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Causas, efectos y soluciones de las danas otoñales en la costa mediterránea

Fuentes: Rebelión

Tiempo de dana

Se acerca el otoño a las costas levantinas, tiempo de dana. Y la dana ya es habitualmente reincidente. Y además se presenta en continuo aumento de intensidad. ¿Y este año habrá dana? ¿Y será mayor que la del año pasado? Es bastante probable que así sea. 

Luis González Reyes escribió un interesante artículo en el nº de otoño de 2024 de la revista “ecologista”, que titulaba: “Prepararnos para la próxima dana”. Sí, es urgente prepararnos para los desastre ecológicos que nos está trayendo el consumismo-productivismo. Y aunque las medidas de mitigación de desastres serán necesarias y de urgencia no bastarán, pues lo que es urgente y principal es cambiar de este modelo de vida comercial a un modelo social, cooperativo, comunitario y ecodependiente. En la actualidad está siendo posible que se lleguen a dar lluvias de hasta 400 l/m2 en solo una noche, como sucedió en la última gran dana de Valencia; o de 1.000 l/m2 en 24 horas, como sucedió en Grecia en el verano de 2024… Todo esto contrasta con la intensidad de la lluvia de los años 60 del s.XX, cuando yo trabajaba de auxiliar de meteorología en el aeropuerto de Barajas, si algún día caían 100 l/m2 en 24 horas era una cuestión de gran alarma.

Ahora veremos las 3 cuestiones básicas relacionadas con las danas: las causas, los efectos y las soluciones.

Las causas

La causa principal es el consumismo-productivismo humano. El informe de Copernicus asevera que: “La acción humana, sin lugar a duda, es la ‘principal causa’ del cambio climático”. Y una de las consecuencias de esto son las copiosas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que son causantes del calentamiento global del aire y del agua de mares y océanos. Y como consecuencia de este último calentamiento se está generando en los últimos veranos en el Mediterráneo la acumulación de ingentes cantidades de humedad en el aire, lo que en definitiva desemboca en desorbitadas lluvias torrenciales con gigantescos desbordamientos destructores de tierras fértiles, cultivos, edificaciones y todo lo que encuentra a su paso.

En el año 2024 el calentamiento global del aire llegó a un incremento de 1,6°C, con respecto a la temperatura global preindustrial de (1886) superando, por primera vez, el límite de 1,5°C establecido por el Acuerdo de París y el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) de la Comisión Europea, cuya organización científica ECMWF [1] consideró este incremento de 1,5 ºC como punto límite de no retorno. Y también la C3S confirmó que 2024 fue el año más cálido de la serie a nivel mundial. En consecuencia, en ese mismo periodo se registró, también, la enorme y récord acumulación de vapor de agua en la atmosfera en el Golfo de Valencia, que en esencia fue lo que causó las lluvias tan torrenciales como no se habían visto nunca.

Y según Copernicus, la temperatura media de la superficie marina batió su propio récord.

Fue de 1,47 ºC por encima de la media en el periodo de 1991 a 2020 y se situó 0,28ºC por encima del año que hasta ahora había sido el más caluroso en el agua del mar, 2020. Y cabe pensar que la dana de Valencia de ese mismo año haya sido sólo un aviso del rebasamiento de ese límite que es el camino del desastre total.

Mar Gómez [2] el 18-8-2025 comentaba: “El agua del Mediterráneo se recalienta de nuevo con temperaturas hasta 32ºC”. Y remarca el caso de Baleares: “En Baleares y litoral mediterráneo (Cataluña, Comunidad Valenciana y Almería) se presentaron las anomalías más intensas, de hasta +3 a +4ºC por encima de lo normal en esta época”.

Es de comprender que el aumento de estas anomalías en el calentamiento de mar, inevitablemente, repercutirán en la acumulación de ingentes masas de vapor de agua en la alta atmósfera, que cuando se enfríen con alguna corriente de aire frío originarán también, muy posiblemente este otoño de 2025, una enorme nueva dana.

Esperemos que esta vez los servicios de emergencia funcionen mejor. Esperemos que esta vez a Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, no le dé por refugiarse en “El Ventorro” para evitar el “ventorro” fuerte de la Dana. A ver si las 10 manifestaciones multitudinarias mensuales ya realizadas no caen en saco roto.

A todas estas causas podíamos mencionar otras debidas a la mala gestión humana del medio ambiente y al crecimiento del PIB. Como puedan ser una pésima gestión del territorio, un turismo masivo (80 millones de turistas invaden cada año el territorio español). Destacando el de los cruceros con buques que pueden llegar a albergar hasta 30.000 pasajeros. Y que es un turismo que está en auge, dándose el caso notable de los cruceros del Mediterráneo, que en 2023 registró 5.460.000 cruceristas y en 2024 5.770.000 cruceristas, lo que supone un incremento de cerca de un 6% en solo un año [3]

Efectos y daños

Los intangibles daños de la dana de Valencia fueron producidos por desorbitadas lluvias torrenciales con gigantescos desbordamientos destructores de tierras fértiles, cultivos y todo lo que encuentra a su paso. Destrucción de vidas humanas, de parajes, vías de comunicación, edificios, industrias, puestos de trabajo, etc.

En el caso de la dana del 29 de octubre de 2024 en Valencia se pueden citar datos concretos de desastres:

Laborales: 354.000 trabajadores quedaron sin empleo de la noche a la mañana.

Económicos: se evalúa que hubo 54.289 empresas afectadas.

Humanos: 228 personas fallecidas y 500.000 afectados.

Ecológicos: Perdidas ingentes de tierras fértiles debidas a la descomunal tromba y su erosión de escorrentía.

Urbanos: fueron afectadas 65 localidades, de las cuales 32 con daños que se consideran “severos o muy graves”. 

Impacto por olas de calor en los golpes de calor

Otros daños que se suelen producir también en los varanos de olas de calor y de dana, son los golpes de calor que pueden acarrear la muerte por exceso de calor repentino.

Según Ecoavant [4] murieron en España 1.180 personas por altas temperaturas en sólo dos meses desde el 16 de mayo al 16 de julio de 2025.

Por su parte el Instituto Carlos III ha registrado más de 1.000 fallecimientos causados por las olas de calor entre el 15 de mayo y el 13 de julio de 2025. Mientras que en el año 2024 se produjeron sólo 114 muertes en estas mismas fechas. Estas cifras representan un aumento de la mortalidad del 1.035 %.

Se da el caso de que el mayor impacto de golpes de calor se dio en el norte de la Península (Galicia, La Rioja, Asturias y Cantabria), ello. podría estar relacionado con una menor adaptación frente al calor extremo.

En cuanto al sector de edad, el más afectado fue el de las personas de más de 65 años, con un 95,08% de las personas fallecidas por golpe de calor. 

Soluciones

Está claro que necesitamos medidas de mitigación, que describo a continuación.

Los suelos urbanos deberían ser más permeables y esponjosos, con el menor asfalto posible en las cazadas y menos baldosas en las aceras y en los parques, para que con ello puedan cumplir una triple misión, ser aliviaderos de drenaje de agua rebosante en casos torrenciales, ser receptores de agua para dar vida a un, cada vez más indispensable, bosque urbano y que este bosque sea sumidero de CO2 para aliviar el calentamiento global, ya cercano del límite de no retorno.

Está haciéndose preciso tener en cuenta que deben dejar de construir y reconstruir casas situadas en sitios en donde puedan ser posible crecidas torrenciales, que cada vez serán más copiosas según vaya aumentando el calentamiento global, como sucede en numerosas ramblas tan extendidas en el Levante mediterráneo. Y promover más suelos vivos que habrá que liberar de su enterramiento bajo losas y asfalto que eliminan la absorción del agua de lluvia por el suelo. Esto deberá ser complementado con una intensa campaña de menos construcción y más bosque urbano, y más silvicultura en la que se tenga en cuenta la sucesión natural del ecosistema en cuestión.

Simultáneamente será indispensable promover y practicar la solidaridad y el apoyo mutuo. Esto funcionó en la dana de valencia del29 de octubre del 2024. Y es algo que además de ser loable ha sido una ayuda fundamental. Aunque, estos actos voluntarios admirables que salen de manera espontánea en ayuda al ser humano podían ser menos indispensables, o al menos disminuir, si existiera un buen sistema público de emergencias y alarmas, una ordenación del territorio más efectiva y correcta y también unos presidentes autonómicos más responsables

Sería esencial que en las escuelas primarias, y en la enseñanza en general, se iniciara el aprendizaje necesario para combatir el caos climático.

Pero para poder realizar las instrucciones mencionadas será indispensable que se realicen importantes ayudas públicas. Que serán determinantes para que se puedan llevar a cabo las acciones directas para la lucha en casos de desastres ecológicos y para las ayudas de los damnificados. Ya que las hoy existente son muy escasas y tardías.

Claro que esto sólo se podría hacer destinando ayudas económicas sacadas, para ello, de la reducción del presupuesto para armamento.

Finalmente, en el aspecto preventivo contra el calentamiento global que originan las danas, serán indispensables una serie de emprendimientos. Habría que disminuir los cruceros y el turismo aéreo a las chimbabas cada verano. Limitar al máximo la dependencia del coche privado. Se da el caso de que muchos “amantes de la naturaleza” utilizan su coche para realizar la destrucción de ella con sus constantes visitas domingueras. Otro desafuero son la cada vez mayor expansión de zonas urbanizadas para segunda residencia, algo que solo debería permitirse como servicio público en modo de alquiler y por periodos temporales. También, como alternativa paliativa, hacer campañas de “excursiones a la sierra” utilizando solo el tren y el sano y ecológico ejercicio de caminar. Un aliciente para animar a la gente en este sentido sería establecer unos eficientes e intensos sistemas de transporte ferroviario totalmente gratuito.

Las soluciones todas, pasarían por iniciar una vida muchísimo más austera si de verdad queremos salvar al planeta Tierra y a toda la humanidad de un colapso apocalíptico irreversible. Es decir, habrá que transitar de un modo de vida consumista-productivista a otro completamente frugal y austero, que incluso será más feliz. Desde un modelo de agronegocio comercial industrial a uno de mayor autonomía y soberanía alimentaria. Promoviendo además el aprovisionamiento de alimentos solo a partir de su compra cercana, lo que se suele llamar “kilómetro cero” y dando la espalda a los supermercados de alimentación agroindustrial y agrotóxica.

En resumen, si queremos salvar la humanidad y al planeta, todos, todos, (excepto los insolventes) deberemos decrecer económicamente. Eso sí, decrecer muchísimo los megasolventes y poco los microsolventes. Los insolventes como es lógico no pueden decrecer, porque donde no hay no se puede decrecer.

Notas:

[1] Centro de Previsiones Climáticas de Medio Rango (ECMWF, por sus siglas inglés)

[2] https://www.eltiempo.es/noticias/el-mar-mediterraneo-se-recalienta-de-nuevo-con-temperaturas-hasta-32oc-que-implica

[3] https://www.hosteltur.com/170079_el-rol-clave-de-los-agentes-de-viaje-en-el-aumento-de-un-9-de-cruceristas.html

[4] https://www.ecoavant.com/medio-ambiente/agosto-2025-fue-tercero-mas-calido-mundo-calor-extremo-en-suroeste-europa_15660_102.html

Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.