Arancha González Laya es protagonista de otro episodio bochornoso de la diplomacia española que escenifica la nula intención de España de hacer algo por el pueblo yemení.
La gira de Arancha González Laya se puede resumir en interés económico y desprecio por los derechos humanos. Después del cambio de postura de Joe Biden respecto a Arabia Saudí —a pesar de que EE UU y el reino wahabita cuentan con una relación inquebrantable desde tiempos de F.D Roosevelt— y de la decisión de Italia de unirse a la paralización de la venta de armas a Arabia Saudí y EAU, González Laya ha hecho caso omiso a la presión internacional para que estos países finalicen de una vez su intervención en Yemen. Un blanqueo que nos da más argumentos a quienes señalamos la complicidad española en los crímenes de guerra cometidos en Yemen.
Ante estos esfuerzos de presionar a los países del golfo para que respeten la legalidad internacional, Arancha González Laya ha dado un espaldarazo a la política criminal de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudí. La intención de la ministra es firmar acuerdos económicos, sin importar la pésima situación de los derechos humanos en la región y sin importar que Yemen corra el riesgo de vivir “la peor hambruna que el mundo ha visto en décadas” según António Guterres.
La gira de la ministra española empezó por EAU, país que está decidiendo utilizar todo el armamento vendido por Occidente desde hace varias décadas para entrometerse en conflictos exteriores y ayudar a tiranos sin escrúpulos, como es el caso de Al Sisi en Egipto, dictadura que también recibió los halagos de González Laya por “empoderar” a las mujeres. Resulta un escándalo que la ministra firme un acuerdo de seguridad y de “lucha contra el crimen” con EAU después de que las ONG hayan acusado al país de violar los derechos humanos, de aplacar a la disidencia, de encarcelar a activistas y críticos y de brindar un trato vejatorio a los presos durante la pandemia del coronavirus.
Human Right Watch ha declarado recientemente que “las prisiones y los centros de los EAU mantienen a los detenidos en condiciones pésimas y antihigiénicas, y el hacinamiento y la denegación de atención médica son generalizados” aumentando el “riesgo de sufrir complicaciones graves por covid-19”.
No obstante, esto es solo es el principio. El blanqueo realizado a Emiratos no fue tan grande como el realizado a Arabia Saudí. En una entrevista para el medio Al-Arabiya, González Laya ha respaldado la lucha “antiterrorista” de Arabia Saudí en Yemen y ha puesto en valor la experiencia que tiene España en su lucha contra el terrorismo. Unas declaraciones infames si tenemos en cuenta dos cosas:
La primera: Arabia Saudí es actualmente el principal financiador del terrorismo islámico en el mundo al promocionar una versión del islam extrema e incompatible con sus valores. Un fenómeno que no es reciente, sino que se remonta a varias décadas y que está lo suficientemente estudiado.
En segundo lugar, la política de intervención de la Coalición encabezada por Arabia Saudí y EAU ha fortalecido por momentos a los movimientos yihadistas en Yemen, por el caos y por la negligente política de EAU motivada por su obsesión en criminalizar a los Hermanos Musulmanes.
Por otro lado, Laya ha justificado la venta de armas y ha colocado a España más cerca del trumpismo que de la actual presidencia de los Estados Unidos. Para justificar los más de 1.200 millones de euros en armamento vendidos a Arabia Saudí y EAU en estos años de guerra, ha hablado de que el gobierno de España solo vende “material defensivo” y que coopera con el reino saudí en la lucha antiterrorista.
Para colmo, la ministra habló en esta entrevista de que España “trabaja continuamente […] para proteger al pueblo. Porque hay muchos pueblos que sufren las consecuencias del terrorismo; hombres mujeres, niños… A ellos debemos dirigir todos nuestros esfuerzos”.
Estas declaraciones, aparte de ser inmorales, incluyen un argumento falaz. Según el estudio del Pardee Center para la UNDP, un niño muere cada 12 minutos, entre otras cosas, por el bloqueo marítimo que Arabia Saudí lleva años ejecutando en el país para matar de hambre a la población. La principal causa de la devastación yemení no es el terrorismo, sino la criminalidad de nuestros aliados en el golfo pérsico gracias en buena medida al apoyo y al respaldo occidental. En otras palabras, si realmente somos serios, la principal política terrorista en Yemen es la que ejecuta Arabia Saudí y EAU con el apoyo de Occidente.
Hay que señalar que la política adoptada por el gobierno de España es criminal y que tiene actualmente como principal responsable al Partido Socialista. La presión política que Roberto Uriarte (UP), Joan Josep Nuet (Sobiranistes) y Jon Iñarritu (EH.Bildu) han interpuesto al PSOE no ha bastado para que dejemos de colaborar con una de las peores crisis humanitarias de los últimos tiempos. Precisamente, la gira realizada por Laya entra dentro de una infinita lista de blanqueos y respaldos a la Casa Real Saudí y a los Emiratos, donde, por cierto, el Rey Emérito se aloja con todo el descaro del mundo, sin que los grandes medios sean capaces de señalar esta obscenidad.
Por último, conviene recordar que, durante el viaje de Laya por los países del Golfo Pérsico, aproximadamente 484 niños han muerto en Yemen por causa del bloqueo. Este crimen de guerra sigue sin convencer al actual gobierno de España para detener la venta de cinco corbetas a Arabia Saudí, que según el lenguaje orwelliano de la ministra de exteriores es “material defensivo”. Tengan en cuenta el detalle de cómo se corrompe el lenguaje: el armamento vendido no solo es para fines “defensivos (y no para matar gente), sino que además deja de ser militar y solo es material.
En cualquier caso, la carente ayuda humanitaria del gobierno español, los cientos de millones de euros en armamento, sumados a los grandes acuerdos en infraestructuras que tenemos con los países del golfo, están detrás de este viaje. Hechos que son obvios y que no son debatibles, que muestran que para este gobierno siguen siendo más importante los negocios que la vida de millones de personas.