– En el día de luchas globales campesinas, 17 de abril, el movimiento estatal Nos plantamos, del que forma parte Greenpeace, se suma a las reivindicaciones de la organización internacional
– Nos Plantamos demanda una transición agroecológica urgente que favorezca y apoye la agricultura familiar y social
– Ante la crisis actual de la agricultura, el movimiento aboga por la defensa de la soberanía alimentaria, basada en el cuidado de las personas y los ecosistemas
Con motivo del Día Mundial de la Lucha Campesina, 17 de abril, el movimiento Nos plantamos*, del que forman parte más de 50 organizaciones, reclama la necesidad de apostar por una transición urgente hacia métodos de producción agroecológicos, sostenibles y diversificados, bajo proyectos familiares prósperos y a pequeña escala. Reivindican, a su vez, un sistema agroalimentario en manos de las personas agricultoras y consumidoras, que no esté dominado por el poder de la industria agroalimentaria, los grandes supermercados ni los lobbies de la agroindustria. Las personas consumidoras quieren poder acceder fácilmente a alimentos sanos, producidos de forma justa y sostenible.
Este modelo agroecológico, que responde a los retos sociales y ambientales actuales, busca también la preservación de la biodiversidad y la paz con justicia social, soluciones campesinas a la crisis alimentaria y climática que se vive en España y en otros lugares del mundo. Ante esta transición, el colectivo también considera imprescindible el acceso a la tierra, precios justos para las productoras y las consumidoras, la promoción de la agroecología y las semillas campesinas y la defensa de la soberanía de los pueblos.
La disminución del número de personas agricultoras, el aumento de la superficie de las explotaciones de gran tamaño y la disminución de las de pequeño y mediano tamaño o la distribución desigual de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) [1], muestran la realidad de un modelo imperante en España: una agricultura sin agricultores, dominada por los mercados, los acuerdos de libre comercio, y normas y políticas a medida de la agroindustria, que deja atrás la agricultura familiar y social basada en la agroecología.
Este sistema agroalimentario industrial sigue impulsando la pérdida de población rural, de agricultura familiar y social, y la falta de relevo generacional. También conlleva consecuencias ambientales graves, como el aumento de la contaminación de las aguas por la agricultura intensiva [2] y la pérdida de biodiversidad [3]. A esto se suma el impacto de la crisis climática y de biodiversidad sobre la agricultura de pequeña y mediana escala, con pérdidas de hasta el 80 % según el cultivo [4].
La agricultura
familiar en España supone el 82 % de las explotaciones agrarias, y es
fundamental para la cohesión social en el mundo rural, para el cuidado de la
biodiversidad agraria que produce alimentos sanos y sostenibles, y para el
desarrollo del modelo agrario socialmente justo y sostenible. Sobre esta
agricultura deben centrarse el desarrollo de sistemas alimentarios
sostenibles y resilientes ante la crisis ecosocial, climática y de
biodiversidad.
Por ello, desde las organizaciones que conforman La Vía campesina, así como
desde Nos plantamos, recuerdan la importancia de apoyar a las fincas familiares
y sociales a pequeña escala hacia una transición más sostenible y justa desde
un enfoque social, medioambiental y económico que fortalezca la soberanía
alimentaria.
Notas:
[3] https://files.ipbes.net/ipbes-web-prod-public-files/spm_deliverable_3a_pollination_20170222.pdf
[4] https://coag.com.es/Informe_Impactos_Cambio_Climatico_en_la_Agricultura.pdf
*Nos plantamos es una alianza de organizaciones y personas del movimiento por la Soberanía Alimentaria en favor de una agroecología campesina, con protagonismo de las personas agricultoras y trabajadoras de la tierra, que reivindica el cuidado del medio ambiente, del medio rural, y que ofrece a las consumidoras alimentos sanos, de calidad y de proximidad