CONTRASTES. Mientras los palestinos consumen al día 40 litros menos de la cantidad de agua recomendada, los asentamientos israelíes disponen de zonas verdes y piscinas./www.activestills.org Decenas de miles de palestinos sufren una grave escasez de agua desde el inicio del verano en Hebrón, Cisjordania, según la organización B’tselem. La autoridad del agua israelí, Mekorot, que […]
Decenas de miles de palestinos sufren una grave escasez de agua desde el inicio del verano en Hebrón, Cisjordania, según la organización B’tselem. La autoridad del agua israelí, Mekorot, que controla el suministro de 53% de los hogares palestinos en Cisjordania, «siempre se ha basado en una flagrante discriminación hacia los palestinos en favor de los colonos. Mientras la mayoría de los pueblos palestinos conectados a las tuberías de Mekorot sufren una constante escasez, los asentamientos consumen cantidades ilimitadas de agua», explica B’tselem.
Tras la invasión de Gaza y Cisjordania en 1967, Israel, en violación de las convenciones internacionales, declaró de su propiedad todos los recursos hídricos palestinos. Desde entonces, en declaraciones de Abdul Rahman Tamimi, director del Grupo Hidrológico Palestino, a DIAGONAL, «los israelíes sobreexplotan las aguas palestinas de tres maneras: destinan más de 30% del agua a los asentamientos, prohíben a los palestinos perforar pozos en las áreas de montaña y por último han excavado cien pozos dentro de Israel pero conectados al agua palestina. Por este motivo, aproximadamente 80% del agua palestina va a Israel». Según el Palestinian Monitor, esta cantidad se eleva a 89%. A esto se añade que desde 1967 los palestinos tienen prohibido el acceso al río Jordán, que bordea Cisjordania, y de cuya agua Israel consume el 65% a pesar de que pasa por cinco países.
Además, Tamimi explica que «el 30% de los palestinos no tiene agua potable, el 18% tiene agua menos de un día a la semana y el 8% tiene agua de manera muy irregular». Según los últimos datos, más de 215.000 palestinos de Cisjordania no están conectados a la red de agua, y se ven obligados a comprarla a empresas israelíes, por lo que pueden llegar a pagar cinco veces más que los israelíes por metro cúbico y a gastar un 20% de sus ingresos. Sin embargo, los asentamientos, ocupados por más de 250.000 colonos israelíes, disponen, no sólo de agua para el consumo básico, sino también de piscinas, zonas verdes y campos de golf. Mientras la media de consumo de un palestino es de 60 litros al día -40 menos del mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud-, un israelí en Israel consume 280 litros al día, y un colono puede consumir hasta nueve veces más que un palestino, según Palestine Monitor.
Además, la construcción del muro, un 80% de la cual se está realizando dentro de territorio cisjordano, provocará que el 70% del Acuífero Occidental quede del lado israelí, y «muchos de los pozos y tierra fértil palestinos quedarán detrás del muro», según el viceministro de Agricultura palestino, Azzam Tbeile. Un ejemplo significativo es el de Qalqilya, región agrícola en la que 19 de los 39 pozos de agua y el 45% de las tierras agrícolas han quedado del otro lado del muro, lo que elevó el paro hasta el 67% de la población. Aunque el 32% del PIB palestino se debe a la agricultura, sólo el 10% de sus tierras son irrigadas, mientras el 70% de las tierras israelíes son irrigadas a pesar de que sólo un 2% de su PIB es agrícola. La sobreexplotación de los recursos hidrológicos por parte de Israel ha puesto en una situación crítica el acuífero costero, que se está secando y salinizando, el agua de Gaza, que también se saliniza, el Mar de Galilea, que se está secando, y el río Jordán, que ha perdido gran parte de su caudal.
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