or lo menos 25 mil bolsas para cadáveres fueron enviadas a la zona de desastre tras el paso del huracán Katrina, mientras fueron hallados más de 30 muertos en un asilo de ancianos de un suburbio de la devastada Nueva Orleáns. Bob Johannessen, portavoz del Departamento de Salud y Hospitales de Luisiana, indicó que «entiendo […]
or lo menos 25 mil bolsas para cadáveres fueron enviadas a la zona de desastre tras el paso del huracán Katrina, mientras fueron hallados más de 30 muertos en un asilo de ancianos de un suburbio de la devastada Nueva Orleáns.
Bob Johannessen, portavoz del Departamento de Salud y Hospitales de Luisiana, indicó que «entiendo que FEMA (Agencia Federal en el Manejo de Emergencias) tiene en su poder 25 mil bolsas para restos humanos», y agregó que el número no puede considerarse un indicador del saldo final de muertos, pero «nos dice que estamos preparados».
El funcionario indicó que al menos 50 por ciento de los cadáveres ha sido identificado y precisó que la mayor parte corresponde a pacientes de hospitales que llevaban en el brazo una pulsera de identificación con sus datos.
En cuanto al resto de los cuerpos, se está reuniendo la mayor cantidad posible de datos médicos para una identificación posterior.
Unas 32 personas que estaban en un asilo de ancianos del suburbio de Saint Bernard murieron el 29 de agosto, cuando Katrina azotó la costa del Golfo de México, informó The New York Times.
El comisario de Saint Bernard, Jack Stevens, dijo que los cadáveres fueron hallados el miércoles, y añadió que entre 40 y 50 personas fueron rescatadas con vida.
Sin embargo, no dio una cifra precisa de muertos, sino que habló de más de 30, que deben agregarse al conteo oficial de 83 anunciado el martes anterior por las autoridades de Nueva Orleáns.
El vicealmirante Thad Allen, jefe de la Guardia Costera, nombrado esta semana para hacerse cargo de la respuesta federal en Nueva Orleáns, dijo que las autoridades registrarán casa por casa, para buscar sobrevivientes.
«Necesitamos que todos se vayan para poder continuar con el trabajo de restaurar esta ciudad», dijo Allen a la cadena CBS.
En tanto, las bombas drenan de manera gradual las aguas contaminadas con químicos y bacterias, pero son más las que están fuera de servicio que las que funcionan, informaron las autoridades.
Ingenieros del ejército estadunidense bombean 228 mil litros de aguas pestilentes por segundo fuera de Nueva Orleans. Cerca de 60 por ciento de la ciudad permanece bajo el agua y se espera que al ceder queden expuesto miles de cuerpos de desaparecidos.
Los equipos de rescate ataban los cadáveres a árboles o cercos para recuperarlos posteriormente, mientras una morgue dispuesta en las afueras de la ciudad está lista para recibir más de 5 mil cuerpos.
Más de 300 personas habrían muerto en Mississippi, dijo hoy el gobernador de ese estado, Haley Barbour: «Es sólo una suposición, pero 200 o apenas más de 300 es una cifra creíble y razonable».
La Casa Blanca declinó especular sobre el balance final, pero advirtió que llegarían sombrías novedades. «Será una situación muy horrible cuando esas aguas se retiren y comencemos a recuperar cuerpos y atendamos los temas de salud pública», declaró el portavoz Scott McClellan.
La Mississippi Power Company, que abastece de electricidad a la zona sureste del estado, anunció que este sábado se restablecerá el servicio a sus clientes, si están en condiciones de recibirla.
Mientras, Entergy, que abastece la zona suroeste, podrá brindar servicio a 75 por ciento de sus clientes, añadió.
En tanto, entre 10 mil y 15 mil sobrevivientes deben ser aún evacuados de Nueva Orleáns, inclusive por la fuerza, ante el aumento del riesgo de epidemias.
El alcalde de Nueva Orléans, Ray Nagin, autorizó el martes anterior el uso de la fuerza para desalojar a sobrevivientes, ante el creciente riesgo de epidemias.
La decisión fue tomada con reticencia pues las autoridades desean evitar escenas traumáticas a personas que ya han sufrido privaciones extremas, además de que los equipos de rescate intentan evitar el uso de la fuerza.
Tropas federales se unieron a la búsqueda de sobrevivientes casa por casa, pero permanecerán al margen si hay que arrastrar a gente fuera de sus hogares, indicó el general Joseph Inge, subcomandante del comando norte.
Richard Cheney acudió al lugar de la devastación para evaluar formas de cortar las trabas que impiden las operaciones de socorro, pero se encontró con la furia de los afectados.
Mientras el vicepresidente explicaba a la prensa que las autoridades federales no son siempre responsables de la seguridad, un joven lo insultó groseramente.
Pese a las críticas, el funcionario defendió los esfuerzos del gobierno y dijo que las operaciones de socorro registraron «progresos significativos».
Colin Powell admite «fallas»
El ex secretario de Estado Colin Powell criticó a las autoridades federales, estatales y locales por su respuesta, en entrevista que será emitida este viernes. «Creo que hubo fallas en muchos niveles, local, estatal y federal», dijo en el programa de noticias 20/20, de la cadena ABC.
Cuestionado sobre si la lenta respuesta se debió a un tema racial, Powell respondió: «No creo que sea racismo, es económico. Hubo advertencias más que suficientes sobre los riesgos que corría Nueva Orleáns. No se hizo lo suficiente. No se aprovechó el tiempo que teníamos, y no entiendo por qué».
A su vez, casi 900 extranjeros, entre ellos mexicanos indocumentados, permanecen desaparecidos, informó el Washington Times.
El Departamento de Estado señaló al rotativo que, sobre la base de números proporcionados por varias embajadas, 883 extranjeros permanecían desaparecidos luego del azote de Katrina.
Según funcionarios consulares consultados por el diario, se cree que la mayoría son mexicanos, especialmente inmigrantes indocumentados, en tanto que se desconoce el paradero de 160 franceses, 96 británicos, cinco suecos y un puñado de alemanes.
Sin embargo, se ha generado una controversia por la denominación de los afectados por Katrina, después que el gobierno, los medios y las autoridades locales llaman «refugiados» a quienes resultaron damnificados.
Defensores de los derechos de los ciudadanos negros, como Al Sharpton y Jesse Jackson, criticaron el término, que tiene para ellos connotaciones racistas. Argumentan que muchos estadunidenses asocian esta palabra con imágenes de africanos que deben huir por el hambre o la guerra.
A todo esto, la tormenta tropical Ofelia intensificó su fuerza a rango de huracán y está estacionada a 110 kilómetros frente a la costa de Florida, informó CNN.