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Entrevista a Mariló Gradolí, presidenta de la asociación de Familias de Víctimas de la DANA del 29 Octubre

«La dimisión de Mazón sería reparación y justicia»

Fuentes: Ctxt

Mariló Gradolí es la presidenta de la asociación de Familias de Víctimas de la DANA 29 octubre. Hablamos con ella en Catarroja, uno de los municipios más afectados por las terribles inundaciones que tuvieron lugar en València el pasado mes de octubre. Antes de empezar la entrevista, Gradolí pide dar un poco de contexto y comienza a contarnos su historia, que es la de muchas y muchos en su pueblo. Que ese día no llovía pero que el barranco a las tres iba lleno, que en Àpunt y en la radio decían que en Chiva (barranco arriba) llovía mucho y se estaba inundando. Que a las siete, una vecina le contó que el agua estaba llegando a las casas y salió a grabarlo y ya el agua estaba llegando a su calle. Que entonces subió lo que pudo al piso de arriba y pasó toda la noche acompañada de las vecinas en las ventanas, viendo cómo la riada arrastraba enseres y coches. “Fui una gran afortunada porque no escuché a nadie gritar, ni tuve que socorrer a nadie, ni tengo ninguna víctima mortal en mi familia”, dice, como si vivir una situación así, por sí solo, no fuera ya un gran trauma. 

¿Cómo fue el día siguiente?

Pensaba que era una inundación que solo había afectado a Catarroja. Salí a la calle y un vecino me dijo que su madre había muerto ahogada. Ahí me di cuenta de que lo que había sucedido no era normal. Fui al Ayuntamiento para ver en qué podía ayudar y esa noche ya estaba repartiendo comida porque no había luz, no podías cocinar y había gente cuya casa había desaparecido. Cada día me ponía a ayudar en lo que podía. 

La anécdota es que mi hermano y uno de mis sobrinos estaban uno en el Polo Norte y el otro en China, y llegaron antes de que apareciera alguien a ayudarnos que no fuera voluntario. Tuvimos una sensación de abandono muy grande los primeros días. El bajo de mi casa –donde mis padres tuvieron una tienda toda la vida, donde estoy empadronada, donde tenía mi ropa, mis cosas, mis recuerdos, fotos, todo– lo tuvieron que vaciar unos voluntarios, yo no podía. Quise hacer un video, para decir, “mira, aquí están mis cosas”, pero se me fue el cable, me acordé de Isabelín, que se había muerto, y el vídeo se hizo viral. A partir de ahí fue cuando me llamaron para que fuese a la primera manifestación en representación de Catarroja, porque en la pancarta iba una persona de cada pueblo ¿Cómo íbamos a hacer una manifestación si no podía salir nadie de casa, si no había coches ni transporte público? Me fui andando y tuve un shock cuando crucé el río. Estaba en una zona de guerra, casi sin agua, sin luz, con todo hecho una mierda y pasabas el puente y todo era normal, las tiendas estaban abiertas. La gente estaba en los bares, sonriendo. Aquí no veía sonreír a nadie, es que éramos zombis y hacíamos cola para comer. Esa manifestación fue multitudinaria, 130.000 personas. Fue muy emocionante, nos aplaudían al pasar y yo pensaba: “Nos están aplaudiendo porque estamos vivos”.

¿Se acostumbra una a esto, se supera?

Creo que todavía estamos de duelo. Un duelo colectivo en el que hay 228 personas que nos faltan, independientemente del momento de duelo personal. Hace unos días hubo una alerta amarilla por lluvias, cayeron cuatro gotas y vimos los problemas que todavía tenemos: el alcantarillado no traga, zonas que no están rehabilitadas, los centros de salud que no están en funcionamiento, el alumnado que todavía está desplazado o en barracones porque su centro no está, etc. ¿Cómo se supera eso? Intentamos que la solución sea la justicia, la reparación y estar preparados para que esto no vuelva a suceder.

Nacieron en febrero como asociación cuando ya había otras asociaciones de víctimas funcionando.

Una de las primeras asociaciones empezó en noviembre y enseguida se personó en el juicio. En nuestro caso fue como una conjunción de muchas personas: Toñi García, que es una de las víctimas más visibles; Pura Puchades, una gran activista medioambiental y de territorio, que conoce bien todo el tema de barrancos, y más gente que había estado en las manifestaciones, pensamos en montar una asociación para recoger todo tipo de demandas: víctimas mortales, pero también daños materiales, psicoemocionales, etc. Sabíamos también que uno de los objetivos iba a ser pedir la dimisión de Mazón por lo ocurrido ese día: que no sabíamos dónde estaba, que se fue a comer, desconectado, que no sonó la alarma, etc. Al principio éramos 20 personas, ahora somos 300 y las decisiones las tomamos entre todas, aunque yo sea la portavoz. Reconozco que somos superlentos, empezamos noviembre y hasta febrero no nos presentamos porque estábamos con el papeleo, estatutos, etc.

Acabamos de personarnos como acusación particular en el juicio de Catarroja con 21 familiares de víctimas mortales.

¿Y qué esperan ustedes de este juicio?

Saber la verdad: qué pasó, qué falló y que quien tenga la responsabilidad, la asuma. Para aprender y para que no vuelva a pasar. No podemos permitir que la máxima responsable de emergencias diga que no tenía ni idea de emergencias. Que un día en alerta roja, el presidente que debía estar protegiendo a los valencianos y a las valencianas no estuviese. Solo semanas después, supimos que estaba en una comida. ¿Hasta qué hora duró la comida? Todavía hoy no sabemos a qué hora llegó al Cecopi, ni si la foto entrando es verdadera o falsa. Tenemos muchas versiones, pero en las horas críticas en las que se tenía que tomar la decisión de mandar la alarma, no sabemos dónde estaba. 

¿Es más efectivo un juicio o una comisión de investigación?

En este caso tenemos la suerte de que la justicia, el Juzgado de Instrucción Número 3 de Catarroja, está funcionando. Está investigando y estamos sabiendo la verdad. No sabemos para qué servirán las comisiones de investigación, pero reclamamos estar en ellas. Después de siete meses de maltrato institucional, de intentar desacreditarnos y de intentar separarnos, el reconocimiento pasa más por estar en esa comisión donde estábamos vetados, que por tener una reunión con el president. Máxime después de que nos hayan reconocido las instituciones europeas y las instituciones españolas.

¿Es cierto que Carlos Mazón les llamó el día después de la reunión de las asociaciones de víctimas con Pedro Sánchez y les amonestó?

En el caso de nuestra asociación, la conversación fue correcta y aprovechamos para pedirle estar en la comisión de investigación del Les Corts. Era tan fácil como incluirnos en la siguiente sesión, pero no lo hizo. Pidió el listado de asociaciones a Justicia y mientras Justicia no responda, no estamos en esa comisión.

¿Qué opinan de que anteriormente se hubiera reunido en el Palau de la Generalitat con unas víctimas que “pasaban por ahí” o que se hiciera un funeral sin contar con los familiares? 

Nosotros hemos creado una asociación porque creemos en la participación organizada como canal de comunicación con las instituciones. En una asociación, primero se presentan las propuestas, después se discuten y luego se llega a una conclusión. Y más o menos puede ser representativa, si no de toda la sociedad, sí de a quién se intenta representar. 

Cuando el presidente Mazón se reunió con algunas víctimas, nosotros lo respetamos, porque cada uno está en un punto de su duelo y le puede aliviar o sanar, o lo que sea. Nosotros no criticamos que las personas que quieran vayan a hablar con él. Lo que no entendíamos era la improvisación por parte del president de la Generalitat, sabiendo que había asociaciones de víctimas a las que no nos citaba y que no intentase reunirse con nosotras, porque directamente ni nos reconocía.

Con respecto al funeral que se hizo en la catedral, yo no puedo opinar directamente sobre el tema porque no tengo a ninguna persona fallecida. Pero por lo que nos han comunicado las familias, hay víctimas de todas las confesiones religiosas. Y luego está el hecho de tener que pedir la invitación, parecía que fuera más un acto dirigido a los políticos que a los propios afectados. 

Su asociación es la que más ataques está recibiendo de la derecha y la extrema derecha, que intenta continuamente deslegitimarles.

Nosotros pedimos justicia, verdad y reparación. Esos objetivos están ligados al sentimiento que vemos en la calle, que es la dimisión de Carlos Mazón. Esto puede molestar, pero es una reclamación legítima y con la que vamos a seguir adelante.

¿Cómo valoran la respuesta que está teniendo la sociedad reclamando esa dimisión?

El pueblo valenciano pide la dimisión del presidente Mazón porque el día 29 no estuvo protegiendo a la población. Le exigen la responsabilidad por ese día y no confían en él para una reconstrucción. El hecho es que hay miles personas en la calle pidiendo su dimisión todos los 29 de cada mes y que Mazón no puede salir a ningún sitio con agenda pública porque allá donde va se lo recuerdan.

¿En qué consistiría esta justicia y reparación, sería suficiente con la dimisión de Mazón?

Es necesaria la dimisión de Mazón porque asumiría su responsabilidad política y social ante el pueblo valenciano. Pero también la revisión de los protocolos de emergencias. Además de acometer todas las obras que hacen falta para que la ciudadanía se sienta segura. Unas obras que respeten el territorio, estén adaptadas al cambio climático y se encuentren dirigidas a mitigar episodios climáticos adversos. Para que todos aprendamos. Lo que pasó el día 29 de octubre en Valencia no debe volver a suceder en ningún sitio.

En las reuniones que hemos tenido, tanto en Europa como con el Ministerio de Transición Ecológica, hemos pedido que se controlen las obras, que se fiscalicen, que vengan de Europa a visitar la zona para que vean cómo estamos, cómo nos sentimos y qué se va a hacer con esos fondos. 

Los efectos psicológicos permanecen siete meses después; cada persona está en un punto diferente, pero hay una carga psicológica grande en todas las personas. Hay que tener en cuenta que ese día fallecieron 228 personas, pero hubo supervivientes que vieron cómo otros gritaban y se ahogaban.

¿Cree que como sociedad estamos aprendiendo algo para afrontar futuras crisis climáticas?

Sabemos que habrá otras catástrofes y que tenemos que prepararnos. Estamos luchando para que las instituciones se tomen en serio el tema de las emergencias en todos los ámbitos. Reclamamos formación para la ciudadanía, en el sentido también de la autoprotección. Pero para que eso ocurra, primero tenemos que estar seguros, tienen que ejecutarse las obras y tienen que adaptarse a mitigar los fenómenos extremos que vendrán. Falta mucho para volver a una normalidad. Siete meses después, en muchos ámbitos, todavía estamos en emergencia.

Fuente: https://ctxt.es/es/20250601/Politica/49467/eva-manez-entrevista-marilo-gradoli-familiares-victimas-dana-29-octubre-mazon-reparacion.htm