Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Desde el 11-S, un pequeño grupo de «neoconservadores» en la administración [de EE.UU.] ha destripado efectivamente – ellos dirían reformado – las políticas exterior y de seguridad estadounidenses tradicionales. Las características notables de la nueva doctrina Bush incluyen el uso preventivo de la fuerza unilateral, y el debilitamiento de Naciones Unidas y de los principales instrumentos e instituciones del derecho internacional… todo en pro de la lucha contra el terrorismo y por la promoción de la seguridad interior.
Algunos escépticos, al notar las pasadas asociaciones académicas y profesionales de los neoconservadores, sus escritos y sus declaraciones públicas, han sugerido que su agenda subyacente es el alineamiento de las políticas exterior y de seguridad de EE.UU. con las de Ariel Sharon y la derecha israelí. La nueva línea dura de la administración respecto al conflicto israelí-palestino lo sugiere ciertamente, como tal vez lo hace la destrucción – con soldados y fondos de EE.UU. – de la capacidad militar de Irak, y la actual campaña beligerante de los neoconservadores contra los otros dos países que quedan como contrapeso a la hegemonía militar israelí en la región: Irán y Siria.
¿Han seguido dobles agendas los neoconservadores, muchos de ellos altos oficiales en el Departamento de Defensa, en el Consejo Nacional de Seguridad y en la oficina del vicepresidente, mientras presumen de trabajar por la seguridad interna de Estados Unidos contra sus enemigos terroristas?
Una mirada a los antecedentes en la seguridad interna de algunos de los mejor conocidos de ellos sugiere la respuesta.
El doctor Stephen Bryen y sus colegas
En abril de 1979, el asistente suplente del Ministro de Justicia (Deputy Assistant Attorney General), Robert Keuch, recomendó por escrito que Bryen, entonces funcionario del Comité de Relaciones Exteriores del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, pasara ante un jurado de acusación para establecer la base para un proceso por espionaje. John Davitt, en aquel entonces Jefe de la División de Seguridad Interna del Departamento de Justicia, estuvo de acuerdo.
La evidencia era considerable. Se había oído a Bryen en la cafetería del Hotel Madison, ofreciendo documentos confidenciales a un funcionario de la Embajada de Israel en presencia del director de AIPAC, el Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel. Más tarde se determinó que el funcionario de la Embajada era Zvi Rafiah, jefe de estación del Mossad en Washington. Bryen se negó a ser sometido al detector de mentiras por el FBI sobre el propósito y los detalles de la reunión, mientras que la persona que lo presenció aceptó pasar por el polígrafo y aprobó la prueba.
El FBI también poseía el testimonio de una segunda persona, una funcionaria del Comité de Relaciones Exteriores, de que ella había visto a Bryen en su oficina del Senado con Rafiah, discutiendo documentos confidenciales esparcidos sobre una mesa delante de una caja de fondos abierta en la que supuestamente debían estar protegidos. Poco después de la aparición de este segundo testigo, las huellas digitales de Bryen fueron encontradas en documentos clasificados sobre los que había declarado por escrito al FBI que jamás habían estado en su posesión… los que supuestamente había ofrecido a Rafiah.
A pesar de todo, después de la negativa del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de dar acceso a funcionarios del Departamento de Justicia a archivos que eran cruciales para la investigación, la recomendación de Keuch respecto al jurado de acusación, y finalmente la investigación misma, fueron cancelados. Esta decisión, tomada por Philip Heymann, Jefe de la División Criminal del Departamento de Justicia, constituyó una amarga desilusión para Davitt y para Joel Lisker, el investigador jefe del caso, según informaron a este autor. Un factor que complicó las cosas fue que Heymann fue antiguo compañero de escuela y colega en la oficina de la Corte Suprema del abogado de Bryen, Nathan Lewin.
A Bryen se le pidió que renunciara a su puesto en el Comité de Relaciones Exteriores poco antes de la conclusión de la investigación, a fines de 1979. Durante el año y medio siguiente, actuó como Director Ejecutivo del Instituto Judío de Asuntos de Seguridad Nacional (JINSA), y suministró servicios de consultoría a AIPAC.
En abril de 1981, el FBI recibió una solicitud del Departamento de Defensa para una autorización de seguridad de ‘Top Secret’ para el doctor Bryen. ¡Richard Perle, que acababa de ser nombrado Secretario de Defensa Adjunto para Política de Seguridad Internacional, proponía a Bryen como su asistente suplente del Secretario! Dentro de seis meses, bajo considerable presión de Perle, Bryen obtuvo autorizaciones como ‘SCI-Top Secret’ (información confidencial compartimentada) y Top Secret.- «OTAN/COSMIC».
Lealtad, patriotismo y carácter
La investigación de Bryen se convirtió en realidad en el tema más controvertido en las audiencias de confirmación del propio Perle en julio de 1981. Bajo un agresivo interrogatorio del senador Jeremiah Denton, Perle se mantuvo firme. «Considero al doctor Bryen como un individuo de impecable integridad… Tengo la mayor confianza en [su] lealtad, patriotismo y carácter».
Varios años más tarde, a principios de 1988, Israel entró en las etapas finales de desarrollo de un prototipo de su misil antibalístico terrestre «Arrow». Un elemento que faltaba en el programa eran los «klystrons», pequeños amplificadores de microonda que son componentes críticos en el sistema de adquisición de alta frecuencia, basado en radar, que fija los misiles entrantes. En 1988, los klystrons se encontraban entre los desarrollos más avanzados de la investigación de armas estadounidense, y su exportación estaba, por cierto, estrictamente prohibida.
La oficina del Departamento de Defensa involucrada en el control de las exportaciones de tecnología de defensa era la Administración de Seguridad de Tecnología de la Defensa (DTSA) dentro de la oficina ISP de Richard Perle. El director (y fundador) de la DTSA era el adjunto de Perle, el doctor Stephen Bryen. En mayo de 1988, Bryen envió un formulario común a Richard Levine, oficial de transferencia tecnológica de la Armada, informándole de la intención de aprobar una licencia para Varian Associates, Inc. de Beverly, Massachusetts para exportar a Israel cuatro klystrons. Esto fue hecho sin las consultas usuales con los funcionarios de transferencia de tecnología del Ejército y de la Fuerza Aérea, o de ISA (Asuntos Internacionales de Seguridad) o de DSAA (Agencia de Asistencia a la Seguridad de la Defensa.)
La respuesta de Levine fue «no». Se opuso a que se otorgara la licencia y solicitó una reunión sobre el asunto con las oficinas apropiadas (antes mencionadas). En la reunión, todos los funcionarios presentes se opusieron a la licencia. Bryen respondió con la sugerencia de que volvería a preguntar a los israelíes por qué necesitaban esos componentes en particular para su defensa. Más adelante, después de que el gobierno israelí presentó lo que un empleado del Departamento de Defensa describió como «una respuestita de mierda», Bryen simplemente notificó a los asistentes a la reunión de que se había recibido una respuesta aceptable, se otorgó la licencia, y se entregaron los klystrons.
Sin embargo, ya habían despertado a los perros durmientes. El Secretario de Defensa Adjunto para ISA de aquel entonces (y ahora Secretario Adjunto de Estado) Richard Armitage, envió al doctor Bryen una carta señalando que el Departamento de Estado (que aprueba las licencias de exportación) debía ser informado de la reacción «uniformemente negativa» del Departamento de Defensa sobre la exportación de klystrons a Israel. Bryen hizo lo que se le decía y la licencia fue retirada.
En julio, Varian Associates se convirtió en la primera corporación de EE.UU. formalmente excluida de contratos con el Departamento de Defensa. Dos colegas superiores en el Departamento de Defensa, que desean mantener el anonimato, han confirmado que este intento de Bryen de obtener klystrons para sus amigos no fue poco usual, y constituía en realidad «procedimiento operativo corriente» en cuanto a su persona, recordando numerosas instancias en las que compañías de EE.UU. no obtuvieron licencias para exportar tecnología problemática, sólo para que después se supiera que compañías israelíes exportaron subsiguientemente armas y tecnologías similares (derivadas de las estadounidenses) a los clientes / gobiernos respectivos.
A fines de 1988, Bryen renunció a su puesto en el Departamento de Defensa, y trabajó durante un periodo en el sector privado con una serie de firmas de consultoría en la tecnología de la defensa.
Bryen y la Comisión China
En 1997, Defense Week informó (27 de mayo de 1997) que… «la oficina de Inteligencia Naval de EE.UU. reafirmó que tecnología de EE.UU., derivada del proyecto anulado del caza [israelí] Lavi, está siendo utilizada en el nuevo caza chino F-10». El año siguiente. Jane’s Intelligence Review informó (1 de noviembre de 1998) sobre la transferencia por Israel a China del sistema aerotransportado Phalcon de alerta avanzada y control, del misil Python de combate aéreo y del caza F-10, conteniendo «electrónica al último nivel tecnológico de EE.UU.».
La preocupación por la continua transferencia de tecnología avanzada de armas de EE.UU. al floreciente programa militar chino condujo, en los últimos meses de la administración Clinton, a la creación de un organismo consultivo del Congreso llamado Comisión de Revisión de Economía y Seguridad EE.UU.-China. La carta de la «Comisión China», como es conocida comúnmente, indica que su propósito es…» controlar, investigar, e informar al Congreso sobre las repercusiones para la seguridad nacional de la relación comercial y económica bilateral entre Estados Unidos y la República Popular China». La carta también refleja el conocimiento de las filtraciones de tecnología «por la puerta trasera»: «La Comisión también considerará, en la medida de lo posible, los modelos de comercio y de transferencia a través de países terceros».
Era casi predecible que en la nueva administración Bush, el doctor Stephen Bryen
llegaría a formar parte de la Comisión China. En abril de 2001, con el apoyo del Secretario Adjunto de Defensa Paul Wolfowitz y del senador Richard Shelby (republicano de Alabama) Bryen fue nombrado miembro de la Comisión por Dennis Hastert, presidente de la Cámara. En agosto pasado su nombramiento fue prolongado hasta diciembre de 2005.
Al ser informado de que Bryen había sido nombrado a la Comisión, la reacción de un antiguo alto funcionario de contrainteligencia del FBI fue: «¡Dios mío, eso quiere decir que tiene una autorización ‘Q’! (Una autorización ‘Q’, que debe ser aprobada por el Departamento de Energía, es la nomenclatura para una autorización de código de Top Secret para tener acceso a la tecnología nuclear.)
Michael Ledeen, Consultor del caos
Si Stephen Bryen es el guru de la tecnología militar en el panteón neoconservador, Michael Ledeen es actualmente su principal teórico, historiador, erudito y escritor. Señala, en el sitio en la red de su consultora, Benador Associates, que es «… una de las autoridades principales del mundo en inteligencia, historia contemporánea y asuntos internacionales» y que… «Como dice Ted Koppel: ‘Michael Ledeen es un hombre del Renacimiento… en la tradición de Maquiavelo'». Tal vez lo que sigue agregue un poco de color y consistencia a la descripción:
En 1983, por recomendación de Richard Perle, Ledeen fue contratado por el Departamento de Defensa como consultor sobre terrorismo. Su supervisor inmediato fue el Secretario Adjunto Principal para Asuntos de Seguridad Internacional, Noel Koch. Desde temprano en su trabajo conjunto, Koch notó, preocupado, el hábito de Ledeen de detenerse en su oficina externa (la de Koch) para leer materiales confidenciales. Cuando los dos hicieron un viaje a Italia, Koch fue informado por la estación local de la CIA que cuando Ledeen había vivido anteriormente en Roma, como corresponsal de The New Republic, había sido controlado en los archivos de la Agencia como agente de influencia de un gobierno extranjero: Israel.
Poco tiempo después de su retorno del viaje, Ledeen solicitó a su jefe ayuda para obtener dos informes altamente confidenciales de la CIA que dijo estaban en poder del FBI. Había escrito a mano en un trozo de papel los «designadores alfanuméricos» para identificarlos. Esos identificadores eran tan estrictamente confidenciales como los propios informes… lo que provocó en la mente de Koch la pregunta de quién se los había dado a Ledeen si no tenía las autorizaciones necesarias para obtenerlas él mismo. Koch inmediatamente informó a su asistente ejecutivo que Ledeen no debía tener más acceso a materiales confidenciales en la oficina, y Ledeen simplemente dejó de ir al «trabajo».
A principios de 1986, sin embargo, Koch oyó que Koch había entrado al NSC como consultor, y suficientemente preocupado por las implicaciones de seguridad interna de la conducta de su antiguo asistente, organizó una entrevista con dos agentes del FBI sobre el tema. Después de dos horas de información, se le dijo a Koch que el FBI estaba solamente interesado en la penetración de la inteligencia militar soviética. Las ulteriores entrevistas prometidas por los agentes nunca tuvieron lugar.
Koch pensó que era extraño, ya que pasaba sólo meses después del arresto del analista de inteligencia naval Jonathan Pollard acusado de espionaje para Israel. Frustrado, Koch escribió en detalle toda la historia de la consultoría de Ledeen en el Departamento de Defensa, y la envió a la oficina del senador Charles Grassley, que en aquel entonces era miembro del Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia, responsable del control, entre otros, del FBI.
Un antiguo alto funcionario de contrainteligencia del FBI se sorprendió y se mostró escéptico al ser informado sobre los fallidos intentos de Koch de interesar al FBI por una investigación de Ledeen, señalando que a principios de 1986, el Departamento de Justicia ya estaba efectivamente involucrado en varias investigaciones en curso, concurrentes, sobre espionaje israelí y robo de tecnología militar estadounidense.
Maquiavelo en Tel Aviv
Los tardíos intentos de Koch por atraer la atención oficial hacia su antiguo asistente, ocurrieron demasiado tarde, en todo caso, porque unas pocas semanas después de abandonar su consultoría en el Departamento de Defensa, a fines de 1984, Ledeen había encontrado un ventajoso empleo (confidencial) en el Consejo Nacional de Seguridad (NSC). En realidad, según una cronología, ahora desclasificada, preparada para la investigación de Irán-Contra por el Senado y la Cámara, Ledeen ya estaba sugiriendo dentro del año calendario 1984 a Oliver North, su nuevo jefe en el NSC… «contactos israelíes podrían ser útiles para obtener la liberación de los rehenes de EE.UU. en Líbano». Tal vez significativamente, es la primera anotación en la «Cronología de Eventos: Diálogo EE.UU.-Irán», de fecha 18 de noviembre de 1986, preparada para las Audiencias Conjuntas de la Cámara y el Senado para las Investigaciones Irán-Contra.
Lo que llama tanto la atención en los documentos relacionados con Ledeen que forman parte de la Colección Irán-Contra del Archivo Nacional de Seguridad, es la perfección con la que las opiniones de los colegas de Ledeen en el NSC reflejaban, y validaban, las preocupaciones de seguridad interna de Noel Koch sobre su consultor.
–el 9 de abril de 1985, el analista de Medio Oriente del NSC, Donald Fortier,
escribió al Consejero Nacional de Seguridad Robert McFarlane que los funcionarios del NSC estaban de acuerdo en que el papel de Ledeen en el asunto debían limitarse a llevar mensajes al primer ministro israelí Shimon Peres sobre los planes de cooperar con Israel respecto a la crisis dentro de Irán, y específicamente que no debía confiarse en él para que pidiera a Peres información operacional detallada.
–el 6 de junio de 1985, el Secretario de Estado George Shultz escribió a McFarlane que: «el historial de Israel de tratos con Irán desde la caída del shah y durante la crisis de los rehenes [muestra] que la agenda de Israel no es la misma que la nuestra. Consecuentemente, dudo si una relación de inteligencia como la que propone Ledeen sea algo en lo que podemos basarnos por completo y que podría desviar seriamente nuestra propia percepción y análisis de la escena iraní».
— el 20 de agosto de 1985, la Oficina del Subsecretario de Defensa informó a Ledeen por memorando que su autorización de seguridad había rebajada de Top Secret-SCI a Secret.
— el 16 de enero de 1986, Oliver North recomendó a John Poindexter que «por [la] seguridad de la iniciativa Irán» se le pidiera a Ledeen que pasara por periódicos exámenes en el detector de mentiras.
— más adelante, el 24 de enero, North escribió a Poindexter sobre su sospecha de que Ledeen, junto con Adolph Schwimmer y Manucher Ghorbanifar, podrían estar ganando dinero personalmente con la venta de armas a Irán, a través de Israel.
Durante las audiencias conjuntas de la investigación de Irán-Contra de los comités selectos de la Cámara y del Senado de 23-25 de junio de 1987, Noel Koch atestiguó que comenzó a sospechar cuando se enteró de que el precio que Ledeen había negociado para la venta al gobierno israelí de misiles TOW básicos fue de 2.500 dólares cada uno.
Después de consultar con sus colegas del Departamento de Defensa, se enteró de que el precio más bajo que EE.UU. había recibido alguna vez por la venta de misiles TOW a un gobierno extranjero había sido en una venta anterior a Israel a 6.800 dólares por pieza. Koch, que manifestó que para comenzar él y sus colegas en el Departamento de Defensa no estaban a favor de la venta, decidió que él – Koch – debía renegociar el precio de 2.500 dólares para que pudiera ser defendido por el «sistema de administración de la defensa». En una reunión clandestina durante un día domingo en la sala de primera clase de la sección de TWA en el Aeropuerto Nacional, Koch se reunió a tomar una taza de café con un funcionario de la misión de adquisición israelí en Nueva York, y acordó un precio de 4.500 dólares por misil, casi el doble de lo que Ledeen había «negociado» en Israel.
En este caso existen dos posibilidades – una sería un soborno, como lo sospechaban sus colegas del NSC, y la otra sería que Michael Ledeen estaba efectivamente negociando para Israel, no para EE.UU.
Como su amigo Stephen Bryen (sirvieron mucho tiempo juntos en el Consejo de Asesores de JINSA) Ledeen ha estado fuera del servicio para el gobierno desde fines de los años 80… hasta la actual administración Bush. Él, como Bryen, es actualmente miembro en servicio en la Comisión China y, con el apoyo del Subsecretario de Política del Departamento de Defensa, Douglas Feith, ha estado empleado desde 2001 como consultor para la Oficina de Planes Especiales (OSP). Las dos actividades incluyen el manejo de materiales confidenciales y requieren autorizaciones de seguridad de alto nivel.
Los cabecillas – Perle, Wolfowitz y Feith
Uno podría preguntarse cómo, con historiales de seguridad como estos, los señores Bryen y Ledeen se las han arreglado para tener segundas y terceras oportunidades para volver al gobierno en puestos estrictamente confidenciales.
La explicación es que ellos, junto con otros neoconservadores de ideas afines, tienen amigos en puestos muy elevados en la actual administración Bush. En particular, Bryen y Ledeen han sido repetidamente izados a puestos de defensa y seguridad por el actual miembro del Consejo de Política de Defensa y antiguo presidente del organismo, Richard Perle, por el Secretario Adjunto de Defensa Paul Wolfowitz, y el Subsecretario de Política del Departamento de Defensa, Douglas Feith.
Como mencionara anteriormente, Perle, en 1981, como Secretario Adjunto de Política de Seguridad Internacional (ISP) contrató a Bryen como su asistente. Ese mismo año, Wolfowitz, como jefe del equipo de Planificación Política del Departamento de Estado contrató a Ledeen como consejero especial. En 2001, Douglas Feith, como Subsecretario de Política del Departamento de Defensa contrató, o aprobó la contratación de Ledeen como consultor para la Oficina de Planes Especiales.
Los cabecillas también se han ayudado mutuamente a través de los años. Frecuentemente. En 1973, Richard Perle usó su influencia (y la del senador Henry «Scoop» Jackson) como alto miembro del Comité de Servicios Armados del Senado para ayudar a que Wolfowitz obtuviera un puesto en la Agencia de Control de Armas y Desarme. En 1982, Perle contrató a Feith en ISP como su Consejero Especial, y luego como asistente del Secretario Adjunto para Política de Negociaciones. En 2001, el Secretario Adjunto del Departamento de Defensa, Wolfowitz, ayudó a Feith a obtener su nombramiento como Subsecretario de Política. Feith luego nombró a Perle como Presidente del Consejo de Política de la Defensa. En algunos casos, esta ayuda mutua, conlleva riesgos, como por ejemplo cuando la contratación por Perle de Bryen como su suplente en ISP se convirtió en un tema extremadamente controvertido en las audiencias de nombramiento en el Senado del propio Perle como Secretario Adjunto.
Todos los nombramientos o contrataciones antes mencionados involucraban trabajo confidencial para el que se requerían autorizaciones de seguridad de alto nivel y las investigaciones de antecedentes por el FBI asociadas con ellas. Cuando el nivel de la autorización no está por sobre el Top Secret genérico, sin embargo, los resultados de esos controles de antecedentes son vistos sólo por la autoridad contratante. Y en este caso, si los nombrados eran Bryen o Ledeen y las autoridades de contratación eran Perle, Wolfowitz o Feith, los nombrados no necesitaban preocuparse por los resultados de las investigaciones. En el caso de la contratación en 1981 de Bryen como su suplente por Perle, por ejemplo, documentos publicados en 1983 bajo la Ley de Libertad de la Información indican que el Departamento dio autorizaciones extraordinariamente elevadas a Bryen sin haber recibido más que una pequeña parte del archivo de investigación del FBI de 1978-1979.
RICHARD PERLE: LA FILTRACIÓN COMO HÁBITO
Perle llegó a Washington por primera vez a principios de 1969 – tenía 28 años – a trabajar para un gabinete estratégico neoconservador llamado «Comité para mantener una política prudente de defensa». Dentro de meses, el senador Henry «Scoop» Jackson ofreció a Perle un puesto en su equipo, trabajando con el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Y pocos meses después – en menos de un año – Perle estuvo implicado en su primera investigación de seguridad. Una escucha telefónica autorizada del FBI para la embajada israelí en Washington, registró a Perle discutiendo con un funcionario de la embajada información confidencial que dijo que había sido suministrada por un funcionario del Consejo Nacional de Seguridad. Una investigación del NSC y del FBI para identificar al funcionario se concentró rápidamente en Helmut Sonnenfeldt. Este último había sido previamente investigado en 1967 cuando era funcionario del Buró de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado, por sospechas de haber transmitido a un funcionario del gobierno israelí documentos confidenciales sobre el comienzo de la guerra de 1967 en Medio Oriente.
El segundo entrevero de Perle con la ley ocurrió en 1978. Fue el destinatario de un informe confidencial de la CIA sobre presuntas violaciones soviéticas de tratados en el pasado. El filtrador (y autor) del informe era el analista de la CIA David Sullivan. El director de la CIA, Stansfield Turner, se enfureció por la revelación no-autorizada, pero este último renunció antes de que pudiera despedirlo. Turner urgió al senador Jackson para que despidiera a Perle, pero lo sacaron de apuros con una simple reprimenda. Jackson, para coronarla, contrató inmediatamente a Sullivan para que trabajara en su equipo. Sullivan y Perle se hicieron grandes amigos y co-conspiradores, y juntos establecieron una red derechista informal, que llamaron «el Grupo Madison», por su sitio usual de reuniones – ya lo adivinaron – la cafetería del Hotel Madison.
En 1981, poco antes de ser nombrado Secretario Adjunto de Defensa para Política de Seguridad Internacional (ISP) – con responsabilidad, entre otras cosas, por el control de las exportaciones tecnológicas de defensa de EE.UU., Richard Perle cobró honorarios considerables de un fabricante de armas, Tamares, Ltd. de Israel. Poco después de asumir ese puesto, Perle escribió una carta al Secretario del Ejército instando a que se evaluaran y compraran proyectiles de 155 mm fabricados por Soltam, Ltd. Después de abandonar el puesto en ISP en 1987, trabajó para Soltam.
PAUL WOLFOWITZ: UN AMIGO BIEN COLOCADO
En 1973, en los últimos días de la administración Nixon, Wolfowitz fue reclutado para trabajar para la Agencia de Control de Armamentos y Desarme (ACDA). El nombramiento fue algo irónico, ya que a fines de los años 60, cuando era estudiante graduado en la Universidad de Chicago, Wolfowitz había sido estudiante y protegido de Albert Wohlstetter, un influyente y vehemente opositor de cualquier forma de control de armas o desarme, frente a los soviéticos. Wolfowitz también llevo a la ACDA un fuerte apego a la seguridad de Israel, y una cierta confusión sobre su obligación hacia la seguridad nacional de EE.UU.
En 1978, fue investigado por proporcionar un documento confidencial sobre la propuesta venta de armas de EE.UU. a un gobierno árabe, a un funcionario del gobierno israelí, a través de un intermediario de AIPAC. Se inició una investigación y fue abandonada, a pesar de todo, y Wolfowitz continuó trabajando en ACDA hasta 1980.
En 1990, después de una década de trabajo con el Departamento de Estado en Washington y en el extranjero, Wolfowitz fue llevado al Departamento de Defensa como Subsecretario para Política por el Secretario de Defensa de entonces, Richard Cheney. Dos años más tarde, en 1992, la primera administración Bush lanzó una amplia investigación interdepartamental sobre la exportación de tecnología confidencial a China. Preocupaba especialmente en la época la transferencia a China por Israel de misiles Patriot de EE.UU. y / o de tecnología. Durante esa investigación, una situación muy reminiscente del affaire Bryen/Varian Associates/klystrons de dos años antes, el Pentágono descubrió que la oficina de Wolfowitz impulsaba la exportación a Israel de misiles avanzados aire-aire AIM-9M.
En este caso, el Estado Mayor Conjunto, consciente de que Israel ya había sido sorprendido vendiendo la anterior versión AIM 9-L versión del misil a China, violando un acuerdo escrito con EE.UU. sobre reventa de armas, intervino para anular el propuesto negocio AIM 9-M. El presidente del Estado Mayor Conjunto de la época era el general Colin Powell, actual Secretario de Estado.
Wolfowitz continuó actuando como Subsecretario para Política del Departamento de Defensa hasta 1993, hasta bien entrada la administración Clinton. Después, sin embargo, como la mayoría de los otros neoconservadores más destacados se vio relegado a tratar de ayudar a Israel desde afuera durante el resto de los dos períodos de Clinton. En 1998, Wolfowitz fue uno de los que firmaron una carta abierta al Presidente, organizada por el «Proyecto por un Nuevo Siglo Estadounidense». La carta, que citaba la continua posesión de «armas de destrucción masiva» por Sadam Husein, llamaba a la acción militar para lograr un cambio de régimen y la desmilitarización de Irak. A Clinton no lo convenció, pero pronto llegaría un individuo más crédulo.
Y, por cierto, cuando George W. Bush asumió la presidencia a principios de 2001, llegó la oportunidad de Wolfowitz. Escogido como Secretario Adjunto en el Departamento de Defensa de Donald Rumsfeld convenció a su jefe para que nombrara a Douglas Feith como Subsecretario de Política. El día después de la destrucción del World Trade Center, el 12 de septiembre. Rumsfeld y Wolfowitz presentaron la posibilidad de un ataque inmediato contra Irak durante una reunión de emergencia del NSC. Al día siguiente, Wolfowitz realizó la información de prensa del Pentágono, e interpretó la declaración del presidente sobre «terminar con estados que auspicien el terrorismo» como un llamado a un cambio de régimen en Irak. A Israel no lo mencionaron.
Douglas Feith: partidario de la línea dura, riesgo de seguridad
El nombramiento por Bush de Douglas Feith como Subsecretario de Política del Departamento de Defensa a principios de 2001 debe haber sido una sorpresa, y un presagio, incluso para veteranos conservadores de las administraciones Reagan y de George H.W. Bush. Como Michael Ledeen, Feith es un escritor prolífico y un conservador radical bien conocido. Además, no lo contrataron como consultor del Departamento de Defensa, como Ledeen, sino como el tercer funcionario por su importancia en el Departamento de Defensa de EE.UU. Feith fue ciertamente, el primer, y probablemente último, alto funcionario del Pentágono que se ha opuesto públicamente a la Convención de Armas Biológicas (en 1986), al Tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias (en 1988), a la Convención de Armas Químicas (en 1997), al Tratado de Misiles Antibalísticos (en 2000), y a todos los diversos acuerdos de paz de Medio Oriente, incluyendo Oslo (en 2000).
Tal vez más revelador todavía, si el equipo de transición lo hubiera sabido, era el punto de vista de Feith de la «cooperación tecnológica», tal como lo expresó en un artículo en Commentary en 1992: «Es del interés de EE.UU. y de Israel que se eliminen los impedimentos innecesarios para la cooperación tecnológica entre ambos. Las tecnologías en manos de países responsables, amigos, como Israel, sirven para impedir la agresión, reforzar la estabilidad regional y al hacerlo promover la paz».
Lo que Douglas Feith no dijo, fue que él pensaba que algunos individuos podían decidir por sí mismos si al compartir información confidencial realizaban «cooperación técnica», una divulgación no-autorizada, o una violación del Código 794c de EE.UU., la «Ley del Espionaje».
Diez años antes de escribir el artículo de Commentary, Feith había tomado una tal decisión por su propia cuenta. En esa época, marzo de 1972, Feith era analista de Medio Oriente en la sección de Asuntos de Oriente Próximo y de Asia del sur del Consejo Nacional de Seguridad. Dos meses antes, en enero, el juez William Clark había reemplazado a Richard Allen como Consejero Nacional de Seguridad, con la intención de limpiar la casa. Un total de nueve funcionarios del NSC fueron despedidos, incluyendo a Feith porque había sido objeto de una investigación de si había suministrado material confidencial a un funcionario de la embajada de Israel en Washington. El FBI inició la investigación. Y Clark, que había servido en la contrainteligencia del Ejército de EE.UU. en los años 50, tomaba muy en serio tales asuntos… de un modo más serio, al parecer, que Richard Allen.
Feith, sin embargo, no se quedó desocupado durante mucho tiempo. Richard Perle, que en 1982 servía en el Pentágono como Secretario Adjunto para Política Internacional de Seguridad, lo contrató inmediatamente como su «Asesor Especial» y luego como su suplente. Feith trabajó en ISP hasta 1986, fecha en que abandonó el servicio gubernamental para formar una firma legal pequeña pero influyente, residente en aquel entonces en Israel.
En 2001, Douglas Feith volvió al Departamento de Defensa como Subsecretario para Política de Donald Rumsfeld, y fue en su oficina donde se creó la «OSP», la Oficina de Planes Especiales. La OSP creó – un invento de punta a punta según algunos – gran parte de la inteligencia que Bush, Cheney y Rumsfeld utilizaron para justificar el ataque contra Irak, para mal-planificar la reconstrucción de posguerra en ese país y luego para apuntar un dedo acusador contra Irán y Siria… un deleite absoluto para el primer ministro Ariel Sharon.
Motivo de preocupación
Numerosos individuos con fuertes vínculos con países extranjeros han servido al gobierno de EE.UU. con honor y distinción, y ciertamente lo harán en el futuro. Sin embargo, los máximos funcionarios en nuestras ramas ejecutivas y legislativas deberían tener mucho cuidado cuando hacen nombramientos a puestos que tienen que ver con aspectos confidenciales de la seguridad nacional. Deberían ser rechazadas las personas designadas que han demostrado, en su servicio anterior para el gobierno, una disposición a sacrificar los intereses de la seguridad nacional de EE.UU. a favor de los de otro país, o su incapacidad de distinguir entre las dos cosas.
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Stephen Green es periodista independiente en Vermont. Su correo es: [email protected]
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