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Amazonia-Brasil: deforestación en caída libre

Fuentes: IPS

La deforestación de la Amazonia en Brasil se redujo a la mitad entre agosto de 2004 y julio, respecto de igual lapso anterior, informó el Ministerio de Medio Ambiente al detallar el primer logro esencial del llamado Plan de Acción en defensa de los bosques. Los datos divulgados el 26 de agosto, aún preliminares, indican […]

La deforestación de la Amazonia en Brasil se redujo a la mitad entre agosto de 2004 y julio, respecto de igual lapso anterior, informó el Ministerio de Medio Ambiente al detallar el primer logro esencial del llamado Plan de Acción en defensa de los bosques.

Los datos divulgados el 26 de agosto, aún preliminares, indican que en el periodo finalizado en julio pasado se perdieron 9.106 kilómetros cuadrados de bosques amazónicos, frente a una deforestación que entre agosto de 2003 y julio de 2004 llegó a 18.724 kilómetros cuadrados.

La ministra Marina Silva celebró el resultado como producto del plan iniciado en marzo de 2004, con medidas de prevención y control de la deforestación en los cinco millones de kilómetros cuadrados de la Amazonia. Las acciones comprenden no sólo represión, sino también iniciativas de desarrollo sustentable, destacó.

Pero es necesario mantener el esfuerzo, dijo la organización ambiental internacional Greenpeace, recordando que las autoridades reconocieron carecer de recursos para combatir la destrucción ilegal de los bosques y que en agosto se verificó un aumento de los incendios forestales en comparación con el mismo mes del año pasado.

Los datos anunciados también pueden contener una subestimación, observaron ambientalistas. Se basan en el sistema de Detección en Tiempo Real (Deter), que se destina al seguimiento inmediato de la deforestación para la represión.

Sus datos son menos precisos que el sistema tradicionalmente usado para estimar el área deforestada, con imágenes del satélite Landsat y cuyos resultados sólo estarán listos al final del año, cubriendo 12 meses de agosto a agosto. La deforestación oficial del año 2003-2004 alcanzó a 26.130 kilómetros cuadrados, con un aumento de seis por ciento sobre el año anterior.

Pero las estimaciones de los dos sistemas indican la misma tendencia de reducción, sostuvo la ministra. El Deter permite un cálculo cercano de la realidad, asegura el Instituto de Hombre y Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), que desarrolló un modelo de ajuste de sus datos.

Esta organización no gubernamental ya había adelantado una inesperada caída de la deforestación, basada en cifras de junio, cuando identificó una reducción de 95 por ciento en relación al mismo mes de 2004.

Ese resultado se debe a un «conjunto de factores», no sólo a las acciones gubernamentales, evaluó para IPS Sergio Guimaraes, coordinador del Instituto Centro de Vida (ICV), organización no gubernamental que actúa en el occidental estado de Mato Grosso, el campeón de la deforestación amazónica y de la producción de soja, ambos asuntos relacionados.

La caída de los precios internacionales de la soja, que contuvo la expansión de su siembra de años anteriores, representaron una importante contribución a la notable merma de la deforestación.

El gobierno del izquierdista Luis Inácio Lula da Silva prohibió las actividades de tala o quema de árboles en una extensa área cruzada por la carretera BR-163 y desmanteló una red de corrupción que favorecía la extracción ilegal de madera en Mato Grosso.

La ruta BR-163, destinada principalmente para el transporte que sirve a la exportación de la soja producida en Mato Grosso, deberá ser pavimentada próximamente y por eso estimula su ocupación, fraudes en la posesión de tierras cercanas y consecuentes disputas que impulsan la deforestación.

Brasilia, bajo presión del movimiento ambientalista, trata de establecer mecanismos de control para evitar que se repitan los desastres ecológicos anteriores provocados por carreteras en la Amazonia.

«Esperamos esta vez una mayor presencia del Estado», para regular la expansión de actividades económicas a lo largo de la carretera, reduciendo sus efectos dañosos, afirmó Guimaraes, quien identifica ala ganadería, la soja y la extracción de madera entre los principales factores de la deforestación.

También contribuyó al primer gran triunfo contra la deforestación amazónica la denominada Operación Curupira, que desmanteló una red de corrupción de autoridades ambientales y empresas madereras en Mato Grosso, a comienzos de junio.

Pero la mayor reducción de la deforestación ocurrió en el septentrional estado de Pará y en su vecino al sur Tocantins, donde cayó 81 por ciento.

Mato Grosso, que respondió por 48 por ciento de la merma de zona deforestada en 2003-2004, deberá ampliar su participación a 60 por ciento este año, estimó Joao Paulo Capobianco, secretario de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente.

En Pará, que ocupa el segundo lugar en la pérdida de bosques, la brusca reducción se debió en gran parte a la represión intensificada contra los hacendados, desde febrero, cuando fuera asesinada la misionera católica estadounidense Dorothy Stang, a causa de conflictos por la tierra.

La deforestación amazónica es un factor negativo en la imagen internacional de Brasil desde los años 80.

Los datos positivos ahora anunciados, empero, no hacen mermar la presión del movimiento ambientalista.

Hace 10 días, el Foro Brasileño de Organizaciones no Gubernamentales y Movimientos Sociales para Ambiente y Desarrollo, compuesto de 20 instituciones, manifestó al gobierno su «grave preocupación» por la débil ejecución del Plan de Acción de Prevención y Control de la Deforestación.

Ese Plan comprende varios ejes articulados, como el ordenamiento de las haciendas y el fomento de actividades sutentables, que están olvidados o escasamente cumplidos, mientras los grandes proyectos de infraestructura en la Amazonia están avanzando sin los cuidados previstos, destacan los ambientalistas.