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El filósofo Santiago López Petit subraya la importancia de la memoria para resistir el presente

«Las luchas autonomas tendran futuro si politizan el malestar social»

Fuentes: eutsi.org

Santiago López Petit ha visitado Gasteiz en el marco de las jornadas ‘Hilos Rojos’, iniciativa auspiciada por Fito Rodríguez con la colaboración del Centro Cultural Montehermoso. Lo hizo para hablar de las luchas autónomas de ayer (de la que se desarrolló en los 70 y culminó en el trágico 3 de marzo de 1976 de […]


Santiago López Petit ha visitado Gasteiz en el marco de las jornadas ‘Hilos Rojos’, iniciativa auspiciada por Fito Rodríguez con la colaboración del Centro Cultural Montehermoso. Lo hizo para hablar de las luchas autónomas de ayer (de la que se desarrolló en los 70 y culminó en el trágico 3 de marzo de 1976 de Vitoria), pero también para analizar las que hoy tienen lugar, o, si se prefiere, de cómo podrían articularse actualmente a fin de lograr mayor presencia. El orador no tuvo dudas en señalar que hoy por hoy es imprescindible que las luchas autónomas («prácticas autónomas sin sujeto», según especificó) se vinculen al «malestar social» existente para que tengan mayor arraigo.

No es ninguna novedad, pero sirve de punto de partida para la reflexión: ya no hay un proceso central y el sujeto histórico de cambio es ya pieza de museo. ¿Hay que buscar otro sujeto? Para Santiago López Petit, «el final de la centralidad obrera es el fin del sujeto político mismo». «Yo creo que la idea de un proceso ligado a un sujeto político homogéneo se pierde, pero que se abre al mismo tiempo la posibilidad de que haya prácticas autónomas sin sujeto», profundizó en la charla que ofreció el pasado jueves 8 en Gasteiz. ¿Luchas autónomas sin sujeto? «Son sin sujeto porque no pertenecen a nadie y están al servicio de cualquiera porque cualquiera puede autoorganizarse», responde el filósofo, químico, profesor y escritor catalán.

Muy bien: pero hace falta algo más, «hace falta concretar», es necesario que esas luchas encuentren un contenido, «se hagan cuerpo». ¿Dónde? Ya no se puede esperar un vínculo con la fábrica, pero tal vez sí en el «malestar social». Según López Petit, «la clave del futuro de las luchas autónomas es que se vinculen al malestar social». Opina que la depresión social que hoy en día parece invadirlo todo no es más que un efecto de la dominación del capital. «Las luchas autónomas tendrán futuro en la medida que todo ese malestar social se politice», añade.

Lo que explicó en Montehermoso fue algo a lo que el autor ya había aludido en ‘Horror Vacui’ (La travesía de la Noche del Siglo), cuando defendía la «politización de la existencia» como vía de desbaratar el ejercicio del poder y donde «la vida estallada en experiencias de la autonomía rehúye todo intento de captura».

Stop al pesimismo

El fin de la época de las certezas y el derrumbe de las ideas que durante décadas corporeizaron las luchas por un mundo mejor abrieron un período nuevo. Por ejemplo, como dejara escrito en el citado libro, porque esta situación conlleva «pensar necesariamente en nombre propio». O dicho de otro modo: «Al no existir una ideología donde guarecerse, hay que implicarse directamente».

Pero esa coyuntura trajo consigo más cosas. Por ejemplo, lecturas que destilaban un penetrante aroma pesimista. Para Santiago, «era necesario». Se trataba de una especie de «período de limpieza» obligado, una suerte de resaca después de la borrachera de certidumbres y seguridades. Sin embargo, confiesa el filósofo catalán, esta es una línea que ya no le gusta demasiado, a la vista de que «a la gente joven ya no le sirve de palanca» o de que el propio capital tampoco tiene futuro… Así las cosas, evocó unas palabras de Antonine Artaud, quien dijo: «Hay que creer en lo que nos hace vivir». Y añadió el ponente: «Y lo que nos hace vivir es desafiar el poder».

Vitoria, «punto de inflexión»

3 de marzo de 1976, Vitoria. Fecha emblemática para más de una generación. Para Santiago López Petit, fue todo un «punto de inflexión», el «cierre de un ciclo» -que arranca a principios de los 70- que deja caer un mensaje claro: «No habrá ruptura». Lo compara con la Rebelión de Kronstadt (alzamiento de 1921, reprimido por la fuerza, contra el Gobierno de la primitiva República Socialista Federada Rusa, a la vista de que los soviets no representaban la voluntad popular). «El 3 de marzo es el reconocimiento concreto de que habíamos perdido, que la democracia representativa sería ya insuperable». Comienza así la «travesía del nihilismo», la Noche del Siglo: la resistencia al poder desde la pura intemperie.

En ese punto, hizo la siguiente interpretación sobre la fuerza de la Autonomía Obrera en juego en el tablero de los primeros 70: «Era demasiado grande para ser integrada por el sistema, pero demasiado pequeña para abrir una transformación social». Subrayó que esta clase trabajadora en lucha «impuso una crisis de dominación temporal al capital», pero añadió que en ese punto la reacción del poder fue «destruir el obrero-masa». El 3 de marzo, en una iglesia de un barrio vitoriano, el capital celebró el acto fundacional de ese derrumbe.

«Conocer el pasado para resistir el presente»

Santiago López Petit presentó en Gasteiz el Archivo de la Autonomía Obrera (http://www.autonomiaobrera.net/), y anotó su crítica a la moda de la memoria histórica desatada durante los últimos tiempos: «Hoy se recupera la memoria a fin de legitimar la democracia, de modo que se convierte la memoria en una herramienta del poder». A renglón seguido señaló que iniciativas como la del Archivo pretenden «hacer de la memoria un desafío». «Conocer el pasado para resistir el presente», explicó.

http://www.eutsi.org/kea/lucha-social/estado-espanol/santiago-lopez-petit-las-luchas-autonomas-tendran-futuro-si-politizan-el-malestar-social.html