Que jóvenes estadounidenses vayan a estudiar medicina a un país en desarrollo es una práctica inusual, pero que además lo hagan en una nación a la cual Washington le haya decretado un bloqueo económico durante 48 años y durante ese mismo tiempo haya tratado de derrocar a su gobierno por todos los medios a su […]
Que jóvenes estadounidenses vayan a estudiar medicina a un país en desarrollo es una práctica inusual, pero que además lo hagan en una nación a la cual Washington le haya decretado un bloqueo económico durante 48 años y durante ese mismo tiempo haya tratado de derrocar a su gobierno por todos los medios a su alcance, resulta inaudito.
Y esta realidad solo ha podido ocurrir en Cuba, que con uno de los sistemas más avanzados y humanos del mundo en la formación profesional, ha tendido la mano a miles de jóvenes extranjeros, entre estos a varios norteamericanos, para que estudien gratuitamente la carrera de medicina.
En el presente curso escolar, ocho estudiantes estadounidense se graduaron en la especialidad de médicos generales en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAN) de La Habana, donde además cursan estudios 2 300 jóvenes de 25 países.
En declaraciones a la prensa, el Reverendo Lucius Walker, director de la Organización Comunitaria Pastores por la Paz, que llegó a Cuba presidiendo la XVIII Caravana de Solidaridad reconoció los esfuerzos del Ministerio de Salud Pública cubano y la ELAM por formar a jóvenes de más una veintena de países, entre los que figuran Estados Unidos, América Latina, el Caribe, África y Asia.
Walker informó que actualmente 100 norteamericanos estudian en la ELAM y que a finales de agosto llegarán otros 18 para incorporarse al novedoso plan que impulsa el Estado cubano.
Si el sistema educacional de Estados Unidos facilitara a jóvenes negros y de bajos ingresos la posibilidad de estudiar allá, ellos no tendrían que venir a Cuba, explicó y agregó que la educación que han recibido en Cuba, allá costaría 200.000 dólares, lo que representaría para estos jóvenes estar endeudados por alrededor de 20 años con el banco porque sus familias no pueden costear sus carreras.
Para la selección de los futuros estudiantes, Pastores por la Paz por medio de la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO) que preside Walker, realiza la convocatoria y las solicitudes son analizadas por un comité. De esa forma, jóvenes de barrios pobres y de bajos ingresos son aprobados para disfrutar de las becas gratuitas que ofrece el Gobierno de Cuba.
En este año 2007 cursan estudios unos 100 norteamericanos y en este mes de septiembre llegarán 18 más.
A su regreso a Estados Unidos, los médicos deberán rendir tres exámenes para convalidar sus títulos, pero Están completamente bien preparados para aprobar y entrar en el sistema médico, opinó Walker.
Ellen Bostein, integrante de Pastores por la Paz, señaló que «hay muchos médicos y muchos hospitales en Estados Unidos que están interesados en estos graduados porque ellos tienen una buena preparación en atención primaria, prevención de enfermedades y son bilingües».
«Una de las cosas fundamentales que he aprendido durante mis seis años de estudio en Cuba es que la medicina no es un negocio, sino es social, es humana» afirmó Toussaint Reynolds, uno de los ocho jóvenes graduados estadounidenses, oriundo de la ciudad de Nueva York.
Para la Dra. Carmen Landau, procedente de Oakland, Cuba ha significado una enorme posibilidad para su desarrollo integral y puntualizó: «Debemos aprovechar nuestra experiencia que surge de esta formación médica, para intentar promover con mayor énfasis la posibilidad de crear un sistema de salud universal, un único sistema de salud en Estados Unidos. Sé que California está buscando eso. Es una excelente idea».
«En Cuba logré el sueño de mi vida pues desde que tenía siete años anhelaba ser doctora. Aquí no solo he podido formarme como galena sino además he conocido y convivido con un pueblo maravilloso que no solo me facilitó estudiar sino que además me abrió su corazón, expresó por su parte Kenya Signan, con domicilio en Atlanta.
Estas y otras muchas experiencias fueron contadas por los otros recién graduados estadounidenses, Evelin Erickson de New York, Wing M. de St Paul, Minnesota, José Eduardo de León de Oakland, California, Teresa Thomas y Melisa Barber del Bronx, New York, pero lo que más destacaron fue el agradecimiento al pueblo y gobierno cubanos por haberles abierto las puertas para alcanzar un alto nivel profesional y que les hayan permitido compartir años de alegría, estudios, sacrificios, cultura y amor fraterno.