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La política social de Obama no convence y los republicanos van por todo

Fuentes: Télam

Varios sondeos adelantaron esta semana que la oposición republicana podría retomar el control total del Congreso de Estados Unidos en las elecciones de noviembre, pese a que planea eliminar la reforma de salud que dio cobertura a millones de personas y a que acaba de bloquear un aumento del salario mínimo.

Los dos antecesores del presidente Barack Obama, el impopular republicano George W. Bush y un Bill Clinton recién salido del famoso escándalo sexual con una becaria, lograron mantener el dominio de al menos una cámara en la última elección parlamentaria de su gobierno. En ambos casos, el Senado.

El diario The Washington Post y una consultora de tendencia conservadora, el Centro de Investigaciones Pew, pronosticaron en los últimos días que los republicanos recuperarían en las elecciones la mayoría en el Senado y, por lo tanto, pasarían a controlar el Congreso.

Incluso el diario The New York Times, más cercano al oficialismo, alertó que el rechazo a Obama en los cuatro estados que podrían definir la composición de la Cámara alta -Kentucky, Carolina del Norte, Luisiana y Arkansas- ya supera el 60%, según una encuesta de la consultora Kaiser Family Foundation.

En momentos en que la superpotencia aún pelea para dejar atrás la crisis económica y embarcarse en una recuperación estable y palpable, Obama prometió en su último discurso del Estado de la Unión que sus prioridades este año serían poner en marcha su reforma de salud y reducir la brecha entre ricos y pobres.

El mes pasado, el nuevo sistema de coberturas médicas alcanzó los ocho millones de registrados, superando con creces las expectativas de la Casa Blanca.

Según la encuestadora Gallup, las inscripciones disminuyeron drásticamente el número de personas sin cobertura médica en el país, que cayó a un 13,4% de la población mayor de 18 años, su nivel más bajo desde el comienzo de la crisis financiera, en 2008.

En el peor momento, el número de ciudadanos sin cobertura médica alcanzó un 18% de los mayores de 18 años, lo que supone alrededor de 55 millones de estadounidenses.

Sin embargo, tanto el Centro Pew como la Kaiser Family Foundation coinciden en que el rechazo a la reforma de salud de Obama sigue siendo mayoritario entre los ciudadanos estadounidenses. Un 55% para el primero y un 46%, según el segundo.

Una gran mayoría de los que se oponen al llamado Obamacare sostienen que el nuevo sistema le cuesta muy caro al Estado y que éste no debería involucrarse tanto en el área de la Salud, dos de los argumentos más repetidos por los líderes y candidatos republicanos.

En cuanto a la segunda apuesta de Obama para este año, la reducción de la brecha social, el presidente ya sufrió una primera e importante derrota en el Congreso.

El 30 de abril pasado, los demócratas no lograron reunir los 60 votos necesarios para discutir y votar un proyecto de ley para aumentar el salario mínimo de 7,25 dólares por hora a 10,10 dólares por hora.

El aumento se implementaría de forma gradual hasta finales de 2016.

Según estimó la Oficina de Presupuesto del Congreso, habría alcanzado a 16,5 millones de trabajadores y habría elevado el ingreso de 900.000 de ellos por encima de la línea de la pobreza.

El presidente de la Cámara de Representantes y el mayor referente republicano en el Congreso, John Boehner, explicó la posición del partido en una conferencia de prensa en febrero pasado: «Cuando se aumenta el precio del empleo, adivinen qué pasa. Hay menos empleo».

Tres meses después, la Oficina de Estadísticas del Ministerio de Trabajo estadounidense informó que, aunque de manera gradual y moderada, se estaban creando nuevos puestos de trabajo y que el desempleo era de un 6,3%, el nivel más bajo desde el comienzo de la crisis en 2008.

Por eso, Obama concentró su atención en el discurso del Estado de la Unión en los trabajadores pobres y no en los desempleados, como hizo sistemáticamente durante su primer mandato.

Según cifras oficiales de 2012, de los 26,5 millones de pobres en edad activa, más del 40% (unos 10,7 millones) trabajan. De estos últimos, cerca de un tercio tiene un trabajo de tiempo completo.

«A mucha gente le pagan el salario mínimo porque entran al mercado laboral sin capacitación -explicó en febrero Boehner-. Y (aumentar el salario mínimo) hace más difícil que ellos adquieran la capacitación que necesitan para progresar», agregó.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201405/62610-la-politica-social-de-obama-no-convence-y-los-republicanos-van-por-todo.html