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Activista estadounidense baleado por soldados israelíes exige justicia

Fuentes: Al-Jazeera

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Casi dos años después de ser baleado en la cara por soldados de ocupación israelíes, el activista por la paz estadounidense Brian Avery ha vuelto a Israel a buscar justicia.

Avery, de 26 años, quiere pedir el lunes a la Alta Corte de Justicia israelí que realice una investigación sobre el tiroteo que causó la horrible desfiguración de su rostro.

También exige compensación financiera por su prolongado tratamiento médico.

El 5 de abril de 2003, Avery se encontraba en la ciudad cisjordana de Jenín para reunirse con colegas cuando se les acercaron dos vehículos militares israelíes con ametralladoras. Avery – que se encontraba en Jenín para ayudar a palestinos que sufrían bajo el toque de queda militar y llevaba una chaqueta fluorescente marcada con la palabra «doctor» en árabe, hebreo e inglés – alzó los brazos.

Unos segundos después una bala destrozó su cara, despedazando sus huesos nasales, el ojo izquierdo, toda la zona de la mejilla izquierda, y las mandíbulas superior e inferior.

Tiro en la cara

«El vehículo llegó a unos 30 metros de donde estábamos, [luego] simplemente abrió fuego, recibí un tiro en la cara y fui lanzado al suelo. [Ellos] dispararon muchas balas, y cuando terminaron de tirar simplemente se fueron», declaró Avery a Aljazeera.net en una conversación telefónica desde Tel Aviv.

Una investigación interna inicial del comando israelí después del incidente exoneró a los soldados en cuestión de toda transgresión, afirmando que Brian fue herido por fuego palestino.

Sin embargo, cinco testigos, cuestionaron el relato israelí.

La investigación no pidió el testimonio de ninguno de los testigos, ni de ningún palestino, según el abogado israelí de Avery, Michael Sfard.

Avery va a utilizar el testimonio escrito de por lo menos cinco testigos que dicen que el tiroteo ocurrió cuando los soldados no se encontraban en peligro y podían identificar claramente a Avery y a sus colegas como voluntarios desarmados.

Los testigos también declararon que no hubo un intercambio de tiros en esa ocasión y por lo tanto tampoco fuego cruzado, como pretende el ejército israelí.

Avery nunca recibió alguna disculpa por el incidente, y no se realizó una investigación policial.

Un tanque abre fuego

Lasse Shmidt, de 36 años, ciudadano danés que actualmente enseña inglés en la Universidad Americana en Jenín, estaba de pie junto a Brian en el momento del tiroteo.

«Sé que no es verdad [que haya sido una bala palestina]. Yo estaba de pie directamente a su lado y fui el primero en examinar su rostro destrozado, mientras yacía cara abajo en la calle. Los únicos tiros vinieron de la ametralladora israelí, y nosotros – los seis internacionales – éramos las únicas personas que se encontraban cerca», dijo.

«Como el resto de nosotros, Brian levantó las manos al aire cuando el tanque se nos acercó lentamente. Esperábamos que pasaría como lo hacían normalmente, sin prestar ninguna atención aparente a un grupo de activistas internacionales por la paz. Pero esta vez, las balas comenzaron a dar en el pavimento frente a nosotros y a volar por el aire cerca de nuestras caras. Sin aviso o advertencia, el tanque comenzó a disparar.»

Bajo las propias reglas de combate del ejército israelí, no se permite a los soldados que disparen tiros de advertencia con armas fijas.

Pueden disparar tiros de advertencia con armas ligeras de mano y deben apuntar lejos de las personas a las que están advirtiendo.

Investigación del comando en el terreno

Sfard dice que los militares israelíes realizaron una «investigación de comando en el terreno» de rutina, que no llegó a ninguna conclusión definitiva sobre quién disparó a Brian y bajo qué circunstancias.

Tales investigaciones frecuentemente llegan a la misma conclusión general – que la persona en cuestión fue víctima de «fuego cruzado» o que los culpables fueron «militantes palestinos».

Sólo seis días después que Avery fue herido, el activista británico del Movimiento Internacional de Solidaridad (ISM) Tom Hurndall, fue asesinado por un francotirador israelí en Rafa.

La investigación interna del comando decidió que dispararon a Tom por la presencia de un combatiente palestino en su cercanía.

Después de considerable presión de su familia, se inició una investigación criminal de la policía militar que estableció que los soldados mintieron en la investigación inicial.

Hasta ahora, dice Sfard, todos los pedidos de una investigación de la policía militar en el caso de Brian han sido rechazados. Dice que al no investigar, los militares israelíes están otorgando prácticamente inmunidad a los soldados de la ocupación.

«La idea de la dignidad humana y del respeto a los derechos humanos exige que todo daño a la vida o al cuerpo humanos por oficiales o funcionarios estatales sea por lo menos investigado. No investigar es como decir ‘su herida no nos interesa ni en lo más mínimo’.

«Una persona tiene derecho a saber – si no iba armado, si no participaba en hostilidades o en combate, y si a pesar de ello le dispararon, aunque llevaba una chaqueta fluorescente marcada en tres idiomas. Tiene derecho a saber quién lo hizo y por qué», dijo Sfard.

«Los soldados deben ser procesados y deben pagar por los crímenes que cometieron. Si una sociedad permite que los soldados salgan impunes de crímenes semejantes, [y] tenemos por lo menos cinco testigos que declararán al respecto, terminaremos por causar muchas más víctimas semejantes.»

Ataques sistemáticos.

Avery no pudo utilizar medios legales hasta fines del año pasado por la gravedad de sus heridas.

Durante una serie de operaciones reconstructivas, ha tenido que reconstruir los huesos con transplantes, y está en camino a reemplazar su mejilla.

También ha sufrido un daño visual permanente a su ojo izquierdo, y no puede respirar por un lado de su nariz. Avery también tiene dificultad para hablar.

Avery dice que idealmente quisiera que alguien fuera condenado por el crimen cometido.

Aunque sólo sea eso, dice, su petición provocará una atención muy necesaria a los ataques sistemáticos contra activistas extranjeros en los territorios palestinos ocupados.

«El que ignoren nuestros pedidos de investigación desilusiona, pero no es tan sorprendente considerando los antecedentes del sistema de justicia israelí. Al ver como tratan a la mayoría de los palestinos, tengo bastante suerte si puedo tener una posibilidad optimista para este proceso», dijo.

En un período de siete semanas en 2003, los británicos Tom Hurndall y James Miller y la estadounidense Rachel Corrie – todos civiles desarmados y claramente identificados – fueron asesinados por fuerzas israelíes en el campo de refugiados de Rafa al sur de la Franja de Gaza.

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 26 de febrero de 2005
http://english.aljazeera.net/NR/exeres/20EF479D-81AD-49E5-88E3-97C880ADCC9E.htm