«América está mucho mejor que hace cuatro años y el mundo es más seguro». George W. Bush resumió así su particular visión de la situación mundial, en una entrevista concedida a Larry King en la CNN, bajo la mirada cómplice de la primera dama, Laura Bush. «Libia ha dejado de ser una amenaza», añadió el […]
«América está mucho mejor que hace cuatro años y el mundo es más seguro». George W. Bush resumió así su particular visión de la situación mundial, en una entrevista concedida a Larry King en la CNN, bajo la mirada cómplice de la primera dama, Laura Bush.
«Libia ha dejado de ser una amenaza», añadió el presidente norteamericano, tras comprobar la sumisión a Estados Unidos del otrora terrorista.»Pakistán es ahora un aliado en la guerra contra el terror. Cincuenta millones de personas que vivían bajo la tiranía están ahora avanzando hacia sociedades democráticas», en referencia al apoyo norteamericano a la dictadura paquistáni.
Bush dijo que si tuviera la ocasión de dar marcha atrás volvería a declararle la guerra a Irak, aun a sabiendas de que no existían las armas de destrucción masiva, principal justificación para invadir el país. «Con Sadam fuera del poder, el mundo es un lugar mejor y más seguro», afirmó.
Ni la explosiva situación en Nayaf, ni la ausencia de un plan de paz, ni las torturas de Abu Ghraib, ni otras cuestiones conflictivas afloraron en la entrevista de guante blanco de Larry King, que ofició en la inauguración presidencial de George W. Bush.
El presidente jugó en su terreno y defendió a toda costa la línea dura en la «guerra contra el terrorismo» anunciando un mundo apocalíptico de guerra durante un hipotético nuevo mandato: «No podemos titubear en esta era. Debemos continuar a la ofensiva (…). Estamos bajo amenaza y tengo un deber: proteger a este país».
Bush se apoyó todo lo que pudo en Laura y mostró a ratos su lado «simpático». «Tengo tantas cosas en que pensar que no preocupo sobre si le gusto o no a la gente», reconoció el presidente, que dijo no percibir la «rabia» que provoca en la mitad de sus compatriotas.
«Creo que los americanos conocen mi estilo de liderazgo y saben qué esperar», dijo. «Están empezando a entender mi deseo profundo de propagar la libertad en el mundo como una manera de hacer este país más seguro a largo plazo». «La cuestión es quién puede liderar este país en tiempo de guerra», concluyó Bush. «Ese debería ser el debate. Y yo pienso que soy el más capacitado, porque entiendo lo que hace falta».
George y Laura Bush hablaron a dos voces de la religión. «Yo no puedo separar mi fe y mi persona», dijo el presidente. Los dos afirmaron sin embargo que siguen creyendo en la separación entre Iglesia y Estado y se felicitaron por vivir en Estados Unidos, paraíso de la libertad de religión.