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Algo se mueve en la Universidad

Fuentes: Rebelión

El pasado 17 de octubre asistí a un acto junto a un entrañable amigo que se celebraba en el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. Fue un acto emotivo y cargado de rabia, que quería rescatar del intencionado olvido institucional (y lo consiguió), el vil asesinato en agosto […]

El pasado 17 de octubre asistí a un acto junto a un entrañable amigo que se celebraba en el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. Fue un acto emotivo y cargado de rabia, que quería rescatar del intencionado olvido institucional (y lo consiguió), el vil asesinato en agosto de 1976 del joven estudiante de Biología Javier Verdejo Lucas, perpetrado por las fuerzas del tardofranquismo junto a los muros de la playa de El Zapillo en Almería.

La Guardia Civil lo sorprendió el día 13 de agosto, al filo de la medianoche, cuando pintaba el lema inacabado de «Pan, Trabajo y Libertad» en el hormigón del Paseo Marítimo de la Playa de San Miguel, quedándose a medio escribir en la «T» de Trabajo. Era militante de la Joven Guardia Roja y tenía tan solo 19 años.

Tristemente para esta sociedad embrutecida del siglo XXI, como se encargaron de remarcar muchos de los oradores intervinientes, dicho lema sigue plenamente vigente en nuestros días, pues la clase política que nos ha malgobernado y lo sigue haciendo en estos 40 años de balbuceante democracia, no ha tenido ni ha querido tener la determinación de acabar con la pobreza endémica de grandes zonas rurales, e incluso urbanas, a lo largo y ancho de nuestro país.

Esta clase política, bien aleccionada por el IBEX-35, solo ha acertado ser la manijera del poder económico, un rol que le viene como anillo al dedo y con el que se garantizan las lisonjas y prebendas que disfrutan acabado su tiempo político, en los sillones y despachos a los que llegan sorteadas las puertas giratorias, que dan acceso a los Consejos de Administración de las grandes multinacionales ubicadas en España o en el extranjero. Lo que vulgarmente se dice, son los perrillos falderos del capital que mueven su colita «gracilmente», ante las migajas que deja caer el capitalista de turno.

Quede gratamente sorprendido con la intervención de muchos profesores de la UGR, como se conoce a la Universidad de Granada, que alto y bien clarito no tuvieron pelos en la lengua para señalar a los asesinos del malogrado alumno de la misma Facultad de Ciencias donde se celebraba el acto. Sin demérito del resto de los oradores, me gustaron sobremanera las punzantes y certeras palabras pronunciadas por los profesores Rafael Gil Bracero y Arón Cohen, y por la representante de los movimientos estudiantiles antifranquistas en los años 70, Carmen Morente.

Y he querido referirme a este acto celebrado en la Universidad de Granada, para enlazarlo con los hechos sucedidos en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), donde un grupo de estudiantes han impedido dar una conferencia a los ínclitos ciudadanos de este país, Don Felipe González y Don Juan Luis Cebrian., Sin duda dos de las mentes más preclaras que tenemos en esta piel de toro llamada España.

El periodista del Grupo Prisa, vinculado por muchas y autorizadas voces presuntamente a los papeles de Panamá (ya se sabe, cuando el río suena) y el expresidente del gobierno de los casos Filesa, Gal y Fondos Reservados, y del inicio de las privatizaciones de empresas públicas saneadas como Argentaria, Repsol ó Telefónica, en este 2.016 no tienen autoridad ni catadura moral para dar lecciones a los españoles de sociedad civil y

menos aún de ética. A sus «inmaculados» historiales y/o biografías reflejados en las hemerotecas, me remito. Son de dominio público.

La deriva reaccionaria que está asaltando las páginas de El País, de la que muchos analistas se vienen haciendo eco hace bastantes meses, no es algo para estar precisamente orgullosos en mor de la tan cacareada libertad de expresión que para ellos se reclaman, que no para otros. Sencillamente son unos hipócritas.

El nuevo trío de las Azores (made in Spain), formado por Susana Díaz, Juan Luis Cebrian y Felipe Gonzalez, una vez cobrada la pieza de Pedro Sánchez en su cacería interna, están orquestando sin rubor la estrategia de una más beligerante cacería en la que se puedan hacer con la ansiada pieza del Secretario General de Podemos, Pablo Iglesiás Turrión.

Para ello no van a escatimar esfuerzos (y algo más) en el empleo de las peores artes en términos políticos para decapitar la cabeza del líder de la formación morada. No van a dudar en utilizar argumentaciones y falacias de todo tipo para desprestigiar la andadura política de Podemos, ese partido rival que amenaza al histórico PSOE con dejarlo reducido a la más mínima expresión parlamentaria.

Pero en este acoso y derribo de Podemos este peculiar trío, no van a caminar solos (como reza el himno del Liverpool). En esta cruzada mediática van a contar con el apoyo sin ambages de todas las huestes periodísticas de la derecha más reaccionaria, esa

que medra en los despachos de periódicos como La Razón, La Vanguardia, e incluso de medios públicos como TVE. En resumen, ese coro de grillos de todos los «falsimedia» de este país.

No podemos, sin embargo, extrañarnos de este interesado, pecuniario e ideológico apoyo mediático. Ahora todos tienen el mismo objetivo entre ceja y ceja, que no es otro que la investidura del mediocre y timorato Mariano Rajoy (que como solo lee el Marca, no se entera), pero que se está prestando a todas estas intrigas palaciegas para poder echar a andar una legislatura, a la que los agoreros más optimistas no le dan ni tan siquiera 12 meses de vacilante vida.

El inefable paso del tiempo, ese que pone a cada uno en su lugar, algún día arrojará luz sobre el precio que sin duda se cobrará nuestro insigne compostelano. Los gallegos todos sabemos son muy desconfiados, pero a la vez muy hábiles en esto de las transacciones económicas. Digo esto con todo el cariño, a sabiendas que el pueblo gallego es un pueblo trabajador y ejemplar en muchas facetas de la vida.

He escuchado en las últimas horas frases del tenor de «quien siembra vientos, recoge tempestades», emitidas por las prestigiosas cuerdas vocales del portavoz popular Rafael Hernando, refiriéndose claramente al líder de Podemos. Habrase visto tamaña desfachatez. Él, precisamente, que se tendría que lavar la lengua con lejía varias veces al día, pues solo sabe soltar por su boquita toda suerte de lindezas, adjetivos y descalificaciones, dirigidas sin miramientos a sus adversarios políticos, entre los que ahora no se encuentra el Sr. Felipe Gonzalez, sin duda actualmente su mejor aliado.

Acaso el expresidente socialista, el mismo del martilleante eco parlamentario «váyase Sr. Gonzalez» que gustaba de pronunciar al Sr. Aznar, no se ha dedicado en los últimos días con su meditadas y trasnochadas declaraciones a sembrar no vientos, sino tormentas tropicales que parece haber traído bajo el brazo de su visita a Colombia, para noquear al aspirante a todo, el Sr. Pedro Sánchez.

El Sr. Gonzalez es toda una autoridad en esto de las intrigas palaciegas. No en vano en

casi la totalidad de su presidencia planeo la sombra de muchas dudas sobre el por qué de sus más que cuestionables decisiones políticas, muchas de ellas en las antípodas de una política de izquierdas.

Dime con quien andas y te diré quien eres. No es de extrañar que reuniéndose en el antes mencionado país sudamericano con el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y compartiendo mesa y mantel un día sí y otro también, con el magnate mejicano Carlos Slim, cuando posa sus pies en el aeropuerto Madrid Barajas, sienta la imperiosa e irrefrenable necesidad de convocar una rueda de prensa, para sintiéndose el rey del mambo, contar a todos los periodistas destacados en dicha terminal, los oscuros planes tejidos allende los mares, bendecidos como no, por la prestigiosa Agencia de Inteligencia Americana (CIA).

Es por ello que los vientos huracanados del Sr. Gonzalez ya todo el mundo los conoce. Tienen carnet de identidad. Son genuinamente americanos, como el tabaco Marlboro. A los estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid, afortunadamente y mal que les pese, estos predicadores de Gonzalez y Cebrian ya no pueden dársela con queso.

En nuestras universidades empieza a proliferar una generación de estudiantes que también empiezan a tener memoria histórica, algo que precisamente parece faltar a dichos señores. Conocen los tristes episodios en nuestro país del terrorismo de estado de los GAL, de la cal viva, del Señor X, etc…, todos ellos de la etapa felipista.

También están hartos de tantas reformas educativas en los últimos años, siete en total en nuestra historia reciente. Las primeras de ellas, la LODE (1985) y la LOGSE (1990) precisamente impulsadas por los gobiernos del Sr. Gonzalez, son las que empezaron a allanar el camino hasta llegar a la última y elitista reforma educativa, la LOMCE, impulsada por el Partido Popular.

Y están hartos, como no puede ser de otra manera, pues son muchos alumnos los que han tenido que abandonar la Universidad por carecer de recursos económicos para financiarse su educación. Una situación totalmente descabellada e impropia de un país que dice ser una potencia económica mundial. Son también muchos los trabajadores, ayer universitarios, que en los últimos años han tenido que hacer las maletas hacia países extranjeros, constituyendo esto un éxodo acaso sin parangón en nuestra historia reciente. Nada de lo que sentirse precisamente orgullosos.

Me felicito porque como personalmente he podido constatar, en nuestra Universidad algo se mueve. Y lo atractivo de ello es que se mueve sin ser marioneta de nadie. Se mueve con impulso propio y totalmente autónomo. Se mueve liberada de ataduras ideológicas. Acaso por primera vez, o cuando menos esta vez de forma más visible y decidida, nuestros universitarios se sienten mayores de edad, dueños legítimos de su destino.

A los señores Gonzalez y Cebrian les debiera quedar meridianamente claro que ya en la Universidad no bailan al son que marcaba el PSOE de los años 80. Que nuestros universitarios se niegan a ser como los millones de votos cautivos de la Andalucía rural del PER y el subsidio agrario, que todavía (cada vez menos) tristemente suben en autobuses con un bocadillo pagado, para llevarlos al mitin de la Susana Díaz de turno. Pero esto no es patrimonio del PSOE, el PP también lo hace y hasta con más caché.

No mis queridos Señores, acertadamente abucheados desde mi modesta opinión por los estudiantes de la Autónoma. Ellos nunca se subirán a dichos autobuses, y esto es lo que les jode, porque están viendo como el filón que explotaban con un pueblo analfabeto consecuencia de sus meditadas reformas educativas, con el triste logro de un cada vez más bochornoso fracaso escolar, se está agotando a pasos agigantados. De ahí la sangría de votos cosechada por el PSOE en las últimas elecciones generales.

No es un ataque a la libertad de expresión lo ocurrido en la Universidad madrileña, como quieren a fuerza de mentiras convertir en una enclenque verdad los falsimedia de este país.

Lo que si constituye un ataque a la libertad de expresión y un insulto a nuestra inteligencia, es que dos señores que gozan de un status económico que los sitúa en la élite de nuestra sociedad, pretendan dar conferencias moralizantes de lo que tiene que hacer la sociedad civil de nuestro país, cuando ellos con su día a día de lujos y ostentación, se están riendo con deleite en la cara del pueblo trabajador, que siempre acaba pagando los platos rotos de los banquetes opulentos del capital.

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Ya no sirven las chaquetas de pana de los años 80 que lucía con orgullo. Ya no vale su verbo fácil y quizás hasta espontáneo de leguleyo. La España del siglo XXI quiere avanzar con paso decidido libre de las ataduras paternalistas de su felipismo vergonzante. Su época ya pasó. El recurso de hacerse la víctima es muy manido y lo tenemos superado. Tan difícil es que usted entienda este mensaje.

Déjese de buscar culpables donde no los hay. Deje de buscar conspiraciones contra su persona, donde solo hay repulsa e indiferencia hacia sus huecas palabras. Si algo tuvo de bueno su etapa presidencialista, no se empeñe ahora en emborronarla con sus salidas de tono y sus recetas políticas. Ya no hay quien las digiera. Hágase un favor, tome la puerta giratoria y váyase con su viento fresco americano. Aquí tenemos una brisa de levante muy agradable, afortunadamente todavía no privatizada por los yanquis.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.