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Intervención íntegra en el Congreso de Diputados de Izquierda Unida sobre los hechos acontecidos en la frontera con Marruecos en Melilla y Ceuta

«¿Para qué ha enviado el Gobierno al ejército? ¿Estamos en guerra contra el mundo pobre?»

Fuentes: Rebelión

Señor ministro, hace dos lunes tuve ocasión de acudir a Melilla en el primer viaje del Gobierno para conocer la valla fronteriza con Marruecos. Desde el lado español se contemplan las dos vallas con alambre que me recordaron a una zona que usted conoce muy bien: la frontera entre Gaza e Israel. Entre las dos […]

Señor ministro, hace dos lunes tuve ocasión de acudir a Melilla en el primer viaje del Gobierno para conocer la valla fronteriza con Marruecos. Desde el lado español se contemplan las dos vallas con alambre que me recordaron a una zona que usted conoce muy bien: la frontera entre Gaza e Israel. Entre las dos vallas hay un pasillo de servicio que se ha convertido en un triste campo de batalla entre inmigrantes y las fuerzas de seguridad.

Según Acnur y según todas las organizaciones internacionales -y así debe ser reconocido- se trata de territorio español, aunque por parte de las fuerzas de seguridad se trata como si fuera tierra de nadie, y ahí reina una absoluta impunidad.

Estuvimos el mismo día del primer asalto masivo y posteriormente ha habido otros. El Gobierno ha reaccionado enviando al ejército. Mi primera pregunta es: ¿para qué ha enviado el Gobierno al ejército? ¿De verdad creen que la seguridad del Estado está en riesgo? ¿Estamos en guerra contra el mundo pobre? El ministro de Defensa ha dicho que el ejército no está para eso; entonces, ¿qué es esto, una política de imagen? Desde Izquierda Verde- Izquierda Unida consideramos que mil inmigrantes subsaharianos que huyen de la pobreza, del hambre y de la guerra, incluso cuando están intentando saltar la valla para entrar en nuestro país, no son un peligro para la seguridad del Estado ni para la política de defensa.

Además, se ha demostrado que quienes están en peligro son ellos; son ellos quienes están muriendo y son ellos quienes durante varios años -llegando a ser tres años- de largo camino para llegar hasta nuestras puertas van muriendo. Por cierto, si, como demuestran todos los datos, les lleva entre dos y tres años de largo camino llegar hasta Melilla, aquello del efecto llamada por la reciente regularización de los inmigrantes no encaja en términos de fechas. Parece ser que los inmigrantes ya preveían hace dos años que iba a haber un Gobierno socialista que iba a proceder a esta regularización. Es realmente sorprendente. A nadie se le escapa que esta situación responde a causas estructurales de sobra conocidas, pero que nunca han sido afrontadas. Hoy hay cien millones más de pobres en el África subsahariana que en el año 1990. Ni siquiera la reciente Asamblea de Naciones Unidas, en relación con la cumbre del Milenio ha abordado soluciones y lo que ha hecho ha sido rehuir medidas reales para solventar este agobiante problema que ahora, por cierto, está a nuestras puertas y nos está llamando.

¿Cómo pretende que desde Izquierda Unida creamos o que los ciudadanos crean que un Gobierno que habla de políticas de desarrollo y de cooperación en África trate en la realidad a aquellos que están llamando a nuestras puertas como vimos ayer en televisión que los está tratando? ¿No le parece que eso es contradictorio?

¿No le parece que cuando quienes consiguen llamar a nuestras puertas son rechazados y expulsados a palos, incumpliendo de esta manera los tratados internacionales, un trato humano digno y la normativa que ustedes mismos han aprobado, como el reglamento de extranjería, no se están aplicando políticas ni de desarrollo ni de cooperación? Por eso mi segunda pregunta es: ¿por qué siguen echando a palos por las puertas de las vallas a aquellos inmigrantes que han conseguido saltarlas? Meva a decir que eso no es real, pero todas las organizaciones no gubernamentales que están actuando en la zona lo denuncian reiteradamente, sigue ocurriendo. ¿Por qué se niega por parte del Gobierno la evidencia y por qué no se pone remedio? Son muy conocidas las expulsiones clandestinas. Se intenta impedir que la gente llegue a comisaría.

Señor ministro, se está incumpliendo la ley; la ley que ustedes y nosotros hemos aprobado. La realidad es que un Gobierno que no cumple la ley y después se compromete públicamente a defender los derechos humanos y a socorrer humanitariamente a quienes, heridos y golpeados, alcanzan la segunda valla, no está siendo sincero con la ciudadanía. Yo le invito a adoptar medidas para que cese la violencia gratuita que, como ejemplo, pudimos observar tristemente anoche en televisión. Ese era un ejemplo de una realidad denunciada de manera reiterada por las organizaciones no gubernamentales.

Adóptense medidas para que esta violencia cese y para que se adopte un estricto cumplimiento de la legalidad porque, señor ministro, nos encontramos en un Estado de derecho. Para desgracia de estos hombres desesperados, en la práctica el Estado de Derecho no empieza cuando cruzan el linde del territorio nacional ni en la primera valla ni en la segunda, sino que va más allá, es después de un enfrentamiento con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En sus manos está, en las de este Gobierno, el no mirar hacia otro lado, el poner medidas para que el trato humano y el estricto respeto de los derechos humanos sea una realidad. La realidad es que, según un informe de Médicos sin Fronteras, un 18 por ciento de la violencia se produce por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de este Estado. Por ese motivo, hemos pedido un observatorio internacional de derechos humanos, un observatorio que investigue de manera imparcial todo lo que está ocurriendo en la frontera.

Respecto a la colaboración internacional, es evidente que es necesaria la implicación de la Unión Europea, ese teórico espacio de justicia y libertad, pero también es necesario un cambio de orientación del tratamiento que se hace de la política de inmigración por parte de la Unión Europea, porque se ha centrado únicamente en política de seguridad, y ese no es el camino si se quiere una solución a un problema global. El enfoque represivo de la política migratoria es un fracaso, fracaso que nos lleva a que día a día no encontremos una solución ni un futuro mejor ni para ellos ni para nadie. Además esta colaboración debe partir y estar regida siempre por una preocupación hacia esas personas que llaman con hambre y desesperación a nuestras puertas. El respeto a los derechos humanos es el que debe regir también en las relaciones con países como Marruecos, Argelia y el resto de países afectados. Especialmente, en el caso de Marruecos, según este mismo informe Fronteras, son los causantes de un 44 por ciento de la violencia que sufren los inmigrantes. Desde luego, antes de tratar otras cuestiones, habrá que exigir el respeto estricto de los derechos humanos, porque los derechos humanos no pueden ser sacrificados por una enfervorizada defensa del mundo de los ricos. El Derecho internacional precisamente se crea para proteger a los más débiles y desprotegidos. Por cierto, desde ese punto de vista, llamo su atención sobre las cifras de asilo. El Estado español presenta una de las tasas per cápita más bajas de las Unión Europea: un solicitante por cada 10.000 residentes. Los porcentajes de solicitudes de asilo en Melilla son únicamente del 3 por ciento. Estas personas, como ustedes saben y están reiterando en sus discursos, pero después miran hacia a otro lado, vienen de países en conflicto y deben ser acogidos de acuerdo con los tratados internacionales firmados, de acuerdo con nuestra normativa en vigor. Desde Izquierda Verde no queremos, y así lo reivindicamos, que estos inmigrantes sean devueltos a los mismos focos de guerras sangrientas y de vulneración de derechos humanos de los que huyen y de los que huiría cualquiera de nosotros.

Hemos de encontrar soluciones a medio, a corto y a largo plazo. Queremos trabajar por su integración laboral y, por ese motivo, apoyamos el proceso de regularización.

Queremos implicar a las organizaciones sociales, a los sindicatos, a las organizaciones no gubernamentales para encontrar soluciones de integración para este problema.

Tenemos responsabilidad, señor ministro. La verdad es que mientras siga existiendo la desigualdad que hoy existe en el mundo, en concreto, un 15 por ciento del mundo que vive en la riqueza y un 85 por ciento que vive por debajo de los índices de pobreza, será inevitable que la gente llame a las puertas del mundo rico. Esta contradicción no se resolverá fácilmente. Desde el Grupo Parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds llevamos toda nuestra existencia denunciando esta realidad. Mientras se dan pasos mínimos -casi imperceptibles para esta gente- para cambiar esta realidad, pongamos todos nuestros esfuerzos como Estado en garantizarles un futuro común con nosotros y el disfrute de un Estado de derecho, que es lo que van buscando. Desde Izquierda Unida consideramos que no debemos conducir nuestros esfuerzos y conversaciones con Marruecos y la Unión Europea a defender nuestra riqueza, levantando una valla cada vez más alta, poniendo sensores, y ahora la siguiente valla que quiere ampliar el señor ministro del Interior. Lo cierto es que no habrá nunca una solución real si no se abordan los problemas de fondo. No caigan en manos de discursos alarmistas como los que hoy hemos tenido que escuchar. Devuelvan el ejército a su lugar y guiémonos por la máxima ayuda de aquellos que lo necesitan.

Muchas veces nos han llamado utópicos a los miembros de Izquierda Unida, a aquellos que luchamos en el día a día a través de nuestra organización por un mundo mejor. A nosotros lo que nos parece una utopía es pensar que más vallas, más sensores o acuerdos de repatriación vayan a reducir el problema. ¿No serán ustedes los utópicos en esta ocasión? ¿Creen que afectará menos a la sociedad española si se adoptan estas soluciones de vallas más altas, más sensores, más policías, el ejército? Lo cierto es que la valla no es más que una venda en los ojos para ignorar o desentenderse de la realidad que hay detrás, que de vez en cuando logra llamar a nuestras puertas y hacerse visible.

Respecto a todo lo que ha contado, no le diré ni que está bien ni que estamos de acuerdo, pues estamos más de acuerdo con unas cosas que con otras. Desde luego, ya le he manifestado antes que no compartimos la medida de la repatriación automática, pero sí le digo que el enfoque de todas estas políticas de relaciones internacionales debe ir en el sentido de cambiar una situación estructural; habrá un futuro mejor, no con grandes discursos, no con grandes encuentros, sino con hechos, no con una solidaridad de control de fronteras, sino con una solidaridad internacional para una cambio global y estructural.

También le digo que hay que tener cuidado con la ayuda de Marruecos, porque no es conocido por su respeto a los derechos humanos. Esa devolución directamente a Marruecos de aquellos ciudadanos que no son marroquíes, que se reclama por parte de algunos grupos políticos, que está recogido en el convenio firmado con Marruecos en el año 1992, implica poner en serio riesgo la integridad física de estas personas. De hecho, hay un informe de Médicos sin Fronteras que trabaja en la zona que dice que el 44 por ciento de las lesiones han sido ocasionadas por las fuerzas de seguridad marroquíes. Por tanto, le llamo de nuevo la atención sobre este punto. Usted sabe perfectamente que con estas medidas que se van a adoptar no se va a solucionar el problema de fondo. Hay que mirar mucho más allá. Ni siquiera el incremento de la partida de cooperación que se aporta una solución sino que ayuda a cambiar de manera casi insignificante el problema.

Trabajemos mucho más por ello, abordemos ya ese 0,7, pero no solo nosotros; en las relaciones internacionales, obliguemos a los otros países con toda la presión posible a abordar estas medidas, a incrementar sus partidas y a trabajar por el desarrollo de esos países que tanto lo necesitan. Yo le pido su compromiso en este sentido. Es más, le voy a hacer un listado de peticiones porque usted ha dicho que nos va a escuchar y que eso forma parte del proceso democrático. Le pido que se garanticen los derechos humanos de los inmigrantes que están en la zona. Ahora mismo hay una impunidad de las agresiones que están padeciendo, se está diciendo por el ministro del Interior que no hay ningún exceso en las actuaciones de las Fuerzas de Seguridad cuando todos hemos visto que eso no es así. Ayer vimos en televisión cómo un guardia civil prácticamente saltaba encima de un inmigrante que estaba tirado en el suelo después de la paliza que le habían dado. Eso no es proporcionado ni nada parecido, debemos evitar que haya casos de esas características y para eso le pido que se garantice el respeto de los derechos humanos a todas aquellas personas que acceden a la zona. Le pido no solamente la investigación de ese caso, sino que se controle que no haya ningún caso, que no haya violencia y que no haya por supuesto impunidad; le pido la aplicación estricta de la legalidad, que también se está incumpliendo, la retirada inmediata del Ejército y convertir Ceuta y Melilla en un lugar de encuentro intercultural que nos enseñe a todos a convivir, además de un inmediato plan para África por parte de la Unión Europea que aborde el drama de pobreza y miseria.

Desde Izquierda Verde le pedimos que, en nombre de las bondades del mañana, no se niegue a las personas que llaman a nuestras puertas el asilo y socorro que necesitan de manera urgente y necesaria hoy.