No me referiré a la salud y la educación de Bush, sino a la de sus vecinos. El acto no fue improvisado. La agencia AP cuenta cómo inició sus palabras: «Tenemos corazones grandes en este país», dijo en español ante unos 250 representantes de grupos privados y religiosos, fundaciones y ONGs que vinieron a Washington […]
No me referiré a la salud y la educación de Bush, sino a la de sus vecinos. El acto no fue improvisado. La agencia AP cuenta cómo inició sus palabras: «Tenemos corazones grandes en este país», dijo en español ante unos 250 representantes de grupos privados y religiosos, fundaciones y ONGs que vinieron a Washington con los gastos pagados por su gobierno. De ellos, unos 100 procedían de Estados Unidos.
«La reunión, llamada Conferencia de la Casa Blanca sobre las Américas, es parte de las ideas que Bush delineó al empezar una gira por cinco países latinoamericanos a comienzos de marzo sobre lo que su gobierno esperaba hacer por la región en el poco tiempo que le queda en el cargo.»
«Bush convocó la conferencia para hablar de diversos temas, especialmente educación y salud. ‘Es importante para nosotros tener un vecindario saludable y educado’, dijo en declaraciones improvisadas durante una charla con seis de los asistentes, de Guatemala, Estados Unidos, Brasil, Haití y México, que compartieron su mesa a manera de coloquio», añade la agencia.
Afirmó cosas increíbles, como «el trabajo arduo que estamos realizando en el vecindario».
Hablaron Bush, el Secretario del Tesoro, el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental y la Subsecretaria de Estado para Asuntos Públicos. Junto a ellos, presidieron los grupos de trabajo en los cuales se basó la reunión, varios miembros del gabinete. Hablaron todos hasta por los codos.
Mencionaron que Bush ha creado en Panamá un centro que capacitó a más de 100 doctores de seis países centroamericanos. Se refirieron con gran énfasis al Comfort, «uno de los mayores barcos-hospitales del mundo, que acababa de tocar puerto en Panamá, luego de haber visitado Guatemala».
«Bush dedicó 55 minutos de su tiempo a esta actividad, que tuvo su sede en un hotel de la ciudad de Arlington, Virginia, en las afueras de Washington.»
Ni corta ni perezosa, Condoleezza, Secretaria de Estado, se sumó al coro para hablar de Cuba.
Según otra agencia de noticias, cuando nuestro Consejo de Estado, en cumplimiento de normas constitucionales, acababa de convocar a elecciones, ella declaró que «Estados Unidos espera que los propios cubanos decidan sobre su futuro», y añadió: «Washington no tolerará la transición de un dictador a otro».
En su discurso inicial, Bush afirmó conceptos realmente insólitos en el jefe de un imperio global planetario, bien consciente de su poder y de su papel personal, recogidos en detalle por la agencia española de prensa EFE: «El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, instó hoy a los gobiernos de América Latina a ser honestos, transparentes y abiertos.» […] «El mandatario afirmó que unas sociedades abiertas y transparentes son las que llevan a un futuro esperanzador.»
«Esperamos que los gobiernos sean honestos y transparentes. Rechazamos la noción de que esté bien que haya corrupción en el seno de un gobierno…»
«Nos beneficia ayudar a un vecino que lo necesite. Renueva nuestra alma y eleva nuestro espíritu colectivo. Creo que a quien mucho se le da, mucho se le exige, y a nosotros como país se nos ha dado mucho, por lo que creo que estamos obligados a ayudar a la gente», insistió.
Bush está consciente de que miente y que sus embustes son difíciles de tragar, pero no le importa. Confía en que, si se repite mil veces, muchos terminarán creyéndole. ¿Por qué tanto rejuego? ¿Qué lo mortifica esencialmente? ¿Desde cuándo surgió el corre-corre?
Bush descubre que el sistema económico y político de su imperio no puede competir en servicios vitales, como la salud y la educación, con la Cuba agredida y bloqueada durante casi 50 años. Todo el mundo conoce que la especialidad de Estados Unidos en materia de educación es el robo de cerebros. La Organización Internacional del Trabajo señala que «el 47 por ciento de las personas nacidas en el extranjero que completan un Doctorado en Estados Unidos se quedan en ese país».
Otro ejemplo de saqueo: «Hay más galenos etíopes en Chicago que en toda Etiopía».
En Cuba, donde la salud no es mercancía, se pueden hacer cosas que Bush no es capaz de imaginar.
Los países del Tercer Mundo no disponen de recursos para crear centros de investigación científica, y Cuba, en cambio, los ha creado a pesar de que sus propios profesionales eran muchas veces exhortados y estimulados a desertar.
Nuestro método de alfabetización «Yo Sí Puedo» está hoy gratuitamente al servicio de todos los países latinoamericanos, a los cuales, si desean aplicar el programa, se les apoya en la adaptación a sus características propias con la producción de los materiales impresos y de video correspondientes.
Países como Bolivia lo aplican en castellano, quechua y aymara. Solamente los que allí aprendieron a leer y a escribir en apenas un año son más que los alfabetizados por el imperio en toda América Latina, si es que hay alguno. No hablo de otros países como Venezuela, que realizó verdaderas proezas educacionales en brevísimo tiempo.
«Yo Sí Puedo» beneficia a otras sociedades fuera del hemisferio occidental. Baste señalar que en Nueva Zelanda lo utilizan para alfabetizar a la población maorí.
En vez de un centro de entrenamiento para profesionales médicos en América Central, por donde han pasado alrededor de 100 ―lo cual nos alegra―, nuestro país cuenta hoy con decenas de miles de becarios de América Latina y el Caribe que durante seis años se forman gratuitamente como médicos en Cuba. No se excluyen, desde luego, jóvenes norteamericanos, los cuales toman muy en serio sus estudios.
Cooperamos con Venezuela en la formación de más de 20 000 jóvenes, que estudian Medicina y asisten a las consultas en los barrios pobres, atendidos por especialistas cubanos para familiarizarse con su futura y dura tarea.
El Comfort, con más de 800 personas a bordo entre personal médico y tripulación, no podrá atender gran número de ciudadanos. Es imposible realizar programas médicos por episodios. La rehabilitación, por ejemplo, en muchos casos necesita meses de trabajo. Los servicios que presta Cuba a su pueblo en un policlínico u hospital habilitado son permanentes, y los pacientes pueden ser atendidos a cualquier hora del día o de la noche. Hemos formado los rehabilitadores necesarios.
Las operaciones de la vista requieren igualmente de especial habilidad. En nuestro país los centros oftalmológicos operan de la vista más de 50 000 cubanos cada año y atienden 27 tipos de enfermedades. No existe lista de espera en el transplante de córnea, que requiere especial organización. Hágase una pesquisa activa en Estados Unidos y se podrá ver cuántas personas necesitan realmente ser operadas entre los habitantes del país, que al no ser nunca examinados por un oftalmólogo atribuían sus limitaciones a otras causas y corren el riesgo de quedar ciegos o seriamente afectados de la vista. Comprobarán que son millones de personas.
No incluyo en la cifra mencionada a cientos de miles de latinoamericanos y caribeños que son operados una parte en Cuba, y la mayor parte en sus respectivos países, por oftalmólogos cubanos. Solamente en Bolivia suman más de 100 000 por año. En este caso participan, con nuestros especialistas, médicos bolivianos formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).
Vamos a ver cómo el Comfort se las arregla en Haití, prestando servicios de salud durante una semana, donde en 123 comunas, de 134 en total con que cuenta el país, hay médicos cubanos con graduados de la ELAM o estudiantes haitianos del último curso de su carrera, para combatir el SIDA y otras enfermedades tropicales.
El problema es que Estados Unidos no puede hacer lo que hace Cuba. En cambio, presiona brutalmente a firmas productoras de excelentes equipos médicos suministrados a nuestro país, para impedir que repongan determinados programas computarizados o alguna pieza de repuesto que tienen patentes de Estados Unidos. Puedo citar casos concretos y el nombre de las firmas. Es repugnante, aunque tenemos soluciones que nos hacen más invulnerables en este terreno.
Hace menos de 6 meses Bush no había inventado todavía la idea de universalizar la producción de combustible a partir de alimentos dentro y fuera de Estados Unidos. Los que conocen el valor de las grasas y alimentos proteicos en la alimentación humana saben las consecuencias que tiene para embarazadas, niños, adolescentes, adultos y ancianos la carencia de estos. El peso de su escasez recaerá en los países menos desarrollados, es decir, en la mayor parte de la humanidad. No será sorpresa para nadie la elevación de los precios de los alimentos básicos y la inestabilidad social que traerá consigo. Ayer viernes 13, el petróleo subió a 79,18 dólares el barril. Otra consecuencia de la danza de los papeles y la guerra de Iraq.
Hace sólo 48 horas el Secretario de Seguridad de Estados Unidos, Michael Chertoff, declaró que «tenía la sensación visceral de que podría ocurrir un atentado en la temporada estival» de ese país. Algo similar expresó la Secretaria de Estado y posteriormente el propio Presidente de Estados Unidos. Pero a la vez que informaban de los riesgos potenciales, hacían el mayor esfuerzo posible por tranquilizar a la opinión pública.
El gobierno de Estados Unidos todo lo ve y todo lo escucha, con o sin autorización legal. Dispone además de numerosos órganos de inteligencia y contrainteligencia con cuantiosos medios económicos destinados al espionaje. Puede obtener la información de seguridad que necesite sin secuestrar, torturar y asesinar en cárceles secretas. Todo el mundo conoce los verdaderos propósitos económicos que se persiguen con el uso mundial de la violencia y la fuerza. Cualquier ataque contra su población lo puede evitar, salvo que prevalezca la necesidad imperial del zambombazo para proseguir y justificar la brutal guerra que ha decretado contra la cultura, la religión, la economía y la independencia de otros pueblos.
Debo concluir.
Mañana domingo es el Día de los Niños. En ellos pienso cuando escribo esta reflexión. A ellos la dedico.