Dima Abuaita empaquetó sus pertenencias más preciadas, junto con ropa y colchones, y las colocó junto a la puerta de la casa de su familia en el barrio de Rimal, en el centro de la ciudad de Gaza.
Lleva más de una semana en busca de un medio de transporte asequible para huir al sur de la Franja de Gaza en medio de los implacables ataques israelíes.
«No es que me niegue a salvar mi vida y la de mis hijos, es que no tengo una fortuna para poder mantenernos a salvo», dijo Abuaita a Middle East Eye.
«Necesito unos 5.000 shekels (1.500 dólares) sólo para trasladar mis pertenencias al centro o al sur de la Franja, otros 2.000 shekels (600 dólares) para una tienda de campaña y luego un alquiler mensual por el terreno para montarla. Sencillamente no puedo permitirme todo eso».
El mes pasado, Israel declaró que iba a ocupar por completo la ciudad de Gaza y que tenía la intención de obligar a todos los palestinos que se encontraban allí y en otras partes del norte —alrededor de 1,2 millones de personas en total— a desplazarse hacia el sur.
Los implacables ataques israelíes desde el 11 de agosto han obligado a la mitad de la población de la ciudad a huir, dejando alrededor de medio millón de personas mientras los paracaidistas, respaldados por tanques, lanzan una ofensiva terrestre en varios barrios.
Mientras tanto, se están utilizando robots con trampas explosivas y vehículos teledirigidos cargados de explosivos para arrasar la ciudad.
«Cada día, la ocupación israelí detona docenas de vehículos cargados de explosivos en barrios que están a sólo unos diez minutos de donde yo vivo. Y los siento acercarse día tras día, pero ¿adónde podría ir?», dijo Abuaita.
«Ya he abandonado mi casa en el barrio de Tal al-Hawa y sólo me llevé algunas de mis pertenencias. No podía cargar más, y fue la situación más dura por la que se puede pasar, porque tienes que elegir entre lo que necesitas para sobrevivir y lo que quieres conservar como recuerdo».
Mientras que muchos palestinos como Abuaita no han huido de la ciudad de Gaza debido a los costes exorbitantes y la falta de transporte, otros se niegan a abandonar sus hogares, creyendo que no se les permitirá regresar.
Hala Rohme, originaria del barrio de Sheij Radwan, al norte de la ciudad de Gaza, dice que se trasladará de un lugar a otro dentro de su ciudad natal, pero nunca al sur.
La mayoría de los residentes de la ciudad y del norte de Gaza fueron expulsados en los primeros meses del genocidio, pero regresaron durante un alto el fuego a principios de este año.
Ahora, las autoridades israelíes parecen decididas a despoblar completamente la zona y borrar toda presencia palestina en ella.
La experiencia de la Nakba de 1948, cuando 750.000 palestinos fueron expulsados permanentemente de sus hogares durante la creación de Israel, hace que muchos crean que no habrá vuelta atrás para ellos si se marchan ahora.
Además, señala Rohme, como Israel bombardea tiendas de campaña en las llamadas «zonas seguras» que ha designado como tales o los coches de los desplazados que huyen de la ciudad de Gaza, «no vale la pena trasladarse de un lugar mortal a otro».
«Abandoné mi hogar hace aproximadamente una semana bajo un bombardeo devastador. Sentíamos que el techo se iba a caer sobre nuestras cabezas. Así que vinimos a la casa de mis suegros en la Ciudad Vieja», dijo Rohme, que nunca ha abandonado la ciudad durante la guerra.
«No queremos irnos porque sabemos que, si lo hiciéramos, nunca podríamos volver».
«Marchaos o morid»
A finales de agosto el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, advirtió de que la ciudad de Gaza «se convertirá en Rafah y Beit Hanun» si Hamás no se rinde, en referencia a dos localidades de Gaza que han sido casi completamente destruidas por el ejército israelí.
Mientras los tanques israelíes han avanzado hacia el norte y el este de la ciudad, las zonas centrales y occidentales siguen siendo objeto de brutales bombardeos, incluidos ataques aéreos, fuego de artillería y disparos intensos.
En uno de los incidentes, un familiar de Rohme murió tras la detonación de un vehículo cargado de explosivos israelí en un barrio cercano.
«El marido de mi prima, de la familia Haddad, se quedó en su casa de Tal al-Hawa después de que mi prima huyera con sus hijos a otra zona. No había tanques y los vehículos con trampas explosivas aún no habían llegado a su zona, por lo que nunca pensó que el efecto de las explosiones le alcanzaría», explicó Rohme.
«Hace unos días, la casa se derrumbó sobre su cabeza después de que un vehículo cargado de explosivos detonara cerca. Murió».
La semana pasada, el medio de comunicación israelí Walla informó de que el ejército había estacionado un número «sin precedentes» de vehículos cargados de explosivos y controlados a distancia para detonarlos en zonas urbanas de la ciudad de Gaza.
Los vehículos detonados a distancia son antiguos vehículos blindados de transporte de tropas (APC, por sus siglas en inglés), convertidos en «megaexplosivos» en lugar de ser desguazados. El ejército israelí se refiere a esta práctica como «APC suicidas».
«Estos robots son la pesadilla de esta guerra. Tienen la capacidad de destruir barrios enteros de una sola vez, y la metralla nos ha alcanzado en múltiples ocasiones, a pesar de que estamos relativamente lejos de las explosiones. Se trata de una política de «vete o muere», afirmó Rohme.

El domingo el portavoz del ejército israelí, Avichay Adraee, dijo en una publicación en X que la 36.ª División comenzó a entrar en la ciudad de Gaza como parte de la «Operación Carros de Gedeón II», como se ha bautizado la ofensiva, tras dos semanas de preparativos y ataques.
Esta operación es la continuación de la «Operación Carros de Gedeón I», que se puso en marcha en mayo y que incluyó amplias operaciones terrestres, aéreas y marítimas que permitieron capturar el 65% de la Franja de Gaza a principios de agosto.
Sin embargo, no se lograron los objetivos clave, entre ellos la derrota total de Hamás, la liberación de los cautivos y el traslado de la población civil al sur.
La Operación Carros de Gedeón II se centra específicamente en tomar el control de la ciudad de Gaza y representa una continuación de la campaña anterior, intensificando los ataques y provocando el desplazamiento masivo de la población.
El genocidio de Israel en Gaza ya ha causado la muerte de más de 65 000 palestinos en dos años.
«Desde que intensificaron los ataques, han utilizado todos los medios a su alcance para obligarnos a abandonar la ciudad. Pero no estamos dispuestos a hacerlo y no podemos», concluyó Rohme.
«Muchos de nosotros, incluida mi familia y yo, preferimos morir en Gaza antes que ser asesinados por los mismos ataques israelíes en otras partes de la Franja».
Maha Nazih Al-Hussaini es una periodista palestina, activista por los derechos humanos, directora de estrategias del Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos en Ginebra y miembro de la Red Marie Colvin de Mujeres Periodistas. Comenzó su carrera periodística cubriendo la campaña militar de Israel en la Franja de Gaza en julio de 2014. En 2020 ganó el prestigioso Premio Martin Adler por su trabajo como periodista independiente.
Texto en inglés: Middle East Eye, traducido por Sinfo Fernández.