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Ante el movimiento 15M y las elecciones del 20-N, por la confluencia de la izquierda anticapitalista

Fuentes: En lucha / En lluita

La vitalidad del movimiento 15-M durante el verano vuelve a evidenciar que nos encontramos ante un movimiento social arraigado y con una gran fortaleza. Crecientes capas de la sociedad van comprendiendo y confrontándose más profundamente al injusto funcionamiento del sistema. El movimiento crece cuantitativa y cualitativamente. El capitalismo a nivel internacional y nacional sólo proyecta […]

La vitalidad del movimiento 15-M durante el verano vuelve a evidenciar que nos encontramos ante un movimiento social arraigado y con una gran fortaleza. Crecientes capas de la sociedad van comprendiendo y confrontándose más profundamente al injusto funcionamiento del sistema. El movimiento crece cuantitativa y cualitativamente. El capitalismo a nivel internacional y nacional sólo proyecta una salida neoliberal a la crisis, rebajar el nivel de vida de la población para seguir buscando la acumulación de beneficios. Los gobiernos están «obligados» -bajo la lógica de mercado- a recortar y precarizar el nivel de vida de la población y las clases trabajadoras que no soportan más estos ataques se enfrentan a esta situación. La «vieja» lucha de clases se explicita y vuelve a marcar la agenda política. La correlación de fuerzas entre los poderosos y los explotados cambia, pero el capitalismo sigue ganando la batalla y continúa exitosamente los ataques sobre nuestras condiciones de vida.

Para frenar esta lógica capitalista el movimiento 15-M necesita atacar la raíces del sistema sin perder la pluralidad y amplitud que lo caracteriza. Debe impulsar propuestas radicales pero que puedan ser masivamente apoyadas, unas propuestas que tensen de forma creciente las estructuras del poder y del capitalismo a ojos de la gran mayoría de la población. Una acción política que no debe basarse en una élite de activistas anticapitalistas o una red de hacktivistas radicales, sino que tiene que ser impulsada por enormes capas de la población.

Por un polo anticapitalista

Desde En lucha llevamos varios años defendiendo el reagrupamiento de las fuerzas anticapitalistas del Estado español. El actual contexto de ofensiva neoliberal y la existencia del movimiento 15M colocan en un nuevo escenario nuestra propuesta, haciéndola más necesaria y urgente que cuando la planteamos por primera vez. Necesitamos un polo anticapitalista que de forma abierta, sincera y comprometida aporte propuestas anticapitalistas al movimiento. Los y las anticapitalistas necesitamos hacer frente común para evidenciar que no es posible una democracia real en un régimen económico capitalista. La izquierda anticapitalista no debe querer sustituir el movimiento ni controlarlo, simplemente aportar propuestas y elementos de debate que puedan ir generando una visión rupturista con el sistema actual. Necesitamos reagrupar las fuerzas anticapitalistas para intentar que este movimiento visualice los verdaderos responsables de la precariedad social y se proponga superar el capitalismo y la limitada democracia burguesa actual.

El poder del movimiento y la clase trabajadora

En determinados aspectos el movimiento se enfrenta al estado en términos de poder. Cuando cientos de activistas se enfrentan a la policía para evitar un desahucio, como el caso del Barrio del Clot o en Madrid, hay un choque de legitimidades. Que el movimiento pueda confrontarse en estos términos a los poderes establecidos ya es en sí mismo una victoria. Pero aún le faltan herramientas para conseguir detener la voracidad del capitalismo neoliberal, todavía le faltan pasos para cambiar la realidad social y política, le falta la capacidad de impulsar y hacer efectivas sus protestas y propuestas, le falta poder.

Desde En lucha pensamos que esta capacidad de detener la lógica del sistema proviene de nuestra condición de trabajadores y trabajadoras. El trabajo asalariado, al que estamos sometidos la gran mayoría de la población y la mayor parte de las personas que forman parte del movimiento, es el eje de la economía capitalista. Nuestra capacidad de producir es la que sostiene el mundo en que vivimos, la que genera su beneficio y la que reproduce su estructura de poder.

Detener la producción capitalista abre muchos caminos. Abre caminos para conseguir parar la ofensiva de recortes y privatizaciones, genera contextos para que la gente se empodere en su vida cotidiana y laboral y nos permite visualizar horizontes donde la economía no esté al servicio de una minoría capitalista que explota a la humanidad y al planeta sino al servicio de la mayoría de la sociedad y de la sostenibilidad ecológica.

Un proceso de huelgas en los centros de trabajo que amenazara la obtención de beneficio empresarial pondría contra las cuerdas los planes de ajuste neoliberal y generaría el caldo de cultivo necesario para seguir ampliando y radicalizando el movimiento. Las victorias, aunque fueran pequeñas y muy concretas, darían ánimos y empujones al movimiento y los nuevos escenarios seguirían profundizando y haciendo crecer la crítica social.

Esta cualidad de trabajadores ya existe en el seno del movimiento, es una potencia latente que atraviesa de forma transversal las plazas de todo el estado. Tan sólo debemos explicitar y construir los mecanismos y puentes necesarios para articular esta potencia en el mundo laboral, recuperar el sindicalismo combativo y el apoyo mutuo.

El nuevo contexto social y las elecciones

Desde En lucha defendemos la necesidad de una alternativa electoral anticapitalista en las elecciones generales del 20-N. Las políticas neoliberales del PSOE han frustrado y dilapidado su base electoral, allanando el camino a una más que probable victoria del PP y constatando una vez más la crisis política que atraviesa la socialdemocracia. El acomodo de IU en las instituciones, su falta de movilización contra la crisis y las batallas intestinas dentro y fuera del partido para ocupar el espacio político de los partidos verdes europeos, hacen que IU no sea la alternativa necesaria a las elecciones . La derechización de la «izquierda» institucional se está llevando a cabo en un contexto de crecimiento de las luchas y de radicalización de la sociedad, lo que deja un enorme espacio político a una candidatura que plantee abiertamente las demandas del movimiento con un programa anticapitalista. En este sentido saludamos la «Carta abierta a la izquierda alternativa» que ha hecho recientemente Izquierda Anticapitalista.

Sabemos que las instituciones «democráticas» no nos posibilitan el cambio radical de rumbo que necesita nuestra sociedad, pero la campaña electoral permitiría a la izquierda anticapitalista hacer llegar sus propuestas a capas sociales con las que nunca hemos estado en contacto, y nos permitiría denunciar durante la campaña el carácter antidemocrático del gobierno y la connivencia del poder político con las elites económicas. Hace falta una candidatura que no tenga expectativas en cambiar la sociedad a través del parlamentarismo, sino que se plantee hacer de altavoz de las luchas y dar una alternativa a las personas que se sienten huérfanas el día de las elecciones. Debería ser una candidatura que sin querer abrazar ni sustituir todo el movimiento colocara en las primeras filas de la candidatura a activistas destacados relacionados con el 15M y otros movimientos. La apuesta electoral debería ayudar también a dar continuidad y seguir fortaleciendo la coordinación y la confianza entre las diferentes fuerzas anticapitalistas del Estado español.

http://www.enlucha.org/site/?q=node/16297

[VERSIÓ EN CATALÀ: http://www.enlluita.org/site/?q=node/3915]