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La sombra de los derechos humanos en EE.UU.

Fuentes: Rebelión

‘Es más fácil ver la paja en ojo ajeno que una viga en el propio’  (refrán popular) Durante los últimos 34 años, el Departamento de Estado norteamericano viene emitiendo anualmente un documento sobre los derechos humanos en 194 países, donde denuncia los abusos, especialmente en naciones que se atreven a salir de la línea ideológica […]

‘Es más fácil ver la paja en ojo ajeno que una viga en el propio’  (refrán popular)

Durante los últimos 34 años, el Departamento de Estado norteamericano viene emitiendo anualmente un documento sobre los derechos humanos en 194 países, donde denuncia los abusos, especialmente en naciones que se atreven a salir de la línea ideológica o del modelo económico norteamericano. Por  supuesto la ex URSS, Corea del Norte y Cuba fueron siempre sus blancos preferidos. Posteriormente, a medida del avance de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América ( ALBA), agregaron a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. En vísperas de la invasión a Irak y Afganistán, estos gobiernos fueron blanco de sus acusaciones. Los desacuerdos económicos con China motivaron denuncias contra este país y lo mismo pasa con Rusia por su geopolítica, cada vez menos subordinada. Pero lo curioso es que el Departamento de Estado nunca evaluó  esta situación dentro de los Estados Unidos.

Hasta este año, algunos países recibían humildemente las acusaciones, otros, como Cuba, las rechazaban enérgicamente denunciando abusos en el país del norte, pero nadie se atrevía a presentar un informe detallado de esa situación en EE.UU., como lo ha hecho ahora China en un voluminoso expediente. El presidente del Ecuador, Rafael Correa y su homólogo venezolano Hugo Chávez también han anunciado sus futuros informes sobre Estados Unidos. Y tienen razón para hacerlo. Según organismos de derechos humanos, el país que se autoproclama ‘símbolo de la democracia en el mundo’, ha asesinado a  más de un millón de civiles en Irak y Afganistán, y últimamente, cada semana, las bombas y misiles de sus drones (aviones no tripulados) matan a inocentes en Paquistán. Su «nueva» táctica de contrainsurgencia que los EE.UU. y sus aliados europeos aplican en  las provincias de Helmand y Kandahar, bajo la consigna: «vaciar los estanques del agua para que las peces (talibanes) mueran», significa la guerra sucia, es decir desaparecidos, torturados y ejecutados. Las prisiones como Guantánamo, Abu Ghraib en Irak y Bagram en Afganistán son símbolo de la barbarie en el Siglo XXI.

La democracia  de Estados Unidos ha institucionalizado la tortura acomodando la constitución. Nadie ignora que el presidente Barack Obama protege a sus autores intelectuales John Yoo y John Bybee, y no ha hecho nada contra la orden ejecutiva de George Bush que permite  a los servicios especiales, ejecutar  a sospechosos en preparación de actos terroristas.

Dentro del país, el gobierno  persigue a inmigrantes indocumentados y hasta encarcela a familias enteras o en su defecto deporta a los padres y deja en la orfandad a los niños. Esta nación que acusa a Cuba de tener 5,000 encarcelados, incluyendo a 200 disidentes, tiene la población carcelaria más grande del mundo: 7.3 millones de personas que están en prisión o en libertad condicional, lo que constituye el 25 por ciento de todos los encarcelados en el mundo.

El gobierno de Obama permite, en plena depresión económica, que los multimillonarios aumenten sus ganancias en 16 por ciento, mientras 16.7 millones de niños estadounidenses tienen hambre, 3.5 millones menores de cinco años sufren malnutrición y 1.5 millones de niños están desamparados. ¡Y ni qué hablar de los adultos! Nadie lo ve y nadie habla de esto, porque el dios globalizado del dinero, tapa los ojos de los derechos humanos tanto aquí como en Europa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.