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Alfredo Grimaldos, autor de la biografía no autorizada de Zaplana

«Algo falla si el sistema da gente como Zaplana»

Fuentes: Diagonal

Hombre fuerte del PP, definido por la Enciclopedia Británica como ejemplo de político corrupto y adalid de la teoría de la conspiración, Zaplana se juega su futuro en las próximas elecciones. «¡Ay…!, tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir. Ahora me tengo que comprar un coche. ¿Te gusta el Vectra […]

Hombre fuerte del PP, definido por la Enciclopedia Británica como ejemplo de político corrupto y adalid de la teoría de la conspiración, Zaplana se juega su futuro en las próximas elecciones.

«¡Ay…!, tengo que ganar mucho dinero, me hace falta mucho dinero para vivir. Ahora me tengo que comprar un coche. ¿Te gusta el Vectra 16 válvulas?». Esta frase, extraída de una conversación investigada dentro del caso Naseiro, un escándalo sobre financiación irregular del PP en 1990, fue una de las primeras declaraciones políticas conocidas del actual portavoz popular.

Actualmente, Zaplana no puede quejarse de problemas económicos. Si a los 30 años suplicaba por un Vectra, ahora su hija de 20 conduce un flamante Porsche valorado en no menos de 55.000 euros. Mientras, él viste trajes de diseño italiano, relojes de 18.000 euros y pasa sus días en un piso de 500 metros cuadrados en la Castellana tasado en más de 1.600.000 euros, cuyos pagos mensuales superan su sueldo declarado.

Entre un punto y otro se desarrolla una carrera política «jalonada de escándalos económicos, muchos de los cuales han acabado en los tribunales», según escribe el periodista Alfredo Grimaldos, autor de Zaplana, el brazo incorrupto del PP, una biografía no autorizada del personaje que a lo largo de 300 páginas detalla una larga serie de pelotazos urbanísticos, gastos presupuestarios no justificados, tratos de favor y sobrecostes millonarios.

Todo esto, antes que suponer un freno, ayuda a su carrera política. «No sólo no tiene coste político», afirma Grimaldos en una entrevista con este periódico, «sino que empieza en la política diciendo que quiere ganar dinero y lo consigue. Llega a la alcaldía de Benidorm sin ganar las elecciones. Luego arma su red de intereses y corruptelas. Como le funciona se catapulta a la Generalitat, y de ahí al Consejo de Ministros».

De perder las próximas elecciones, Zaplana se juega más que otros miembros de su partido. Representante de la rama del PP más ligada al legado de Aznar y la teoría de la conspiración del 11-M, algunos sectores intentarán quitárselo de encima tras una segunda derrota. Y la vuelta a la política valenciana se complica tras sus enfrentamientos con el actual presidente de la Generalitat. Francisco Camps, (‘Forrest’ Camps, como lo llamaba Zaplana) se resistió a actuar a sus órdenes y, tras tomar el control de los presupuestos, ha acabado obteniendo el favor de políticos, constructores y empresarios que antes eran ‘zaplanistas’ de pro.

«Tiene problemas para ver en qué lista va a ir a las elecciones», señala Grimaldos. «En Valencia, Camps no lo va a querer poner. En Madrid hay más codazos en las listas que a la salida del Santiago Bernabéu. No sabe dónde va a presentarse». Por ello, opina, «ahora su situación es delicada». No puede descartarse que, si pierde poder, alguno de los casos que arrastra puedan estallar.

El ‘Torrente’ de Benidorm

De hecho, el hilo de los escándalos sigue la tradición de la picaresca española. «Zaplana no es un político con una ideología definida», explica el autor. «No es un fanático religioso como Acebes, sino que es alguien que cae en el PP igual que podría haber caído en el PSOE. Es como el ‘Torrente’ de la política española».

En 1991 llega al Ayuntamiento de Benidorm sin ganar las elecciones. Logra la alcaldía gracias al voto tránsfuga de la concejala socialista Maruja Sánchez. Desde entonces, Sánchez es conocida con el sobrenombre de la ‘Bienpagá’. «Sin patrimonio relevante hasta ese momento, consigue con facilidad dos créditos de 35 millones de pesetas», escribe Grimaldos. Después, añade, la concejala tránsfuga y su marido «adquieren una finca de 30.000 m2».

Una vez con poder y presupuestos en las manos, el flamante alcalde «teje una compleja trama de subalternos que medran en la estela del jefe y, a cambio, actúan de pantalla y le proporcionan protección y confianza». De esta forma, el reducido grupo de amigos del que forma parte, «la peña del Picarol», comienza a ocupar altos cargos, primero en el Ayuntamiento de Benidorm y más tarde en la Generalitat valenciana. Zaplana se cubre así las espaldas. No tiene casos abiertos, pero en su círculo de subalternos cuesta encontrar quien no esté imputado. Es el caso del omnipresente Vicente Conesa, uno de sus hombres de confianza. Conesa aparece en 1992, cuando Zaplana adjudica a dos de sus empresas la realización del mapa de ruido y del mapa verde de Benidorm. Ambos contratos llevan un coste que los expertos estiman inflado. Sólo el mapa sonoro, por ejemplo, costó seis millones más que el de Valencia, ciudad de tamaño notablemente mayor.

Según el libro, en 1994 Conesa «estuvo relacionado con la adjudicación irregular de varios proyectos, por parte del Ayuntamiento de Benidorm, por valor de 600.000 euros, y es investigado durante cinco años por la Agencia Tributaria». Aunque ello no impide que años más tarde Vicente Conesa volviera a aparecer, «como principal responsable de la trama de facturas falsas de Terra Mítica», con Zaplana instalado en la Generalitat.

No es el único beneficiado. Justo Valverde, cuñado de Zaplana, trabaja también como director de contrataciones de Terra Mítica y acaba implicado en la corrupción del parque temático. Incluso el peluquero de Aznar y Zaplana, Pedro Romero, obtuvo suelo público para que su empresa, Royal Mediterránea, contara con un complejo hotelero junto a Terra Mítica a pesar de haber ofertas más ventajosas para la Generalitat.

Todo esto ocurre antes de llegar a ministro. Una vez que toma la cartera de Trabajo y Asuntos Sociales lleva su política de sobrecostes a Madrid. De 2002 a 2004, entre los gastos de Zaplana aparecen 150.000 euros de viajes en aviones privados, precisamente en un período en que los cargos ministeriales podrían viajar gratis a través de Iberia o con vuelos militares. Entre las facturas, un viaje a Edimburgo habría salido por 15.000 euros. No menos dudoso es el gasto en comprar turrón para regalar en Navidades. En total, cuatro toneladas, por importe de casi 55.000 euros. O partidas ingentes para «gastos protocolarios» (183.000 euros en dos años) y compras cotidianas como galletas, chicles o natillas, que se elevan a 55.000 euros.

Después de seguir el rastro del personaje, del libro se extraen dos conclusiones claras. La primera, que Zaplana es una criatura netamente política. Aparte de una licenciatura de Derecho obtenida a trancas y barrancas, nunca trabajó fuera de la política. La segunda, afirma Grimaldos, que «cuando un tipo dice que se mete en política para forrarse y lo consigue, es que algo va mal. Algo falla en el sistema cuando produce políticos como Zaplana».


Caso Naseiro: cintas destruidas

EDUARDO ZAPLANA: «Y entonces le dices, bueno, yo una comisioncita, le pides dos millones de pelas o tres de lo que quieras». SALVADOR PALOP: «Bueno, le pido más…» E. ZAPLANA: «¿Eh? Lo que te dé y me das la mitad bajo la mano». Esta conversación formó parte de los sumarios del Caso Naseiro, uno de los mayores escándalos que han afectado al Partido Popular, cuando en 1990 «se destapan un sinfín de negocios fraudulentos de carácter inmobiliario, cuyos beneficios, según todos los indicios, van destinados a financiar el PP y los bolsillos de quienes intervienen en las operaciones», escribe Grimaldos. A pesar de las graves acusaciones en las que se vieron relevantes figuras del partido de José María Aznar, el caso quedó desactivado en los tribunales. El Tribunal Supremo decidió no tomar en consideración las cintas como prueba por haber sido tomadas «vulnerando derechos». Por una cuestión de formas, no se llegó a investigar el fondo, y el caso no puede volver a abrirse. En su sentencia, «el Tribunal decide no sólo que no tengan valor probatorio, sino que desaparezcan físicamente» y ordena la destrucción de las cintas.


Las amistades socialistas

«Los políticos aparentan unas peleas tremendas, pero luego te encuentras a Zaplana y a Rubalcaba juntos tomándose copas en el palco del Real Madrid», afirma Alfredo Grimaldos, que también ha investigado otras conexiones menos conocidas entre el portavoz popular y sus adversarios. Entre ellas, la más polémica es el triángulo de Zaplana, el ex ministro socialista José Bono y el especulador inmobiliario Francisco Hernando, ‘el Pocero’, juzgado por urbanizaciones ilegales. «Las singulares actividades de reforma de picaderos toledanos, compra de pisos en las zonas nobles de Madrid y promoción inmobiliaria en Seseña, que desarrollan Bono, Zaplana y el ‘Pocero’, tienen algunos puntos de conexión». El proyecto de ‘el Pocero’ no habría sido posible sin el apoyo de la Junta de Castilla-La Mancha. Y desde su Ministerio de Trabajo, Zaplana concedió a Francisco Hernando una discutida «medalla al trabajo». En verdad, dice Grimaldos, «hay muchos más puntos en común e intereses comunes entre Zaplana y Rubalcaba que entre ellos dos y los panolis que votan al PP o al PSOE. La política es una casta profesional con sus intereses, y luego aparte hay gente que vota o no».


Facturas falsas en Terra Mítica

«La cueva de Alí Babá», es el nombre que el autor da a Terra Mítica. Sobran motivos que lo justifiquen. De entrada, el sitio se edificó en una zona devastada tras un incendio intencionado. Según interventores judiciales, la construcción tendría que haber rondado los 43.000 millones de pesetas, pero llegó a 60.000 (una diferencia de 17.000 millones que desapareció en una maraña de sociedades). Las estimaciones de ingresos no correspondían a la realidad, de forma que en 2003 el parque temático tenía pérdidas de 200 millones de euros y en 2004 anunciaba la suspensión de pagos. Además, en los balances del parque, una decena de firmas que cobraron cantidades millonarias resultaban ser empresas fantasma. Y a estas sedes fiscales que no existen se suman una ingente cantidad de facturas falsas. Al cabo de varios años, el gran proyecto de ocio fue un enorme fiasco económico. Pero no fue mal para todos. No en vano, en la nómina directiva de la empresa estaban, designados a dedo, gran parte de la peña juvenil de amigos de Zaplana e incluso miembros de su familia.