Traducción para Rebelión de Loles Oliván
La economía de Bahréin está pasando por dificultades desde el inicio de las protestas a comienzos de este año. El capital está huyendo del país y muchas empresas frenan sus operaciones de negocios en Bahréin.
Aunque la mayor parte del mundo se ha visto afectada por la recesión global, la economía de Bahréin estaba considerada como potente antes de los disturbios a principios de este año. A pesar de que la producción de petróleo iba a la zaga, el gobierno había procedido a reforzar su posición mediante la diversificación de sus inversiones en la construcción de la industria pesada del país, en el turismo y en la inversión en empresas occidentales. El sector financiero islámico de Bahréin es uno de los más fuertes de la región, en tanto que un acuerdo de libre comercio entre Bahréin y Estados Unidos en 2005 contribuyó al rápido crecimiento bahreiní, que superó a muchos de sus vecinos.
Recientemente Bahréin ha adoptado medidas para privatizar sectores públicos como el transporte, las telecomunicaciones y los servicios financieros, en una acción sin precedentes entre los Estados del Golfo. Cuando la crisis financiera de 2008 golpeó, el gobierno tomó medidas inmediatas que afectaron a todo el sector financiero con la esperanza de que evitaran que Bahréin se deslizara hacia la recesión mundial. Los cimientos de la economía resultaron lo suficientemente sólidos como para garantizar un crecimiento de alrededor del 4% en 2009.
Todo cambió cuando la llama de la revolución prendió en el archipiélago del Golfo el 14 de febrero de este año. El capital empezó a huir del país, lo que a su vez provocó que los bancos tomaran medidas extremas para protegerse de posibles estragos en el futuro.
Según informes internacionales, el coste de asegurar la deuda soberana de Bahréin ha alcanzado los niveles más altos de su historia. La agencia de calificación de inversiones Fitch rebajó igualmente la deuda soberana de Bahréin en dos puntos. Estos hechos llevaron a Manama a posponer la emisión de bonos del Tesoro. En cuanto al mercado de valores y el cambio de divisas, Bahréin ha perdido una gran suma en una serie de patinazos sufridos por empresas que cotizan en la bolsa nacional. Mientras tanto, los esfuerzos de rescate por parte de otros gobiernos del Golfo han sido infructuosos ya que estos también han sufrido una serie de pérdidas debido a la repentina caída de los precios de las acciones.
Sin embargo, por el momento la tensa situación no ha afectado a la moneda de Bahréin. Los datos financieros reflejan en su mayor parte el respaldo de los países del Golfo así como un estricto control por parte del Banco Central sobre la moneda nacional. No obstante, las estadísticas del banco indican que en los primeros días de la crisis se produjeron importantes retiradas [de capital] y transferencias de fondos desde los bancos de Bahréin dirigidas a bancos de los Emiratos Árabes Unidos. Bahréin teme cada vez más que las retiradas de capital de inversores a largo plazo vayan a llevar al país a una verdadera crisis económica que ni siquiera pueda resolverse por la intervención de países vecinos, incluida Arabia Saudí. Con el objetivo de mitigar estos temores, los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo han decidido ayudar a los acuciados Estados-miembro de Bahréin y Omán con un monto de 10 mil millones de dólares a cada uno durante los próximos 10 años. La ayuda fue acogida como un «paquete de apoyo económico», según la embajada saudí.
Wail, antiguo empleado de una empresa de distribución de alimentos habla de una la oleada de despidos que se justificó como medidas de ahorro en los gastos. Sostiene que los verdaderos motivos de los despidos han sido políticos y sectarios. Afirma que a él y a otros se les obligó a comprometerse a no exigir compensación alguna tras ser despedidos. «La forma en que se llevó a cabo fue como un castigo por haber salido a protestar. Lo que es aún peor, muchas empresas con negocios en el país se han negado a concederme una entrevista de trabajo sin aclarar sus razones. Esto está sucediendo a muchas otras personas que salieron a exigir libertad para su país». El joven también dijo que los potenciales empleadores le preguntaron acerca de su identidad sectaria cuando solicitó los puestos de trabajo, una práctica que profundiza las divisiones sectarias en el país. Wael cree que esta práctica es un intento de las empresas para apaciguar al monarca de Bahréin.
Estas acusaciones son contundentemente rechazadas por Kanan, director de Recursos Humanos de una importante compañía de Bahréin. Afirma que él no ha despedido a ningún empleado por razones políticas y que los despidos se producen basándose en el rendimiento en el trabajo o, en algunos casos, como un esfuerzo de la empresa para controlar gastos, sobre todo después de la crisis generalizada que, según él, le ha costado al país más de 2.000 millones de dólares. Hizo un llamamiento al gobierno para que tome medidas que apoyen a las instituciones perjudicadas por los levantamientos en Bahréin.
Fuente: http://english.al-akhbar.com/