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Yair Lapid, que compitió en las elecciones del año pasado como el líder de la comunidad laica, no combatió la discriminación en contra de sus votantes

La política de no reclutar jóvenes israelíes ortodoxos prioriza la religión por encima de todo

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés para Rebelión por J.M.

La propuesta de enmienda a la Ley del Servicio de Seguridad, erróneamente llamada Ley de «reparto equitativo de la carga», aclara nuestras prioridades nacionales. La religión está por encima de todo lo demás, la defensa del país es menos importante. En lugar de garantizar la igualdad en el servicio militar, el proyecto de ley perpetúa la discriminación entre personas religiosas, que son más iguales que las demás, y personas laicas, que deben servirles.

El proyecto de ley, que se votará en un comité especial el día lunes, divide a la población judía de Israel en tres grupos de hombres y dos grupos de mujeres en base a la carga de servicio que se les impone. En la parte superior están los jóvenes estudiantes de las escuelas religiosas ultra ortodoxas [yeshiva en el texto original. (N. del T)] y las mujeres ortodoxas que firmen una declaración de que son religiosas. Estarán exentos del servicio militar. Luego vienen los estudiantes [hesder-yeshiva] que disfrutarán de un servicio abreviado de 17 meses, menos de la mitad del tiempo que sirven los jóvenes laicos, los menos privilegiados de estos grupos.

El proyecto de ley da a los jefes de esas escuelas religiosas la autoridad de facto para decidir a qué estudiantes se movilizará y cuáles estarán exentos. Se ofrece la cómoda alternativa del «servicio civil nacional» a los religiosos y religiosas jóvenes menores con unas condiciones mucho mejores que en el servicio de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) [autodenominación del ejército israelí. (N. del T)] y otorga a los graduados en ese servicio los mismos derechos que a los soldados que hayan cumplido todo el servicio. El próximo gobierno implementará el nuevo acuerdo, por lo que es dudoso que llegue a tener en vigencia incluso entonces.

Para el Estado, por lo tanto, la tarea más importante de los hombres jóvenes es el estudio de la Torá y para las mujeres jóvenes mantener un estilo de vida religioso. Los que estudian matemáticas e inglés en la escuela, conducen Shabat y comen alimentos no kosher son condenados a dedicar años de su vida al servicio militar, aplazando los estudios académicos y una carrera. Esto es así a pesar de que los hombres y mujeres que sirven en las FDI y sin atajos como los de hesder-yeshiva, demuestran que un estilo de vida religiosa no se contradice con el servicio militar completo.

Un «reparto equitativo de la carga», fue la promesa clave del ministro de Finanzas Yair Lapid y del ministro de Economía Naftali Bennett cuando entraron en el gobierno de Netanyahu. Pero fue una falsa promesa. La igualdad se puede lograrde dos maneras: o bien el servicio militar completo para todo el mundo, religiosos y laicos, o anular el servicio obligatorio y convertir a las IDF un ejército de voluntarios y profesional. Estas alternativas ni siquiera se contemplaron.

Bennett logró obtener condiciones preferenciales para sus votantes en la comunidad religiosa sionista. Lapid, quien se postuló en las elecciones del año pasado como líder de la comunidad laica, no combatió la discriminación en contra de sus votantes. Su insistencia en «sanciones penales» para los objetores de conciencia ultra ortodoxos no cambiará nada. Se recordará a Lapid como aquel que accedió a colocar la religión por encima de todo.

Fuente original: http://www.haaretz.com/print-edition/opinion/1.573316

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