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Tras el «alto el fuego»

En el sur del Líbano la guerra de Israel tampoco termina nunca

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: retratos de los combatientes de Hizbolá sobre las ruinas (Alex Martin Astley/TNA)]

Sur del Líbano – Ali Hammud parecía agotado, con la mirada perdida en el pequeño fuego y la olla de verduras hirviendo que pronto serían su cena. No hay gas, agua ni electricidad, así que cocina al aire libre. Y, aunque un ataque aéreo israelí destruyó un costado de su casa, se alegra de estar allí de vuelta.

Desplazados por la guerra durante casi dos años, los Hammud son una de las pocas familias que se atreven a regresar a los restos destrozados de Hula, una aldea antaño pintoresca en el sur del Líbano, a sólo kilómetro y medio de la frontera con Israel.

“Regresamos porque esta es nuestra tierra y esta es nuestra casa… Y no sabríamos cómo vivir en otro lugar”, declaró May Hammud, esposa de Ali, a The New Arab.

May lamentó la destrucción que la rodeaba. “Si subes por ahí”, dijo, señalando la empinada colina detrás de su casa, “todos los olivos han sido arrancados. Y allí había una fuente de agua para beber. También la destruyeron los soldados israelíes. No dejaron nada en pie”.

Ha pasado más de un año desde el acuerdo de alto el fuego que puso fin a 13 meses de guerra entre Israel y Hizbolá. Pero para los Hammud, la guerra todavía no ha terminado. Los soldados israelíes ocupan aún cinco colinas “estratégicas” a lo largo del lado libanés de la frontera.

El sonido de un dron israelí MK mantiene a la pareja y a sus hijos despiertos por la noche y nerviosos durante el día. Bajo vigilancia y bombardeos casi diarios, para los residentes del sur, es un alto el fuego sólo de nombre.

The New Arab visitó cuatro aldeas fronterizas libanesas cerca del primer aniversario del alto el fuego. Para algunos residentes, todavía es demasiado peligroso regresar. Pero muchos otros no tienen adónde regresar.

La hilera de aproximadamente una docena de aldeas más cercanas a la frontera israelí está prácticamente abandonada y en ruinas. Algunas aldeas, como Kfar Kila, han sido prácticamente borradas del mapa. Más de 64.000 personas, en su mayoría residentes del sur del Líbano, permanecen desplazadas en otras partes del país.

“La gente se siente vulnerable; nunca saben cuándo volverán los drones, o incluso la guerra”, dijo May. “Una vez, hubo helicópteros sobrevolándonos toda la noche. Me pusieron de muy mal humor, pero ahora, gracias a Dios, no me queda más remedio que aguantar y adaptarme”.

Mientras May hablaba, el temido pero inconfundible zumbido de un dron israelí llenó el aire. Los Hammud guardaron silencio por un momento. Los pájaros también dejaron de cantar.

May comentó que la presencia de periodistas podría haber atraído el dron a la aldea, al no ser el coche de la zona. “Parece que se han aprendido de memoria quiénes somos los lugareños”, dijo.

En el sur, los ataques aéreos sobrevienen casi a diario, mientras Israel intensifica sus embestidas contra lo que afirma son objetivos de Hizbolá. Pero también mueren civiles. Israel ha matado a 127 civiles en el Líbano desde que entró en vigor el alto el fuego, según la oficina de derechos humanos de la ONU.

Grafiti hebreo dejado por soldados israelíes en la aldea libanesa de Jiam. [Alex Martin Astley/TNA]

En la ciudad fronteriza de Bint Jbeil, Husein, quien sólo dio su primer nombre, dijo haber presenciado las consecuencias del ataque que mató a la mayor parte de la familia Charara en septiembre. Los tres niños, todos sentados en la parte trasera del coche, resultaron decapitados por la explosión, dijo.

“La madre tuvo que ver cómo mataban a sus hijos y a su marido delante de ella”, dijo Husein mientras tomaba un café y fumaba un cigarrillo en la ferretería donde trabaja.

“Lo vi con mis propios ojos, a sus hijos sin cabeza. Demasiados momentos terribles. Incluso ahora, puedes sentir el silencio sobre la ciudad”.

Los ataques recientes también han tenido como objetivo una fábrica de cemento y un lugar de venta de maquinaria pesada, destruyendo docenas de vehículos. Las autoridades libanesas afirman que estos son intentos de obstaculizar la reconstrucción y hacer imposible la vida en el sur.

El ejército israelí ha declarado repetidamente que está atacando a los combatientes y la infraestructura de Hizbolá para impedir que el grupo respaldado por Irán se rearme. Sin embargo, el comandante de la misión de paz de la ONU en el sur del Líbano contradijo estas afirmaciones en una declaración reciente, afirmando que “no hay pruebas” de que Hizbolá esté reconstruyendo sus capacidades en el sur.

Los analistas afirman que Israel parece estar imponiendo una zona de seguridad de facto en el sur del Líbano, una estrategia que también aplica en su frontera con Siria, donde las fuerzas israelíes han ocupado una franja de territorio desde el derrocamiento del régimen de Asad el año pasado.

“Tras el 7 de octubre, se ha producido un cambio de mentalidad, y parece que se está reflejando en la política del gobierno israelí. Israel no quiere ver amenazas potenciales en sus fronteras. Ya no lo tolerará”, declaró David Wood, destacado analista sobre el Líbano del International Crisis Group (ICG), a The New Arab.

Ambas partes no han implementado el acuerdo de alto el fuego en su totalidad: Hizbolá se niega a desarmarse, mientras que Israel aún no se ha retirado completamente del sur del Líbano. Sin embargo, Israel es responsable de la gran mayoría de las violaciones del alto el fuego. La ONU ha registrado más de 10.000 violaciones israelíes por aire y tierra en el año transcurrido desde el 27 de noviembre de 2024, fecha en que entró en vigor la tregua.

El secretario general de Hizbolá, Naim Qasim, declaró en una entrevista con Al-Manar, la cadena de televisión afiliada al grupo, que existía la posibilidad de un nuevo conflicto con Israel. Aunque Hizbolá no tiene intención de iniciar una guerra, afirmó: “Seguiremos siendo un grupo de resistencia, aunque no nos quede nada».

En Jiam, otra ciudad fronteriza gravemente destruida, aproximadamente la mitad de los residentes han regresado, y algunos de los que tenían suficientes ahorros han comenzado a reconstruir sus propias casas. Las carreteras están despejadas y la mayoría de las casas de los supervivientes han recuperado la electricidad.

Sin embargo, parte de la ciudad permanece acordonada por Israel, lo que impide el regreso de unos 1.000 residentes. Una maraña de alambre de espino y un soldado del ejército libanés marcan la frontera. De conformidad con el acuerdo de alto el fuego, el ejército ha desplegado 10.000 soldados en el sur y está vigilando allí unos 200 puestos de control.

Carteles de combatientes de Hizbolá en la aldea libanesa de Jiam, que quedó en ruinas por la guerra de Israel. [Alex Martin Astley/TNA]

El resto de Jiam permanece tal como lo encontró The New Arab en enero, poco después de la retirada de las fuerzas israelíes: reducida a escombros. Una pared aún conservaba un grafiti en hebreo, dejado allí por un soldado israelí hace un año.

Abas al-Sayid, alcalde de Jiam, afirmó que la reconstrucción estaba bloqueada por “razones políticas”.

“Los países que normalmente nos ayudan no están dispuestos a hacerlo porque existen sanciones contra nosotros. Sanciones estadounidenses. Ya saben que Estados Unidos controla la mayor parte de la región. Pueden hacer que el dinero llegue… pueden hacer que el dinero se detenga”, declaró Sayid.

Amnistía Internacional informó en agosto que más de 10.000 estructuras civiles fueron destruidas por Israel en el sur del Líbano, muchas de ellas después del alto el fuego, y pidió que se investigaran esas acciones como crímenes de guerra. El Banco Mundial ha estimado que el Líbano necesita alrededor de 11.000 millones de dólares para la recuperación y reconstrucción posbélica.

Sayid confía en que los habitantes de la ciudad, de los cuales aproximadamente la mitad trabaja en el extranjero, reconstruyan Jiam con sus ahorros personales.

“Hemos sufrido tres guerras con los israelíes. Y hemos reconstruido Jiam tres veces. Así que estamos acostumbrados a reconstruir”, afirmó. “Reconstruiremos. Porque nacimos aquí, moriremos aquí. Nadie puede expulsarnos”.

Gran parte de la ayuda exterior destinada a la reconstrucción del Líbano por países como Estados Unidos y Arabia Saudí está condicionada al desarme de Hizbolá. Hasta que eso ocurra, gran parte del sur del Líbano seguirá siendo un páramo.

Mientras tanto, el gobierno libanés, bajo la creciente presión estadounidense para desarmar a Hizbolá, se encuentra acorralado entre la amenaza de una guerra civil en su país o una nueva escalada por parte de Israel.

La esperanza de una tregua ampliada surgió cuando, por primera vez en décadas, representantes civiles libaneses e israelíes mantuvieron conversaciones la semana pasada en un intento anticipado por establecer una cooperación económica.

“La economía no tendrá ninguna importancia significativa hasta que se cumplan ciertas condiciones básicas”, explicó Wood. “Y una de ellas es contar con algún tipo de acuerdo de seguridad duradero para que la gente pueda vivir tranquila a ambos lados de la frontera”.

Sin embargo, un acuerdo de seguridad duradero parece aún una posibilidad lejana, y el estancamiento actual podría tener consecuencias más amplias. Todas las sectas del Líbano, incluyendo cristianos, suníes y drusos, tienen representación en el sur del Líbano.

Muchos dicen sentirse abandonados o que el gobierno de Beirut es demasiado débil para intervenir contra Israel. Sin embargo, otros se sienten cada vez más frustrados por la negativa de Hizbolá a deponer las armas, lo que aumenta el temor a conflictos sectarios.

“Es difícil imaginar que el Líbano pueda salir completamente de estas crisis consecutivas de los últimos seis años, empezando por la crisis económica y terminando con la guerra, hasta que haya un cese permanente de las hostilidades”, dijo Wood. “El destino del Líbano está ligado al del sur”.

De vuelta en Bint Jbeil, Husein, como la mayoría de sus vecinos, expresó una sensación de desesperanza. Considera que la situación en el sur está fuera de su control y afirma que son los políticos quienes deben decidir cuándo terminará.

“Todo es tinta sobre papel, todo son meras palabras”.

Alex Martin Astley es un periodista independiente afincado en Beirut que cubre cuestiones de conflicto, política exterior y justicia social. X: @AlexMAstley

Texto en inglés: The New Arab, traducido por Sinfo Fernández

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/12/18/tras-el-alto-el-fuego-en-el-sur-del-libano-la-guerra-de-israel-tampoco-termina-nunca/