra.

Después del triunfo de Rodríguez Zapatero en España y el regreso a casa de los militares españoles envidas por el anterior gobierno de Aznar, se han desencadenado una serie de sucesos que demuestran definitivamente que Europa esta dividida respecto al respaldo de la ocupación: De un lado el eje Gran Bretaña, Italia y Polonia insisten legitimar con su presencia la intervención; mientras del otro, España, Alemania y Francia lideraron la propuesta que las fuerzas invasoras imperialistas salgan de Irak y sean reemplazadas por fuerzas de la ONU. Es claro que esta tampoco es la solución. Las fuerzas patrióticas Iraquíes que luchan con las armas en la mano exigen el retiro inmediato e incondicional de las fuerzas invasoras, así también rechazan por incondicional, ilegitimo y vasallo al nuevo gobierno posesionado hace poco, el cual no es más que un comodín títere de los intereses del imperialismo.

Si bien los organismos internacionales como la ONU y la OEA son instrumentos para la legitimación de las políticas imperialistas a nivel mundial la primera, y en América Latina y el Caribe la segunda; esto no invalida la importancia de la presencia política de los países del tercer mundo en ellas. La ONU, por fuera del Consejo de Seguridad deliberó soberanamente en su Asamblea Anual produciendo hechos políticos relevantes como la condena al bloqueo imperialista a Cuba, la condena al racismo y el apartheid en el África, el capítulo sobre derechos humanos donde se ha condenado sucesivamente al estado colombiano, el apoyo a los países más pobres en su lucha por un mercado más justo.

Europa y Latinoamérica

Tradicionalmente los países europeos han tenido sus ojos puestos en África, Medio Oriente y Europa Oriental. Latinoamérica no ha estado dentro de sus prioridades; los asuntos relacionados con este continente lo han dejado al manejo de España, sin que sea exclusivo.

Es en los últimos años que algunos países europeos se han venido metiendo con más interés en Latinoamérica. La Unión Europea en la nueva etapa, afanada en consolidar el mercado único y afianzar su condición de potencia económica, está intensificando sus actividades para lograr acuerdos comerciales; avanzado con México y su interés mayor está en el Sur de Continente, por lo cual está contribuyendo a que el acuerdo de MERCOSUR se consolide como espacio para concertar los negocios.

La presencia de la Unión Europea en el continente ha generado ciertos celos de los Estados Unidos que ve como expande su influencia comercial, cubriendo espacios que ellos antes tenían, y sin que sean fruto de rechazo hostil de las comunidades. El Plan Colombia o Iniciativa Andina está dirigido sobre todo a recuperar los espacios perdidos y posesionarse en Suramérica para hacer florecer sus transnacionales y restringir la ingerencia de los capitales europeos.

Manifestaciones en el Continente

Latinoamérica y el Caribe están incluidos en los planes del imperialismo a nivel mundial, como su «patio trasero», afianzándolo como mercado cautivo y ventaja geoestratégica. Entre las otras prioridades está impedir el desarrollo de Cuba socialista y frenar a las fuerzas libertarias que resurgen en el continente, el proceso bolivariano venezolano, las expresiones políticas soberanas de los gobiernos de Brasil y Argentina, el fortalecimiento de las fuerzas sociales en el continente y la insurgencia colombiana.

El Plan Colombia de esencia agresiva, rebautizado como Plan Andino, junto al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) constituyen las dos patas de la tenaza con que el imperialismo pretende aplastar a los pueblos e imponer la nueva colonización del siglo veintiuno, apoyado por las oligarquías lacayas del continente. El gobierno colombiano es aliado de los planes imperialistas y cabeza de playa para Sudamérica. Dentro de este papel el presidente Uribe prepara las condiciones para la guerra, reclama insistentemente fuerzas de ocupación para el país y presiona a los países vecinos para que se vinculen al conflicto interno.

Colombia es un caso especial debido a la crisis de gobernabilidad y las características de un conflicto en el que convergen distintos factores, y desde luego tiene sus incidencias sobre el resto de países que tienen iguales o relacionadas problemáticas.

En ese sentido el papel que actualmente cumple el gobierno de Lucio Gutiérrez en Ecuador es particularmente funesto. El carácter incondicional del gobierno ecuatoriano respecto al apoyo al Plan Colombia y a las medidas guerreristas de Uribe, proyectan al Ecuador para su deshonra, como un país que pisotea la tradicional soberanía que ha demostrado a través de su historia en lo que respecta al no involucramiento en el conflicto interno en nuestro país.

La estrategia para el reforzamiento del control de Latinoamérica está enmarcada dentro de los planes del Nafta, ALCA y Puebla-Panamá que aparecen como acuerdos comerciales; pero detrás de ellos se esconden cláusulas que le garantizan el control económico y político del imperialismo, sobre los países y la soberanía de los mismos.

Pero además acelera las negociaciones para firmar un acuerdo bilateral del ALCA (de anexión a los EEUU) a espalda de los colombianos, debilitando la posición de algunos gobiernos que se oponen o plantean negociar como bloque de países.

El lacayismo e incondicionalidad de Uribe Vélez con los planes agresivos de Bush, no tienen límite. Conjuntamente con los gobiernos de Nicaragua, El Salvador y Honduras fueron los únicos que, en Latinoamérica y el Caribe, públicamente se adhirieron a la guerra de agresión contra Irak, respaldaron el desconocimiento de la ONU, del Consejo de Seguridad y apoyaron la violación del Derecho Internacional.

El gobierno de los EEUU sufre la presión de sectores de opinión que cuestionan el apoyo que le brinda al gobierno colombiano comprometido en escándalos de narcotráfico y sobre todo violador de los derechos humanos. Estas dos circunstancias hacen que no contemplen, por el momento, el involucrarse en la guerra con el despliegue de sus tropas, aún cuando no hay que ignorar la creciente presencia de soldados gringos en el país y de fuerzas mercenarias camufladas como empresas contratistas civiles.

El apoyo fundamental que viene recibiendo el gobierno colombiano de los EEUU es en ayuda en recursos bélicos, capacitación militar, entrenamiento, inteligencia y apoyos especializados. Esto puede variar de acuerdo al escalonamiento y equilibrio de las fuerzas confrontadas.

La implementación del Plan Colombia ha suscitado serias contradicciones al interior de las propias instituciones norteamericanas. Diversos parlamentarios demócratas, ONG, Las Iglesias reformadas, intelectuales como Chomsky y Petras, sectores sociales y sindicales, se oponen abiertamente al apoyo del estado y el gobierno colombiano por violador de los Derechos Humanos y por ser permisivo con el fenómeno del narcotráfico.

No debemos olvidar las tenazas militares que se cierra sobre el continente a través de las bases militares como Manta (Ecuador), las ubicadas en las Antillas Menores y en la Patagonia (Argentina)

Tendencias en nuestra América

Nos encontramos en un período político trascendental en el contexto general mundial caracterizado por: Implementación y generalización de una política imperial mundial a la cabeza de los Estados Unidos que busca una recolonización del mundo a través de claros y definidos objetivos políticos, militares, económicos y jurídicos.

En nuestra América asistimos al tránsito entre el neoliberalismos más brutal que predomina en la dirección económica y política de la mayoría de nuestros países y un nuevo modelo que aún no termina de configurarse. Este nuevo modelo tiene su polo referencial en la Venezuela bolivariana de Chávez; quien acaba de conquistar una resonante victoria al ser ratificado por la inmensa mayoría del pueblo en el pasado referéndum reafirmatorio del 15 de Agosto pasado.

Igualmente se manifiesta la crisis generalizada de la llamada «democracia representativa» que ha separado históricamente sus partidos políticos de los movimientos sociales y los movimientos populares, que ha permitido que el capitalismo a quien defienden como sistema, secuestre al Estado y las elites económicas se apropien de él, en detrimento de la justicia social y el bienestar de las mayorías.

Esto explica la pérdida de legitimidad de los partidos tradicionales en la mayoría de nuestros países y el surgimiento de una corriente alternativa de los pueblos cada vez más convencidos de la crisis del neoliberalismo y la necesidad de construir alternativas democráticas que estén asociadas contra la corrupción y el clientelismo.

En algunos países, con la ruptura de la democracia formal se viene produciendo una ampliación de la democracia participativa que sustituye las viejas formas de elección y de representación institucional.

En esta perspectiva podemos señalar que el signo predominante en nuestro tiempos es la construcción de la democracia que a la vez que permite disputarles los espacios políticos a la burguesía en sus propios espacios de gobernabilidad e institucionalidad; nos permiten ganar protagonismo por fuera de ellos en el marco de construcción de movimientos sociales alternativos, ejercicios de poder popular y democratización de los instrumentos políticos.

La llegada al gobierno por la vía institucional desde el protagonismo social y político del pueblo en Venezuela con Chávez, del brasilero con Lula Da Silva; solo se puede explicar en la participación democrática y popular desde el ejercicio de la más amplia democracia participativa. Igualmente son favorables para la actual correlación de fuerzas a nivel continental las medidas antimilitaristas adoptadas por el gobierno de Kitchner en Argentina, el énfasis en renegociar los acuerdos con el FMI y su disposición a fortalecer el MERCOSUR. En esta dirección apuntan también las declaraciones del presidente del Paraguay, Nicanor Duarte.

Estos triunfos políticos que se suman al avance del movimiento indígena y popular boliviano, del frente amplio en Uruguay, del triunfo del PRD panameño con Martín Torrijos quien conquisto la presidencia de la republica en las pasadas elecciones del 5 de Mayo; marcan un punto de progreso en dirección de la acumulación de fuerzas democráticas en el continente y configuran una nueva situación geopolítica que son importantes para nuestras formulaciones estratégicas, de periodo y coyuntura.

Anotamos que estos procesos son jóvenes aún y afrontan serias limitaciones como: El marco geopolítico, social y económico del mundo que les son desfavorables, el que están supeditados en la mayoría de los casos a las alianzas con sectores de la burguesía, a la carencia de un programa revolucionario en su conducción, al factor militar no resuelto, al sectarismo y doctrinarismo de algunos sectores de la izquierda que no los entienden, a la falta de liderazgos colectivos.

Por supuesto existen diferencias cualitativas importantes en cada proceso histórico reseñados productos de las condiciones concretas en cada país y de sus propias realidades socio-políticas; de ahí que no podemos entenderlas como si fueran un todo o simplificarlas solo al marco de sus propias características por fuera de un marco global. No podemos deducir que por «efecto domino» los demás procesos estamos regidos por estos pero es indudable el enorme peso político que debemos atribuirle a ellos.

Otras formas de resistencia popular

Los mecanismos políticos y económicos de carácter hegemonista y expansionista que están en marcha contra nuestros pueblos y naciones (Plan Colombia, ALCA, Plan Puebla Panamá, Plan Regional Andino), y algunos acuerdos bilaterales que van en detrimento de nuestras soberanías, nos permiten afirmar que si no trabajamos con una proyección latinoamericanista a todos los niveles y en todos los ámbitos, el transito actual puede devenir en una nueva recolonización global del continente.

De ahí que es urgente y necesario reafirmar nuestra vocación integracionista y revolucionaria que nos permite contribuir en la participación de la construcción de una estrategia global anti neoliberal que dimensione la política y lo social en función de la defensa de nuestros pueblos y naciones.

Terminamos diciendo que los ámbitos de resistencia popular en nuestra América crecen y se manifiestan de diversas formas y maneras. Veamos:

Desde la institucionalidad con acceso a gobiernos nacionales, regionales y municipales.

Fortalecimiento y mundialización de un movimiento en resistencia contra la globalización, el neoliberalismo, contra la guerra y a favor de la paz.

En las formas de resistencia social que adquiere claros signos políticos revolucionarios (Círculos Bolivarianos en Venezuela, Piqueteros en Argentina, Movimiento sin Tierra en Brasil, Movimiento al Socialismo en Bolivia, entre otros).

En las miles y generalizadas marchas por la paz y contra la guerra.

En el mantenimiento de un proyecto armado desde el movimiento social indigenista (Chiapas, México).

En las grandes movilizaciones y resistencia popular contra las privatizaciones y el intervencionismo extranjero.

Las protestas globales, la recuperación del movimiento popular, la consolidación política de los movimientos sociales, el acceso a la gobernabilidad desde la democracia participativa, la persistencia guerrillera; nos demuestran las grandes dificultades que tienen los sistemas capitalistas en nuestro continente y las grandes esperanzas que depositan millones de personas en nuevos sistemas de gobierno. No es gratuito las efusivas muestras de amor hacia Fidel, Chávez y Lula donde quiere que participan.

El Socialismo hoy

Persisten varios países (Cuba, Corea, China, Vietnam) donde habitan mil cuatrocientos millones de personas (aproximadamente) que construyen su socialismo basado en las nuevas realidades geopolíticas mundiales y en sus propias especificidades nacionales; manteniendo en permanente construcción el desarrollo económico de sus países, el bienestar de sus pueblos y la defensa de la patria y la soberanía nacional.

Es indudable la supremacía del bienestar social de estos pueblos que superan con creces sus debilidades económicas. Aspectos como la salud, la educación, al respecto por los derechos humanos, la paz, la estabilidad laboral, la atención esencial a la niñez, la mujer, la vejez, el desarrollo cultural, el respeto étnico, la participación social, la construcción de su identidad nacional, el deporte, son manifestaciones claras en el socialismo de hoy en construcción en estos países.

Entender estas ventajas, no nos puede llevar a desconocer las limitaciones existentes, el contexto económico que obliga a convivir e interlocutar con el capital internacional en detrimento de sus monedas nacionales, el desabastecimiento de sus mercados y en algunos países el atraso tecnológico.

Entender el sistema socialista con sus ventajas para nuestros pueblos y naciones es también aceptar que él se construye en difíciles condiciones geopolíticas, económicas, militares e ideológicas, y que estas no pueden ser desconocidas o ignoradas por quienes luchamos por su construcción.