La activista referente de la comunidad afro, profesora, escritora y presidenta de la Asociación Afrodescendientes de Misiones (Argentina), dialogó con la AGENCIA PACO URONDO acerca de las ancestras presentes en su libro «No te olvides de los que nos quedamos» y en la memoria de las reivindicaciones por el 25 de julio.
Por decisión de la entrevistada, el artículo contiene lenguaje inclusivo.
“En casa me decían vení que te voy a arreglar la ‘coroa’ y me resultaba confuso hasta que entendí lo que significaba. Por cierto, tan importante la coroa (corona) de mis cabellos rizados, la unión simbólica para reencontrarnos con nuestra ancestralidad, nuestra historia que a veces muchos afros no saben cómo fue”. Así comienza Nélida Wisneke a poner en palabras la historia de su familia y “los parientes”, como define a todo aquel que sufre la exclusión y el racismo en la vida, en su Misiones natal.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué aportes y reflexiones propone tu narrativa a traves de No te olvides de los que nos quedamos?
Nélida Wisneke: No te olvides… es una obra literaria que está narrada en dos idiomas, el portugués y el español; y en varios formatos literarios: la prosa, la lírica y los versos que son populares y muy utilizados entre el campesinado que habita la frontera con el río Uruguay, el Brasil y en la provincia de Misiones, de la que soy oriunda.
Todo el libro es una invitación a la vida y los deseos de libertad inherentes al ser humano, más allá de las huidas territoriales de los personajes que voy relatando, las heridas, los dolores, el sufrimiento, el hambre y la sed. Este trabajo intenta dar a conocer un grupo social, un pueblo que tiene su subjetividad intacta, su forma de entender el mundo, sus ritos, sus creencias, su espiritualidad viva y latente, cuando la esperanza parece haberse acabado. En definitiva, visibiliza a un pueblo empobrecido que resiste, que tiene ganas de seguir viviendo pero en libertad, manejando su tiempo, su historia y sus elecciones.
Mi libro fundamentalmente aporta la idea de entender a las comunidades afro como seres humanos completos, sin necesidad de que alguien les agregue o les quite cosas. Es la mirada que tenemos les afrodescendientes acerca de nuestra propia historia, son nuestras voces las que narran, nuestras experiencias, “escri-vivencias”. Es el reconocimiento a nuestras ancestras y nuestros ancestros, pero también a las y los que hemos llegado hasta aquí, embanderando nuestras luchas y el antirracismo como una forma de vida, como un hecho político.
APU: En este sentido ¿cómo iniciaste tu camino como escritora?
N.W.: Me construí como “la persona, la mujer que escribe” observando las cosas que ocurren a mi alrededor, que fui escuchando a lo largo de mi existencia. Considero que la persona que escribe encuentra en el contexto que se mueve todo el material que luego va transformando en un libro, en poemas, en una novela corta, en una narrativa. En este aspecto, las personas que escribimos ponemos en acción una alta sensibilidad para observar el mundo desde diferentes lugares, con protagonistas que van apareciendo a lo largo de nuestras vidas y hacen que aquello que narramos. Particularmente en mi libro, son acontecimientos reales llevados al plano del discurso ficcional. De esta manera los relatos vienen a ocupar ese espacio vacío que dejó la historiografía oficial cuando decidió dejar fuera de los libros de textos todo lo relacionado a las comunidades afro en nuestro territorio.
APU: Así como algunxs artistas de la comunidad afro prefieren denominarse “artivistas” ¿hay una búsqueda de un nuevo lenguaje que denomine tu trabajo?
N.W.: De eso se trata. Me parece que es necesario que revisemos la conceptualización que deviene del término “escritor-escritora” y su mirada occidental. Considero que los seres humanos escribimos desde que aprendemos a juntar las letras, y nos damos cuenta de que esos términos tienen o cobran un significado diferente dependiendo del contexto y de la situación que estamos narrando. Desde este postulado, sólo la edición de un trabajo escrito transforma a quien escribió la historia en escritor o escritora. Sin embargo a mi me parece que es una falta de reconocimiento hacia muches compañeres de la comunidad afro que han escrito trabajos bellísimos toda su vida, pero que no han tenido la posibilidad de editar.
Por lo tanto yo me constituí como “la mujer que escribe” en mi comunidad, por mi comunidad. Y lo que he logrado también se lo debo a mi comunidad. Tuve la enorme posibilidad de enviar esos trabajos, y después de muchos rechazos logramos que finalmente el libro saliera por decisión de una editorial.
APU: ¿Cuál fue la recepción del libro en la comunidad afromisionera y cómo repercute en tu militancia?
N.W.: No te olvides de los que nos quedamos narra la experiencia de varios de lxs antepasadxs de lxs integrantes de la comunidad afromisionera, por lo tanto lo festejamos y lo celebramos todos los días. Estamos atravesando una etapa de reconstrucción emocional y el libro sirve para que nos reunamos y compartamos historias de vida. Asimismo, en cada encuentro, aprovechamos este lazo comunitario para leer un capítulo del libro, o volver a leer el capítulo anterior para todxs, especialmente para aquellas personas de la comunidad que son analfabetas, para que puedan ir rescatando en sus memorias las vivencias propias y reconstruyendo valores culturales. Siento así que cumplo un deber social y ancestral.
APU: ¿Cuál es, a su consideración, el mayor legado de nuestras ancestras africanas y afrodescendientes?
N.W.: A nuestras ancestras africanas y afrodescendientes le debemos todo, desde la transmisión de los saberes relacionados a la comunidad, la solidaridad, los ritos sanadores, la naturaleza, el respeto, la empatía, el silencio y la palabra. Le agradecemos la escucha atenta de lo que el otro o la otra quiere compartir, le debemos la lucha silenciosa pero constante y activa, que nos enseñó a no bajar los brazos, a seguir con fuerza los objetivos, a no desistir aunque a veces duela. Toda la fuerza que tenemos las mujeres y las que tienen nuestras hijas e hijos la transmitieron nuestras madres, nuestras ancestras.
Así que siempre agradecer a las mujeres africanas con todo sus conocimientos de las propiedades de las hierbas, que tienen que ver con el día, la noche, con los puntos cardinales y sus energías para sanar los dolores del alma, del cuerpo y los dolores que nos trajo la existencia de ser diferentes.
APU: ¿Cuáles son los avances y desafíos de las mujeres negras y afrodescendientes en esta nueva conmemoración del 25 de julio?
N.W.: Creo que luego de dos décadas de ir celebrando el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, esta etapa nos encuentra a les afro más hermanadas, mas maduras, mas seguras y más fuertes, y absolutamente convencidas que la lucha que venimos sosteniendo es un lucha justa y necesaria, para que nunca más nuestras hijas y nuestras nietas tengan que sufrir discriminación y racismo en ninguna parte del mundo. A las afrodescendientes la sociedad nos enseñó a ver la fuerza y valentía en las demás mujeres, sin decirnos que también esa fuerza está en nosotras, por eso es muy importante que se reconozca el trabajo antirracista que vienen haciendo las compañeras de las comunidades afro, que no es un trabajo fácil y es primordial que el reconocimiento sea en vida.
Y en este sentido es que debemos seguir luchando por la equidad, para acceder a los derechos que nos corresponden porque muchas de nosotras seguimos siendo excluidas. Para esto es necesario trabajar comunitariamente, y no permitir que las herramientas de fragmentación que ha utilizado la Colonia o la hegemonía blanca para manejarnos, perdure entre nosotras. Definitivamente tenemos que decirle no a las divisiones entre nosotres, tanto como le decimos no al racismo.