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Blázquez se escribe con beeeeeee

Fuentes: Cádiz Rebelde

Los navajazos por el poder son una constante en el seno de la Iglesia desde los tiempos de Simón, alias Pedro. No podía ser de otra manera tratándose de una organización transnacional que mueve billones de euros y que ha demostrado sobradamente su capacidad para enajenar y modelar las meninges del personal, siempre necesitado de […]

Los navajazos por el poder son una constante en el seno de la Iglesia desde los tiempos de Simón, alias Pedro. No podía ser de otra manera tratándose de una organización transnacional que mueve billones de euros y que ha demostrado sobradamente su capacidad para enajenar y modelar las meninges del personal, siempre necesitado de deidades subsidiarias en las que depositar temores, frustraciones y esperanzas. Si la gente hace lo que hace para llegar a jefecillo de segunda en cualquier empresa de chichinabo, qué artificios y trapazas no será capaz de cometer alguien que se juega un puesto en el consejo de administración de una sociedad anónima mucho más importante e influyente que la Wal-Mart Stores y la General Motors juntas. Demasiado humano, diría Nietzsche.

Resuelto el combate episcopal, los corderos de la cabaña hispánica se apenan o congratulan, según sean churros o merinos, por el relevo habido en la comandancia de los pastores celtibéricos. Que si es mejor Blázquez o Rouco, Juana o su hermana, Ramón o Cajal… La inopia intelectual característica de las ovejitas luceras -habrá que ver a las que no tienen luz alguna- no les permite concluir que, como dice la canción, «cuando pelea el KGB contra la CIA, gana, al final, la Policía.» Demasiado ovino, digo yo.

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