El pasado día 19 de noviembre el cuerpo rector de los 10 campus de la Universidad de California (The regents of the University of California) decidió con todos los votos menos el de Jesse Bernal, el representante de los estudiantes, subir la matricula un 32% para el siguiente semestre. Esta subida, que viola […]
El pasado día 19 de noviembre el cuerpo rector de los 10 campus de la Universidad de California (The regents of the University of California) decidió con todos los votos menos el de Jesse Bernal, el representante de los estudiantes, subir la matricula un 32% para el siguiente semestre. Esta subida, que viola los propios códigos de la Universidad, sitúa el precio por año de la matricula en más de 10,000 dólares. Para muchos estudiantes, particularmente los estudiantes de color y los más pobres, está medida implica de facto su expulsión de la universidad. El rector de la Universidad Mark Yudoff, lleva meses haciendo equilibrios retóricos y tratando de convencer a los estudiantes de que la subida será utilizada para financiar becas para los estudiantes menos privilegiados.
Esta decisión, como todas desde el principio de la crisis [1] , se ha tomado de manera profundamente arbitraria y al margen de la opinión de la mayoría de los estudiantes, los trabajadores y los profesores. Sólo para dar un ejemplo: la comisión de la Universidad encargada de resolver la crisis económica está encabezada por Russel Gould, antiguo vicepresidente del Banco Wachovia y uno de los «regents» designado por el gobernador Schwarzenagger desde el 2005 para ocupar el cargo durante 12 años. La comisión Gould, como es popularmente conocida, ha visitado cada uno de los campus durante tres horas (aparentemente eso es todo el tiempo que nos merecemos para discutir el futuro de la universidad las y los que hacemos que la institución funcione). Todas las reuniones se han desarrollado en medio de fuertes medidas de seguridad, las cámaras, los panfletos y los cárteles estaban estrictamente prohibidos.
La reunión del pasado jueves 19 de noviembre no fue excepción. La decisión estaba tomada de antemano. Sin embargo esta vez, los «regents» se encontraron con más de 2,000 estudiantes en la puerta. Ya el miércoles 18 de noviembre hubo una docena de arrestos, porque miembros del público asistente a la reunión previa, que se celebraba en la UCLA, interrumpieron las vacuas deliberaciones de este cuerpo rector con gritos y cánticos de protesta.
El jueves a la mañana la policía antidisturbios recibió a los estudiantes apuntándoles con fusiles y pistolas eléctricas. Mientras tanto un grupo de estudiantes de la UCLA ocupó uno de los edificios de la Universidad -«Campbell Hall»-y lo rebautizó con el nombre de «Carter-Higgins Hall» en honor a dos miembros de los «Black Panthers» que fueron asesinados por la policía en ese mismo edificio durante una reunión de la «Black Student Association» (La asociación de estudiantes negros) en 1969. Estas son las palabras del portavoz anónimo de los estudiantes que ocuparon y renombraron el edificio. Vale la pena escucharlas:
«Soy un estudiante que no representa a nadie. Ha llegado la hora de hacer una declaración y de sacar a la luz nuestras demandas. En respuesta a la encrucijada en la que estamos no pedimos nada. Tomamos. Ocupamos. Tenemos que aprender a no caminar de puntillas por este espacio que, por derecho, nos pertenece porque es de todos. No nos hacemos ilusiones. Los «Regents» votarán nuevos cortes en el presupuesto de la universidad y subirán la matricula de los estudiantes. La manera profundamente anti-democrática en que se ha tomado esta decisión y la indiferencia hacia la situación en que están aquellos que luchan por una educación y por mantener sus trabajos no nos puede sorprender. Sabemos que la crisis es sistémica. Va más allá de los «regents», más allá de los cortes criminales en el presupuesto de Sacramento, más allá de la crisis económica y llega hasta la misma fundación de nuestra sociedad. Pero también sabemos que la enormidad del problema es frecuentemente una excusa para no hacer nada. Elegimos pelear, resistir donde nos encontramos, en el lugar en el que vivimos y trabajamos, nuestra universidad. Por lo tanto, pedimos a aquellos que compartan nuestra lucha que nos presten, no sólo su simpatía, sino su apoyo activo. A los estudiantes que tienen dos o tres trabajos mientras van a la universidad, a aquellos padres para los cuales la violación de las propias reglas de la universidad implica que no podrán permitirse una educación a precios razonables, a los maestros despedidos, a los profesores temporales, a los estudiantes rechazados, a los trabajadores que han visto como sus diplomas se evaporan en una economía que crece sin producir puestos de trabajo, les decimos: nuestra lucha es vuestra lucha. Esta alternativa es posible si tenemos el coraje de emprenderla. Estamos decididos a que la lucha se extienda. Sólo con está condición se hará posible la consecución de nuestras demandas». [2]
El viernes 20 de noviembre, hubo protestas también en Berkeley, Davis y algunos de los otros campus. La policía agredió a los manifestantes, sólo porque no están dispuestos a que la solución a la crisis financiera pase por profundizar la privatización de la educación y de la sanidad. Como miembro del cuerpo docente de la Universidad de California, siento asco y vergüenza de ver a la policía pegando a nuestros estudiantes, siento el más profundo desprecio al leer una declaración del Canciller de Berkeley, Birgeneau, que crítica a los estudiantes por «sus tácticas», a la vez que les asegura que comparte sus objetivos. Mi colega de departamento Jorge Mariscal está convencido de que esta lucha será larga y de que los estudiantes son su vanguardia. Tiene razón. Los profesores no nos podemos quedar de brazos cruzados, no basta con tenerle simpatía a los estudiantes, tenemos que poner el cuerpo y la voz en esta lucha, no se puede enseñar una cosa y hacer otra.
[1] Para más información ver Luis Martín-Cabrera «Jornada de Huelga en el sistema público de la Universidad de California contra la privatización total de la universidad» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=92215
[2] El Texto es una traducción mía sacada del programa de Amy Goodman, Democracy Now . http://www.democracynow.org/2009/11/20/students
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.