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Roma: Crónica de un fracaso anunciado

EE.UU. quiere más sangre en Medio Oriente

Fuentes: APM

En Roma sucedió lo que Washington anunció que sucedería. Bush bloqueó toda iniciativa de cese del fuego para apoyar a Israel en su ofensiva genocida.

Con eufemismos o en forma directa, la administración del presidente George W. Bush había anunciado que sucedería lo que finalmente aconteció. En Roma, el miércoles último, la secretaria de Estado Condoleezza Rice bloqueó toda iniciativa de un cese del fuego en el Líbano porque la guerra, la ocupación de ese país y de los territorios palestinos y el exterminio de la resistencia contra la política fascista de Israel son los primeros objetivos de Washington.

Es por eso que los representantes de Estados Unidos, de Naciones Unidas (ONU), de varios países de Europa y de algunos del mundo árabe culminaron la reunión realizada en la capital italiana sin llegar a acuerdo alguno respecto de un cese del fuego en el Líbano, país que esta siendo agredido en forma despiadada por las fuerzas armadas de Israel.

A tal punto Tel Aviv puso en práctica sus habituales prácticas de exterminio que el propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, reconoció que la reciente matanza de un grupo de observadores de ese organismo por parte de los israelíes pudo haber sido intencional.

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, desmintió las declaraciones del alto funcionario internacional, casi al mismo tiempo que en ámbitos de la Cruz Roja y de la propia ONU crecían las sospechas de que las fuerzas armadas de Israel están utilizando fósforo blanco -arma química prohibida – contra las poblaciones del Líbano y de los territorios palestinos. La versión tuvo tal repercusión que incluso medios periodísticos pro israelíes -como es el caso del diario argentino La Nación- se refirieron al caso.

El miércoles en Roma, Rice y varios otros ministros de asuntos exteriores se reunieron para supuestamente tratar un cese del fuego en el Líbano. Sin embargo, pocas horas después, la secretaria estadounidense de Estado manifestó que Washington apoyaba un fin urgente del conflicto pero aclaró que el Medio Oriente no podía volver al «status quo» de la incertidumbre política y la inestabilidad en el Líbano.

En buen romance, las palabras de Rice indicaron que, para Estados Unidos, el cese de hostilidades sólo sería posible luego de la victoria militar de Israel, primer paso para continuar con la ofensiva aliada de Washington y Tel Aviv contra Siria e Irán.

Se trata de una estrategia diseñada incluso antes de la invasión a Iraq, en 2003, por el secretario de Defensa , Donald Rumsfeld, su ex mano derecha y actual titular del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, Rice y el alto mando político y militar israelí, representantes del Pentágono en Medio Oriente.

Por su parte, Annan declaró en el encuentro de Roma que cualquier solución al conflicto debe contar con la participación de Siria y de Irán.

El secretario general de la ONU reiteró sin embargo su política de doble rasero porque volvió a exigir el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, que estipulan que el Líbano debe controlar su propia frontera y que el Hezbollah debe desarmarse, sin hacer mención alguna de la larga serie de resoluciones que condenan la política expansionista y agresiva de Israel en el área.

Luego de escuchar un dramático llamado del primer ministro libanés Fouad Saniora, que los exhortó a detener las muertes, los representantes dijeron que habían convenido en la necesidad de desplegar una fuerza internacional bajo el control de la ONU en el sur libanés, consignaron varias agencias internacionales de noticias.

Esas mismas fuentes destacaron que los participantes expresaron su determinación de trabajar de inmediato para llegar, con la mayor urgencia, a un cese al fuego que ponga fin a la violencia y las hostilidades de ahora. «El cese al fuego debe ser duradero, permanente y sostenible», indicó el canciller italiano Massimo D`Alema.

Los países de la Unión Europea (UE) continuaron así con su conocida actitud de cacarear oposición a las iniciativas de Washington pero someterse a ellas con una cobardía política casi inaudita, teniendo en cuenta las posibilidades reales que tiene ese bloque de actuar con más peso sobre el tablero internacional.

Estados Unidos e Israel reconocieron varias veces en los últimos días, mientras siembran de muerte al Líbano y a los territorios palestinos, que el objetivo es ocupar una franja de varios kilómetros en el sur de ese país y luego operar a través de una fuerza internacional, que podría ser de la ONU, aunque, reconocieron, preferirían que fuese de la Organización de Tratado de Atlántico Norte (OTAN).

Por supuesto que no faltaron las hipocresías de siempre: «a pesar de que no se alcanzó una posición común sobre los detalles para aplicar un cese al fuego, los participantes coincidieron también en conseguir ayuda humanitaria para el Líbano y realizar una conferencia de donantes», afirmo por ejemplo la agencia de noticias estadounidense AP.

El mismo medio añadió: «los cancilleres y otros altos funcionarios de 15 naciones, al igual que Annan y representantes de la Unión Europea y del Banco Mundial, acordaron en una declaración expresar profunda preocupación por el alto número de víctimas civiles en el Líbano (…). Los representantes hicieron un llamado a Israel para que ejerza la mayor contención y deploraron la destrucción de infraestructura en el país».

Nada dijeron de la gestiones de última hora realizadas por el gobierno de Estados Unidos para el envió de nuevas unidades misilísticas de precisión, a pedido de Israel, ni que los bombardeos ordenados desde Tel Aviv ya han causado cientos de muertes y el desplazamiento de más de un millone de personas. Tampoco citan que los corredores humanitarios y sanitarios están siendo bloqueados por las fuerzas armadas de Israel, lo que llevo a la ONU a alertar sobre la inminencia de una verdadera catástrofe.